Mejor arco argumental de Tormenta de Espadas

Un jueves más, volvemos con una nueva edición de El Campeón del Torneo, esta vez para poner el broche de oro al tercer libro de la saga, Tormenta de Espadas. Como sabéis, si la semana pasada analizamos el que considerasteis como el mejor capítulo del libro (catelyn vii), hoy nos centraremos en debatir cuál es el mejor arco argumental. Dicho de otra forma, según vuestro criterio, qué personaje tiene una trama más interesante, redonda o literaria en el libro más largo de la saga hasta la fecha. Aunque la victoria de catelyn vii fue holgada… ¿hay otras tramas que en su conjunto consideréis más interesantes? Para responder a esta cuestión, como es costumbre, necesitamos de vuestra colaboración y para ayudaros, resumiremos a continuación los arcos de cada uno de los personajes de Tormenta de Espadas con punto de vista. ¡Muchas gracias por vuestra participación!

Tormenta de Espadas, Mejor arco argumental

Puntos de vista de Tormenta de Espadas, por Mustamirri

Jaime Lannister es un hombre al que precede su reputación. Desde el inicio de la saga le conocemos por lo que otros personajes piensan de él: Eddard Stark lo considera el más vil de los soldados por violar su juramento más sagrado, el pueblo llano lo conoce como El Matarreyes y Bran Stark se enfrenta a la cara más dura de su pragmatismo cuando es arrojado por una ventana al descubrir su relación incestuosa con la Reina Cersei. Exceptuando Tyrion, quien desde Juego de Tronos nos remarca que Jaime siempre fue bueno con él, el lector de las novelas no tiene más referencias sobre él que las de terceros y, consecuentemente, le considera un villano. Todo esto cambió, y vaya si cambió, en Tormenta de Espadas. No parece casualidad que después de un Prólogo dedicado a contarnos como Chett y otros hermanos planean un motín en el que asesinarán al Lord Comandante, Martin opte por abrir el libro brindándonos el primer POV de Jaime. El suyo no es que sea el arco más completo y más redondo de la novela, lo es, probablemente, de toda la saga.

Recién liberado por Catelyn Stark, y con su primo y Brienne de Tarth por escoltas, Jaime Lannister empieza la novela muy debilitado por su tiempo como prisionero pero su arrogancia sigue latente. Después de todo, considera irónico que haber dado su palabra de devolverle a sus hijas a Lady Catelyn le haya valido la carta de libertad, cuando tantos quebraderos de cabeza le han traído los juramentos al mediano de los Lannister. A lo largo de su periplo hacia Desembarco del Rey, Jaime perderá dos cosas: su mano — su mejor baza y razón de ser — y su máscara: en los baños de Harrenhal, quizás conmovido por la férrea y casi naif fe en la caballería de Brienne, Jaime contará cómo su acción más honorable, su acto de bondad más claro, le granjeó el desprecio de todo el continente. Además, un sueño febril hará que regrese para rescatar a Brienne matando de una vez por todas al Caballero Dorado: Jaime ha iniciado su viaje para convertirse en el caballero que siempre debió ser y dicho viaje solo le alejará cada vez más de su hermana. Su ironía inicial desaparecerá por completo al final de su arco, entregando Guardajuramentos a la hija del Lucero de la Tarde para que cumpla la promesa que su apellido le impide respetar.

Sam es otro de los personajes que se estrenan con POV en Tormenta de Espadas y su arco, como en el caso anterior, no podría ser más novelesco: asistimos a la transformación de Lord Cerdi en Sam el Mortífero. Aunque ambos son apodos burlones que le dedican sus hermanos de la Guardia, lo cierto es que Sam, quien se define como un cobarde, se enfrenta contra el horror que aguarda Más-Allá-del-Muro hasta en tres ocasiones: el ataque en el Puño de los Primeros Hombres, su enfrentamiento contra un Otro (que le gana su nuevo apodo) y el motín de sus hermanos contra el Lord Comandante Mormont en el Torreón de Craster. Sam, básicamente, es el arquetipo de personaje kafkiano: un hombre corriente, quizás el personaje de Canción de Hielo y Fuego con quien el lector más puede identificarse, enfrentado a circunstancias bizarras que escapan de su control. Ante las mismas, Sam se erige, a diferencia de como hemos visto con Jaime, como uno de los personajes más blancos en la saga de Martin en lo que a su moral se refiere pero a diferencia de otros — si Eddard te hablo a ti —  el de Colina Cuerno demuestra su inteligencia y picardía sacrificando su honor a cambio de lo que él considera un bien mayor: primero, asumiendo la paternidad del hijo de Elí; y luego, manipulando la elección del nuevo Lord Comandante en favor de su amigo Jon Nieve. Siguiendo con el símil, ésta Metamorfosis de Sam nos muestra cómo el aprendiz de Maestre se enfrenta a sus miedos más profundos y sobrevive a todos ellos a base de ponerle corazón y no agallas.

Hablando de hombres buenos, Davos Seaworth completa su arco homérico en esta novela: después de su particular Ilíada en el Aguasnegras, el contrabandista debe regresar al hogar pasando por su propia Odisea. Después de su naufragio, el Caballero de la Cebolla consigue llegar a Rocadragón solo para ser encarcelado. Serán su bondad y honestidad, y también que Melisandre algo ha visto en sus llamas, las que le saquen de ellas para cumplir con su nueva misión que le mantendrá alejado de casa: ser la Mano del Rey de Stannis.

«La carga Más-Allá-Del-Muro», Stannis Baratheon, por Donato Giancola

En ese momento veremos como Davos se convierte en la voz de la razón en la corte de Rocadragón siendo el hombre de ciencia contra Melisandre, quien representa al hombre de fe. Esta contraposición entre ambos personajes tendrá su cúspide cuando Davos decida ayudar a escapar a Edric Tormenta de las garras de Melisandre, demasiado tentada a empezar a sacrificar sangre real para despertar a dragones de piedra.

Será suya la idea de ir a salvar la Guardia de la Noche y, gracias a él, Stannis aprenderá que para ser Rey hay que ganarse el Trono; y qué mejor forma de hacerlo que salvando al reino.

De una Mano pasamos a otra. Si hablamos de Tyrion, su arco no es tal: el pequeño de los Lannister sufre en Tormenta de Espadas una constante caída. Cuál descenso a los infiernos de Orfeo, Tyrion verá cómo, poco a poco, la corte de Desembarco del Rey le despoja de todo lo que quería: perderá su cargo de Mano del Rey; los que antes le eran leales dejarán la capital o cambiarán de capa; le casarán con una mujer bellísima y heredera de Invernalia sólo para ver cada día el desprecio y el asco en los ojos de su esposa; le acusarán de regicidio; se enfrentará a un juicio pantomima y, cuando ya esté disfrutando de la victoria de su juicio por combate, la Montaña literalmente aplastará cualquier esperanza que pudiera albergar el enano.

Uno podría pensar que un personaje no puede caer más bajo pero Martin siempre tiene la capacidad de retorcer el cuchillo una vez ya está clavado en nuestras entrañas. Liberado por su hermano, los remordimientos de Jaime estallan en una confesión: Tysha, el primer amor de Tyrion, no era una prostituta. Este es el punto de inflexión para Tyrion, el personaje que hemos conocido hasta ese momento muere ante nuestros ojos y otro mucho más oscuro nace en los pasadizos secretos de Maegor. Llevado por la furia y la venganza, Tyrion matará todos sus vínculos familiares esa misma noche: confesará el asesinato de Joffrey a Jaime y, de un ballestazo, dará un sentido literal al símil freudiano de matar al padre para madurar. Volviendo al mito de Orfeo, por el cual el héroe y su amada regresarían a la vida si él conseguía no mirar nunca atrás, sirve para demostrar que aquellos aferrados obsesivamente al pasado están condenados a fracasar. En su huida de la capital Tyrion sólo se lleva su rencor y una obsesión: ¿A dónde van las putas?

Tyrion no es el único personaje que terminará su arco en el libro atormentado por sus fantasmas. La maternidad en Canción de Hielo y Fuego es representada bajo varias facetas: la fiereza de Cersei, la ciega obsesión de Lysa, la candidez de Elia,… pero si alguien representa el dolor de una madre en la saga, esa es Catelyn. A menudo comparada con la Madre, una de las facetas de los Siete, el viaje de la matriarca de los Stark llega a su fin en la Boda Roja y en su renacer, Cat ha perdido por completo su identidad. Al inicio del libro, Catelyn cumple a rajatabla con lo que el lector podría esperar de ella: su amor por sus hijas la lleva a cometer un acto de traición a su Rey, pero se trata de un gesto de misericordia. Liberar a Jaime Lannister supondrá el inicio de la separación de Cat con su primogénito, quién, al desoír cualquier consejo o opinión de su madre, la convertirá en una especie de Casandra: de forma ininterrumpida en sus capítulos la veremos proferir augurios sobre la destrucción de su casa, pero nadie parece querer escucharla. La lluvia, una constante en todos sus capítulos, enfatiza hasta qué punto nuestra narradora está desolada por dentro. Como si de Alyssa se tratara, las lágrimas que Catelyn reprime en su interior caen de forma incesante desde el cielo. Los POVs de Cat, además, son nuestros ojos en la corte del Rey en el Norte y, lo que presenciamos es su caída: puede que la Boda Roja sea el golpe definitivo, pero Robb Stark había perdido la guerra mucho antes.

Robb nos demuestra que para ser un buen gobernante, no basta con triunfar en el campo de batalla. Dicha lección será también la que marque el arco de otro personaje, Daenerys. Si en Choque de Reyes su arco giraba alrededor de las consecuencias del nacimiento de sus hijos, en Tormenta de Espadas vemos como la Madre de Dragones inicia su viaje hacia el Trono de Hierro. Siempre se han establecido paralelismos entre la figura de Dany y su antepasado Aegon I: ambos llegaron de tierras lejanas con tres dragones con la intención de gobernar los Siete Reinos. Aegon se caracteriza por dos atributos como rey: por un lado, Aegon es el Conquistador, que trajo fuego y sangre a sus enemigos. Por otro, es el rey que perdonó a quienes se arrodillaron ante él y durante el resto de sus días gobernó con estabilidad. Durante todo su arco, Daenerys consulta a Arstan Barbablanca sobre las dotes de gobernante de su padre y las de su hermano mayor y les usa de referencia para tomar sus propias decisiones.

Mhysa, por xXIvanaNWXx

En el libro, Dany se ganará su nuevo título: rompedora de cadenas. En vez de poner rumbo a Pentos, la última de los Targaryen se dirigirá hacia la Bahía de los Esclavos para liberar a las ciudades de Astapor, en la que además reclutará un ejército de Inmaculados, Yunkai y Meereen. Será en esta última en la que descubrirá que tras su paso las ciudades liberadas han vuelto a las antiguas costumbres del Antiguo Ghis y donde tomará la decisión que marcará el futuro de su trama: para poder reinar sobre Poniente se necesitan de dotes de gobierno. Meereen, pues, será su campo de prácticas para dominar el arte del juego de tronos.

Con un objetivo similar acaba el arco de otro personaje. Si en Juego de Tronos asistimos a cómo su sistema de creencias era destruido en pedazos, y en Choque de Reyes la vimos aprender que la vida no es una canción, Tormenta de Espadas supone el coming of age de Sansa. Convertida en una pieza deseada del juego de tronos, Sansa se erige como un objeto de deseo para cualquier familia ponienti: muerto su hermano, la loba es la llave del Norte. En un esquema parecido al arco sufrido en las dos primeras novelas, la heredera del Norte ve como sus ilusiones iniciales de casarse con Wyllas y huir de la corte, imaginando además teniendo hijos a los que llamar como a sus difuntos padre y hermanos pequeños, se hacen añicos cuando la casan con Tyrion Lannister. El enano se presenta ante ella como un constante recordatorio de que sigue siendo una rehén en Desembarco pero aprenderá que Tyrion no tiene nada que ver con su familia. Hasta tres bodas más marcarán su trama: la Boda Roja la convertirá en la señora de Invernalia y eliminará cualquier atisbo de cariño hacia su marido Lannister; será una colaboradora necesaria de forma inconsciente en la Boda Púrpura; y una vez lejos de la capital, la boda de su tía Lysa con Meñíque supondrá el nacimiento de su nueva identidad: Alayne, la bastarda del Valle. Si en las canciones de Sansa, un beso suponía el final idílico de un cuento, en la vida real, el beso nada paternal que recibe de Meñíque es el inicio de su nuevo arco: muerta Lysa y con Baelish como Lord Protector del Valle, Alayne iniciará su entrenamiento para dejar por fin de ser pieza y empezar a jugar al juego de tronos.

Si Sansa es la llave del Norte y una pieza en el tablero, el arco de Arya en Tormenta de Espadas se relaciona con una moneda. Desde su huída de Harrenhall, la joven lobo ve como su papel pasa a ser el de una moneda de cambio. Si en Choque de Reyes, el arco de Arya nos ayudaba a entender los horrores de la guerra para el pueblo llano, en este libro, a través de sus ojos, presenciamos cómo hombres buenos son afectados por la guerra, que les despoja incluso de su honor. Primero con los hombres Karstark que saquearon y violaron a mujeres en Las Tierras de los Ríos a los que Anguy saca de su sufrimiento. Luego con la Hermandad sin Estandartes cuando, después del Juicio por Combate, dejan libre al Perro una vez le quitan todo su oro, eso sí. Cuando descubre que el plan de la Hermandad es entregarla a su familia a cambio de un buen rescate, Arya huye otra vez solo para ser capturada por el Perro. Su idea inicial de llevarla ante su madre y hermano para cobrar un buen botín se frustra con la Boda Roja, hecho que desarrolla en Arya su aislamiento del mundo: de dia es solo una rehén pero en sus sueños mata wargeando a Nymeria. Después de la pelea en la Posada de la Encrucijada, en la que Arya recupera a Aguja, la joven Stark abandona a un moribundo Sandor para tomar un barco a Braavos pagando su pasaje con la moneda de Jaquen y dos palabras: Valar Morghulis.

La historia de Bran en Tormenta de Espadas parecería coja en comparación a la de sus hermanas: después de separarse de Rickon, el Príncipe de Invernalia emprende su viaje hacia El Cuervo de Tres Ojos. El lector esperaría que al final del libro se produzca como mínimo su primer encuentro cara a cara pero el autor parece estar ganando tiempo y alargando el viaje. Esto probablemente se debe a dos factores: el primero, sabemos que Bran es el POV que más le cuesta a Martin ya que debe mostrar cómo ve el mundo un niño de 8 años. Por otro lado, la desaparición del salto temporal de 5 años y la simultaneidad del relato obligó a Martin a alargar la travesía del joven Stark para que su llegada al arciano de Brynden, y el inicio de su entrenamiento, no sucediera hasta Danza de Dragones.

Dicho esto, el arco de Bran es básicamente un roadtrip con altas dosis de magia: vemos cómo el joven Stark se dirige hacia el Muro pasando cada vez más tiempo en su huargo, su último refugio de libertad. Sus habilidades cada vez más desarrolladas le permiten además, ayudar primero a Jon contra los salvajes y posteriormente a poseer a Hodor. El final de su arco es junto a otro POV: guiados por un sueño verde de Jojen, el grupo llega hasta Fuerte de la Noche donde Samwell les ayudará a cruzar la Puerta Negra dónde encontrarán a Manosfrías. La única excepción y parada en este roadtrip es su segundo capítulo: la narración se detiene y Meera, prácticamente nuestra narradora, nos cuenta el Cuento del Caballero del Árbol Sonriente, versión infantilizada de la semilla que provocó la Rebelión de Robert: el Torneo de Harrenhall. Éste puede considerarse como el primer aviso que lanza Martin sobre la relevancia de Bran: él es nuestra ventana al pasado de la saga. Puede que Howland Reed aún tenga cosas por contar en Vientos de Invierno, pero podemos apostar que, de ver los eventos que ocurrieron antes del inicio de Juego de Tronos, estos serán narrados a través de los ojos de Bran.

Estos eventos a los que Bran tendrá acceso repercutirán seguramente en un personaje en particular y con el que vamos a terminar este análisis, Jon Nieve. El bastardo de Invernalia tiene un arco prácticamente redondo esta novela: al principio de la misma, Jon interpreta el papel de un desertor y en su último capítulo le veremos convertido en el Lord Comandante número 998 de La Guardia de la Noche. La trama de Jon además estará marcada por la presencia de dos reyes. Por un lado, su infiltración en las filas de los salvajes le permitirán acercarse a Mance Ryder. Éste solo confiará en su palabra debido a su condición de bastardo y ésta, será el eje que marcará su relación con Stannis, quien le ofrecerá lo que siempre soñó: convertirse en un Stark.  Durante este libro, Jon vivirá un dilema constante entre la tentación (Ygritte, la quema de Invernalia, su legitimidad) y su honor de hermano juramentado, y ante cada una de estas manzanas que el destino meterá en su camino, Jon se mantendrá honorable y respetará el juramento (o almenos buena parte, si tenemos en cuenta lo que sucedía bajo las mantas con la salvaje) que hizo arrodillado ante un árbol corazón en Juego de Tronos.  Esto, no parece si no reforzar la idea que a lo largo de las novelas, Jon cumple con el arquetípico «Viaje del Héroe» que Joseph Campbell desgranó en su Monomito. Tomando los elementos propuestos por este autor, Jon se enfrenta a la tentación – literalmente – con forma de mujer y a lo que Campbell bautizó como «La reconciliación con el padre»: el héroe se enfrentará a aquello que le ha marcado de por vida, su condición de bastardo, y, sólo mediante su aceptación, se llegará al apoteosis.

Lord Comandante 998, por Ryan Barger, FFG©

Analizados los arcos del libro, a continuación os dejamos con la encuesta para elegir el mejor arco argumental de Tormenta de Espadas. Como sabéis, permanecerá abierta durante una semana. Si necesitáis profundizar en alguna de las tramas de los personajes, podéis utilizar los hipervínculos que se encuentran en cada uno de los personajes nombrados para acceder a la introducción de sus arcos y los resúmenes de sus capítulos que tan maravillosamente hizo el leal Aerys II en su día.

Y, ahora, vuestro turno:

¿Cuál es el mejor arco argumental de Tormenta de Espadas?

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