Una semana más volvemos con otra edición del Sacerdote Ahogado al Habla de la mano de Gonzalo Greyjoy (en Twitter @viachesl4v), que cada semana nos dará su particular visión del episodio emitido; en esta ocasión, el 7×02 Bajo la Tormenta. Ya nos sorprendió su primera reseña y parece que tuvo una gran acogida entre los leales. Así, os dejamos ya para que la disfrutéis no sin antes recordaros que no os debéis perder los enlaces.


7×02: Bajo la Tormenta

Gonzalo Greyjoy —


Segundo episodio. Vamos al meollo.

Esta review contiene spoilers del 7×02 “Bajo la tormenta” y todo lo anterior. Desgraciadamente, o por fortuna, el autor de esta review no posee velas de vidriagón, por lo que no puede hacer spoilers más allá del episodio actual.

¿Bajo la Tormenta? Pero qué…

Promesas del Este

Empezamos en Rocadragón, como finalizó el episodio anterior. Noche desapacible, galerna que golpea las costas de las que hace tres siglos partió Aegon el Conquistador para tomar Poniente y someter sus reinos.

Daenerys, Tyrion y Varys se encuentran departiendo sobre el modus operandi de la conquista. Se va a repetir varias veces durante el episodio y en distinta tramas el mantra de los dothrakis y los Inmaculados. Pero lo interesante de la conversación viene a continuación: cuando Daenerys saca a colación la dudosa lealtad de Varys. Tras un tenso rifirrafe entre Daenerys y el exconsejero de los Rumores: una exabrupta llamada de Gusano Gris. El motivo es la llegada de una vieja conocida: Melisandre de Asshai.

Anunciando la llegada del Príncipe que fue Prometido, Melisandre va a informarle a Daenerys de los méritos de Jon Snow. Missandei, doctora experta en filología valyria, matiza que para ese sustantivo no hay género definido y el artículo es neutro. Total, que podría ser tanto Jon como Daenerys Targaryen. O Lord Davos, puestos a pedir.

¡Y lo dice la duquesa de Alba, ja!

En la siguiente escena en la que volvemos a la isla ubicada a las afueras de la Bahía de Aguasnegras, tenemos otra reunión. Pero esta vez con todo el séquito de capos discutiendo la estrategia a tomar: unos bajarán a Dorne, otros irán a La Roca y otros entrarán directamente en las Tierras de la Corona, evitando en la medida de lo posible el uso de dothrakis. Entre lo más destacado: Ellaria Arena, ella tan hortera (como la trama de Dorne), tan viperina, mala y absurda (obvio), echa en cara a Tyrion que lleva el mal en la sangre: ser Lannister.

Tras esta tensión, Daenerys decide cortar por lo sano, es decir, diciendo que ella was born to rule the Seven Kingdoms y que no quiere gobernar sobre cenizas (Ashes, que habría estado curioso que cortase plano para, a continuación, integrar un plano de Yara Greyjoy). Lady Olenna, ella tan experta y con tanto mundo vivido, le da algunos consejos: “sé Fernando el Católico, básicamente, querida”.

Después pasamos a una escena del Gussandei. Primera ración de tetas de la temporada y poco más. Sin necesidad de extenderme demasiado.

Winter is Here and Jonerys is coming

Tras un salto espacial y elipsis temporal, pasamos a la segunda localización del episodio: Invernalia. Una carta, supuestamente de Tyrion Lannister, ha llegado a las manos de Sansa, leyéndola en voz alta delante de Davos y de Jon. Más adelante, me gusta que se matice que el fuego mata a los espectros. Y no a los Caminantes Blancos. Siguiendo la pauta marcada las veces que se han enfrentado con los demonios del frío: 5×08 y 6×05.

Por otro lado, me gustaría puntualizar sobre la cantidad de personajes que se amontonan en diversas localizaciones temáticas y que dejan poco respiro. Aquí: Jon, Sansa, Meñique, Brienne, Davos y unos cuantos más. Más después la llegada de Bran y Meera. Mucho personaje para tan poco corral. Jon, tras la siguiente escena, sabremos que parte con Davos a Puerto Blanco rumbo a Rocadragón, por lo que el resto de personajes habrán de tener más oportunidades de ser desarrollados esta temporada. Y no quedar relegados a meros objetos de decoración o actores con una o dos frases por guión.

La siguiente escena es ya una nueva reunión con varios de los personajes mencionados. Jon expone, a partir de una carta enviada por Sam –sobre algo de lo que él ya es consciente de forma explícita-, sus argumentos en favor de marchar a la otrora fortaleza de Stannis Baratheon. Disensiones en el seno del PSOE. Unos pocos son pro-Targaryen. Mayoría en favor del aislacionismo y centrarse en los problemas de su territorio. Para asegurarse de que haya continuidad, Jon decide delegar y nombrar sucesora a Sansa (y espérate tú que próximamente llega a quién Robb nombró heredero hace unos años).

Y última escena: en las catacumbas es Jon quien contempla la nueva estatua en honor a Eddard Stark (muy buen escultor, emulando en la roca a Sean Bean). Allí, al igual que en el 5×04, se encuentra Meñique, quien intenta jugar con la psicología de Jon: que si él es mejor que su padre y su hermano, que si su madre era tonta por despreciarle… Pasando ya a tensar las cosas: que si está vivo gracias a él y que va a camelarse a Sansa –cosa que Jon no acepta de ningún grado–. Y tras la marcha de Jon y Davos, queda bien claro quién manda en Invernalia o, mejor dicho, quién hace y deshace a su antojo.

Jon, el Jonerys es inevitable…

Construyendo una Estrella de la Muerte

En la primera escena en Desembarco, tenemos una audiencia de la Reina Cersei con diversas personalidades del sur de Poniente, aún leales a la Corona o, en el peor de los casos, neutrales. Entre ellos, tenemos la asistencia de vasallos Tyrell, destacando la casa Tarly con Randyll Tarly al frente. Tenemos un recast con el actor de Dickon, dicho lo cual, en principio, no veo el porqué del mismo. Que oye, igual es un Hombre sin Rostro. ¡Viva la fiesta! Un saludo a los integrantes del podcast “Dragones y Camorra” que ya sacaron a debate el tema en cuestión.

Sobre la posterior conversación entre Jaime y Randyll, nos encontramos con dilemas de a qué casa hay que servir. Y la enésima alusión a los dothrakis, tal como se hipotetizaba allá por el primer tomo de Canción de Hielo y Fuego y en la primera temporada. Y claro, hablarle de esto de los dothrakis al tío más racista de Poniente… Pues no hay que ser muy astuto para ir hilando sobre qué se masca debajo de esa calva.

Ya por último, bajamos a otras catacumbas. Las Reales Atarazanas de Sevilla hacen de refugio de los restos de calaveras de los dragones Targaryen. Escena iluminada con luz natural bajo el fuego de las antorchas que repite los esquemas de aquella ya lejana entre Joffrey y Margaery con una ballesta mediante y con una dirección de arte sea un tanto simple (esa colección de calaveras pequeñas expuestas sin ton ni son). Lo más destacable: se introduce la noción de forma indirecta que Daenerys va a perder un dragón, de un modo u otro, por lo menos.

 Balerion Smaug el Dorado tienes escamas de acero… Un cráneo, ¡ups!

Este libro ya lo he leído

-¿Crees que después de la muerte hay una vida mejor?

-Según se mire… ¿Después de la muerte de quién exactamente?

En Antigua, seguimos con las andanzas de Samwell Tarly junto con el Archimaestre Ebrose para encontrar la cura –ojalá no– de Jorah Mormont, que dice que en cuanto se cure irá a por su khaleesi y blablablá. Está bien ver a Jim Broadbent y la sorna con la que rebate a Sam. Sin embargo, a la espera de cómo se irá desarrollando esta trama, mucho me temo de que, una vez más, simplifican una trama que podía dar mucho de sí. Aun así, espero estar equivocado.

Por último, quiero hacer un apunte sobre lo cachondo que es el montador esta temporada. Entre el episodio anterior y éste… Otra vez Sam, aunque esta vez enlazando la operación quirúrgica sobre Jorah Mormont con un plato –de vete tú a saber qué- en una Posada en medio de la Tierra de los Ríos.

De los creadores de «la papilla de Jojen»…

El Reencuentro que emocionó a Steven Spielberg

Y es allí donde vamos ahora. A las Tierras de los Ríos. Arya espera a que un viejo conocido le dé de cenar un poco de empanada. Tras discutir con Pastel Caliente (Hotpie) como se deben preparar éstas –si debe ir más Frey o menos va en función del gusto de cada uno–, descubre lo más interesante del día: se entera de que Invernalia está de nuevo en manos de los Stark. Por lo que parece que cambiará de rumbo y no irá a Desembarco a matar a la Reina. De momento.

Bien que se entere Arya por parte Pastel Caliente, aunque es poco creíble que éste tenga nociones tan nítidas de las noticias venidas del Norte. Cuadraría perfectamente que hayan bajado distintos caballeros y que éstos se hayan ido de la lengua y soltado noticias sesgadas cuando no directamente rumores.

Por último, escena en la tundra. Frío y soledad. Ni un fuego puede subir la temperatura. Y claro, cuando estás solo en mitad del bosque, en zona “pacificada”, pues puedes encontrarte de todo: soldados que quieren violar, bandidos o, en este caso, lobos.

Uno de ellos más grande que el resto. Nymeria. Reencuentro Stark-Lobuno y la palabra que no usaré en ninguna de mis reviews. Quizá, sin ser demasiado, la escena más emocionante del episodio; no por ella en sí, sino por lo que representa: esos lejanos comienzos en los que Maisie Williams demostraba que era todo un prodigio de expresividad (llegando uno a dudar desde el principio si Arya y Jon eran hermanos por parte de padre). Y de por qué, pese a la infame trama en Braavos de las dos últimas temporadas, Arya sigue siendo de nuestras favoritas.

Ahora soy yo la que quiere estar sin ti…

Y bueno, metáfora de la frase esa de la manada y el lobo solitario. Ya os la sabéis.

¡Juas, Juas, Juas!

Terminamos la review con la última secuencia del capítulo.

Estamos en la popa de la Viento Negro, la nave de Yara Greyjoy. Junto con su hermano Theon tiene invitadas a las Serpientes de Dorne. No sé qué hay entre las hijas de Oberyn, pero sí que va a haber rollo entre la madre y Yara… Hasta que un pepinazo les corta el rollo. Es Euron, que ha traído la Tormenta y un cacho hacha de dos pares de cojones con un kraken serigrafiado incluido.

Ahora bien, habíamos leído y esperado –yo al menos- una batalla naval. Sabiendo lo complicado y costoso que resulta rodar escenas así, yo esperaba terminar diciendo que era una de las mejores batallas vistas. Pero lamentablemente no lo es. Y por qué:

1. Los integrantes de ninguno de los dos bandos es lo suficientemente memorable y, si acaso, queremos que pierdan unos (o unas, para ser más precisos). Pero tan livianas y olvidables son las Serpientes de Arena que no hay punto de comparación con el odio recóndito y animadversión que uno le podía llegar a tener a Joffrey o Ramsay.

2. El montaje es farragoso y caótico. Entiendo que al ser una pelea, el movimiento no debe ser limpio, que los personajes confunden a quién atacar (lo que se llama Niebla de Guerra); pero ahí que sean los personajes, no el espectador quien salga mareado. Cortes sin sentido y planos cerrados de escenas ya de por sí bastante oscuras.

3. La dirección de actores, especialmente la de Euron, es desastrosa. No considero a Pilou Asbaek un mal actor –al menos lo que he visto de él en Borgen-, pero lo de este capítulo no tiene nombre. Mira, más que un homenaje al Joker de esa obra maestra del cine contemporáneo que es El Caballero Oscuro, tenemos al de Jared Leto de la infame Escuadrón Suicida.

¡Mozaas, tengo tierraaas!

Y son estos tres puntos los que desmerecen una batalla que podía haber sido mucho más memorable. Eso sí, sirve para ver que Daenerys no lo tendrá tan fácil y que Euron dará que hablar durante la Guerra de las Reinas.

Por último, el saldo del enfrentamiento son: Daenerys pierde parte de su flota que iba a desembarcar en Dorne. Y Euron ya tiene un regalo para llevarle a Cersei (a menos que tenga otro): dos Serpientes capturadas (Ellaria y la Tetas). Y dos Serpientes muertas con las que me confundo: ¿Obara es la del látigo, no? ¿Y Nymeria la otra? Un momento, imposible. Ya he dicho antes que Nymeria es la loba huargo que se cruza con Arya. Y claro, que para algo D&D cambian los nombres.

*Último apunte:

Euron Greyjoy, quién tras su acometido, entrará en Desembarco y en las casas de algunos televidentes como héroe nacional. O no. Quién sabe. Y nada, a esperar otros 7 días.

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