Bienvenidos a una nueva edición de El Rincón del Cronista, en donde, como ya sabéis, alternamos entre personajes, sucesos, lugares e instituciones del mundo creado por George R. R. Martin con la idea de presentar un espacio de discusión y debate en el que la acción está en los comentarios. En esta ocasión,  vuelvo para hablaros de un castillo del que ya os había hablado en la entrega anterior: Harrenhal. Mientras que en la anterior os hablé de las circunstancias en las que se involucró Harrenhal durante el reinado de la dinastía Targaryen y de cómo empezó a surgir la «maldición de Harrenhal», ahora os hablaré de lo que ocurre en este castillo tras la Rebelión de Robert.

La maldición de Harrenhal (II)

Un castillo de seda y oropeles

Tras la Rebelión de Robert, en Harrenhal continúa gobernando tranquilamente la Casa Whent… hasta que el rey Robert fallece y se desata la Guerra de los Cinco Reyes, enfrentando en las Tierras de los Ríos a las Casas Stark y Tully contra los Lannister. Harrenhal se verá especialmente afectado por la guerra, pues Lady Shella Whent se verá obligada a huir al empezar el conflicto, cuando las fuerzas de Lord Tywin se dirigen contra su fortaleza. Pero no será esa la visión que se tiene de Harrenhal. Para la Corona, es simplemente un «fruto demasiado jugoso» como para no aprovecharlo, haciendo como ya era costumbre y entregándoselo a aquel cuya lealtad desean asegurar o recompensar.  Por desgracia, eso es lo que hará el nuevo rey:  Joffrey Baratheon lo adjudica a Janos Slynt como recompensa a su traición a Ned Stark. Una decisión que será de lo más polémica.

… Es también deseo de Su Alteza que a su leal sirviente, Janos Slynt, comandante de la Guardia de la Ciudad de Desembarco del Rey, le sea concedido de inmediato el título de Lord, y se le asigne el antiguo asentamiento de Harrenhal, con todas sus tierras e ingresos, y que sus hijos y nietos ostenten los mismos honores tras su muerte y hasta el fin de los tiempos. También es su deseo que Lord Slynt ocupe un puesto de inmediato en el Consejo Privado, para ayudarlo en las labores del reino. Así lo ha decretado el Rey. El Consejo Privado accede.

Sansa vio un movimiento por el rabillo del ojo cuando Janos Slynt entró en la sala. Los murmullos fueron entonces más sonoros y airados. Los orgullosos señores, cuyas casas se remontaban hasta hacía miles de años, abrieron paso de mala gana al plebeyo calvo y con cara de sapo.

juego de tronos, sansa v

… ¿Qué consejos le dan a Joffrey, que no hace más que cometer una locura tras otra? ¿De quién fue la idea de otorgar el título de Lord a Janos Slynt? Su padre era un vulgar carnicero, ¡y le ha entregado Harrenhal! ¡Harrenhal, que fue asentamiento de reyes! Pero, si de mí depende, no llegará a poner el pie allí. Me han dicho que ha elegido como blasón una lanza ensangrentada. Un cuchillo de desollar ensangrentado habría sido más apropiado.

juego de tronos, tyrion ix

—Y no le falta razón —dijo Tyrion—. Así que este tal lord Slynt tomó parte en el asunto, ¿no? Dime, ¿de quién fue la gran idea de concederle Harrenhal y un puesto en el Consejo?

choque de reyes, tyrion i

 

Sin embargo, la Casa Slynt no llegará  a ocupar Harrenhal, pues Tyrion Lannister, como Mano del Rey en funciones, revoca la concesión para librarse de Lord Janos en el Consejo Privado, al que termina enviando al Muro, pues no consentiría tener a un manifiesto traidor en el Consejo cuando hay cuatro reyes en el reino. De nuevo, Harrenhal está libre, y será una jugosa oferta en manos de la corona para asegurar lealtades de aquellos que les sirven. Tal y como ocurre con Lord Petyr Baelish. 

—Decidme —siguió lord Petyr, inmutable, tras una pausa—, ¿qué tenéis para mí?

Harrenhal. —Resultó interesante observar la expresión de su rostro. El padre de lord Petyr había sido el menor de los señores menores, y su abuelo, un caballero errante sin tierras; por nacimiento no le correspondían más que unas pocas fanegas de tierra pedregosa barrida por el viento, en la orilla de los Dedos. Harrenhal era una de las ciruelas más apetitosas de los Siete Reinos, con tierras amplias, ricas y fértiles, y un gran castillo tan formidable como cualquiera del reino, mayor incluso que el de Aguasdulces, donde Petyr Baelish había sido acogido como pupilo, solo para verse expulsado cuando se atrevió a poner los ojos sobre la hija de lord Hoster. Meñique se tomó un momento para colocarse los pliegues de la capa, pero Tyrion ya había visto el relámpago de codicia en aquellos astutos ojos de gato. «Ya es mío», pensó.

—Harrenhal está maldito —dijo lord Petyr al cabo de un instante, tratando de poner voz de aburrimiento.

choque de reyes, tyrion iv

 

Aunque en realidad Tyrion no piensa realmente entregar el castillo a  Meñique (en realidad solo está tramando para descubrir si hay algún traidor en el Consejo Privado), tendrá su oportunidad para demostrar su «lealtad» a los Lannister y al Trono de Hierro consiguiendo la valiosa alianza con la Casa Tyrell, por la que la Corona le asignará definitivamente Harrenhal, a la vez que se le nombra Señor Supremo del Tridente.

—Me pondré en marcha antes de que amanezca. —Meñique se levantó—. Confío en que, cuando regrese, el rey se ocupe de que reciba la recompensa que merecen mis desvelos por su causa.
—Joffrey es un soberano muy agradecido. —Varys soltó una risita—. Estoy seguro de que no tendréis motivos de queja, mi valeroso señor.
—¿Qué queréis, Petyr? —preguntó la reina directamente.
—Tengo que meditarlo —contestó Meñique mirando a Tyrion con una sonrisa artera—, pero algo se me ocurrirá, seguro.

choque de reyes, tyrion viii

—Es deseo de su alteza que su leal consejero Petyr Baelish reciba justa recompensa por sus fieles servicios a la corona y al reino. Por tanto, a lord Baelish se le concede el castillo de Harrenhal con todas sus tierras e ingresos,para que lo convierta en su asentamiento y desde allí ejerza como Señor Supremo del Tridente. Petyr Baelish, sus hijos y sus nietos ostentarán estos honores hasta el fin de los tiempos, y todos los señores del Tridente le rendirán homenaje y serán sus vasallos. El Consejo Privado y la mano del rey consienten en todo lo expuesto.

—Os doy las gracias con toda humildad, alteza —dijo Meñique, todavía de rodillas, alzando la vista hacia el rey Joffrey—. En fin, ahora tendré que dedicarme a hacer unos cuantos hijos y nietos.

choque de reyes, sansa vii

 

Petyr Baelish, por Josu Hernaiz

El Trono de Hierro utiliza Harrenhal como una simple recompensa a Meñique por sus servicios (obviando «el asuntillo de la maldición»), pero eso no quiere decir que sean generosos, sino que piensan en continuar utilizando a Lord Petyr.

—Tengo preparadas otras misiones para Tyrion. Creo que tal vez lord Petyr tenga la llave del Nido de Águilas.

—Desde luego —respondió Meñique—. La tengo aquí, entre las piernas. — Sus ojos color gris verdoso brillaban de malicia—. Mis señores, con vuestro permiso, tengo intención de viajar al Valle y conquistar a lady Lysa Arryn. Una vez sea su consorte, os entregaré el Valle de Arryn sin que se haya derramado ni una gota de sangre

[…]

«¿Señor de Harrenhal, un título vacío? Y una mierda, padre. Aunque jamás en la vida pusiera el pie en el castillo, ya la condición posibilita este compromiso, y eso lo ha sabido desde el principio».

tormenta de espadas, tyrion iii

 

Es curioso que Tyrion piense en que Meñique no ponga el pie en Harrenhal, pues parece que tal es su intención. Tras el asesinato de Joffrey (del cual él es el mismo responsable), Lord Baelish marcha hacia el Valle para casarse con Lady Lysa y, tras la muerte de ésta (que ejecuta él mismo directamente), decide quedarse en el Valle afianzando su poder como Lord Protector y tutor de Lord Robert Arryn, legítimo señor del Valle, en lugar de regresar a su asentamiento. Y aunque otros pensarían de él que es un supersticioso, yo diría que más bien se muestra sabio.

—Y menudo castillo. Salones cavernosos, torres en ruinas, fantasmas y corrientes de aire. Calentarlo es ruinoso; defenderlo, imposible… Y también está el asuntillo de la maldición.

—Las maldiciones sólo existen en las canciones y en los cuentos.

Aquello le hizo gracia.

—¿Quién ha compuesto una canción sobre la muerte de Gregor Clegane por la herida de una lanza envenenada? ¿O del mercenario que lo precedió, al que Ser Gregor fue despedazando articulación por articulación? Ese recibió el castillo de Ser Amory Lorch, que lo recibió de Lord Tywin. Al primero lo mató un oso, y al segundo, tu enano. Tengo entendido que Lady Whent también murió. Lothston, Strong, Harroway, Strong otra vez… Harrenhal ha marchitado cuanta mano lo ha tocado.

festín de cuervos, alayne i

En el ojo del huracán

Eso es lo que ocurre con Harrenhal en teoría, a efectos legales, pero no a efectos prácticos. Como ya dije, Harrenhal se ve especialmente afectado por la guerra. Tras la huida de Lady Whent, Lord Tywin Lannister lo convierte en su sede de operaciones, a la vez que ordena a Ser Gregor Clegane y Ser Amory Lorch asolar las tierras cercanas al Ojo de Dioses, extendiendo el terror y la desolación por donde sea que pasen.  Pero no será el único personaje que visite Harrenhal, pues Arya Stark, bajo la identidad de Arry, también dará a parar al castillo maldito. Tras la ejecución de su padre, Arya se incorpora a una caravana de reclusos y voluntarios que se dirige al Muro, bajo responsabilidad de Yoren, hermano de la Guardia de la Noche. Para su desgracia, la partida  de Ser Amory ataca a la caravana, y aunque consigue escapar junto con otros, son atrapados por los hombres de Ser Gregor Clegane. Son los ojos de Arya los que nos permiten ver la clase de horrores que tendrán lugar en Harrenhal durante la guerra. 1

«El miedo hiere más que las espadas», se repetía Arya, pero no conseguía espantar el miedo. Formaba parte de sus días, igual que el pan duro y las ampollas en los dedos de los pies tras un largo día de marcha por el camino duro, irregular.

A los elegidos los interrogaba a plena vista de los cautivos, para que vieran el destino reservado a rebeldes y traidores. Había un hombre al que los demás llamaban Cosquillas, que era el que hacía las preguntas. Tenía el rostro tan vulgar y vestía de manera tan sencilla que Arya lo tomó por uno de los aldeanos hasta que lo vio trabajar.

Nadie, hombre, mujer o niño, sobrevivió al interrogatorio de Cosquillas. Los más fuertes aguantaban hasta pasado el ocaso. Luego, colgaban sus cadáveres más allá de las hogueras para que los devorasen los lobos.

Sus captores tampoco permitían que hablaran. Un labio roto enseñó a Arya a refrenar la lengua. Otros no aprendieron la lección. Un niño de tres años no dejaba de llamar a su padre, así que le destrozaron la cabeza con una maza. Cuando la madre del niño empezó a gritar, Raff el Dulce la mató a ella también.

—La nariz no me engaña nunca —alardeó—. Puedo oler la rebeldía, el orgullo, la desobediencia… Como huela cualquiera de esas cosas, lo pagaréis. Cuando os olfatee, no quiero otro olor que el del miedo.

Pastel Caliente entró con los demás. En el edificio de piedra y madera, lleno de ecos, que albergaba los baños,obligaron a los prisioneros a desnudarse y a frotarse dentro de bañeras de agua demasiado caliente, hasta que todos tuvieron la piel enrojecida. Dos ancianas de aspecto cruel supervisaron el proceso, sin dejar de hablar de ellos con tanta brutalidad como si fueran asnos recién comprados.

choque de reyes, arya vi

 

Pero lo más llamativo que verá no será algo del propio castillo, sino más bien sus ocupantes, pues hay unos cuantos que darán mucho que hablar: la Compañía Audaz, comandada por Vargo Hoat, también conocida como «los Titiriteros Sangrientos».

—No quieras saber demasiado, Comadreja —le dijo Weese cuando la vio mirar al hombre del yelmo en forma de cabeza de cabra. Weese estaba con dos de sus amigos con los que solía emborracharse, ambos soldados al servicio de lord Lefford.

—¿Quiénes son? —preguntó. Uno de los soldados se echó a reír.

—Los Lacayos, niña. Las Pezuñas de la Cabra. Los Titiriteros Sangrientos de lord Tywin.

—No le digas esas cosas —dijo Weese—, ¿no ves que es idiota? Si la despellejan por tu culpa, te pongo a ti a fregar las escaleras esas de mierda. Son mercenarios, niña Comadreja. Se hacen llamar la Compañía Audaz. No los llames de otra manera cuando puedan oírte, o lo lamentarás. El del yelmo de cabra es su capitán, lord Vargo Hoat.

—¿Lord? Y una mierda —bufó el segundo soldado—. Se lo oí decir a ser Amory. No es más que un mercenario baboso que tiene una opinión demasiado elevada de sí mismo.

—Sí —dijo Weese—, pero si quiere seguir entera, más vale que lo llame señor.

choque de reyes, arya vii

 

Será en Harrenhal, y no por casualidad (pues es un lugar cuyo único habitante permanente es la misma muerte), donde Arya se encuentra cara a cara con uno de los servidores de la muerte. Durante el ataque de Ser Amory, Arya salva a Jaqen H’ghar (junto a otros dos compañeros de los que ya habrá tiempo para hablar), quien en realidad es una identidad secreta de un Hombre sin Rostro. Como recompensa, Jaqen le concede a Arya (ahora bajo la identidad de Comadreja) el favor de poder decirle los nombres de tres personas a las que desea ver muertas (solo tres, aunque ella tenga una lista con más de diez). Un favor que Arya no desaprovechará (pese a tener solo diez añitos). Arya ordena la muerte de dos hombres de Lord Tywin Lannister: la primera víctima será Chiswyck, tras reírse mientras contaba como Ser Gregor violó a la hija de un posadero, al que Jaqen arroja desde un Muro. La segunda será Weese, tras golpear a Arya sin ninguna justificación. La muerte de Weese es aun más misteriosa, pues será a manos de su propia perra.

—Uno paga sus deudas. Uno debe tres.

—¿Tres?

—El Dios Rojo tiene sus reglas, hermosa niña, y solo la muerte puede pagar la vida. La niña cogió tres que estaban en manos del dios. La niña debe entregar tres en su lugar. Solo tienes que decir los nombres, uno se encargará del resto.

[…]

«No fue Harren —habría querido decir Arya—. Fui yo. —Había matado a Chiswyck con un susurro, y antes de que todo terminara mataría a dos más—. Yo soy el fantasma que hay en Harrenhal», pensó. Y aquella noche tuvo un nombre menos que odiar.

choque de reyes, arya vii

—Qué cosa más rara —oyó decir a un hombre—. Si tenía a esa perra desde que era una cachorrita.

—Este lugar está maldito —dijo el hombre de la ballesta.

—Es el fantasma de Harren, os lo digo yo —intervino el ama Amabel—. No pienso dormir aquí ni una noche más.

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«El fantasma de Harrenhal», por M.Luisa_Giliberti

 

Lord Tywin abandonará Harrenhal para dirigirse al Oeste, dejando a Se Amory como castellano de Harrenhal. La Compañía Audaz traerá a un gran número de prisioneros norteños al castillo, cosa que Arya decide aprovechar, liberando a los prisioneros. Jaqen no le ayuda, pues para ello habría que matar a muchas más personas de las que se obligó. Pero Arya le convencerá, diciendo su siguiente nombre:

—Yo no me he burlado. —Meditó un instante—. ¿Puedo decir cualquier nombre, el que sea? ¿Y lo matarás?

—Uno ya te lo ha dicho —contestó Jaqen H’ghar con una inclinación de la cabeza.

[…]

—Es Jaqen H’ghar.

Ni siquiera en el granero incendiado, cuando las paredes ardían y él estaba encadenado, había reflejado su rostro tanto horror como en aquel momento.

—La niña… está de broma.

—Lo has jurado. Lo has jurado ante los dioses.

[…]

—Entonces, la niña… ¿diría otro nombre si un amigo la ayudara?

—La niña lo diría —asintió—. Si un amigo la ayudara.

El cuchillo desapareció.

—Vamos.

—¿Ahora mismo? —No se había imaginado que actuara de manera tan rápida.

choque de reyes, arya ix

 

Jaqen consigue que algunos de los hombres se unan a ellos, y uno de los más brutales, Rorge, vuelca sopa hirviendo sobre los guardias, que luego se recordará como «sopa de comadreja», por la falsa identidad de Arya. Viendo que el motín se extiende, llenando el castillo de nuevas matanzas, Vargo Hoat, comandante de la Compañía Audaz (de la que os hablaré en la próxima entrega), traiciona a los Lannister y se une a los norteños, entregando Harrenhal a Lord Roose Bolton; al mismo tiempo, Jaqen H’ghar abandona Harrenhal, así como su falsa identidad, en presencia de Arya.

 

Roose Bolton, por Jortagu

Pese al cambio de dueño, podemos ver cómo el horror continúa presente en el castillo. Parece que ni siete exorcismos librarán a Harrenhal de la barbarie y las muertes, ya sea a manos de un bando o de otro, mientras para otros ya es la cosa más común del mundo. Y no es para menos, pues Harrenhal, aun estando al mando de Lord Bolton, está comandado por los hombres de la infame Compañía Audaz.

Tothmure fue condenado al hacha por enviar pájaros a Roca Casterly y a Desembarco del Rey la noche de la caída de Harrenhal; Lucan el armero, por hacer armas para los Lannister; el ama Harra, por decirles a los criados de lady Whent que les sirvieran, y el mayordomo, por entregarle a lord Tywin las llaves de la cripta del tesoro. Al cocinero lo perdonaron (según algunos, porque había preparado la sopa de comadreja), pero para la hermosa Pia y las otras mujeres que habían concedido sus favores a los soldados Lannister, se preparó una superficie de madera con unos tablones en el patio. Desnudas y rapadas, quedaron en medio junto al foso del oso, para que las usara todo hombre que quisiera. Tres soldados de los Frey las estaban usando aquella mañana, cuando Arya se dirigía hacia el pozo. Trató de no mirar, pero no pudo evitar oír las risas de los hombres.

[…]

—¿Y quién nos ha puesto en sus manos? Tú y tu sopa de comadreja.

—Solo era caldo caliente. —Arya le pegó un puñetazo en el brazo—. Además, tú también odiabas a ser Amory.

—A estos los odio más. Ser Amory luchaba por su señor, pero los Titiriteros son mercenarios y cambiacapas. La mitad ni siquiera habla la lengua común. Al septón Utt le gustan los niños pequeños; Qyburn practica la magia negra, y tu amigo Mordedor se come a la gente.

Lo peor era que ni siquiera podía decirle que era mentira. La Compañía Audaz se encargaba de casi todo el avituallamiento necesario para Harrenhal, y Roose Bolton le había encomendado la misión de acabar con los leales a los Lannister. Vargo Hoat la había dividido en cuatro grupos para visitar tantas aldeas como fuera posible. Él iba al mando del más numeroso, y les encomendó los otros a sus mejores capitanes. Lo único que tenía que hacer era regresar a los lugares donde había estado antes bajo el estandarte de lord Tywin y apoderarse de los que lo habían ayudado entonces. A muchos los habían comprado con plata Lannister, de modo que no era inusual que los Titiriteros regresaran con sacas de monedas, además de con cestas de cabezas de los que lo habían ayudado entonces. A muchos los habían comprado con plata Lannister, de modo que no era inusual que los Titiriteros regresaran con sacas de monedas, además de con cestas de cabezas.

choque de reyes, arya x

 

No debería extrañarnos que sea en Harrenhal donde comience a fraguarse uno de los acontecimientos más horribles de la historia reciente de los Siete Reinos: nada menos que la Boda Roja.  ¿Será casualidad que la causa del rey Robb termine poco después de que sus hombres pusieran un pie en Harrenhal?

—No conocéis a los Lannister tan bien como nosotros, mi señor. El rey Stannis también creía que lord Tywin estaba a mil leguas, y eso fue su ruina.

El hombre de piel blanca de la cama esbozó una leve sonrisa mientras las sanguijuelas se alimentaban de su sangre.

—Yo no voy a consentir que me arruinen.

[…]

—Alguien tiene que atreverse a decirlo —siguió ser Hosteen—. Hemos perdido la guerra. Hay que hacérselo entender.

[…]

Desde la caída de Harrenhal, los Frey se la habían adjudicado. A través de una ventana le llegó el ruido de voces furiosas; varios hombres hablaban y discutían al mismo tiempo. Elmar estaba sentado en los escalones de la entrada, a solas.

—¿Qué pasa? —le preguntó Arya al ver que tenía las mejillas llenas de lágrimas.

—Mi princesa —sollozó—. Aenys dice que estamos deshonrados. Ha llegado un pájaro de Los Gemelos. Mi padre dice que me tendré que casar con otra, o meterme a septón.

«No hay por qué llorar por una princesa, qué tontería», pensó Arya.

choque de reyes, arya x

 

Pero todo puede empeorar, sobre todo en un lugar como éste. Arya, de nuevo bajo una identidad falsa (Nan, la copera de Roose Bolton), se entera de que cuando el nuevo ocupante de Harrenhal marche al Norte, entregará el castillo a Vargo Hoat, conocido por todos por su crueldad. Ese dato convencerá a Arya de la necesidad de marcharse de una vez del maldito Harrenhal. Y en su huida, Arya terminará perdiendo todo rastro de inocencia, sin que ella le dé significado alguno ni fuera algo extraño. Lo que ha contemplado y hecho durante su estancia en Harrenhal le ha deshumanizado.

Se metió la mano bajo la túnica y sacó la moneda que le había dado Jaqen. En la oscuridad, el hierro podría pasar por plata deslustrada. Se la tendió… y dejó que se le cayera de entre los dedos.

El guardia masculló una maldición, y se arrodilló para buscar la moneda en el barro, con lo que su cuello quedó justo ante ella. Arya sacó el puñal y le cortó la garganta, suave como la seda de verano. La sangre del hombre le cubrió las manos como un manantial caliente. Trató de gritar, pero también tenía la boca llena de sangre.

—Valar morghulis —susurró mientras moría.

Cuando quedó inmóvil, Arya recogió la moneda. Más allá de las murallas de Harrenhal, un lobo empezó a aullar, cada vez más fuerte. Arya levantó la tranca, la apartó y empujó la puerta para abrirla. Cuando Pastel Caliente y Gendry llegaron con los caballos, la lluvia era ya torrencial.

—¡Lo has matado! —Se atragantó Pastel Caliente.

—¿Y qué pensabas que iba a hacer? Tenía los dedos pegajosos de sangre, y el olor ponía nerviosa a su yegua.

«No importa —pensó al tiempo que montaba—. La lluvia me limpiará».

choque de reyes, arya x

 

«Adiós, pequeña, adiós» por Felicia_Cano

Ahora es vuestro turno: ¿Qué os parecen los hechos que os he narrado? ¿Creéis que «la maldición de Harrenhal» continúa vigente durante la Guerra de los Cinco Reyes? ¿Qué destino le depara a la Casa Baelish de Harrenhal? ¿Y a Lord Bolton, tras haber ocupado su castillo? ¿En qué medida influyó Harrenhal en la personalidad de Arya Stark?

  1. De hecho, en Filosofía de Hielo y Fuego comparan la descripción de Harrenhal por Arya con la descripción de Auschwitz por uno de sus «residentes»: Primo Levi, como una especie de «guiño macabro» de G.R.R.M. Nada menos.