Continuo con la tercera entrega de, lo que creo que ya podríamos llamar en toda regla, una serie de ensayos en los que, como ya sabréis, o deberíais saber, trato como buenamente puedo de desentrañar toda la influencia que tuvo Nicolás Maquiavelo en GRRM a la hora de escribir no solo Canción de Hielo y Fuego sino también sus distintas precuelas (El Mundo de Hielo y Fuego, la Danza de Dragones, los cuentos de Dunk y Egg…), etc.

En El Príncipe, como ya sabréis, Maquiavelo enumeraba una serie de consejos a todo gobernante para gobernar de forma que no termine perdiendo bien su reino, bien su propia vida. Y, entre otras cosas, dedicó gran importancia a una cuestión que, como procedo a demostrar, se ha dejado sentir en infinidad de ocasiones y de personajes en Canción de Hielo y Fuego: la cuestión de si a un príncipe le conviene más ser temido o ser amado, y cómo ganarse ambas.

Después de haber hablado sobre los errores de Aenys y Maegor y sobre lo importante que es para un monarca el amor y el temor de sus súbditos, paso ahora a comentar los —incontables— defectos de uno de los contendientes de la famosa Guerra de los Cinco Reyes: Renly Baratheon.


Maquiavelo en Poniente

— Jar Jae III —


Renly Baratheon: el Kennedy de Poniente

Renly superandose en sus diversiones. Por Fantasy Flight Games

Supongo que a muchos les sorprenderá el título tan extravagante como el de «el Kennedy de Poniente», y no me extraña. Pero son tantas las semejanzas que tienen ambos que no pueden ser pasadas por alto. JFK ha pasado a la historia como el político carismático por excelencia. Alguien que sin duda alguna pertenecía a la «aristocracia americana», pero a la vez comprendía y se mostraba cercano hacia las clases populares que le idolatraban . Al mismo tiempo representaba un ideal optimista: la fe en el progreso. Tal era su influencia que puso de moda un estilo de vestir propio. Cualquiera diría que hablo más de una estrella del rock y no del presidente de EE.UU. Para rematar el cuadro, Kennedy, al igual que Renly, tuvo un amargo final a una edad muy temprana.

Igual que Kennedy, Renly, como ya conté yo mismo en su día, representa al perfecto cortesano: amigable, de sonrisa fácil y con una broma en la boca, que cuida con el mismo detalle su apariencia ante los ojos de la corte. Alguien extremadamente carismático que hace amigos con la mayor facilidad; es querido hasta por el pueblo llano, que en principio no tendría ninguna razón para tenerle aprecio, pues no es que Renly les tenga en sus pensamientos.

—Cierra esa boca mentirosa, mujer, que no sabes lo que dices; el hermano del difunto rey era un buen hombre

juego de tronos, arya v

 

Pero como ya sabemos, no es oro todo lo que reluce. Pese a las apariencias, Renly es un joven enormemente egoísta e infantil, desconsiderado con otras personas y que juega con ellas como simples juguetes. Sus cargos (Lord de las Tierras de Tormenta primero, Consejero de Edictos después y, finalmente, Rey de los Siete Reinos), le son totalmente inmerecidos. No ha hecho nada para ganárselos; simplemente, ganarse la amistad de las personas indicadas para ir creciendo a su costa. Lo cual influirá enormemente en su personalidad y, por tanto, en su forma de gobernar.

Renly Baratheon: carisma contra la realidad

El Rey en Altojardín, de Fanpop.

Ya se ha dicho que Renly es un ser tremendamente egoísta y temerario, que puede llegar a utilizar a las demás personas sin reparar en ningún momento en las consecuencias. Sus burdas conspiraciones en la corte así lo demuestran. Tras la muerte de su hermano Robert y el rechazo de Ned Stark a su propuesta de hacerse con el poder en la Fortaleza Roja, huye al Dominio a reunirse con la Casa Tyrell de Altojardín. Careciendo de cualquier derecho a la corona, frente a toda lógica, frente a toda prudencia y, sobre todo, frente a toda moralidad, Renly decide usurpar el trono y convence para ello a las Casas de nada menos que dos reinos y un gigantesco ejército que él mismo dirige contra los Lannister, sino también contra su hermano Stannis que está por delante de él en el orden de sucesión (aunque los lectores sepamos que en realidad él es el heredero directo de Robert).

Hay que reconocer a Renly su gran carisma y talento para ganarse el aprecio de la gente, tanto del pueblo llano como de los grandes señores. He aquí una muestra de ese «talento social», que tan bien le vendrían a otros.

—Mi señora, os juro que me encargaré de que los Lannister respondan por el asesinato de vuestro esposo —declaró Renly—. Cuando tome Desembarco del Rey, os haré llegar la cabeza de Cersei.

[…]

El rey Robb está luchando en una guerra, mi señor —replicó Catelyn con cortesía gélida—. No jugando a los torneos.
—Cuidado, lord Randyll —advirtió Renly con una sonrisa—, creo que la señora es mucho rival para vos.

[…]

»Mucho me temo que está deseando ver partir a mis hambrientas hordas.

—Eso no es verdad, alteza —protestó un hombre flaco que debía de ser Caswell—. Todo lo mío os pertenece.

—Siempre que alguien le decía eso a mi hermano Robert, se lo tomaba al pie de la letra —comentó Renly—. ¿Tenéis hijas?

—Sí, alteza. Dos.

—Entonces, dad gracias a los dioses de que yo no sea Robert. Mi dulce reina es la única mujer que deseo. 

choque de reyes, catelyn ii

 

En una sola conversación, Renly ha hecho lo siguiente:

  1. Nada más ver a Catelyn, intenta ganarse su afecto ofreciéndose a vengar el asesinato de Ned Stark. De paso, aparece ante sus seguidores como un justiciero, cuando lo que hizo fue abandonarle a su suerte en Desembarco del Rey.

  2. Ante la puya de Catelyn, acusando la frivolidad de Renly por celebrar torneos en lugar de plantar batalla, Renly desvía la cuestión hacia Lord Randyll Tarly, evitando verse inmiscuido en ese tema de conversación y, por tanto, que Catelyn le humille ante sus hombres por lo que es una verdad como un templo.

  3. De paso, demuestra «su virtud», recalcando las diferencias entre él y su mujeriego hermano, a la vez que reafirma el «amor» que siente hacia Margaery Tyrell. Qué bueno es, qué guapo es.

A la vez, desde los ojos de Catelyn vemos cómo Renly tiene dos caras: la pública, en un banquete; y la privada, en su propia tienda.

Era evidente que el rey disfrutaba con la comida y con la bebida, pero no parecía glotón ni borracho. Reía a menudo y de buena gana, y hablaba con tanta simpatía a los nobles como a las plebeyas.

El pabellón era más grande que los comedores de más de una posada, y contaba con todos los detalles para que resultara acogedor: cojines de plumas y mantas de piel, una bañera de madera y cobre tan grande que cabían dos personas, braseros para espantar el frío de la noche, sillas plegables de cuero, una mesa para escribir con plumas y un tintero, cuencos con melocotones, peras y ciruelas, una jarra de vino con un juego de copas de plata, arcones de roble que contenían la ropa de Renly, libros, mapas, juegos de mesa, un arpa, un arco largo y un carcaj de flechas, un par de halcones con colas rojas, y una auténtica armería con las armas más hermosas.

«Este Renly no se priva de nada —pensó al mirar a su alrededor—. No es de extrañar que su ejército avance tan despacio»

choque de reyes, catelyn ii

 

GRRM hace un gran acierto al describirnos el campamento de Renly. Por un lado nos remarca su vanidad al describirnos su tienda precisamente con todo lujo de detalles, como un «mini-Versalles» en el que Renly tiene todo lo que desea a su mano; cuando lo usual sería que en una de esas tiendas no haya más que lo estrictamente necesario para hacer la guerra. Veamos cómo nos describe la tienda de su hermano Stannis. Dudo que sea casualidad.

La tienda tenía que ser grande, porque allí se celebraban los consejos de guerra. Pero de grandiosa no tenía nada. Era una simple tienda de soldado, de lona gruesa, teñida del amarillo oscuro que a veces se hacía pasar por oro. Lo único que la delataba como la tienda real eran el estandarte que ondeaba en la punta del mástil central y los guardias que vigilaban la entrada.

choque de reyes, davos ii

 

Pero a la vez, vemos cómo Renly se cuida de no aparecer ante sus súbditos como un hombre refinado y entregado a los placeres, los cuales reserva para su intimidad. En lugar de eso, es un hombre modélico, que repele cualquier vicio; y en su lugar es agradable a ojos de todos, sin que permita a nadie (ni nobles ni plebeyos) dejar de sentir su encantadora presencia.

Vamos a ver qué dice el maestro, cuando habla de la prodigalidad de los príncipes:

Ya que un príncipe no puede practicar públicamente esta virtud sin que se perjudique…

Y si hay algo que deba evitarse, es el ser despreciado y odioso, y a ambas cosas conduce la prodigalidad.

el príncipe

 

El gordo no da puntada sin hilo. Pero donde más se nota la demostración de la falsa virtud de Renly es en cómo trata a la pobre Brienne de Tarth.

—Alteza —respondió Brienne—, os pido el honor de ocupar un lugar en vuestra Guardia Arcoíris. Sería uno de vuestros siete, consagraría mi vida a la vuestra, iría adonde fuerais, cabalgaría a vuestro lado y os mantendría a salvo de todo peligro y riesgo.

Concedido —dijo él—. Levantaos y quitaos el yelmo.

[…]

—Dadme un momento para ponerme la armadura, alteza. No debéis andar por ahí sin protección.
—Si no estoy a salvo en el corazón del castillo de lord Caswell —dijo el rey Renly con una sonrisa—, rodeado por mi ejército, una espada no me salvará… ni aunque sea la vuestra, Brienne. Sentaos y comed. Si os necesito, os haré llamar

choque de reyes, catelyn ii

—Mi lugar se halla a vuestro lado. Soy vuestro escudo juramentado…

—Uno de los siete —le recordó el rey—. No temáis; cuatro de vuestros compañeros estarán conmigo en la batalla.

—Si tengo que apartarme de vuestra alteza —dijo Brienne arrodillándose—, al menos concededme el honor de armaros para la batalla.

Catelyn oyó una risita a su espalda.

choque de reyes, catelyn iii

—A Renly le parecía absurda. Una mujer que vestía armadura de hombre y se hacía pasar por caballero…

tormenta de espadas, jaime viii

 

Renly disfrutando de lo que uno gana con el sudor de su frente, por Josh Jacobs

Puede decirse sin temor a equivocarse que Brienne es una presencia incómoda en la corte de Renly. Una mujer que adopta los roles de los hombres es una figura grotesca en la sociedad ponienti; y por ello, tanto caballeros y nobles se ríen abiertamente de ella, dándole el apodo de «la Bella». Renly no sabe muy bien qué hacer con ella, pero tiene habilidad para ocultarlo: cuando Brienne le pide entrar en su Guardia Arcoiris, Renly no puede negarse abiertamente sin riesgo de parecer descortés, quedándose sin la mascara que tanto se ha trabajado. Como no puede negarse, se ve obligado a incluirla en su Guardia, pero hace todo lo posible por que no le vean en su compañía, arriesgándose a verse entrometido en la broma. La única vez que Brienne protege a Renly es en el parlamento con Stannis, ocultando su rostro para no desvelar que en realidad es una mujer.

No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes, pero es indispensable que aparente tenerlas. Y hasta me atreveré a decir esto: que el tenerlas y practicarlas siempre es perjudicial, y el aparentar tenerlas, útil.

el príncipe

 

Jugando a la guerra

Ya se ha demostrado que la pretensión de Renly al Trono de Hierro y, en cierto sentido, la propia figura de Renly como Rey, se basa exclusivamente en la enorme estima que le tiene prácticamente todo el mundo que le conoce. Algo que le reconocen hasta sus enemigos.

—Stannis exige las espadas y la plata de Puerto Blanco, y a cambio ofrece… La verdad, nada. —Algún día tendría que encenderle una vela al Desconocido por llevarse a Renly y dejar a Stannis. De haber sido al revés, la vida se le habría complicado mucho—.

festín de cuervos, cersei iv

 

Tal es su arrogancia y la seguridad que tiene en su propia victoria que ni siquiera repara en reconocer en ocasiones su propia ilegitimidad:

—Decidme, ¿qué derecho tenía mi hermano Robert al Trono de Hierro? —No esperó la respuesta—. Sí, ya, se habló de lazos de sangre entre las casas de Baratheon y Targaryen, de bodas que hubo hace un centenar de años, de hijos segundos e hijas mayores. Eso no le importa a nadie, solo a los maestres. Robert consiguió el trono con su martillo. —Hizo un amplio gesto con la mano en dirección a las hogueras que ardían de horizonte a horizonte—. Pues ahí está mi  derecho, tan legítimo como el de Robert.

choque de reyes, catelyn ii

—Los Targaryen llamaban usurpador a Robert. Por lo visto, pudo soportar esa vergüenza. Lo mismo haré yo.

choque de reyes, catelyn iii

 

De hecho, parece que Renly considera que el único fundamento a la corona que puede tener el que pretenda ser Rey puede ser el amor de sus vasallos. Lo cual, por casualidades de la vida, es lo único con lo que puede contar.

—Al parecer sois vos quien se ha olvidado de Stannis —dijo Catelyn con voz más brusca de lo que habría querido.

—¿Os referís a sus aspiraciones al trono? —Renly se echó a reír—. Os hablaré con franqueza, mi señora. Stannis sería un rey espantoso. Aunque no tendrá la corona, claro. La gente respeta a Stannis, incluso lo teme, pero muy pocos lo han amado jamás.

choque de reyes, catelyn ii

 

Pero antes de eso, Martin ya nos había dado una opinión más que clara sobre cual es la impresión adecuada que ha de causar un señor a sus súbditos.

Llegará un día en que necesites que te respeten, incluso que te teman un poco. La risa es el veneno del temor.

juego de tronos, catelyn viii

 

Sobre esto, Maquiavelo tenia un par de palabritas y, sin que nos sorprenda a nadie, Martin coincide de nuevo con él:

Los hombres tienen menos cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer, porque amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse, pero el temor es miedo al castigo que no se pierde nunca.

el príncipe

 

El Rey en Altojardín, por TheSpiekerMango

Por si esta debilidad fuera poco, aquí viene otra: de poco le valdrá todo su encanto para conquistar Poniente. La verdad es esta: Renly no tiene ninguna experiencia en la batalla. Sabe bien que para conseguir el trono tendrá que entrar en combate con señores mucho más experimentados que él, como es el mismo Lord Tywin Lannister o su propio hermano, Stannis, que es el mejor comandante que hay en los Siete Reinos. Si permite que sea uno de sus fieles señores quien gane  la batalla en vez de él (o peor aún, que la pierda), puede arriesgarse (al igual que ocurre con Brienne) a perder el aprecio que ha procurado ganarse.  En mi opinión, es por eso por lo que Renly demora sine dia entrar en batalla contra los Lannister (o eso o es que es rematadamente imbécil).

Un príncipe no debe tener otro objeto ni pensamiento ni preocuparse de cosa alguna fuera del arte de la guerra.

[…]

Un príncipe que, aparte de otras desgracias, no entienda de cosas militares, no puede ser estimado por sus soldados ni puede confiar en ellos.

el príncipe

 

Lo cierto  era que Renly Baratheon no preocupaba a Tyrion ni la mitad que su hermano Stannis. El pueblo quería a Renly, pero nunca había guiado a un ejército. Stannis era diferente: duro, frío, inexorable.

choque de reyes, tyrion iv

Este mundo lo rigen el acero afilado y los brazos fuertes. No creas a quien te diga lo contrario.

choque de reyes, sansa iv

 

Como ya dije con Aenys, el Rey de Poniente es la cabeza de una sociedad feudal, en la que la autoridad de alguien sobre alguien solo se justifica en el poder militar. Ningún rey que se precie se ganará el respeto de sus vasallos si rehuye la batalla o si se muestra dubitativo en ella.

—Tienes que estar seguro —dijo Catelyn a su hijo—. Si no, vuelve a casa, a jugar con tu espada de madera. Delante de hombres como Roose Bolton y Rickard Karstark no puedes permitirte el lujo de parecer indeciso. No te equivoques, Robb: son tus vasallos, no tus amigos. Te has erigido en su comandante; actúa como tal.

juego de tronos, catelyn viii

 

Es por eso que Renly decide batallar cuando no le queda más remedio: cuando Stannis ha asediado Bastión de Tormentas. En esos momentos, los problemas llaman a su puerta y sabe que no puede permitirse perder ningún prestigio antes de habar ganado Desembarco del Rey.

—Alteza, no creo que sea necesario presentar batalla —dijo lord Mathis Rowan—. La guarnición del castillo es fuerte y está bien aprovisionada. Ser Cortnay Penrose es un comandante con experiencia, y todavía no se ha construido ningún trabuquete que pueda abrir una brecha en las murallas de Bastión de Tormentas. Dejad a lord Stannis con su asedio. No le servirá de nada,  y mientras permanece aquí, pasando frío y hambre, sin conseguir nada, nosotros tomaremos Desembarco del Rey.

—¿Y dejar que los hombres digan que tuve miedo de enfrentarme a Stannis?

—Solo los idiotas dirían eso —argumentó lord Mathis.

—¿Qué opináis vosotros? —preguntó Renly mirando a los demás.

[…]

Se alzaron voces de apoyo. El rey pareció satisfecho.

—En ese caso, habrá batalla.

choque de reyes, catelyn iii

 

De manera que con Renly tenemos un rey con un sorprendente talento para aparecer ante sus súbditos como debería hacerlo un verdadero monarca: cortés, galante, encantador, sin descuidar en ningún momento su imagen y sin dejar ver sus innumerables defectos. Pero, al mismo tiempo, fuera de ese ámbito, Renly no vale absolutamente nada como Rey por su gran dependencia, tanto en lo político como en lo personal, de las opiniones de todos los demás. Difícilmente podría contarse con él para imponer su autoridad, y mucho menos para proteger a sus súbditos.

—Robert era el auténtico acero —contestó el armero después de meditar un instante—. Stannis es hierro puro: negro, fuerte y duro, sí, pero también quebradizo, como el propio hierro. No se dobla nunca; antes se rompe. Y encuanto a Renly… Ay, Renly es cobre: pulido y brillante, muy bonito, pero a la larga no vale gran cosa.

choque de reyes, jon i

 

Sin sorpresa, Maquiavelo despacha rápido a personas como Renly:

Hace despreciable el ser considerado voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e irresoluto, defectos de los cuales debe alejarse como una nave de un escollo, e ingeniarse para que en sus actos se reconozca grandeza, valentía, seriedad y fuerza. 

el príncipe

 

Y se me ocurre ahora mismo una cuestión que, desgraciadamente, podría poner a los señores y al pueblo de Poniente en contra de Renly.

—Ese chico, Seda… También se rumorea que planeáis convertirlo en vuestro mayordomo y escudero, en lugar de Tollett —dijo el septón Cellador—. Mi señor, ese chico se prostituía, era… un… Casi no me atrevo a decirlo. Era un catamita maquillado de los burdeles de Antigua.

danza de dragones, jon viii

—Seda, muéstrale el camino a la reina —dijo Jon.

—Yo escoltaré a la reina hasta la fiesta —dijo ser Malegorn, dando un paso al frente—. No precisaremos a vuestro… mayordomo. —La manera en que pronunció la última palabra dejó claro a Jon que había pensado en usar otra distinta.

« ¿Muchacho? ¿Mascota? ¿Puta?» .

danza de dragones, jon ix

Y otros aun sospechan de la cercana relación entre Daemon y el joven Lord Cockshaw, y sugieren que esto había molestado a Aegor Ríos lo suficiente como para negarle al joven su ayuda.

el mundo de hielo y fuego

Uno de estos Strong le quitó el ojo a Aemond, no lo olvide. Ellos convertirán la Fortaleza Roja en un burdel. Ni la hija ni la esposa de ningún hombre estarán a salvo. Incluso los hombres… nosotros sabemos que era Laenor. 

la princesa y la reina

 

Para nosotros no es ningún secreto que Renly es homosexual y mantiene una relación con Loras Tyrell. En cambio, para el reino sí lo es, y no es de extrañar. La sociedad ponienti no vive en el siglo XXI, sino a caballo entre la Edad Media y la Moderna; y por lo que acabo de escribir, ya veis que el amor entre dos hombres es algo aborrecible , antinatural y perverso (y hasta hereditario, según dice Alicent Hightower).

Os invito a hacer ficción dentro de la ficción. ¿Creéis que si el reino entero se enterase, o al menos sospechase, de esta faceta de Renly sería capaz de convencer a todo Poniente con sus galanterías? No tengo argumentos para decir lo contrario, pero sin duda sería un gran problema que dudo que Renly pueda solucionar a base de galanterías.

La muerte de Renly: crónica de una muerte anunciada

Finalmente, como ya sabemos, Renly decide plantar batalla contra su hermano Stannis, considerándole débil e impotente, menospreciando todo lo que pudiera hacer contra él. Stannis, juez y verdugo de sus sentencias contra toda injusticia, aún le dio una oportunidad para seguir viviendo, así como para redimir su deslealtad hacia él, como hermano y como rey. Stannis deja de reconocerle como su hermano. Al optar por el fratricidio y la traición, Renly le da carta blanca para utilizar las artes de Melisandre y eliminarle.

De manera que, resumiendo, con Renly lo que tenemos no es un rey, sino un mero actor, un político en continua campaña electoral. Es un imbécil arrogante que, sabedor de la ilegitimidad de su pretensión al trono, hace lo imposible por engañar a sus súbditos (a los cuales, al engañarles, en realidad menosprecia), creando un personaje ficticio al que amar pero no al que temer. Sin ese personaje, sin esa máscara, Renly no es más que un intruso en el trono. Un usurpador, como él mismo reconoce. Por ello, estará sujeto en todo momento a no perder el amor de sus seguidores. No podrá hacer nada impopular, nada que le sea reprochable, por muy necesario que sea para su reino. Ni mucho menos molestarse a entrar en batalla en protección del reino. Todo ello le excluye de considerarle un buen candidato al Trono de Hierro.

Comenzaba diciendo que posiblemente GRRM concibió a Renly como una especie de reflejo de Kennedy en Poniente, dadas las coincidencias que existen entre ambos. Pero encuentro una diferencia fundamental: mientras que la muerte de Kennedy le convirtió en un mito y fue llorado durante años por todos los que le apreciaron, Renly no es bien recordado en el reino más que por aquellos que le amaron sinceramente (Loras y Brienne). No es más que una anécdota, y quien le siguió entonces cambió de capa rápidamente, uniéndose bien a algunos a su asesino Stannis, bien a sus enemigos los Lannister. Pero nada lo demuestra mejor que un comentario de alguien que demuestra cada vez que habla que es más inteligente que la mayoría de Poniente: Olenna Tyrell.

—Sí —resopló la abuela—, muy galante, encantador y muy limpio. Sabía cómo vestirse y cómo sonreír, y sabía cómo bañarse, y no sé por qué dio por hecho que eso lo hacía digno de ser rey. 

tormenta de espadas, sansa

 

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