Como ya os habréis cerciorado, la Compañía Libre de Braavos retoma de nuevo y poco a poco su actividad. Por ello, queremos celebrar esta paulatina vuelta a la normalidad con una sorpresa que veníamos guardando desde hace un tiempo.

Y es que sí, por fin, tras mucho trabajo y esfuerzo, hemos conseguido citarnos con uno de los personajes de Canción de Hielo y Fuego. Hemos tenido que hacer el pirata, compartir unas cebollas y luego alabar a nuestro querido camarada rey Stannis. Nosotros queríamos hablar sobre su vida familiar, sobre qué le parece que George R. R. Martin mate a tanto personaje, sobre qué piensa de la adaptación televisiva de la obra y de que su papel en la serie de HBO lo encarne un tipo tan carismático como Liam Cunningham pero… no pudo ser.

No tenía tiempo. Volvía a la mar, esta vez a buscar a un chiquillo perdido de la mano de los dioses antiguos y nuevos, y la verdad es que ni siquiera nuestra pasión por esta saga nos dio fuerzas para acompañarlo cuando susurró «Skagos» en voz baja, como si no quisiera invocar ningún mal. Él se veía decidido, pero no así nosotros, quienes preferimos retomar nuestro pequeño barquito de velas moradas y regresar a casa… No obstante, por un momento le tembló el puso y la voz y, como si se tratara de Charlie Gordon, pronto nos rogó que tomáramos los documentos que sus manos sin dedos nos tendían.

Mientras el Titán se cuestionaba si aquel tipo corriente escribía en papel cebolla, los demás vimos en sus ojos la necesidad de que todo el mundo supiera que no solo había aprendido a leer y a escribir, sino que además lo había hecho en provecho de los demás. En este caso, en concreto, de todo aquel rey, señor o persona al cargo que, en el futuro, quisiera gobernar con justicia rodeándose de los más capaces. Deseamos de todo corazón que consiguiera escapar de aquella, porque lo cierto es sus apuntes bien merecen ser continuados a su regreso.


La Mano del Rey (I)

El poder desde la segunda fila

— Lord Davos —


«No sé leer, no sé escribir, los señores me desprecian, no sé nada de gobernar, ¿cómo puedo ser la Mano del Rey? Mi lugar está en la cubierta de un barco, no en la torre de un castillo».
Aquello mismo le había dicho al maestre Pylos.
—Sois un excelente capitán —fue la respuesta del maestre—. Un capitán gobierna su barco, ¿no? Tiene que navegar por aguas traicioneras y mover las velas para captar el viento; debe saber cuándo se acerca una tormenta y la mejor manera de capearla. Esto viene a ser lo mismo.
La intención de Pylos era buena, pero sus palabras tranquilizadoras no lo convencían.
—¡No es lo mismo! —protestó Davos—. Un reino no es un barco… y menos mal, porque en ese caso, este reino se estaría hundiendo. Entiendo de tablones, de sogas y de agua, sí, pero ¿de qué me sirve eso ahora? ¿Cómo voy a dar con un viento que sople para llevar al rey Stannis a su trono?
El maestre se había reído.
—Ahí tenéis, mi señor. Las palabras son viento, ya lo sabéis, y vos habéis enviado muy lejos las mías con vuestro sentido común. Creo que su alteza sabe muy bien qué le podéis dar.
—Cebollas —dijo Davos, sombrío—. Eso es todo lo que le puedo dar. La Mano del Rey debería ser un señor de alta cuna, sabio y culto, un buen comandante de batalla o un gran caballero…
—Ser Ryam Redwyne fue el caballero más grande de sus tiempos, y también una de las peores manos que jamás hayan servido a un rey. Las plegarias del septón Murmison hacían milagros, pero cuando fue mano, el reino entero no tardó en rezar pidiendo a los dioses que muriera pronto. Lord Butterwell era famoso por su ingenio; Myles Smallwood, por su valor; ser Otto Hightower, por sus conocimientos; pero todos y cada uno de ellos fracasaron como manos. En cuanto a la cuna, los reyes dragón solían elegir a las manos entre los de su sangre, con resultados tan diversos como Baelor Rompelanzas y Maegor el Cruel. En cambio, tenemos al septón Barth, el hijo de un herrero, que el Viejo Rey encontró en la biblioteca de la Fortaleza Roja. Le dio al reino cuarenta años de paz y abundancia. —Pylos sonrió—. Leed la historia, lord Davos; descubriréis que vuestras dudas no tienen fundamento.

tormenta de espadas, davos v

 

El universo puede encogerse en un instante en el que un hombre sencillo, nacido chapoteando en el barro del Lecho de Pulgas, recibe la noticia de que ha sido escogido para el cargo de mayor importancia y autoridad después del rey. Las piernas flaquean, el aire a duras penas entra en los pulmones, el estómago se afloja…

¿Qué podía hacer yo ante la que se me venía encima?

Así que hice lo único que podía hacer; lo que el buen maestre Pylos me aconsejó con sabiduría1: leer y desentrañar las claves y secretos de la función que me habían asignado y de los hombres que antes que yo recibieron ese mismo honor.

He decido plasmar mi aprendizaje por escrito, por si algún desdichado que me suceda en el cargo sabe sacarle alguna utilidad a lo que este viejo contrabandista ha logrado descubrir.

El origen de la Mano

Todos saben que el cargo de la Mano del Rey nació con los Targaryen. No era extraño que los distintos reyes y señores se rodearan de consejeros y delegaran parte de sus funciones en personas de confianza, pero Aegon el Conquistador fue el primero en institucionalizar la figura del “consejero jefe”, el hombre que debía actuar en su nombre durante los periodos en los que el rey estuviera ausente.

Mano del Rey

Aegón el Conquistador, por Michael Komarck

Orys Baratheon, fundador de la casa que lleva su apellido, fue la primera Mano del Rey. Sirvió durante unos pocos años, pues abandonó el cargo tras caer prisionero de los dornienses y serle amputada su mano de la espada. Desde entonces, la venganza fue su única prioridad; pero al menos tuvo la deferencia de dimitir antes de lanzarse imprudentemente a ella. La primera Mano dejaba así el cargo tras perder él mismo la mano2.

La segunda Mano del Rey fue un Tully, lo cual demuestra que Aegon sabía acordarse de los que le habían sido leales desde el principio. Sin embargo, duró aún menos que su predecesor en el cargo y se largó de vuelta a Aguasdulces, donde le esperaba una vida cómoda y una hermosa familia3. No soy quien para cuestionar a Edmyn Tully; la tarea encomendada no era precisamente envidiable: tener que lidiar con un rey apático, construir un reino centralizado desde cero y esquivar los intentos de la princesa Visenya por hacerse con el control del Consejo; todo esto se antoja una misión más complicada que enseñar a los dothrakis a bailar danzas de salón.

Muchos vinieron después de Tully: Strong, Stokeworth, Harroway, Celtigar… septones que decían hacer milagros y hasta príncipes de sangre azul. Incluso el infame Maegor el Cruel pasó por el cargo antes de ser coronado4.

Lyonel Strong era un tipo de aspecto fornido, gran guerrero y hombre de pocas palabras. Se le tenía por estúpido y sin embargo era un hombre culto e inteligente, que incluso había llegado a estudiar en la Ciudadela y forjarse varios eslabones. Sirvió como Mano del rey Viserys I durante una década hasta que murió en Harrenhal durante un incendio. “La maldición de Harrenhal” dirían algunos… “la maldición de la Mano” dirían otros…

Una de las Manos más atípicas fue Lord Cregan Stark, que a la muerte del rey Aegon II tomó militarmente la capital y forzó su propio nombramiento como Mano del Rey. Sin embargo, Lord Cregan no buscaba la gloria personal pues, tras hacer justicia y sentenciar a aquellos que consideraba traidores al reino, renunció al cargo y regresó a ocupar su trono como señor de Invernalia en el frío Norte5.

Otro caso peculiar es el de Ser Tyland Lannister, miembro del Consejo con Viserys I y Aegon II y que fue nombrado Mano durante la época de regencias de Aegon III. Ser Tyland había sido torturado, cegado, mutilado y castrado por Rhaenyra Targaryen para obligarle a confesar dónde había escondido los fondos de las arcas reales.

El pobre hombre estaba hecho un despojo cuando fue elegido como Mano. Se esperaba de él que fuera una Mano débil y sin embargo, Ser Tyland resultó ser todo lo contrario. Probablemente parte de los rollizos y complacientes nobles del consejo de regentes ignoraban que la adversidad suele hacer más fuerte a un hombre.

También se podría hablar de Marston Mares, bastardo y caballero de la Guardia Real, que había luchado a favor del bando de los Verdes, pero que luego sirvió al rey Aegon III. Fue nombrado Mano en una extraña jugada, tras unas acusaciones falsas de conspiración que se vertieron sobre ciertas familias que formaban parte del complejo nido de víboras que era el consejo de regentes. La situación llegó a un punto extrañísimo cuando el rey fue sitiado por su propia Mano en el Torreón de Maegor. Sin embargo, tras 18 días, ser Marston fue convencido por el rey y ordenó el arresto de aquellos que habían difundido esos falsos rumores. Murió acatando esa orden del rey Aegon, asesinado por uno de sus hermanos juramentados.

Eruditos, guerreros, sacerdotes, fantoches, oportunistas, justicieros… el reino ha tenido Manos de todas las clases; pero todas ellas palidecen ante los logros de un hombre, un septón de origen humilde que ejerció por más años que nadie el cargo de Mano, sirviendo al rey más longevo de la historia de los Siete Reinos.

El Septón Barth: septón por la mañana, político por la tarde, científico por la noche.

Las hazañas del septón Barth empequeñecen la labor del resto de Manos y le hacen a uno sentirse muy humilde: no sólo logró reconciliar a la Corona con la Fe y unificó el código de leyes de los reinos, sino que además construyó el primer sistema de alcantarillado, creó una infraestructura de caminos para comunicar el reino e incluso tuvo tiempo para escribir interesantísimos tratados6.

Barth es el espejo en el que todos los que hemos ocupado el cargo querríamos mirarnos, pero creo que no sorprenderé a nadie si os cuento que ninguno hemos sabido estar a la altura.

La Mano: un asalto al poder

Robert ha puesto la regencia en vuestras manos, mi señor. Sois la Mano del Rey y el Protector del Reino. Tenéis el poder, lord Stark. Solo hace falta que estiréis la mano para cogerlo.

juego de tronos, eddard xiii

 

El cargo de Mano implica sustituir al rey en todas sus funciones, liderar el Pequeño Consejo, supervisar la redacción de leyes, ejercer de juez y general de los ejércitos, vigilar la economía del reino y tratar con toda una cohorte de aduladores y oportunistas… No son pocos los que prefieren llevar una cómoda vida como señor feudal viviendo de rentas que embarcarse en unas tareas tan tediosas y desagradecidas.

Sin embargo, ni todos los reyes son iguales, ni todas las Manos han servido con igual diligencia y lealtad a sus monarcas.

Ha habido muchos; una enorme lista de grandes y pequeños señores, aguerridos caballeros, sesudos maestres y plebeyos de toda condición que han ambicionado el cargo de Mano para aprovecharse de su poder y prestigio.

—¿No venís con nosotros, maestre? —preguntó el chico.
—No. —Pylos se tocó la cadena de diversos metales que llevaba al cuello—. Mi lugar está aquí, en Rocadragón. Ve con lord Davos y haz todo lo que te diga. Recuerda que es la mano del rey. ¿Qué te he dicho de la mano del rey?
—La Mano habla con la voz del rey.
—Eso es —dijo el joven maestre con una sonrisa—. Venga, vete.

tormenta de espadas, davos vi

 

La primera Mano que escaló posiciones de forma oportunista fue probablemente Lord Lucas Harroway, señor de Harrenhal. Lord Lucas consiguió concertar un matrimonio secreto entre su hija y la Mano del Rey, el entonces príncipe Maegor, que ya estaba casado.

Enfadado, el rey Aenys desterró a su hermano a la ciudad de Pentos. Sin embargo, el exilio de Maegor no duraría mucho, pues gracias a las maniobras de su madre, Visenya Targaryen, consiguió ser coronado rey unos años después.

Maegor supo acordarse de su suegro y lo recompensó otorgándole el título de Mano. Sin embargo, la tragedia no tardó en hacer acto de presencia, pues cuando la hija de Lord Lucas perdió el hijo que esperaba del rey, la perversa Taena de Myr (otra de las consortes del rey) logró convencer a Maegor de que Alys Harroway le había sido infiel.

Harrenhal y la aldea de los Harroway fueron atacadas por los ejércitos del rey y la casa al completo fue exterminada. En cuanto a Lord Lucas, fue arrojado desde lo alto de la Torre de la Mano. Comenzaba así una tradición siniestra, en la que el cargo de Mano del Rey se convertía en un arma de doble filo.

Uno de los casos más famosos es el de Otto Hightower, que sirvió dos veces como Mano. Fue nombrado para el cargo en los últimos años de reinado del Viejo Rey Jaehaerys y se dice que ejerció con diligencia durante esa primera etapa. El Viejo Rey y el buen Barth habían conseguido un reino próspero y en paz así que la labor de Otto era relativamente sencilla.

Ser Otto Hightower, por Enife

Sin embargo, a Ser Otto el cargo se le fue subiendo a la cabeza. Consiguió que su hija Alycent contrajera matrimonio en segundas nupcias con el nieto de Jaehaerys, el rey Viserys I, y su insistencia en que el rey antepusiera a sus nietos como sucesores al Trono por encima de la princesa Rhaenyra acabó colmando tanto la paciencia del rey que terminó siendo destituído.

No obstante, esta historia no concluye aquí. Ser Otto dejó en la capital una corte de partidarios de la causa de sus nietos que se hacían llamar los Verdes. Esta facción rechazó acatar el testamento del rey Viserys tras su muerte y esto desencadenó uno de los conflictos más crueles y sangrientos de la historia de Poniente, una guerra civil que pasó a la posteridad como la Danza de los Dragones.

Cuando los partidarios de su hija tomaron el Trono y coronaron a su nieto, Aegon II, Ser Otto regresó triunfante a Desembarco del Rey para ser nombrado nuevamente Mano. Su desempeño en la guerra fue muy cuestionado, pues llegó incluso a solicitar el apoyo de las Ciudades Libres en su lucha: la facción que reunía a Myr, Tyrosh y Lys, conocida como Las Tres Hijas o Las Tres Putas, como las llamaba el vulgo. La gestión de Ser Otto fue tan ineficaz en algunos aspectos que su nieto terminó por destituirlo, a pesar de las suplicas de la reina madre Alycent.

Ser Otto Hightower, hombre cultísimo, Mano del Rey en dos ocasiones, abuelo de reyes; terminó siendo asesinado cuando Rhaenyra conquistó la capital y lo ejecutó por traidor. Las ambiciones de ser Otto desangraron el reino y su victoria fue pírrica, pues aunque el bando de su nieto ganó la guerra, Aegon II no sobrevivió mucho tiempo como rey y la rama de Rhaenyra fue restaurada en la figura de su hijo Aegon III. Al final, tanta muerte y destrucción no sirvieron de nada.

El sucesor inmediato de Ser Otto Hightower había sido Crinston Cole, Lord Comandante de la Guardia Real. Un hecho curioso es que Ser Crinston, había entrado en la Guardia ocupando el puesto que había dejado libre a su muerte Ryam Redwyne, caballero legendario que resultó ser una de las peores Manos del Rey que los Siete Reinos habían visto en toda su historia.

Ser Crinston estaba hecho de una pasta diferente, pero su desempeño en el cargo de Mano tampoco fue especialmente destacable. De hecho, este hombre sigue siendo aún en nuestros días una figura tremendamente controvertida. Miembro de la facción de los Verdes, gran guerrero, antiguo amante de Rhaenyra según ciertos rumores… los motivos de Ser Crinston siguen siendo todavía un misterio. Algunos creen que actuó por resentimiento personal, otros creen que lo guiaba la ambición personal.

Fue un gran general durante la Danza, pero la fortuna es caprichosa y murió en batalla tras sufrir una emboscada. Fue una Mano para la guerra, y en la guerra pereció. Su muerte parecía sentenciar el conflicto en favor de los partidarios de Rhaenyra, pero la fortuna todavía no había terminado su danza.

Otro de los muchos señores ambiciosos que se congregaron en torno a la causa de los Verdes fue Lord Unwin Peake. Hombre conspirador y con una enorme ansia de poder. Tras la guerra, logró escalar posiciones políticas hasta ser nombrado miembro del consejo de regentes de Aegon III y luego Primer Regente y Mano del Rey.

Como muchos otros, intentó entroncar su casa con la realeza casando a su hija con el rey; pero la maniobra fue frustrada por el resto de consejeros. Intentó amenazar con su dimisión para forzar al consejo, pero el resto de regentes aprovecharon para quitarlo de en medio y nombrar una nueva Mano.

Lord Unwin fue otro de los que ambicionó un gran poder sin llegar a entender bien su naturaleza. Sus maquinaciones sólo dieron como resultado que fuera enviado de vuelta a sus posesiones de una contundente patada en el culo.

Otro de los regentes que llegó a ocupar el cargo de Mano durante la minoría de edad de Aegon III fue Lord Thorren Manderly, un norteño. Lord Thorren había servido al bando de Rhaenyra en la Danza, sin embargo, abandonaron su causa cuando Rhaenyra se negó a refugiarse en Puerto Blanco tras tener que huir de la capital. Manderly era un hombre astuto y no estaba dispuesto a naufragar si Rhaenyra no iba a beneficiar sus expectativas políticas7.

—Necesitas una Mano fuerte que te ayude.
—Un gobernante débil necesita una Mano fuerte, igual que Aerys necesitaba a nuestro padre. Un gobernante fuerte sólo necesita un criado diligente que cumpla sus órdenes. —Hizo girar el vino en la copa—. Lord Hallyne serviría para el cargo. No sería el primer piromante que ocupara el cargo de Mano del Rey.

festín de cuervos, jaime ii

 

A menudo se cree que los reyes débiles necesitan Manos fuertes, mientras que los reyes débiles necesitan sólo grises funcionarios que obedezcan sin rechistar. Lo cierto es que la debilidad de los reyes suele ser más bien proporcional a la cantidad de aduladores y oportunistas les rodean.

Aegon IV el Indigno fue un rey cruel pero negligente, más preocupado por complacer su gula y su lujuria que por atender los asuntos del reino. Esto fue aprovechado por muchos nobles sin escrúpulos que enviaban a sus hijas como si fueran ganado para que el rey las tomase y ganarse así su favor.

Uno de los más célebres oportunistas que utilizó esta estrategia fue un Lord de la casa Bracken de los Ríos. Este hombre envió a su hija Barba a la capital8, donde se convirtió en amante del rey Aegon. Lord Bracken fue recompensado con el cargo de Mano del Rey; sin embargo, subestimó que el deseo es algo voluble y permaneció tanto en el cargo como duró el interés del rey por su hija.

Esa relación dio como fruto el nacimiento de un bastardo que llevó el nombre de Aegor, pero que pasaría a la historia como Aceroamargo. Sin embargo, los tejemanejes de Lord Bracken por convertir a su hija en reina no dieron sus frutos y fueron expulsados de la corte.

Aún así, Lord Bracken no estaba dispuesto a tirar la toalla y contraatacó enviando a Bethany, otra de sus hijas, a ganarse el favor del rey. Bracken no podía soportar que la nueva amante del rey fuera miembro de la casa de sus rivales ancestrales, los Blackwood; sin embargo la jugada le salió fatal porque cuando Bethany fue descubierta en la cama con un caballero de la Guardia, el rey enfurecido hizo ejecutar Bracken y su hija. La misma estratagema que había aupado a Bracken al poder, había acabado por llevarlo a la muerte.

Pero Bracken no fue el único que pretendió valerse de las debilidades del rey para ascender social y políticamente. Lothson, Butterwell y otros llegaron al cargo con las mismas malas artes y duraron tan poco como sus hijas en la cama del rey. El más listo fue, cómo no, un Hightower, que en lugar de encamar al rey con una de sus hijas, se las apañó para encontrar y llevar a la corte a Lady Serenei de Lys, una bellísima mujer de ascendencia valyria llegada de Essos. Jon Hightower fue recompensado con el cargo de Mano por su buen ojo; pero la pobre Serenei no tuvo tanta suerte, pues murió dando a luz a una hija bastarda de nombre Shiera.

—[…]Lord Butterwell fue Consejero de la Moneda durante el reinado del rey Aegon. El rey Daeron lo nombró Mano del Rey, pero no duró mucho. Sus armas son ondeadas de sinople, blanco y amarillo, ser.
A Egg le encantaba presumir de sus conocimientos de heráldica.
—¿Es amigo de tu padre?
Hizo una mueca.
—A mi padre nunca le ha caído bien. Durante la Rebelión, el segundo hijo de lord Butterwell combatió a favor del pretendiente, y el primogénito a favor del rey. Así tenía la seguridad de estar del lado ganador. Lord Butterwell no combatió por nadie.
—Algunos lo calificarían como prudente.
—Mi padre lo califica como cobarde.

el caballero misterioso

 

La muerte de Aegon IV desató el conflicto civil conocido como las Guerras Fuegoscuro. Ambrose Butterwell, hombre sediento de poder que sirvió como Mano del rey Daeron el Bueno, conspiró para asegurarse una buena posición tras la guerra, ganase quien ganase. Envió a uno de sus hijos a luchar en cada uno de los bandos. Se puede decir que no tenía muchos escrúpulos, pero astucia no le faltaba.

Rebelión Fuegoscuro, emblema Targaryen frente a emblema Fuegoscuro

Rebelión Fuegoscuro, por Narwen

Sin embargo, la fortuna asomó de nuevo con el rostro del Desconocido y sus dos hijos murieron durante la guerra. Ambrose había querido apostar a lo seguro, pero el destino le tenía preparados otros planes.

Sin embargo, este golpe de la fortuna no fue capaz de acabar con sus ambiciones. Años después, celebró un célebre torneo donde aspiraba a coronar a Daemon II Fuegoscuro. Sin embargo, Lord Butterwell fue descubierto y huyó cobardemente.

Después de que la rebelión fuese sofocada por la Mano del Rey, Brynden Ríos, la fortaleza de Lord Ambrose fue destruida piedra a piedra y se echó sal en la tierra para que no se pudiera volver a cultivar. Le perdonaron la vida, pero perdió la mayoría de sus tierras.

El exceso de ambición, nuevamente, se convertía en un camino recto hacia la derrota.

Tywin Lannister: la dorada garra del león

—[…]Abre los ojos, Cersei, mira a tu alrededor. El reino está en ruinas. Tywin podría haberlo arreglado todo, pero…
—¡Yo me encargaré de arreglarlo todo! —Cersei hizo un esfuerzo por suavizar el tono—. Con tu ayuda, tío. Si me sirves con tanta lealtad como serviste a mi padre…
—Tú no eres tu padre. Y Tywin siempre consideró a Jaime su legítimo heredero.
—Jaime… Jaime ha hecho votos. Jaime no piensa nunca, se ríe de todo y de todos, y siempre dice lo primero que se le pasa por la cabeza. Jaime es un tonto guapo.
—Pero fue el primero en el que pensaste para ocupar el cargo de Mano del Rey. ¿En qué lugar te deja eso, Cersei?
—Ya te lo he dicho, estaba loca de pena, no pensaba… —No —coincidió Ser Kevan—. Y por eso debes volver a Roca Casterly y dejar al Rey con los que sí piensan.
[…]
—¿Con qué derecho te atreves a imponerme condiciones? No eres más que uno de los caballeros de la Casa de mi padre.
[…]
—Te estoy aconsejando. Si no quieres cederme la regencia, nómbrame castellano de Roca Casterly y elige como Mano del Rey a Mathis Rowan o a Randyll Tarly.
«Los dos banderizos de la Casa Tyrell. —La sugerencia la dejó sin palabras—. «¿Lo habrán comprado? ¿Habrá aceptado oro de los Tyrell para traicionar a la Casa Lannister?»
—Mathis Rowan es sensato y prudente; la gente lo quiere —siguió su tío, abstraído—. Randyll Tarly es el mejor soldado del reino. No sería buena Mano en tiempos de paz, pero tras la muerte de Tywin no hay mejor hombre para acabar con esta guerra. Lord Tyrell no podrá ofenderse si eliges Mano a uno de sus banderizos. Tanto Tarly con Rowan son muy hábiles, y también leales. Elige a cualquiera de los dos y será tuyo para siempre. Te harás fuerte y debilitarás la posición de Altojardín, y encima, Mace te tendrá que dar las gracias. —Se encogió de hombros—. Ese es mi consejo; síguelo o no, como quieras. Por mí, puedes nombrar Mano al Chico Luna. Mi hermano ha muerto. Lo voy a llevar a casa.

festín de cuervos, cersei ii

 

Mi crónica se acerca a los tiempos que a este servidor le ha tocado vivir. Toca hablar de otro de esos personajes a los que la Historia, mal que les pese a muchos, resguarda una mención honorífica.

Lord Tywin Lannister, Guardián de Occidente, Señor de Roca Casterly, elegido dos veces Mano del Rey; uno de los hombres más ambiciosos y exitosos de su época. Sin embargo, no todo es oro en lo que reluce el dorado pelaje del león. Lord Tywin no sólo pasará a la posteridad por sus triunfos y su inteligencia política, sino también como uno de los grandes señores más implacables y con menos escrúpulos de larga historia de Poniente.

Tywin Lannister

Tywin Lannister

Pero vayamos por partes, como dirían los Bolton, con el cuchillo de desollar en la mano.

La imparable ascensión de Lord Tywin dio comienzo en su juventud cuando, estando aún su bonachón padre en vida, Tywin tomó las riendas de su casa para devolverle el orgullo y el prestigio a su apellido. Dos de sus casas vasallas, los Reyne y los Tarbeck, infravaloraron al joven león y creyeron estar en condiciones de ganarle un pulso político. Sin embargo, el joven Tywin no era como su padre, y la represión contra ellos fue brutal. Una canción fue compuesta como macabro recordatorio de esa jornada: Las lluvias de Castamere, que tanto gusta cantar a las huestes occidentales en sus campañas9.

Su contundente forma de sofocar las revueltas internas de sus dominios impresionaron al también joven rey Aerys II, que recién coronado escogió a Tywin para el cargo de Mano del Rey. Lord Tywin Lannister, que fue Mano antes que cabeza de su casa, fue probablemente la Mano más joven de la historia y sirvió durante casi 20 años en el puesto, un par de décadas bastante prósperas y pacíficas para el reino. Es por ello que en ocasiones la figura de Tywin es enfocada como la de una de las mejores y más eficientes Manos. Sin embargo, este no es sino el prólogo de su biografía.

Fue sólo cuestión de tiempo que la relación entre el rey y su Mano empezara a deteriorarse. Una Mano exitosa y enérgica, que hacía sombra a la propia figura del monarca. De forma casi inevitable, el rey Aerys II empezó a sentir una gran envidia e inquina por el que había sido su amigo; envidiaba su popularidad, su aura legendaria y, más que nada, envidiaba y deseaba a su esposa, Joanna Lannister.

El punto de inflexión fue el conflicto con la casa Darklyn del Valle Oscuro. En un alarde de temeraria audacia, Lord Darklyn llegó a tomar prisionero al rey para forzar la cesión a su ciudad de una serie de fueros arancelarios con los que pretendía poder competir comercialmente con la capital. El Valle Oscuro fue completamente sitiado, pero nadie se atrevía a lanzar un ataque ante la posibilidad de poner en peligro la vida del rey.

Existen historias y rumores de que la Mano del Rey, Lord Tywin Lannister, no sólo intentó lanzar un ataque contundente aún sabiendo las consecuencias, sino que incluso señaló al príncipe heredero Rhaegar como un mejor candidato a ocupar el Trono que su padre. En mi humilde opinión, tales palabras suponían un acto claro de traición, pero la Historia parece haber olvidado tales detalles.

Finalmente, el rey fue liberado gracias a la acción valerosa de Ser Barristan el Bravo, caballero de la Guardia Real. La sangre no había llegado al río (excepto para los Darklyn, que fueron salvajemente castigados), pero estos sucesos enfriaron y enrarecieron aún más la relación entre Aerys y Tywin y dieron impulso a un proceso imparable de degeneración del raciocinio del rey. El rey veía enemigos por todas partes y su antiguo amigo, Lord Tywin, ya no era visto como un importante aliado, sino como un peligroso competidor que pretendía usurpar su Trono.

Tywin intentó, como otros antes que él, que su hija Cersei fuera prometida con el príncipe heredero, sin embargo el rey se burló de sus pretensiones. El nombramiento del primogénito de Tywin y favorito para sucederle, Ser Jaime Lannister, como miembro de la Guardia Real fue la gota que colmó el vaso de los desacuerdos; y provocó su dimisión como Mano y su retorno a las Tierras de Occidente.

Durante un tiempo, Tywin Lannister fue un actor muy secundario en la crónica del reino y no participó directamente en la llamada Rebelión de Robert hasta los estertores finales. Finalmente, el león regresaba a la capital en los tiempos más oscuros del rey Aerys, conocido ya entonces como el Rey Loco, cuando todo parecía perdido. El rey pecó de ingenuidad y creyó ver un aliado en su antigua Mano, sin embargo Tywin tenía otros planes y pudo por fin saldar la deuda de humillaciones, resentimientos y desconfianzas que tenía con el rey. La capital fue saqueada por sus ejércitos, su heredero Jaime asesinó al rey a traición y la princesa Elia Martell y sus hijos fueron salvajemente ejecutados y entregados al nuevo rey Robert Baratheon como macabra ofrenda.

Este gesto le valió a Lord Tywin que su hija contrajera matrimonio con el nuevo rey. El cargo de Mano fue entregado al mentor de Robert, Lord Jon Arryn; sin embargo, Tywin había conseguido al fin su objetivo de emparentar con la realeza.

Jon Arryn, por Fantasy Flight Games

El posterior ascenso de Tywin de nuevo al poder como Mano del Rey de sus dos nietos (los reyes ilegítimos Joffrey y Tommen), su participación en la llamada Guerra de los Cinco Reyes e incluso su muerte indigna a manos de su propio hijo Tyrion Lannister (un personaje que también pasó por el cargo de Mano y que bien merece su propia crónica) son hechos de sobra conocidos, así que no vale la pena gastar tinta en ellos. Es a las generaciones futuras a quienes corresponderá juzgar estos hechos10.

Sin embargo, sería de interés destacar los inquietantes paralelismos entre Lord Tywin y ser Otto Hightower: ambos fueron elegidos Manos en dos ocasiones diferentes y con dos reyes diferentes, ambos pretendieron y consiguieron que sus hijas contrajeran matrimonio con el rey, ambos arrastraban una fama de eficacia e inteligencia de su primera época como Mano y, sobre todo, ambos tenían una inabarcable ambición, una ambición que a la larga terminó haciendo sangrar al reino y que dejó tras de sí una montaña de cadáveres.

¿Qué destino le reservará la Historia a Lord Tywin? ¿Será recordado como uno de esos hombres que “nacen cada mil años”? ¿Un líder político? ¿Un arribista sanguinario? ¿Una de las mejores Manos del Rey? ¿Un asesino cuya ambición estuvo a punto de herir de muerte al reino? ¿Un visionario? ¿Un traidor?

Títeres y hombres de paja

Y, en el cargo de Mano, Ser Harys Swyft.

Blando, calvo y obsequioso, Swyft tenía una absurda matita de barba allí donde los demás tenían la barbilla. Llevaba el gallo azul de su Casa bordado con cuentas de lapislázuli en la pechera del suntuoso jubón amarillo, y por encima lucía un manto de terciopelo azul decorado con un centenar de manos doradas. Ser Harys se había emocionado mucho con el nombramiento, y era demasiado lerdo para darse cuenta de que su función era más de rehén que de Mano. Su hija era la esposa de Kevan, a la que este amaba pese al pecho plano, las piernas de pollo y la falta de mentón. Mientras tuviera controlado a Ser Harys, Kevan Lannister se lo pensaría dos veces antes de enfrentarse a ella. «La verdad es que un suegro no es el rehén ideal, pero un escudo frágil es mejor que nada.»

festín de cuervos, cersei iv

 

El asesinato de Lord Tywin privó a la casa Lannister de su gran patriarca y el principal valedor de la causa política de sus nietos.

La reina madre, Cersei Lannister, se autoproclamó regente y se hizo con las riendas del Trono. Ante la negativa de su tío Kevan de ocupar el vacío que había dejado la muerte de Tywin, la regente se apresuró a ocupar las sillas del Consejo con personas de confianza, ante el temor de que los Tyrell intentaran aprovechar la coyuntura para hacerse con el control del reino.

Podría pensarse que se intentaría buscar un reemplazo que no desluciera demasiado el talento de Lord Tywin, pero la reina Cersei albergaba otros planes. En una maniobra digna del fallecido rey Aerys II, Lady Cersei decidió nombrar Mano a Harys Swyft, un hombre incompetente, pero que resultaba ser el consuegro de su tío Kevan. La reina pretendía así tener cerca un valioso rehén con el que presionar a su tío y evitar que pudiera actuar en su contra.

La reina Cersei, henchida de autoconfianza, se veía a sí misma como una versión femenina de su padre y no creía necesitar grandes mentes a su servicio, sino obedientes criados que no cuestionasen sus órdenes.

Harys Swyft, Caballero del Maizal, era un hombre vanidoso pero estúpido. Su desempeño como Mano fue tan breve como discreto y fue recolocado como Consejero de la Moneda a la muerte del anciano Lord Gyles Risby.

—Ya va siendo hora de que Tommen tenga una Mano más contundente. Lord Orton apartó la vista de la copa de vino.
—Contundente. Claro, claro. —Titubeó—. ¿Quién…?
—Vos, mi señor. Lo lleváis en la sangre. Vuestro abuelo ocupó el lugar de mi padre como Mano de Aerys. —Sustituir a Tywin Lannister por Owen Merryweather había sido como sustituir a un corcel por un asno, claro, pero cuando Aerys lo eligió, Owen era ya anciano, un viejo amable e ineficaz. Su nieto era más joven, y… «Bueno, tiene una esposa fuerte.» Era una lástima que Taena no pudiera ser Mano. Era tres veces más hombre que su marido, y mucho más divertida. Pero también era myriense de nacimiento, y mujer, así que tendría que conformarse con Orton—. No me cabe duda de que sois mucho más apto que Ser Harys. —«El contenido de mi orinal es más apto que Ser Harys»—. ¿Accederéis a servirnos?
—Pues… Sí, claro. Vuestra Alteza me concede un gran honor.
«Mucho mayor que el que mereces.»

festín de cuervos, cersei ix

 

El sustituto de Swyft fue Lord Orton Merryweather, una nueva marioneta que adularía sin reparo todas y cada una de las decisiones de la reina.

El único mérito aparente de Lord Orton era descender de un linaje que ya había dado una Mano del Rey en el pasado reciente. Sin embargo, las malas lenguas hablan de que la verdadera explicación de su ascenso residía en las oscuras maniobras de su esposa, Taena de Myr, una mujer extranjera dotada de una enorme ambición.

Cersei Lannister ante el trono, por Magaly Villeneuve

Sin embargo, los títeres y aduladores rara vez resultan ser un poderoso bastión tras el que atrincherarse en tiempos de penuria y, cuando la reina regente fue hecha prisionera de la Fe y acusada de gravísimos pecados y delitos, buena parte de su Consejo de oportunistas la abandonó a su suerte.

Lord Orton, tras renunciar a su cargo, se encuentra actualmente en su feudo de Granmesa. Por el momento, Lord Merryweather no ha pagado su servicio tan caro como su abuelo Lord Orton, que fue desterrado por el rey Aerys y que, pese a ser restituído por Robert Baratheon, perdió parte de sus posesiones en el proceso; pero yo en su lugar no me confiaría demasiado. Cersei Lannister puede ser no muy inteligente, pero es una enemiga peligrosa con muy buena memoria para las afrentas; y por algo se dice que “los Lannister siempre pagan sus deudas”.

Mace Tyrell: Lord Pez Globo

Tyrell le puso una mano en el hombro.
—No hay hombre digno de vestir la armadura de Lord Tywin, es evidente. Pero el reino debe seguir adelante; necesita un buen gobierno. Si hay algo que pueda hacer para serviros en estos momentos de dolor, Vuestra Alteza sólo tiene que decirlo.
«Si quiere ser la Mano del Rey, al menos podría tener valor para decirlo directamente. —La Reina sonrió—. Que interprete lo que quiera.»
—Sin duda, en el Dominio hace falta la presencia de mi señor.
—Mi hijo Willas está muy capacitado —replicó él, pasando por alto la obvia indirecta—. Puede que tenga mal la pierna, pero le sobra cerebro. Y Garlan tomará pronto Aguasclaras. Entre ellos, el Dominio está en buenas manos, por si mi presencia fuera necesaria en otro lugar. El gobierno del reino es lo primero, como decía a menudo Lord Tywin.

festín de cuervos, cersei ii

 

¡Ah, la ambición y sus terribles consecuencias! Sin embargo, no todos los que aspiran al poder tienen pensado ejercerlo. No subestimemos el valor y el potencial igualmente destructivo que tiene la vanidad.

Lord Mace Tyrell, señor del Dominio, es la actual Mano del rey ilegítimo Tommen y ya lo fue antes del traidor Renly Baratheon. Lord Mace es uno de esos personajes que siempre han abundado en las cortes de los sucesivos reyes: un señor poderoso pero cuya ambición y vanidad superan con creces su inteligencia y su sabiduría política. Renly Baratheon supo presionar las teclas adecuadas para alimentar las ansias de gloria de este hombre, lo cual le llevó a apoyar una enloquecida e infame reclamación, en contra de la legitimidad del rey Stannis I.

Cuando la causa de Renly se hundió cual nave comida por la carcoma, Lord Tyrell recibió una oferta que no podía rechazar desde el Trono de Hierro y su hija Margaery, viuda de Renly, contrajo segundas nupcias con Joffrey Baratheon, que fue envenenado el mismo día su boda por Tyrion Lannister, o eso sentenció al menos el tribunal que juzgó estos hechos.

Margaery Tyrell contrajo nueva y definitivamente matrimonio con el nuevo rey Tommen y Mace obtuvo su ansiado lugar en el Consejo. Tras la defenestración de la regente Cersei Lannister, Lord Mace fue finalmente elegido como Mano del Rey, compartiendo poder con Ser Kevan Lannister ejerciendo de regente. Sin embargo, como dicen los Stark, “se acerca el Invierno”. Y todo el mundo sabe que las flores se marchitan en Invierno

Davos Seaworth: Una Mano amputada para un rey sin Trono

—Ser Davos de la casa Seaworth —dijo el rey—, ¿seréis mi vasallo leal ahora y por siempre?
—Lo seré, mi señor.
—¿Juráis servirme con lealtad hasta el fin de vuestros días, aconsejarme sinceramente, obedecerme con presteza, defender mis derechos y mi reino contra todos los enemigos en batallas grandes y pequeñas, proteger a mi pueblo y castigar a mis enemigos?
—Lo juro, alteza.
—Si así es levantaos, Davos Seaworth, y levantaos como señor de La Selva, almirante del mar Angosto y Mano del Rey.
Durante un momento, Davos se quedó tan conmocionado que no pudo ni moverse. «Esta mañana me he despertado en sus mazmorras».
—Alteza, no es posible… No estoy preparado para ser Mano de un Rey.
—No hay nadie más preparado. —Stannis envainó Dueña de Luz, tendió la mano a Davos y lo ayudó a ponerse en pie.
—Soy un plebeyo —le recordó Davos—. Soy un contrabandista que ha subido demasiado alto. Vuestros señores no me obedecerán nunca.
—En ese caso, nombraremos nuevos señores.
—Pero… no sé leer… ni escribir…
—El maestre Pylos os leerá lo que os haga falta. En cuanto a lo de escribir, mi anterior Mano escribió la carta que le va a costar la cabeza. Lo único que os pido es lo que me habéis dado siempre. Sinceridad. Lealtad. Servicio.
—Tiene que haber alguien más adecuado… algún gran señor.
—¿Bar Emmon, ese crío, por ejemplo? —Stannis soltó un bufido—. ¿Mi desleal abuelo? Celtigar me ha abandonado, el nuevo Velaryon tiene seis años y el nuevo Sunglass embarcó rumbo a Volantis cuando quemé a su hermano. — Hizo un gesto airado—. Aún me quedan algunos hombres decentes, sí. Ser Gilbert Farring defiende en mi nombre Bastión de Tormentas con doscientos leales. Lord Morrigen, el Bastardo de Canto Nocturno, el joven Chyttering, mi primo Andrew… Pero no confío en ninguno de ellos tanto como en vos, mi señor de La Selva. Seréis mi Mano. Es a vos a quien quiero tener al lado en la batalla.

tormenta de espadas, davos iv

 

Permitidme la licencia de incluir mi nombre en esta crónica final, no por vanidad, sino porque considero injusto acabar este bloque citando a Manos que han servido a reyes ilegítimos.

Un servidor, Davos Seaworth, es actualmente la única Mano del Rey legítima que ocupa el cargo, reemplazando al intrigante Axell Florent, que a su vez estaba ocupando el puesto que había dejado libre su hermano Lord Alester Florent. La historia de Lord Alester es similar a la de muchos de los que han sido mencionados aquí: tomó partido inicialmente por el traidor Renly Baratheon y tras su muerte se pasó al bando de Stannis, siendo nombrado su Mano del Rey.

Sin embargo, tras la derrota que los Lannister nos infligieron en el Aguasnegras, la lealtad de Lord Alester resultó ser de lo más voluble.

Tomándose unas libertades inadmisibles dada la situación y la confianza que había sido depositada en él, Alester Florent negoció a espaldas de Stannis una paz que era inevitable que éste fuera a considerar inaceptable. Lord Alester se excusó amparándose en que la causa de Stannis estaba perdida y que su pretensión no había sido otra que minimizar las pérdidas. Sin embargo, cabría pensar que su prioridad era salvar su propio pellejo.

Stannis, como era de esperar, fue inflexible en la sentencia y Alester terminó siendo ejecutado de forma atroz.

Recuerdo al hombre hundido y derrotado que conocí en las mazmorras de Rocadragón y recuerdo sobre todo el horrible sonido de sus gritos mientras ardía en la hoguera. Ese sonido me acompañará toda la vida y me servirá como recordatorio de que “el rey habla a través de la Mano”, pero que la Mano no debe usurpar la voz del rey.

En cuanto a mí, poco hay que decir. A uno le gusta considerarse un buen hombre carente de ambición y que ha intentado servir a su señor con humildad y diligencia.

He decidido poner mi nombre a continuación de esta lista de arribistas y traidores porque mi página en la Historia está aún por escribirse y me siento tremendamente pequeño al lado de otros grandes hombres como el septon Barth o incluso el denostado Brynden Ríos. Ya que he pasado una buena parte de mi vida rodeado de contrabandistas, piratas y ladrones, he considerado adecuado encajar mi nombre en la historia a continuación de esta lista de Manos, cuya ambición estuvo muy por encima de su interés por el bienestar del reino.

Conocí la ambición en mi juventud, pero llegó un momento en el que alcancé la sabiduría para aspirar sólo a una vida familiar y tranquila. Sin embargo, el buen rey Stannis, que me hizo el hombre que soy hoy, tenía otros planes para mí y mucho me temo que mi ansiada tranquilidad al lado de Marya y mis hijos tendrá que esperar, si es que algún día llega. En el mejor de los casos, espero morir con la constancia de dejar a los míos un legado duradero que poder disfrutar por muchas generaciones.

La ambición, como podéis comprobar, supone en muchos de los casos echarle una partida de sitrang al Desconocido. Muchos reinos y familias han llorado sangre y han sido reducidos a cenizas por las aspiraciones egoístas de unos pocos. En ocasiones, esas ambiciones se ven colmadas de recompensas y gratificaciones, pero la gran verdad que se esconde tras esto es que siempre es el olvidado pueblo llano al que le toca pagar por las vajillas rotas de sus señores.

Me permito incidir en este hecho, para que ninguno de mis sucesores lo olvide en los tiempos venideros. El pueblo es la sangre que corre por las venas del reino y debe ser cuidado como su bien más preciado y la esencia misma de su existencia.

Por hoy es suficiente. Aún no he adquirido práctica en esto de escribir y un hombre sin dedos debe cuidar con esmero su mano hábil. Hay preparativos que hacer de cara a mi próximo viaje a Puerto Blanco. Si no regreso, este será mi legado en mi brevísimo desempeño como Mano.

En unos días, retomaré la narración; pues si algo he aprendido de las historias que he escuchado a la luz de la lumbre en tabernas de medio mundo, es que un buen relato debe reservarse lo mejor para el final.

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  1. Los Siete le den una larga y próspera vida
  2. Hasta un ex-delincuente del Lecho de Pulgas sabe apreciar lo poético de este hecho.
  3. Me pregunto si algún día podré volver a la Selva y reencontrarme con Marya por fin.
  4. Recomiendo a las Manos venideras que eviten dejarse llevar por los prejuicios. Algo que he aprendido gracias a Pylos es que las apariencias suelen se engañosas
  5. Creo que Stannis hubiera sentido una gran simpatía por este personaje si hubieran vivido en la misma época.
  6. Hoy se han perdido en el olvido por culpa de la necedad de algunos fanáticos.
  7. Rezo a los Siete porque su descendiente, Lord Wyman Manderly, no tenga semejantes aspiraciones en mente a cambio de su apoyo a Stannis.
  8. Desconozco si tiene algún parentesco con la reina Selyse.
  9. Un servidor es más de El oso y la doncella, pero hay que reconocerle a Lord Tywin que ya entonces conocía el poder de la propaganda como arma política.
  10. Tampoco hablaré sobre túneles que conectaban la Torre de la Mano con fragantes habitaciones en burdeles ni de otros chismes de taberna.