Con la celebración del solsticio de invierno en el día de hoy, regresamos con la segunda edición de esta serie de ensayos llamada «Piedra, piedra piedra». Después de ver cómo una metáfora del relieve del Valle resolvía el misterio de la muerte de Jon Arryn, en esta segunda entrega profundizamos en los motivos que dieron lugar al asesinato de la Mano, uno de los mayores interrogantes que Martin dejó sin resolver en sus primeros libros. Aunque pueda resultar reiterativo, pues todos sabemos qué objetivos escondía el magnicidio, si rascamos más sobre esta piedra podremos responder con más precisión algunas preguntas.
Preguntas
— Eduardo Baratheon —
Tras tres libros sin una respuesta convincente, finalmente averiguamos cómo y por quién fue asesinado Jon Arryn, pero no el porqué. Aunque podría considerarse un misterio resuelto, todavía existen cuestiones que no han encontrado una respuesta o, en el caso de haberla obtenido, resulta poco esclarecedora. Entre ellas está por qué Meñique planeó el asesinato de la Mano del rey en ese preciso momento, antes de los acontecimientos que tuvieron lugar en Juego de Tronos.
Petyr Baelish es el paradigma perfecto de un personaje maquiavélico. Un estratega que, dependiendo del contexto, se adapta a las circunstancias y, en función de la situación, adopta las medidas oportunas para conseguir sus propósitos. No es que actúe siguiendo a rajatabla un plan maestro trazado a lo largo de su vida, sino que, con la mirada puesta en su objetivo y según la coyuntura, mueve la ficha más conveniente para alcanzar sus fines, improvisando sobre la marcha y aprovechando las oportunidades que el destino le ofrece para lograrlo.
Bastardos
Por todos es de sobra conocido que la misteriosa muerte de Jon Arryn siempre estuvo muy vinculada a la relación incestuosa de Cersei y Jaime Lannister y sus hijos bastardos. Un secreto que, durante doce años, estuvo a la vista de todos pero que nadie supo ver hasta que, de pronto, Stannis llegó a la conclusión de que Joffrey, Myrcella y Tommen eran fruto del incesto. «La semilla es fuerte», decía Arryn; sí, la de Robert Baratheon.
—Joffrey no es hijo de mi hermano —dijo Stannis, tajante—. Y Tommen tampoco. Son bastardos, igual que la niña. Los tres son abominaciones nacidas del incesto.
[…]
—Lord Stannis —dijo—, si sabíais que la reina era culpable de un crimen tan monstruoso, ¿por qué guardasteis silencio?
—No guardé silencio —declaró Stannis—. Expuse mis sospechas a Jon Arryn.
—¿En vez de decírselo a vuestro hermano?
—Mi hermano nunca me tuvo en consideración —dijo Stannis—. De mi boca, esas acusaciones habrían parecido fruto del rencor y de la ambición, como manera de situarme en la línea sucesoria. Pensé que Robert estaría mejor dispuesto a escuchar si los cargos los presentaba Jon Arryn, a quien quería.
—Ah —dijo Renly—. Así que tenemos la palabra de un muerto.
—¿Acaso crees que su muerte fue una coincidencia, ciego estúpido? Cersei lo hizo envenenar por miedo a que la descubriera. Lord Arryn había estado recogiendo ciertas pruebas…
choque de reyes, catelyn iii
En efecto, Stannis expuso sus sospechas a Jon Arryn, pero no dice qué le incitó a sospechar del origen de sus “sobrinos”. Durante doce años, los bastardos de Robert estuvieron a la vista de todos y los príncipes también eran perfectamente visibles. Entonces, ¿qué fue lo que propició que Stannis sospechase de ellos?
—Os habéis perdido una sesión del Consejo muy animada. Al parecer, Stannis se ha coronado rey.
—Lo sé.
—Acusa a mis hermanos de incesto. ¿Cómo se le habrá ocurrido semejante idea?
—Puede que leyera un libro y mirase el color de pelo de un bastardo, como hizo Ned Stark y como hizo también Jon Arryn. O puede que alguien se lo susurrase al oído. —La carcajada del eunuco no era su risita habitual, sino una risa más ronca, más grave.
—¿Alguien como vos, por ejemplo?
—¿Sospecháis de mí? No, no fui yo.
—Si hubierais sido vos, ¿lo reconoceríais?
—No. Pero ¿para qué iba yo a revelar un secreto que he guardado durante tanto tiempo? Engañar a un rey es una cosa, pero ocultarse de los grillos que hay entre los arbustos y del pajarito que entra por la chimenea es otra muy diferente. Además, los bastardos estaban a la vista de cualquiera.
—¿Los bastardos de Robert? ¿Qué tienen que ver con esto?
—Que yo sepa, tuvo ocho —dijo Varys mientras se debatía con la silla—. Sus madres eran de todos los colores, cobre y miel, avellana y mantequilla, pero los bebés nacieron con pelo negro como alas de cuervo… como un mal presagio. De manera que cuando Joffrey, Myrcella y Tommen salieron de entre las piernas de vuestra hermana, todos ellos dorados como el sol, no fue difícil imaginar la verdad.
Tyrion sacudió la cabeza. «Si hubiera dado a luz aunque fuera un hijo de su esposo, habría bastado para acallar las sospechas… pero claro, eso no habría sido propio de Cersei.
—Si vos no dijisteis nada, ¿quién lo hizo?
—Algún traidor, sin duda. —Varys apretó la cincha.
—¿Meñique?
—Yo no he mencionado nombres.
choque de reyes, tyrion iii
En primer lugar, aquí destacan los vaivenes de Varys. Si bien en un primer momento afirma que alguien pudo haber revelado el secreto a Stannis, inmediatamente intenta quitarle importancia a tal afirmación arguyendo que la verdad era visible y fácilmente reconocible a los ojos de cualquiera. Entonces, ¿por qué nadie durante doce años, ni siquiera el propio Stannis, cuestionó los orígenes de los príncipes?
Por otro lado, la Araña afirma que, para descubrir la verdad, Stannis quizá hojease el libro del Gran Maestre Malleon y averiguara el paradero de los hijos bastardos de Robert. Pero no es hasta después de haber expuesto sus sospechas a Jon Arryn cuando ambos comenzaron a indagar en los burdeles. Y no es Stannis quien solicita ese libro a Pycelle, sino el propio Jon Arryn pocas horas antes de morir. Por lo tanto, la versión que ofrece Varys tampoco se sostiene otra vez. Solo queda una opción: alguien desveló el secreto. «Siempre hay alguien que habla», como diría cierto capitán de la guardia. Y por un motivo en concreto, además.
Como consejero de los rumores, Varys es un candidato con muchas papeletas. Es cierto que él mismo niega haber revelado el secreto, hasta el punto de que no lo confesaría si realmente lo hubiese hecho. Pero la verdad es que por aquel entonces el eunuco no ganaba nada revelándolo; más bien al contrario. Durante los últimos días de Arryn, los planes de Varys e Illyrio todavía no estaban preparados para ser ejecutados, como reconoce el magíster pentoshi; es después de su asesinato cuando los acontecimientos se precipitan por la llegada de los Stark y necesitan actuar con presteza. Esto, por tanto, deja la puerta abierta al candidato que Tyrion sugiere, el que acostumbra a susurrar canciones al oído cual sinsonte: Meñique
La cuestión a dilucidar ahora es por qué razón revelaría el secreto. En aquel entonces, Meñique tampoco salía ganando destapando la verdad. De ser así, el heredero de Robert sería un hombre dispuesto a relevarle del cargo, cerrarle todos sus lupanares –su principal fuente de ingresos (y secretos)– y condenarle por proxenetismo. Aunque Meñique sabe medrar muy bien en el caos, no es menos cierto que antes de eso es necesario un periodo de abundancia y prosperidad; una etapa de bonanza económica en la que poder lucrarse impunemente con sus negocios y tejemanejes para después especular en épocas de retroceso económico. Tan provechosa era su posición en la corte que incluso Jon Arryn le otorgaba cargos gracias a la ayuda de Lysa, delegándole el control de las aduanas, las cuentas del Reino y otras tareas.
Si alguna vez un hombre se había hecho una armadura de oro había sido Petyr Baelish, no Jaime Lannister. La famosa armadura de Jaime no era más que acero dorado, en cambio Meñique… Tyrion había descubierto unas cuantas cosas sobre el encantador Petyr. Cosas inquietantes.
Hacía diez años, Jon Arryn le había otorgado una sinecura menor en las aduanas, donde Lord Petyr pronto se distinguió al conseguir recaudar tres veces más que cualquier otro recaudador del rey. Robert gastaba a manos llenas. Un hombre como Petyr Baelish, capaz de frotar dos dragones de oro para que parieran un tercero, resultaba de un valor inmenso para su Mano. A los tres años de llegar era consejero de la moneda y miembro del Consejo Privado. En la actualidad, los ingresos de la corona eran diez veces más elevados que en tiempos de su agobiado predecesor… aunque las deudas de la corona también se habían incrementado. Petyr Baelish era un malabarista de primera.
Y también muy inteligente. No se limitaba a recaudar el oro y dejarlo en la cámara del tesoro, oh no. Pagaba las deudas del rey con promesas, y ponía el oro del rey a que rindiera. Compraba carromatos, tiendas, naves, casas… Compraba cereales cuando había cosechas abundantes, y vendía pan cuando empezaba a escasear. Compraba lana en el norte, lino en el sur y encajes en Lys. Almacenaba las telas, las movía, las teñía y las vendía. Los dragones de oro se apareaban y se multiplicaban. Meñique los prestaba y los recuperaba junto con sus crías.
Y, mientras tanto, también fue situando a hombres que le eran leales. Los cuatro Guardianes de las Llaves eran suyos. Él mismo había nombrado al Contador Real y al Balanza Real, y también a los oficiales al mando de las tres cecas. Nueve de cada diez capitanes de puerto, recaudadores de impuestos, agentes de aduanas, agentes textiles, cobradores, fabricantes de vinos… eran leales a Meñique. Se trataba de hombres en su mayoría de extracción popular: hijos de comerciantes, de señores menores, a veces incluso extranjeros… pero, a juzgar por los resultados que obtenían, mucho más capacitados que sus predecesores de noble cuna.
A nadie se le había ocurrido cuestionar los nombramientos, ¿para qué? Meñique no representaba una amenaza para nadie. Era un hombre avispado, sonriente, cordial, amigo de todos, siempre capaz de encontrar el oro que le pidieran el rey o su Mano, y al mismo tiempo de linaje poco elevado, poco más que un caballero errante. No, no había nada que temer de él. No podía llamar a sus vasallos, no tenía un ejército ni una gran fortaleza, sus posesiones eran irrelevantes, no tenía un matrimonio importante en perspectiva.
choque de reyes, tyrion iv
Pronto Meñique conseguió un alto cargo en la corte y extendió su poder en el ministerio que ocupaba con subordinados leales a él, pero sin llamar demasiado la atención. También descubrimos cuál es el mecanismo que utiliza para lucrarse o financiar otras operaciones, pero lo cierto es que el consejero de la moneda esconde trapos aún más sucios. Puede que la sombra de su actividad ilegal se extienda hasta los lugares más insospechados y recónditos; pero, para lo que aquí nos concierne, podemos circunscribirnos a sus principales trapicheos en la capital.
En Desembarco del Rey, los sobornos eran la especialidad de Meñique […].
danza de dragones, la mano de la reina
En efecto, el soborno siempre ha sido una práctica muy común en la capital del Reino, tanto en los bajos fondos como en las altas esferas del gobierno. En el caso de Baelish, tal es su implicación en los sobornos a los Capas Doradas que incluso sabe exactamente cuáles son las cantidades necesarias para comprarlos.
Por el amor que le profeso a Catelyn, iré ahora mismo a hablar con Janos Slynt, para asegurarme de que la Guardia de la Ciudad os es leal. Con seis mil piezas de oro será suficiente. Una tercera parte para el comandante, una tercera parte para los oficiales y una tercera parte para los hombres. Quizá pudiéramos comprarlos por la mitad de esa suma, pero no es cosa de correr riesgos.
juego de tronos, eddard xiii
No resulta extraño, pues, que este tipo de actividades fueran habituales bajo el mandato de Meñique; es más, durante la etapa de Janos Slynt como comandante de la Guardia, la corrupción aumentó notablemente y se sobrepasaron ciertos límites que sí llamaron demasiado la atención.
—¿Quién mejor para dirigir a los capas negras que el hombre que antes dirigió a los capas doradas, señor?
—En mi opinión, cualquiera de vosotros. Hasta el cocinero. —Lanzó una mirada gélida a Slynt—. Janos no ha sido el primer capa dorada en aceptar un soborno, desde luego, pero tal vez sí haya sido el primer comandante que se ha llenado la bolsa vendiendo puestos y ascensos. Al final, la mitad de los oficiales de la Guardia de la Ciudad le pagaban parte de su salario. ¿No es verdad, Janos?
—¡Mentiras, mentiras y nada más! —Slynt tenía el cuello de color púrpura—. Todo hombre fuerte se granjea enemistades, Vuestra Alteza lo sabe bien, susurran mentiras a nuestras espaldas. Nada se pudo demostrar jamás, nadie declaró…
—Dos hombres que estaban dispuestos a declarar murieron de manera repentina mientras hacían sus rondas. No intentéis jugar conmigo, mi señor. Vi las pruebas que Jon Arryn presentó al Consejo Privado. Si yo hubiera sido el rey, habríais perdido algo más que el cargo, os lo aseguro, pero Robert se limitó a encogerse de hombros. Aún recuerdo lo que dijo: «Todos roban, qué más da. Más vale un ladrón conocido que otro por conocer, el próximo podría ser hasta peor». Las palabras de Petyr en la boca de mi hermano, sin duda. Meñique tenía olfato para el oro, estoy seguro de que arregló las cosas para que la corona se beneficiara de vuestra corrupción tanto como vos.
tormenta de espadas, samwell v
Janos Slynt fue un comandante corrupto, pero es complicado que pudiera hacer esas actividades solo. En realidad, esas corruptelas estaban amparadas o, lo que es más probable, impulsadas por el propio Meñique. Si no, ¿por qué mediar ante el rey para evitar que se investigaran? Baelish estaba claramente implicado en la venta de cargos públicos, pero siempre ha evitado ensuciarse las manos. Además, su influencia en la corte era tal que, ante la gravedad del asunto, pudo convencer al propio rey para que lo ignorase. Robert, que había sido pupilo en el Nido de Águilas, mostraba una pasmosa indiferencia hacia las indagaciones de su querido mentor. Entonces, si tan ventajosa era su posición durante el reinado de Robert, ¿por qué revelar el secreto del incesto precisamente a Stannis?
La verdad es que, más allá de los sobornos, lo que aquí importa es la intromisión de Jon Arryn para desenmascarar la trama corrupta de Meñique. De un modo u otro, la Mano del rey había descubierto uno de sus principales negocios; sólo era cuestión de tiempo que, cuanto más indagase en ellos, Baelish se ensuciara realmente las manos. Y si bien es cierto que Robert delegó muchas de las responsabilidades del Reino en Jon Arryn, en los asuntos económicos y financieros la Mano nunca fue capaz de frenar los gastos y excentricidades del rey; seguramente por influencia de Meñique.
A pesar de los testigos muertos y las pruebas, Arryn cejó en su empeño de investigar los sobornos una vez que Robert dejó zanjado el asunto. Pero ello no resulta tan sencillo si Stannis, siempre obstinado en llegar al fondo de cualquier ilegalidad, era quien investigaba para impartir la justicia que Robert decidió no dar. Más aún en una cuestión tan grave que el propio rey consentía por la influencia de Meñique. En esta partida, tanto Jon Arryn como Stannis eran piezas que debían desaparecer del tablero, pero no sin antes sacarles el máximo rendimiento.
En una situación tan crítica, había llegado el momento de accionar el mecanismo que estaba reservando para una ocasión como esta. Meñique necesitaba ocultar esas irregularidades bajo una espesa cortina de humo que le permitiese desviar la atención. No es difícil imaginar que, al igual que Varys, ya conociera el secreto del incesto; pero, como buen estratega, lo mantuvo oculto para utilizarlo en una situación desfavorable y excepcional. Y esta lo era, pues la Mano del rey y Stannis eran quienes podrían descubrir que la bancarrota del Reino no se debía al derroche indiscriminado de Robert, sino a la malversación masiva de los caudales públicos llevada a cabo por el consejero de la moneda.
Meñique fue quien, de alguna manera, susurró a Stannis la verdad sobre los príncipes. Aunque ello supusiera asumir un gran riesgo, que tomase la iniciativa implicaba que, al menos, pudiese delimitar el campo de juego. Tendría capacidad de decisión sobre cómo sería la partida, sus normas y, sobre todo, quiénes serían los peones. Para ello, Baelish debía tener muy bien calculada la difusión del secreto, de modo que sólo llegase a oídos de Jon a través de Stannis. Dada la gravedad que reviste un asunto de tales magnitudes, lo más sensato es que sólo lo conozcan unos pocos que, por su propia seguridad, actúen discretamente. Un razonamiento lógico al que llegó Meñique, pues era consciente de que Stannis, con su perfil retraído, solo se lo contaría a Jon Arryn. Y ello porque esas acusaciones vertidas por el hermano del rey habrían parecido una maniobra política para posicionarse a la cabeza de la línea sucesoria.
Pupilaje disputado
A lo largo de Juego de Tronos, es recurrente la cuestión relativa al pupilaje de Robert Arryn. La insistencia de Martin en este tema es tan repetitiva que todo indica que pretendía que indagásemos en él como una de las causas de la muerte de Jon. De este modo, nada más comenzar la visita de Robert en Invernalia, ya surgen los primeros problemas sobre este asunto. Al parecer, Tywin Lannister iba a acoger como pupilo al heredero del Valle.
—Lo sé. Yo también. —Ned hizo una pausa—. Catelyn teme por su hermana. ¿Qué tal lleva Lysa la tragedia?
—La verdad es que no muy bien —admitió Robert después de fruncir los labios con amargura—. Creo que la pérdida de Jon la ha enloquecido, Ned. Se ha llevado al chico de vuelta al Nido de Águilas. Es lo contrario de lo que le dije. Yo quería que se criara como pupilo de Tywin Lannister en Roca Casterly. Jon no tenía hermanos, y el chiquillo era su único hijo. ¿Cómo iba a permitir yo que lo educaran sólo mujeres?
Ned preferiría confiar un niño a los cuidados de una víbora que a Lord Tywin, pero no quiso decirlo. Algunas heridas no llegan a cerrarse jamás, y sangran de nuevo a la menor mención.
—La esposa ha perdido al marido —dijo con cautela—. Tal vez la madre tenga miedo de perder al hijo. Es un niño muy pequeño.
—Tiene seis años, es débil y enfermizo, y ahora es el señor del Nido de Águilas. Que los dioses nos amparen. Lord Tywin nunca ha tenido un pupilo. Para Lysa debería ser un honor. Los Lannister son una Casa grande y noble. Pero no quiso ni hablar del tema. Se marchó en plena noche, sin siquiera pedir mi venia. Cersei se puso como una fiera. —Suspiró hondo—. El niño lleva mi nombre, ¿lo sabías? Robert Arryn. Juré protegerlo. ¿Cómo lo voy a hacer si su madre se lo lleva a escondidas?
—Si quieres lo adoptaré yo como pupilo —propuso Ned—. Lysa daría su consentimiento. Catelyn y ella estaban muy unidas cuando eran niñas, y también ella puede vivir aquí si quiere.
—Es una oferta muy generosa, amigo mío —dijo el rey—. Pero llega tarde. Lord Tywin ya ha dado su consentimiento. Dejar al chico como pupilo de cualquier otro sería una afrenta.
juego de tronos, eddard i
Hasta aquí nada hace sospechar de este tema como algo más que una mera anécdota. No hay ningún elemento de peso que nos incite a pensar lo contrario, aunque genere cierta inquietud el hecho de que Tywin nunca haya aceptado ningún pupilo anteriormente. No obstante, poco después sale a la luz el verdadero motivo del pupilaje de Robert Arryn en Roca Casterly.
—Te preocupas demasiado. Lady Arryn no es más que una estúpida miedosa.
—Esa estúpida miedosa compartía el lecho de Jon Arryn.
—Si supiera algo a ciencia cierta habría hablado con Robert antes de huir de Desembarco del Rey.
—¿Tú crees? Robert ya había accedido a poner en custodia como pupilo a ese enfermizo hijo suyo en Roca Casterly. No, ni en sueños. Sabía que el crío sería rehén de su silencio. Ahora que está a salvo en su Nido de Águilas puede que se sienta más valiente.
juego de tronos, bran ii
En efecto, en Poniente la institución del pupilaje se utiliza en la práctica para retener rehenes nobles. Aunque desconocemos los motivos de Tywin para aceptar la oferta del Robert, todo parece indicar que la intervención de Cersei fue crucial para que fuera así. Más tarde, sin embargo, comienzan a aparecer indicios que revelan que los planes de Jon Arryn respecto a su hijo eran otros.
El antiguo criado, ahora zapatero, jamás había intercambiado dos palabras con Lord Jon, pero sabía multitud de chismorreos: el señor había discutido con el rey, el señor apenas si probaba su comida, el señor iba a enviar a su hijo como pupilo a Rocadragón, el señor estaba muy interesado en la cría de perros de caza, el señor había visitado a un maestro armero para encargarle una armadura nueva, forjada en plata, con un halcón de jaspe y una luna de madreperla en el pecho. El propio hermano del rey había ido con él para elegir el diseño, según el criado. No, Lord Renly no, el otro, Lord Stannis.
juego de tronos, eddard vi
Según los rumores que circulaban entre el servicio de los Arryn, el heredero de Jon iba a ser pupilo en la antigua isla-fortaleza de los Targaryen. Son murmuraciones de un criado, pero es la primera señal que indica que la historia real podría ser distinta de la oficial. Y esas sospechas son fundadas, pues el propio maestre de Jon Arryn las corrobora.
—¿Cómo si no habrían hecho que pareciera muerte natural? —Catelyn frunció el ceño, algo intranquila. Tras ellos, Lord Robert gritó divertido cuando una de las marionetas en forma de caballero cortó a la otra por la mitad, derramando sobre la terraza una lluvia de serrín teñido de rojo. Miró a su sobrino y suspiró—. A ese niño le hace falta mucha disciplina. Si no lo apartan de su madre una buena temporada, nunca será capaz de gobernar.
—Su señor padre habría estado de acuerdo con vos —dijo una voz junto a su codo. Catelyn se volvió. El maestre Colemon estaba a su lado, con una copa de vino en la mano—. Pensaba enviar al chico como pupilo a Rocadragón, ¿sabéis? Oh, pero estoy hablando demasiado… —La nuez de la garganta le subía y le bajaba tras la papada. Estaba muy nervioso—. Me temo que he abusado del excelente vino de Lord Hunter. Sólo pensar en el derramamiento de sangre me pone los nervios de punta…
—Os equivocáis, maestre —dijo Catelyn—. Iba a enviarlo a Roca Casterly, no a Rocadragón, y todo eso se acordó tras la muerte de la Mano, sin el consentimiento de mi hermana.
El maestre sacudió la cabeza con energía. Tenía el cuello tan largo que casi parecía una marioneta él también.
—No, mi señora, tengo que llevaros la contraria, pero fue Lord Jon quien…
juego de tronos, catelyn vii
Salvado por la campana, el maestre Colemon, descrito curiosamente como una marioneta, no termina de justificarse antes de que comience el juicio por combate. Sin embargo, su puntualización basta para dar suficiente credibilidad a los rumores. Quizá coaccionado por Lysa se muestra reticente a hablar del tema; pero, al estar embriagado por el vino, Colemon proporciona datos suficientes para dudar sobre el destino originario de Robalito como pupilo. No se trataba de la fortaleza ancestral de los Lannister, sino la de los príncipes Targaryen. Esta misma idea es la que confirma Walder Frey cuando conversa con Catelyn en los Gemelos.
»Y en cuanto a vuestra hermana, es igual o peor. Fue… hace un año, no más, Jon Arryn era todavía la Mano del Rey, y fui a la ciudad para ver a mis hijos en el torneo. Stevron y Jared ya son viejos para las justas, pero Danwell y Hosteen cabalgaron, y Perwyn también, y un par de bastardos míos participaron en el combate cuerpo a cuerpo. Si hubiera sabido cómo iban a avergonzarme, ni me hubiera molestado en ir. Hice todo el viaje para ver cómo ese mocoso Tyrell descabalgaba a Hosteen, y eso que tenía la mitad de años que él, y lo llaman Ser Margarita, o algo así. ¡Y a Danwell lo desmontó un caballero sin rango! A veces me pregunto si de verdad son hijos míos. Mi tercera esposa era una Crakehall, y todas las mujeres de esa familia son unas putas. Bueno, qué más da, murió antes de que vos nacierais, ¿a vos qué os importa?
»Estaba hablando de vuestra hermana. Propuse a Lord y Lady Arryn que tomaran a dos de mis nietos como pupilos, y a cambio yo acogería a su hijo en los Gemelos. ¿Acaso mis nietos son indignos de pisar la corte del rey? Son buenos chicos, tranquilos y educados. Walder es hijo de Merrett, le puso mi nombre, y el otro… je, pues no me acuerdo… pudo haber sido otro Walder, siempre les ponen mi nombre, a ver si los favorezco, pero su padre… ¿quién era su padre? —Su rostro se llenó de arrugas—. Bueno, qué más da, el caso es que Lord Arryn no quiso acoger a ninguno de los dos, y seguro que la culpa la tuvo vuestra hermana. Puso la misma cara que si le hubiera propuesto vender su hijo a una compañía de comediantes o convertirlo en eunuco, y cuando Lord Arryn dijo que iba a enviar al chico a Rocadragón como pupilo de Stannis Baratheon se puso hecha una fiera. Lo único que pudo darme la Mano fueron disculpas. ¿Y para qué quiero yo disculpas, eh, eh?
—Tenía entendido que el hijo de Lysa iba a ser pupilo de Lord Tywin, en Roca Casterly —dijo Catelyn con el ceño fruncido, inquieta.
—No, se lo iba a llevar Lord Stannis —replicó Walder Frey, irritado—. ¿Acaso pensáis que no distingo a Lord Stannis de Lord Tywin? Los dos son un montón de mierda, se creen demasiado nobles para pagar, pero eso no importa, el caso es que los distingo. ¿O pensáis que estoy tan viejo que no recuerdo nada? Tengo noventa años y lo recuerdo todo muy bien. También recuerdo qué se hace con una mujer. El año que viene para estas fechas mi esposa me habrá dado un hijo, seguro. O una hija, es inevitable. Chico o chica, qué más da, será una cosa enrojecida, arrugada y llorona, y seguro que lo quiere llamar Walder o Walda.
—¿Estáis seguro de que Jon Arryn iba a enviar a su hijo como pupilo con Lord Stannis? —El nombre que pusiera Lady Frey a su bebé no era cuestión que interesara a Catelyn.
—Sí, sí, sí —replicó el anciano—. Pero murió, así que ya no importa. Bueno, entonces queréis cruzar el río, ¿verdad?
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Son, pues, tres testimonios los que afirman que el hijo de Jon Arryn iba a ser enviado a Rocadragón como pupilo de Stannis Baratheon, hecho que él mismo confirma en Choque de Reyes. Ahora bien, ¿por qué Rocadragón y Stannis? Un entorno volcánico y aislado no es el lugar más adecuado para un niño enfermizo y débil como Robalito. Además, entre Jon Arryn y Stannis existía más un mero trato de cortesía que una relación de amistad tan profunda como para cederle la educación de su hijo. Entonces, ¿por qué Jon decide enviar a su hijo a una isla inhóspita, lúgubre y aislada? Si bien la educación que Robalito precisaba alejado de la influencia de su madre era la excusa, el motivo del pupilaje era puramente estratégico.
—¿Y para qué conspiraba Lord Arryn?
—Lo sabía —dijo Pycelle—. Lo de… lo de…
—Ya sé qué sabía —le espetó Tyrion, que no tenía ningunas ganas de que Shagga y Timett se enterasen también.
—Iba a enviar a su esposa al Nido de Águilas y a su hijo a Rocadragón como pupilo… pensaba actuar…
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El pupilaje de Robalito no es solo una de las causas que desencadenan la muerte de Jon Arryn, sino también una consecuencia directa del descubrimiento del incesto. Jon pretendía actuar enviando a Rocadragón y al Nido de Águilas a su hijo y a su esposa respectivamente. Y ello con el objetivo de protegerlos de los eventuales riesgos que podrían derivarse de sus indagaciones y acciones. El hecho de que la Mano conociese el secreto implicaba que el único modo de proteger a su heredero pasase por enviarlo a un sitio seguro lejos de la capital. Ese lugar no podía ser otro que la fortaleza de Stannis en Rocadragón, el único en que Jon Arryn podía depositar su confianza precisamente por conocer también él el secreto. Si enviar a Robalito como pupilo fue fruto de la coincidencia o, por el contrario, entraba dentro del retorcido plan de Meñique, es ya una cuestión que se antoja complicada de responder; pero, en cualquier caso, aprovechó esa circunstancia para su propio beneficio, ya que Lysa, en ningún caso, estaría dispuesta a permitir que la separasen de su único hijo.
Jon quería enviar a mi pequeño Robert a Rocadragón, y ese rey borracho se lo habría entregado a Cersei Lannister, pero no se lo permití… Igual que no permitiré que me robes a mi Petyr Meñique.
tormenta de Espadas, Sansa vii
La viuda negra
La muerte de Jon tuvo como consecuencia inmediata la viudedad de Lysa y un vacío de poder en el Valle de Arryn, que pasaba a sus manos y, por ende, a las de Meñique. A partir de ese momento, él tomaría el control de uno de los reinos que permanecerían neutrales durante la guerra. Y este es un factor a tener en cuenta porque, además de las ricas tierras del Dominio, el Valle es también un gran productor de grano. Si se avecinaba una gran guerra, habría hambruna y, ante la escasez de alimentos, se generaría el escenario propicio para especular con ese grano. Meñique ya ha demostrado en más de una ocasión su buen manejo del dinero:
—¡Otra! —El encargado de las liebres metió las manos en la conejera. El siguiente animal fue como una estela marrón sobre las piedras del patio, mientras que el disparo apresurado de Joffrey casi acertó a Ser Preston en la entrepierna.
—¿Te gusta la liebre a la cazuela, chico? —preguntó Meñique a Podrick Payne mientras se daba la vuelta.
—¿Para comer, mi señor? —Pod clavó la vista en las botas del visitante, un hermoso calzado de cuero teñido de rojo adornado con volutas negras.
—Invierte en cazuelas —le aconsejó Meñique—. Dentro de nada vamos a tener una invasión de liebres en el castillo. Vamos a comer liebre tres veces al día.
[…]
Compraba cereales cuando había cosechas abundantes, y vendía pan cuando empezaba a escasear. Compraba lana en el norte, lino en el sur y encajes en Lys. Almacenaba las telas, las movía, las teñía y las vendía. Los dragones de oro se apareaban y se multiplicaban. Meñique los prestaba y los recuperaba junto con sus crías.
choque de reyes, tyrion iv
Por otro lado, Meñique también tendría poder efectivo sobre los vasallos de los Arryn, a los que controlaría de un modo indirecto gracias a la intervención de Lysa. Los ejércitos del Valle permanecerían en el Valle y, durante la Guerra de los Cinco Reyes, no harían causa común con ningún bando con el objetivo de mantenerlos intactos.
Finalmente, con la muerte de Arryn, Lysa era libre para poder casarse otra vez con otro hombre. Meñique, que ha estado evitando las proposiciones de otras familias, no desaprovecharía la oportunidad de ascender socialmente contrayendo matrimonio con ella, convirtiéndose de un plumazo en señor de facto de todo el Valle.
Guerra inminente
Establecidas las reglas del juego, faltaban los peones que jugarían en el tablero. Aunque Meñique había utilizado el incesto de los Lannister como cortina de humo, ni mucho menos pensaba desperdiciar la oportunidad que le brindaba la ocasión. Si la Mano tenía que morir, lo haría originando una guerra civil que ocasionase un gran caos. Con esta jugada no solo pretendía librarse de las incómodas investigaciones de Jon Arryn, sino también buscar una confrontación.
El león y el lobo debían enfrentarse y el modo de hacerlo era involucrándolos en el asesinato de Jon Arryn. Consciente de que Robert acudiría al único amigo que le quedaba, Meñique no dudó ni un instante en sembrar la discordia entre los Stark y los Lannister a través del mensaje encriptado de Lysa en el que culpaba a Cersei del asesinato de su esposo.
Pero para que su plan fuese efectivo era preciso que los Lannister también supiesen que Arryn estaba indagando sobre el incesto. Cersei, como no podía ser de otra manera, cayó en la trampa que le había tendido el consejero de la moneda. En este sentido, las palabras de Pycelle durante su interrogatorio con Tyrion son muy reveladoras, pues el modo en que le dice que le pregunte a su hermana sobre por qué ser Hugh asesinó a la Mano sugieren un vínculo entre ella y el escudero. Y ese vínculo no podía ser otro que el de trabajar como agente suyo, al que recompensó nombrándole caballero; pero que, al mismo tiempo, también era agente doble de Meñique, al que de verdad obedecía. No sería extraño pensar, pues, que el envenenamiento fuera por partida doble, tanto por medio de Lysa como de ser Hugh (tal vez incluso triple, si atendemos a las palabras de Varys e Illyrio). Pero no por una cuestión de asegurar Meñique la muerte de Arryn, sino para culpar a Cersei y evitar que la sombra de la sospecha recayera sobre él, que salió indemne. Ni siquiera el propio Stannis sospechó de él y cree que fue Cersei quien realmente lo hizo. Eso demuestra que si bien se destaparon sus tejemanejes, pudo salir airoso y, como es habitual, con las manos impolutas.
Una vez expuestos los motivos que originaron el deceso final de Jon Arryn, en la siguiente entrega ahondaremos en el puro juego de tronos que vimos en Desembarco del Rey durante Juego de Tronos, centrándonos sobre todo en un gran evento popular, y en cómo se originó la sangrienta guerra civil conocida como la Guerra de los Cinco Reyes, cuyo principal detonante y causas responden a algo más que a la casualidad y esconden mucho más de lo que a primera vista puede parecer.
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