Análisis de Jaime V de Tormenta de Espadas, capítulo en el que descubrimos los orígenes del Matarreyes.

Arrancamos la primera edición de este 2018 dedicada a nuestra sección de El Campeón del Torneo. Y lo hacemos con un plato fuerte: jaime v se ha alzado victorioso en una ajustada votación. Siete votos de diferencia dejan como ganador al capítulo en el que descubrimos los orígenes del Matarreyes.

Pero, antes de comenzar con el análisis, debemos recordaros dos cosas. La primera, el nuevo formato de la sección. Como sabéis, era habitual que la votación del mejor capítulo de determinado personaje acompañara al análisis del capítulo ganador anterior. No obstante, desde la pasada edición hemos modificado esta estructura. De este modo, no será hasta la semana que viene cuando podáis votar por vuestro capítulo favorito de Catelyn Stark.

La segunda es que hemos puesto en marcha un pequeño sorteo al calor de la nueva edición de El Mundo de Hielo y Fuego que Gigamesh ha preparado. Para participar, debéis suscribiros al blog hasta el día 6 de enero. Para ello, necesitáis entrar en la página desde la versión escritorio (la del ordenador) y dejar vuestro correo electrónico en la casilla que hay bajo el escudo de la Compañía en la barra lateral, la cual podréis ver entrando en cualquier post publicado.

Dicho esto, nos centramos en lo que toca. Volvemos a Tormenta de Espadas y, en concreto, al quinto capítulo del verdugo de Aerys II. No obstante, vamos a intentar dejar de lado por un momento al Matarreyes y a conocer de primera mano a Jaime Lannister.

Gloria y vergüenza de Jaime Lannister

Los orígenes del Matarreyes

No deja de ser irónico —lo que no debería pillarnos de nuevas después de tantas ediciones de esta sección— que justo sea en el momento en el que el personaje «renace» cuando Martin tenga a bien presentarnos, en jaime v, los orígenes del Matarreyes. Es aquí donde descubrimos por qué Jaime Lannister mató a Aerys II, poniendo así fin a 300 años de dinastía Targaryen. Además, dado el profundo conocimiento que Jaime posee de la rebelión de Robert, Martin se sirve también del punto de vista del guardia real para sembrar dudas acerca del levantamiento rebelde contra el dominio del dragón.

Y aunque en la primera lectura conocer las causas que motivaron la muerte de Aerys II es verdaderamente impactante, en la relectura son otros los detalles que cobran sentido. Especialmente, desde nuestra perspectiva, el contexto que crea Martin para descubrir la historia y el significado de esta revelación dentro del arco de Jaime. Es, en definitiva, una forma realmente espectacular de anunciar ese renacimiento del que hablamos: no es casual que Jaime tomara la capa blanca en Harrenhal, ni tampoco lo es que precisamente en el lugar en el que se arrodillara ante Aerys II para recibirla hubiera ahora unas letrinas. Esto es de hecho la clave para entender por qué un baño en Harrenhal es lo que Jaime necesitaba para limpiarse de la larga sombra del Matarreyes.

Ya señalamos que era una declaración de intenciones que Martin decidiera comenzar Tormenta de Espadas con Jaime Lannister. Lo cierto es que el lector se encuentra confuso al leer sus capítulos, puesto que un personaje al que se debería tener que odiar es representado de una forma humana, hasta el punto de que no es difícil empatizar con él. El escritor prepara así el terreno durante cuatro capítulos para soltar la bomba en el momento preciso. Del mismo modo, si puede arrancar con él ahora es debido a la magnífica conversación que le hace mantener con Catelyn en el último punto de vista de esta en Choque de Reyes.

orígenes del Matarreyes

Jaime y Brienne, por lissinator

Mediante una analepsis, Martin nos pone cara a cara con los orígenes del Matarreyes, íntimamente relacionados con ese episodio. Este recuerda los traumáticos sucesos que agitaron los últimos compases de la Rebelión de Robert, poco antes del Saqueo de Desembarco del Rey. Jaime da a conocer a Brienne la verdadera historia: mató a Aerys para que este no ordenara volar toda la ciudad con fuego valyrio. También mató a unos cuantos alquimistas, pero nadie se preocupó demasiado por ello. A fin de cuentas, no eran personas honorables.

En un mundo donde la palabra dada apenas sirve de nada —y de ahí el recurrente «las palabras se las lleva el viento» de Martin—, no sería extraño que el lector desconfiara de lo que cuenta Jaime. Sin embargo, no existe otra posibilidad que tomar el relato como verídico: las visiones de Daenerys en la Casa de los Eternos o los fortuitos encuentros que Rossart y sus acólitos hacen de los depósitos de fuego valyrio del Rey Loco son pruebas de que Jaime Lannister está diciendo la verdad.

Pero, para nuestro interés, es más importante tener en cuenta que la escena sirve como un punto de inflexión en la construcción de su personaje. Es habitual en el cine que la lluvia ayude a reforzar la escena de un modo u otro, incluso para que sea más fácil recordar al espectador la escena en sí (es la única en la que llueve) o para ocultar posibles fallos en las escenas de acción. No obstante, la lluvia también es utilizada en muchas ocasiones como punto de no retorno: en el género de terror, por ejemplo, es muy recurrente utilizar la lluvia como elemento para identificar cuándo comienzan los problemas. Así, la familia nos es presentada muchas veces como feliz, armónica y, sin embargo, es a partir de una lluvia cuando las cosas empiezan a moverse solas, un familiar desaparece o tiene lugar el primer susto.

Martin utiliza el agua de forma similar en esta ocasión, solo que la escena en los baños remite a una purificación, a una transformación —y no hace falta que nos vayamos al bautismo en el mundo real teniendo el de los Hijos del Hierro en la saga para captar la idea. Así es como la mayor vergüenza del Matarreyes se convierte en la verdadera gloria de Jaime Lannister. Y si mencionamos la lluvia en el cine es porque, al igual que sucede en determinadas películas, después de esta escena nada volverá a ser igual.

En esta escena tiene lugar una revelación más profunda que la del propio asesinato de Aerys: es la primera vez que vemos a Jaime y no al Matarreyes. Y Martin quiere que lo veamos así, valiéndose para ello de diferentes metáforas:

  • La más evidente, como ya hemos señalado, es la del propio baño. Jaime simplemente tiene que quitarse toda la mierda que le cayó encima desde que se puso la capa blanca.

El grupo de casas que se habían alzado junto a los muros estaban quemadas, reducidas a cenizas y a piedras ennegrecidas, y muchos hombres con sus monturas habían acampado recientemente a orillas del lago, donde Lord Whent había celebrado su gran torneo en el año de la falsa primavera. Una sonrisa de amargura aleteó en los labios de Jaime al cruzar el terreno desolado. Habían excavado una letrina en el mismísimo lugar donde él se había arrodillado ante el rey para prestarle juramento.

jaime iv, tormenta de espadas

 

  • Su amputación no solo no se pasa por alto, sino que incluso es uno de los motivos que Martin usa para que la acción tenga lugar. Es realmente poética la relación que Martin establece entre la pérdida de la mano y la destrucción del Matarreyes que, en pedazos, se va deshaciendo para que aflore Jaime.

¿Os molesta ver el muñón? —preguntó Jaime—. Deberíais estar contenta. He perdido la mano con la que maté al rey. La mano que tiró de la torre al crío de los Stark. La mano que metía entre los muslos de mi hermana para que se le humedeciera la entrepierna. —Le agitó el muñón ante la cara—. Con vos guardándolo, no es de extrañar que Renly muriera.

jaime v, tormenta de espadas

 

  • Y lo que aflora primero, sin duda, es el Jaime más carnal. El Matarreyes, ante Catelyn, se había vanagloriado de amar solamente a su hermana. Ahora, sin embargo, Jaime llega a sentir una erección al contemplar el cuerpo de Brienne. Esto no solo demuestra que Jaime está cambiando, sino que además en ello ayuda tanto la presencia de la moza como la ausencia de su hermana Cersei.

La moza se puso en pie tan bruscamente como si la hubiera golpeado, e hizo que el agua salpicara fuera de la bañera. Jaime captó un atisbo del espeso vello rubio entre sus muslos mientras salía. Era mucho más peluda que su hermana. Por absurdo que fuera, sintió cómo la polla se le levantaba debajo del agua.
«Ahora sí que es evidente que llevo demasiado tiempo lejos de Cersei». Preocupado por la reacción de su cuerpo, apartó los ojos.

jaime v, tormenta de espadas

 

  • Pero la cosa va más allá. Si tenía que ser en Harrenhal el lugar donde Jaime tenía que darse el baño, debía ser al narrar la historia de los orígenes del Matarreyes cuando pudiera deshacerse de él. De ahí que la gran revelación tenga lugar justo ahora, de ahí que Jaime piense que no es él mismo quien está contando todo aquello que envenena su ser, de ahí que se reconozca a sí mismo, sin embargo, al finalizar su historia:

—Para firmar una tregua hace falta confianza. ¿Queréis que confíe en…?
En el Matarreyes, sí. En el perjuro que mató al pobrecito Aerys Targaryen.
[…]
«Es por el calor que hace aquí, por el veneno que tengo en la sangre, por la fiebre. No soy yo mismo».
[…]
El dolor lo recorrió como un latigazo… y, de repente, la sala de baños giraba. Brienne lo agarró antes de que cayera. Tenía el brazo con la piel de gallina, frío y húmedo, pero era fuerte, y su tacto, más delicado de lo que Jaime habría imaginado. «Más delicada que Cersei», pensó mientras lo ayudaba a salir de la bañera, con unas piernas tan fuertes como una polla inerte.
—¡Guardias! —oyó gritar a la moza—. ¡El Matarreyes!
«Jaime —pensó—. Me llamo Jaime».

 

Es claro, por tanto, que nos encontramos ante un renacimiento. Tras la amputación, esta especie de bautismo sirve para lavar el pecado original de Jaime, el haber matado al rey que juró defender, Aerys II. Fue este hecho lo que lo convirtió en el Matarreyes y fue el Matarreyes quien devoró a Jaime hasta presentárnoslo tal y como lo conocemos en la saga. De hecho, el Matarreyes es la armadura que Jaime tuvo que vestir para afrontar todas las críticas que se cernieron sobre él tras el Saqueo de Desembarco del Rey, comenzando por la mirada incriminatoria de Eddard y por las bromas de Robert Baratheon. Pero esa figura, para mantenerse firme, necesitaba de la mano que empuñaba la espada. Sin ella, el Matarreyes simplemente no podía ser el Matarreyes. Por eso ahora, en contraposición al momento en el que recibió su capa blanca, es en los baños de Harrenhal, completamente desnudo y manco, cuando Jaime puede renacer como un auténtico caballero.

Jaime y Aerys II, por Michael Komarck

El mensaje que envía Martin con Jaime sobre la caballería a través de la contraposición del nombramiento de Jaime como guardia real y este renacimiento es desgarrador, pero completamente poético. Pero las paradojas no cesan aquí. La base original de todo esto es el asesinato de Aerys II, que debería haber sido lo que encumbrara al joven caballero. No fue así, por supuesto. La Guardia Real de Aerys II es considerada como la más honorable, y se rememora para exaltar los valores de la caballería. En otros trabajos hemos hecho hincapié en lo contradictorio de esta vinculación, pero en ninguna otra ocasión se hace tan evidente que, dentro de la caballería, lo honorable y lo que está bien o es justo no siempre es lo mismo. Jaime se comporta como un verdadero caballero cuando mata a Aerys II, dando prioridad a unos juramentos que anteponen al débil sobre el fuerte por primera vez. De ahí que vistiera la armadura dorada y no la blanca, y de ahí que tuviera que ser Eddard Stark el Lord rebelde que lo encontrara sobre el Trono de Hierro. Desde ese momento, Jaime quedó confrontado claramente contra el honor.

A raíz de esto, el contrato social basado en el honor se vuelve mucho más maleable a ojos del lector. De hecho, apenas hay un personaje mejor para cuestionarse qué es el honor en Poniente que el de Jaime Lannister. En este sentido, Martin lleva al lector en este capítulo a confrontar los prejuicios adquiridos en la lectura. Jaime y Robb tenían más o menos la misma edad cuando rompieron sus juramentos, aunque las consecuencias de tales decisiones fueron verdaderamente diferentes. Jaime, en opinión de todos, dejó su honor a la altura de la mierda para salvar Desembarco del Rey; Robb, en su opinión, decidió conservar su honor casándonse con Jeyne para encontrarse con el amargo final que le esperó en Los Gemelos. Ambos fallaron a su palabra, pero mientras uno permitió un nuevo comienzo, el otro simplemente claudicó al fin.

—¿Edmure se va a casar? —preguntó Jaime—. ¿No era Robb Stark?
Su Alteza el rey Robb ya está casado. —Bolton se escupió un hueso de ciruela en la mano y lo dejó a un lado—. Con una Westerling del Risco. Según me han dicho, se llama Jeyne. Sin duda la conoceréis, ser. Su padre es vasallo del vuestro.
—Mi padre tiene muchos vasallos y la mayor parte de ellos tienen hijas. —Jaime buscó la copa con su única mano al tiempo que trataba de recordar a la tal Jeyne. Los Westerling eran una casa antigua, con más orgullo que poder.
—No puede ser verdad —dijo Brienne, testaruda—. El rey Robb ha jurado contraer matrimonio con una Frey. Él jamás rompería un juramento, no
Su Alteza es un niño de dieciséis años —dijo Roose Bolton con tono suave—. Y os agradecería que no pusierais en duda mi palabra, señora.
Jaime casi sentía lástima por Robb Stark. «Pobre idiota, ganó la guerra en los campos de batalla y la perdió en un lecho.»

jaime v, tormenta de espadas

 

En efecto, el juego de tronos no se detiene ni siquiera en epifanías como esta. Pero, visto desde esta perspectiva, esta segunda parte del capítulo refleja también ese renacimiento personal de Jaime. El otrora impulsivo Matarreyes se ve obligado a jugar al juego de tronos por primera vez en su vida sin la mano de la espada. Cada vez lo irá haciendo mejor, pues ningún inicio es sencillo y Jaime primero amenaza con un cuchillo romo a su captor. No obstante, pronto toma conciencia de las reglas del juego al que están jugando. Y la jugada es delicada, pues asistimos al preámbulo directo de la masacre que pronto tendrá lugar en el castillo de Walder Frey: la Boda Roja. Roose Bolton se apunta así al caballo ganador, que no es otro que Tywin Lannister. Y es que no fue solo Jaime quien cogió un día una capa en Harrenhal y, tras un baño allí, decidió ponerse otra:

—No tan fuerte, moza —le gritó—. Os vais a arrancar la piel a tiras.

jaime v, tormenta de espadas

 

Si Tywin Lannister ha perdido a los Titiriteros Sangrientos, la destrucción del Matarreyes, la amputación, ha permitido encontrar también unas nuevas manos dispuestas a mancharse de sangre para ganarse la amistad de Roca Casterly. La carne es la gran metáfora de esta íntima cena. No solo nos permite identificar a Bolton como el nuevo brazo ejecutor de los Lannister, sino que establece además relaciones simbólicas con la carnicería de la Boda Roja, con la pasión carnal de Robb Stark en el Risco y con la amputación de Jaime.

Miró la carne y comprendió que, con una mano, no tenía manera de cortarla.
«Ahora valgo menos que una niña —pensó—. La Cabra ha equilibrado el intercambio, aunque dudo mucho que Lady Catelyn se lo agradezca cuando Cersei le devuelva a sus mocosas en este mismo estado. —La sola idea le hizo hacer una mueca—. Y seguro que también me culparán a mí de eso.»
Roose Bolton cortaba la carne con movimientos metódicos mientras la sangre corría por el plato.

jaime v, tormenta de espadas

 

Por supuesto, la Boda Roja es a su vez el mejor símbolo de traición que hay en la saga, violando las leyes de los dioses y los hombres, al traicionar las leyes de la hospitalidad, todavía sagradas en el Norte. Y, cómo no, hasta en ese ajo tenía que estar metido el Matarreyes. Martin se gasta así un buen foreshadowing al hacerle pensar que seguro que también me culparán a mí de eso. No solo por las niñas, claro, sino también por eso de cortar carne y enviar saludos. Pero eso es algo que tendrá que esperar a Vientos de Invierno y a la resolución del encuentro entre Brienne, Jaime y Lady Corazón de Piedra.

Martin no da puntada sin hilo y, lógicamente, al calor de toda esta reflexión pueden ponerse sobre la mesa otras cuestiones de una importancia fundamental. Nos referimos a la historia de la Rebelión de Robert que cuenta Jaime, así como al papel que la Guardia Real y Varys —a quien Jaime dedica pensamientos francamente reveladores— jugaron desde antes de sus inicios. Todavía no sabemos exactamente qué sucedió, pero aunque Roose Bolton le recuerda a Brienne que los Lannister mienten, la sinceridad de Jaime asusta al lector y empieza a poner patas arriba la historia que contaron los vencedores de la guerra contra los Targaryen. ¿Será que no es un verdadero Lannister?

—Todo lo que hizo Robert fue por amor.
Todo lo que hizo Robert fue por orgullo, por un coño y por una cara bonita.
Cerró el puño… o lo habría cerrado, de haber tenido mano. El dolor lacerante le recorrió el brazo, cruel como una carcajada.
—Se alzó para salvar el reino —insistió la moza.
«Para salvar el reino.»

jaime v, tormenta de espadas

 

Azor Ahai Sword Main

Pero no solo quedan pendientes por resolver todavía desde este capítulo la responsabilidad de Jaime en la Boda Roja o la verdadera historia de la Rebelión de Robert. Y es que muchos han visto en jaime v de Tormenta de Espadas los elementos para hablar del renacimiento profético de Jaime, ligándolo con Azor Ahai. Algunos hacen hincapié en jaime vi y el extraño sueño que tiene el personaje. Otros, además, valoran una vía interpretativa que podemos remontar hasta 2011, de la mano de @alexwebb2. Este usuario se percató de la semejanza que hay entre dos construcciones valyrias: aeksio [señor/lord] y onos [luz/light], por una parte, y aeksion [oro/gold] y ondos [mano/hand], por otra, estableciendo un paralelismo entre el Señor de Luz y una mano de oro. Lo que podría ser una simple casualidad cobra fuerza si tenemos en cuenta que es el propio Aemon en Festín de Cuervos quien introduce en la ecuación de las profecías la posibilidad de que la mala interpretación de aquellas parta de un error en la traducción. Según @alexwebb2, cuando Valyria conquistó el Antiguo Ghis, algunos de los dioses y héroes ghiscarios pasaron a la cultura valyria, siendo Azor Ahai uno de ellos. Esta figura mítica pasaría a llamarse en alto valyrio como Aeksion Ondos. El problema radicó en que los sacerdotes rojos, interesados en insertar a su dios en la mitología local, crearon una especie de sincretismo sobre un dios llamado Señor de Luz o Aeksio Onos, con un guerrero de su fe conocido como Azor Ahai. Azor Ahai en realidad se refería así a un tal Mano de Oro y, teniendo en cuenta que las manos de oro siempre están frías y que el monstruo de Bran murió hace mucho tiempo, el mítico héroe sería hoy en día Manosfrías 1, mientras que Jaime encarnaría su resurrección. Sea como fuere, no deja de ser curioso que, siguiendo con la canción, unas manos de oro sean las más adecuadas para empuñar una espada ardiente y que Jaime esté tan vinculado a ellas. No solo por la que se haga forjar, sino también por la que se encuentra en la moneda de oro que Varys —siempre con sus dobles sentidos— dejó en la celda de Tyrion.

Y, ahora, vuestro turno:

¿Qué destacaríais vosotros del capítulo de Jaime? ¿Qué pensáis del honor en la sociedad ponienti? ¿Y de la traición de Roose Bolton? ¿Creéis que Jaime es un posible candidato a ser Azor Ahai?

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  1. Aunque todos sabemos que en realidad es Dunk.