Volvemos un nuevo jueves con una nueva edición de Fuego y Sangre, la gran enciclopedia Targaryen. Antes de adentrarnos en las aventuras del novicio Brian, os recordamos que, gracias a la petición de los leales, aquí encontraréis todo el linaje Targaryen contenido en este árbol genealógico hecho por la leal @Noelia Aranda. Para verlo en todo su esplendor, basta con dar click encima de este banner y se abrirá una pestaña. Os recomendamos que, en esta edición en concreto, la tengáis abierta para consultar el drama sucesorio que sucedió a la muerte de Jaehaerys y cómo se dividió la familia real en negros y verdes.

Árbol Genealógico Targaryen, por Noelia Aranda

«Otra mañana más, yendo con legañas a la clase del maldito Perestan…». Era un día gris, en una ciudad gris, en un edificio de piedra gris poblado por maestres de túnica gris, y eso no hacía más que darme un humor gris, pero el que estuviera justificado ayudaba mucho a mi habitual auto-compasión. Me senté en mi sitio de siempre, con el novicio Adso de Melk a un lado y Longbottom al otro. Los tres teníamos la misma cara de preferir bebernos una taza de veneno de basilisco antes que ir a esa clase. Al poco apareció Perestan, con esa cara de perdonavidas con la que solía recibir al mundo.

—En primer lugar, demos nuestra más sincera enhorabuena al novicio Cormac. Como recordareis, hace poco vuestro compañero consiguió el eslabón de cobre, lo que demuestra su amplio conocimiento de la Historia— dijo con una voz tan monótona que invitaba a volver a dormirse. «Si se supone que está alegre, lo disimula perfectamente. Si le dijeran que va a tener un hijo, solo preguntaría qué hora es«.

Hubo un par de aplausos, poco más. Cormac no caía bien a nadie en clase, y merecidamente. A nadie le gustan los empollones que iban haciendo la pelota a los archimaestres, ni que presumiera de su dinero ante los novicios más humildes. Solo tenía como amigo al novicio Randall, que era igual de insoportable por su costumbre de chivarse de todo al maestre Finster. Aunque aún peor era el novicio Martin Prince, según contaban. Lo mejor fue ver su cara al ver que casi nadie aplaudía su triunfo.

—Y os anuncio que deberéis hacer un trabajo por parejas de dos sobre la Danza de Dragones y el reinado del primer Viserys que le precedió.

«Mierda. Al menos tengo a estos dos», pensé.

—¡¡Longbottom, ponte conmigo!!

—¡¡Genial!!

«Me cago en Adso y su rapidez mental. Claro, no hacer una mierda en estos trabajos habrá influido…». Por desgracia, todos los demás compañeros pronto se habían emparejado igual de rápido… salvo el maldito Cormac. Normal, nadie le quería… pero a mi tampoco me quería nadie. Perestan dejó de suspirar («¿Soy yo, o tiene las mismas ganas de dar clase que nosotros?») mientras miraba por la ventana y se dirigió a su clase.

—Bien, veo que ya os habéis juntado, salvo tú, Brian al que llaman Brian. Supongo que deberás juntarte con Cormac. Ojalá se te pegue algo bueno de él… —No se esforzó en disimular su desprecio.

«Me cago en la pena negra». Y Cormac debió pensar algo parecido. La sola idea de juntarse con alguien que no fuera igual de brillante que él debía de horrorizarle. Me consoló ver que tenía las mismas ganas de mi compañía que yo de la suya.

Si el día había empezado regular, ahora era oficialmente una mierda. Pese a las ganas de saltar por la ventana y llevarme a Perestan conmigo, decidí levantarme aprovechando que el maestre no miraba y sentarme al final del aula. Al final solo solía sentarse un novicio llamado Jack Bender, pero por lo visto le habían castigado en la biblioteca, junto a otros cuatro novicios y deberían pasarse allí toda la mañana, desayuno incluido, por lo que se les llamaba con sorna «el club del desayuno». Me senté en su sitio y saqué Fuego y Sangre, volviendo a donde lo había dejado la última vez.

Los preparativos de la Danza

El Invierno del Viejo Rey

En los últimos años del reinado del Viejo Rey, comenzó a vislumbrarse un problema de difícil solución: la sucesión en el Trono de Hierro1. El rey había confiado en que le sucediera su primogénito, Aemon, y si algo le ocurría, tendría un buen sustituto en su segundo hijo, el virtuoso Baelon («Porque el que te sucediera una mujer no lo contemplabas, ¿verdad campeón?» ), habiendo demostrado sobradamente ambos su capacidad de gobierno sirviendo en el Consejo Privado. Sin embargo, el Desconocido se cebó en las esperanzas de Jaehaerys: Aemon murió a manos de los piratas tyroshis que por aquel atacaron Tarth, por lo que la sucesión se sembró de dudas. Unos pensaban que sería la hija de Aemon, Rhaenys, descendiente del primogénito de Jaehaerys y casada con el Consejero Naval, Lord Corlys Velaryon, señor de Marcaderiva, pero algo así sería contraria a la costumbre ponienti de que el heredero sea de sexo varón. Tal costumbre hacía que el indicado fuera Baelon, más adulto y capaz, un héroe para muchos. Jaehaerys y el Consejo Privado decidieron que el elegido debía ser Baelon, pese a las protestas de la propia Rhaenys,  la renuncia de su marido a su puesto o incluso a la opinión de la reina Alysanne.

«Un rey necesita una buena cabeza y un corazón sincero —dijo entonces al rey, unas palabras que se harían célebres—. Una verga no es esencial. Si piensas que las mujeres carecemos de luces para reinar, está claro que ya no tienes necesidad alguna de mí.» Y así fue como la reina Alysanne partió de Desembarco del Rey y voló a Rocadragón a lomos de Ala de Plata. El rey Jaehaerys y ella pasaron dos años separados, el período de distanciamiento que consta en los anales como la Segunda Riña.

fuego y sangre: el largo reinado

 

«Después del relato envenenado de la Hightower ya no puedo ver a estos dos igual… maldita reina verde«. Aunque los reyes acabaron reconciliándose con el tiempo, Baelon parecía asentarse como heredero al trono, pero el azar barrió las expectativas. Baelon falleció poco después que su madre, por una ruptura visceral. La muerte de su heredero terminó de hundir al Viejo Rey, que ya no contaba con el apoyo de su amada esposa ni de su fiel Barth, que también había fallecido anteriormente.  Los demás hijos del Conciliador no habían dado más que problemas y muchos de ellos acabaron llegando rápido a sus tumbas, así que no estaba del todo claro quien se sentaría en el trono en los años venideros. Las dudas reaparecieron, y además Rhaenys había tenido un hijo, un niño llamado Laenor, que según algunos estaría llamado al trono con más derecho que Viserys, el hijo mayor de Baelon. Viserys también contaba con el apoyo de su hermano, el belicoso Daemon Targaryen, casado con Rhea Royce del Valle. Se rumoreó que Daemon comenzó a reclutar soldados para defender los derechos de su hermano, mientras Lord Corlys hacía lo mismo pensando en defender los de su hijo Laenor.

Para impedir un baño de sangre, Jaehaerys recurrió a su hijo Vaegon, que se había convertido en un archimaestre de la Ciudadela. «Me apuesto una ronda de tinto de Dorne que Cormac idolatra al cansino de Vaegon«.  Éste le recomendó convocar un Gran Consejo, de manera que fuera la voluntad de los grandes señores del reino la que decidiera. Así procedió el rey, y convocó el Gran Consejo en Harrenhal, pues solo el gigantesco castillo de Harren el Negro podría albergar a todos los señores del reino. Sorprendentemente, los candidatos no fueron solo Laenor y Viserys: de Essos llegaron varios bastardos de Saera, la díscola hija del Viejo Rey, que atrajeron la polémica, por ser todos de distinto padre. «Hay que admirar tal desvergüenza, tanto de Saera como de sus hijos. Si cuela cuela y si no me la pela» . No solo eso, sino que también apareció el hijo de un triarca de Volantis llegó cargado de oro y regalos para comprar el trono; incluso un caballero andante que afirmaba ser hijo bastardo del propio Jaehaerys. «Vaya vaya…¿quién nos dice que en una de esas riñas con Alysanne no aprovechase y se fuera de meretrices?. Que sea el Viejo Rey no impide que sea un viejo verde.»

Los últimos días del Conciliador en la mejor compañía que podía imaginar, por Doug Wheatley.

Finalmente, Viserys se alzó con el apoyo de las grandes Casas (salvo los Velaryon, los Stark, los Baratheon y otras casas menores, que apoyaron a Laenor), y fue designado como heredero de su abuelo Jaehaerys.  Viserys ya era un hombre hecho y derecho, jinete del Terror Negro y emparentado con la poderosa Casa Arryn, mientras que Laenor era un niño de apenas seis años de edad. Sin embargo, lo decisivo fue obviar la descendencia por la linea femenina, estableciendo un precedente para los años venideros. Jaehaerys nombró a su nieto heredero, y al poco tiempo falleció mientras Alicent2, la bella y excelentísima hija de la nueva Mano, Otto Hightower, le leía la Historia antinatural del septón Barth. «Ahora lo llaman leer aparentemente». Terminaban así los días de quien había reinado en Poniente los últimos sesenta y nueve años, entregando su vida desde su más tierna infancia hasta su senectud. «Joder. Al final me va a dar pena el puñetero carreteras. Con lo largo que se me ha hecho el cabrón; parecía que no iba a acabar nunca».

Viserys I: la pachorra con corona

Viserys Targaryen en el Trono de Hierro

El pringao rey Viserys en el Trono de Hierro, por Karla Ortiz

El reinado del Joven Rey, como el pueblo llano lo llamó en su coronación, fue próspero y pacífico, pues su generosidad y amabilidad se hicieron palpables en la Fortaleza Roja con la celebración de grandes banquetes y torneos en los que colmaba de riquezas y honores a sus favoritos. «A éste tío le iba la juerga. Que pena que ni los Lannister ni los Tyrell hayan salido igual. ¿Como sería la corte de este hombre?«. Y en el centro de todo estaba su adorada hija, la princesa Rhaenyra, conocida como la Delicia del Reino por su belleza. Aunque sólo tenía siete años, la princesa se convirtió en jinete de dragón de Syrax y a los ocho era copera de su padre, acompañándolo siempre a todos lados. Entretanto, el gobierno recaía sobre el Consejo Privado del Rey y su Mano, ser Otto Hightower. Si bien era un hombre muy capaz, su arrogancia crecía cuanto más tiempo llevaba en el cargo («Seguro que a Cormac le pasará algo parecido»), y llegó a ofender a muchos grandes señores y príncipes, entre los que se encontraba el hermano del reyDaemon Targaryen, su mayor rival.

Daemon era cualquier cosa salvo un cualquiera. A los dieciséis años el príncipe Daemon fue nombrado caballero y, en reconocimiento a su destreza, el Viejo Rey le había otorgado Hermana Oscura, la espada de acero valyrio de Visenya. Aunque en el año 97 D.C se casó con Rhea Royce, el matrimonio resultó ser un fracaso, de modo que, tras la ascensión de su hermano al trono, Daemon solicitó su anulación. Viserys se negó a la petición, pero permitió que su hermano regresara a la corte para servir en el Consejo Privado. Sin embargo, el gobierno no era de interés para el príncipe y el rey lo nombró Comandante de la Guardia de la Ciudad.

Cuando Daemon se encontró con una guardia mal equipada, la armó como correspondía y le dio capas de oro. Desde ese momento, los hombres de la Guardia de la Ciudad han sido conocidos como los Capas Doradas y junto a ellos Daemon recorría los bajos fondos de Desembarco del Rey, aplicando una disciplina brutal e implacable. Frecuentaba tabernas, lugares de apuestas y varios burdeles de la ciudad, pero de entre todas las prostitutas sentía predilección por una joven lysena llamada Mysaria, el Gusano Blanco. «Madre mía con Daemon. Poca broma de hombre. ¿A qué inteligente se le ocurrió darle primero un cargo y después un ejército?».

Daemon Targaryen y la Guardia de la Ciudad

Daemon Targaryen y la Guardia de la Ciudad, por Marc Simonetti

A finales del año 105 D.C, sus amigos lo llamaban el Príncipe de la Ciudad y para el pueblo llano era Lord Lecho de Pulgas, pero Daemon ansiaba otro título más. Como Viserys I no tenía ningún hijo varón, Daemon se consideraba el legítimo heredero al Trono de Hierro y codiciaba el título de Príncipe de Rocadragón. Aunque el rey se negaba a concedérselo, sentía cariño hacia su hermano menor y le perdonaba sus ofensas. «Este Viserys… de bueno era tonto, me parece a mí. O eso o se la sudaba todo muchísimo». La princesa Rhaenyra también amaba a su tío, pues Daemon le traía exóticos regalos cuando regresaba de sus viajes a lomos de su dragón Aunque se desconocen los motivos, el conflicto entre el príncipe y la Mano del Rey era evidente.

De acuerdo con Hongo –el bufón enano del rey–, la enemistad comenzó cuando Daemon desfloró a Alicent Hightower 3, la hija de ser Otto. Viserys fue quien, bajo la influencia de su Mano, destituyó a Daemon como Consejero de la Moneda y luego como Consejero de Edictos, pero no tuvo en cuenta que, como Comandante de la Guardia de la Ciudad, contaba con más poder que nunca. Tal era el conflicto entre el príncipe y la Mano que, cuando éste escribía a su hermano de Antigua, afirmaba que Daemon no podía ascender al trono, ya que “sería un segundo Maegor el Cruel o algo peor”. Su deseo era, (o al menos lo era en aquel entonces), que la princesa Rhaenyra sucediera a su padre, pues era “mejor la Delicia del Reino que Lord Lecho de Pulgas”. Sin embargo, existía un obstáculo difícil de eludir, puesto que, si se seguía el precedente establecido por el Gran Consejo del año 101 D.C, el varón debía prevalecer sobre la mujer, lo que implicaba que, ante la ausencia de un hijo legítimo del rey, el príncipe Daemon se encontraba por encima de Rhaenyra en la línea sucesoria, como lo había estado Baelon sobre Rhaenys. Solo se acallaron las voces cuando la reina Aemma se quedó embarazada otra vez.

«Viva el vino», por Doug Wheatley

En el año 105 D.C, el joven hijo de un mayordomo de Lord Dondarrion llamado ser Criston Cole fue nombrado Guardia Real para ocupar la vacante que había dejado ser Ryam Redwyne, el legendario caballero. En el combate cuerpo a cuerpo que se celebró en Poza de la Doncella para conmemorar la coronación del rey, ser Criston arrebató a Hermana Oscura de las manos del príncipe Daemon («¿Y siguió con vida? Igual le pilló perezoso a Daemon. Cortar narices y después acostarse con rameras tiene que ser agotador».) y le entregó a la princesa Rhaenyra la laurea de la victoria. Después de pedirle su favor para la justa, en las lizas derrotó nuevamente a Daemon y a otros caballeros. Cautivada por los encantos del nuevo guardia real, Rhaenyra rogó a su padre que nombrara a ser Criston su escudo personal y protector. El rey accedió y, a partir de entonces, ser Criston siempre estaba al lado de la princesa y llevaba su favor en las lizas. Además de ser Criston, hubo otras incorporaciones en la corte: el rey invitó a Lyonel Strong, señor de Harrenhal, a unirse al Consejo Privado como Consejero de Edictos. Con él llegaron dos hijas que se convirtieron en doncellas de la princesa y dos hijos: ser Harwin Strong, llamado Machacahuesos, se convirtió en un capitán de los Capas Doradas; el hijo más joven, Larys el Patizambo, se unió a los espías del rey. «Otra Casa importante en la corte. No me extraña que luego se acaben matando. ¿A quien se le ocurre meter a varios tiburones en el mismo acuario? Este Viserys no se enteraba de una mierda…».

Rhaenyra Targaryen

Rhaenyra Targaryen, por Magali Villeneuve

A finales de ese mismo año, la reina Aemma falleció mientras daba a luz al hijo que el rey había deseado durante tanto tiempo, pero el niño, llamado Baelon en honor a su abuelo, sólo sobrevivió un día. A pesar de la desolación que reinaba en la corte, el príncipe Daemon fue visto haciendo bromas de borrachos sobre el “heredero por un día” y, cuando el rey fue informado por un capitán de la guardia, Viserys se hartó de las ambiciones de su hermano. Es por ello que, sin tener en cuenta los precedentes establecidos por Jaehaerys I en el año 92 y en el Gran Consejo del 101 D.C, el rey resolvió el problema de la sucesión declarando como legítima heredera a Rhaenyra cuando la nombró Princesa de Rocadragón. «Lo que yo decía. No se enteraba de una mierda y tenía los huevos del tamaño de Balerion». Cientos de señores, menos el príncipe Daemon, juraron honrar y defender el derecho de sucesión de Rhaenyra en una lujosa ceremonia celebrada en Desembarco del Rey. Furioso por la decisión del rey, Daemon renunció a la Guardia de la Ciudad y, en su dragón Caraxes, se marchó a Rocadragón con su amante Mysaria, que se quedó embarazada en el medio año que permanecieron en la isla. Con ocasión del embarazo, Daemon le regaló un huevo de dragón a su amante, pero el rey le ordenó recuperarlo y volver con su esposa legal en Piedra de las Runas o, de lo contrario, sería declarado traidor. El príncipe obedeció y envió a su amante hacia Lys sin el huevo que le regaló. Pero cuando Mysaria perdió a su hijo durante una tormenta en el Mar Angosto, la relación de Daemon con su hermano empeoró y sólo hablaba de él con desdén.

El Príncipe Pícaro y Caraxes, por Ken Laager

El Joven Rey, como era conocido Viserys I, aún contaba con menos de treinta años de edad y, aunque Rhaenyra había sido proclamada su sucesora al trono, no eran pocos los que todavía esperaban que pudiera engendrar un heredero varón. A instancias del Gran Maestre Runciter, se sugirió la posibilidad de que, para curar la herida abierta con los Velaryon, el rey contrajese matrimonio con la recién florecida Laena Velaryon, jinete de Vhagar e hija de Rhaenys Targaryen y Corlys Velaryon, la Serpiente Marina «Sí, venga. Otra piraña en el acuario. ¿qué puede salir mal?». Sin embargo, aunque Viserys siempre se apoyaba en gran medida en el consejo de sus más allegados, en este caso el rey los ignoró y decidió casarse con la hija de dieciocho años de su Mano, Alicent Hightower.

«Viserys I Targaryen no era el más voluntarioso de los reyes, justo es decirlo. Siempre amigable y ansioso por complacer, confiaba enormemente en el consejo de los hombres que lo rodeaban, y hacía cuanto le proponían con muchísima frecuencia. En este caso, no obstante, tenía ideas propias y ningún argumento podría disuadirlo. Se casaría nuevamente, sí, pero no con una doncella de doce años, y no por razón de estado: otra mujer le había entrado por los ojos. Anunció su intención de desposarse con lady Alicent de la casa Hightower, la avispada y encantadora hija de dieciocho años de la Mano del Rey, la que leía al rey Jaehaerys en su lecho de muerte».

fuego y sangre: los herederos del dragón

 

Aunque los Hightower de Antigua eran una familia antigua y noble («Como dicen en las tabernas: Sólo podemos afirmar con convicción lo de Antigua«), existían rumores de que ser Otto, la Mano del Rey, había llevado a su hija a la corte con este propósito. Incluso algunos ponían en entredicho la virginidad de Alicent, pues murmuraban que se la había entregado al príncipe Daemon (que gustaba de las vírgenes) y que, además, fue la amante del Viejo Rey, incluso antes de enviudar. De todos modos, el rey Viserys contrajo matrimonio con Alicent Hightower en el año 106 D.C. Y en la fiesta tanto la princesa Rhaenyra como la reina Alicent brindaron mútuamente por su nueva madrastra e hija respectivamente. «Je. Seguro que no tardó en arrepentirse de meter a esa arpía en su cama. Y me extraña que no se casase con quien le dijeran. Me da a mi que Alicent le sedujo con malas artes antes de casarse…»4 .

Entretanto, la noticia sobre el nuevo casamiento no fue bien recibida ni en Marcaderiva ni en Piedra de las Runas, donde el príncipe Daemon azotó al criado que se la transmitió. «Estúpidos y fetichistas Targaryens«. Después de que Laenor Velaryon no fuese elegido rey en el Gran Consejo del 101 D.C y que su madre Rhaenys, la reina que nunca fue, fuese repudiada en la decisión de Jaehaerys I del año 92 D.C, los Velaryon fueron nuevamente despreciados por el rey cuando rechazó casarse con Laena, que mostraba mucho más interés por volar que en el matrimonio. Mientras en la Fortaleza Roja estaban de celebración, al otro lado de la Bahía del Aguasnegras el príncipe Daemon se reunía en Marea Alta con la Serpiente Marina y su Consejo de Guerra. Pero no era una rebelión lo que el Príncipe Pícaro tenía en mente, sino otra vía hacia el poder.

La Serpiente Marina, por Enife

Los Peldaños de Piedra son una cadena de islas rocosas en el Mar Angosto situadas entre Dorne y las Tierras de la Discordia, un refugio de forajidos, exiliados y piratas. Aunque en sí mismas carecen de valor, la ubicación geográfica de las islas proporciona un punto estratégico para el control de las rutas marítimas desde y hacia el Mar Angosto. Después de que las Ciudades Libres de Lys, Myr y Tyrosh hicieran causa común contra Volantis y la derrotasen, las tres ciudades formaron una nueva alianza conocida como la Triarquía o, como la llamaban los ponientis, el Reino de las Tres Hijas (o las Tres Putas). Tras conquistar los Peldaños de Piedra, pronto se hizo palpable la avaricia de Craghas Drahar y sus socios cuando aumentaban constantemente el importe del peaje, (hasta el punto de que los lysenos lo cobraban quedándose con mujeres y niños para convertirlos en esclavos de cama). La flota de Lord Corlys Velaryon, el Señor de las Mareas, lo había hecho tan rico y poderoso como cualquiera en los Siete Reinos, pero ningún señor de Poniente sufrió tanto ese tipo de prácticas como él, de modo que, junto a un Daemon Targaryen ansioso por el oro y la gloria, decidió poner fin al gobierno de la Triarquía en los Peldaños de Piedra. Para ello, Corlys Velaryon comandaría la flota y el príncipe Daemon dirigiría el ejército. Y aunque es cierto que se encontraban en inferioridad numérica respecto a su enemigo, el príncipe llevaría a la batalla a su dragón Caraxes, el Anfíptero Sangriento. La guerra comenzó en el 106 D.C y, tras armar un ejército de mercenarios, Daemon obtuvo grandes victorias durante los siguientes dos años; pero no fue hasta el año 108 D.C cuando por fin se encontró con Craghas Drahar y lo decapitó con Hermana Oscura.

El rey Viserys, complacido por haberse librado de su problemático hermano, financió la empresa y en el año 109 D.C Daemon Targaryen y su ejército de mercenarios controlaban todas las islas excepto dos; mientras que, en el mar, la flota de la Serpiente Marina dominaba la zona. Y fue durante este breve periodo de tiempo cuando el príncipe Daemon se declaró Rey de los Peldaños de Piedra y el Mar Angosto y Lord Corlys lo coronó. «Vaya mierda de reino. Para ser rey de unas islas maltrechas ya podría haberse quedado quieto. Vaya ganas de matar por matar» . Pero al año siguiente Dorne forjó una alianza con el Reino de las Tres Hijas, que envió una nueva fuerza invasora y la guerra se reanudó.

En Desembarco del Rey, Viserys y su corte permanecieron imperturbables mientras Daemon jugaba a la guerra, pues el rey era un hombre de paz y disfrutaba de los placeres de la vida. Además, su matrimonio con la reina Alicent resultó ser muy fructífero: en el 107 D.C nació Aegon, dos años más tarde Helaena vino al mundo y Aemond al siguiente año. Aunque Alicent había dado a Viserys dos varones y, como tales, la decisión del Gran Consejo los legitimaba como herederos al trono, Rhaenyra seguía siendo la Princesa de Rocadragón. «Me meo en el marco legal y la jurisprudencia que nos hemos dado entre todos que por algo soy el Rey«. Tan lejos llegó el asunto de la sucesión que, ante los sucesivos cuestionamientos, el rey Viserys despojó a ser Otto de la cadena de Mano del Rey y nombró en su lugar a Lyonel Strong, señor de Harrenhal. Sin embargo, incluso después de la destitución de su principal valedor, la reina contaba con el apoyo de poderosos partidarios que defendían los derechos sucesorios de sus hijos frente a los de la princesa Rhaenyra. Y aunque el rey se esforzara en mantener la paz, los dragones de un partido chasqueaban y escupían llamas a los dragones del otro siempre que se encontraban.

Alicent Hightower

Alicent Hightower (una foto mala la puede tener cualquiera) [No había otra verdad hijos de mala madre?!], por FlaggerMousse

En el año 111 D.C, se celebró en Desembarco del Rey un torneo para conmemorar el quinto aniversario del segundo matrimonio de Viserys. En la fiesta de inauguración, la reina Alicent llevaba un vestido de color verde Hightower y la princesa Rhaenyra uno de color rojo y negro Targaryen, siendo este el momento a partir del cual se diferenció entre la facción de los Verdes y la de los Negros para referirse a los partidarios de la reina o de la princesa respectivamente. Pero fue en ese mismo torneo cuando, sin previo aviso y a lomos de su dragón, apareció el príncipe Daemon sobre el campo del torneo. Una vez en tierra, Daemon se arrodilló ante su hermano y le ofreció su corona de Rey del Mar Angosto como muestra de amor y lealtad. Viserys le devolvió la corona y los hermanos se reconciliaron entre vítores de los señores, el pueblo y, por encima de todos los demás, los de la princesa Rhaenyra, emocionada por el regreso de su tío.

El príncipe Daemon permaneció en Desembarco del Rey durante medio año ocupando un asiento en el Consejo Privado, pero pronto volvió con sus viejos amigos de los Capas Doradas y frecuentó nuevamente los bajos fondos de la capital, pues ni la edad ni el exilio habían cambiado su naturaleza. Y si bien es cierto que trató a la reina Alicent con cortesía dada su posición, no había afecto entre ellos y sus sobrinos Aegon y Aemond, pues su nacimiento lo había alejado del trono. Pero con su sobrina Rhaenyra era una cuestión diferente, ya que Daemon pasaba largas horas en su compañía contándole sus aventuras y burlándose de los Verdes. Elogió su hermosura y pronto la aclamó como la dama más bella de los Siete Reinos.

Aunque el Gran Maestre Runciter sólo dijo que los hermanos riñeron nuevamente y Daemon volvió a sus guerras en los Peldaños de Piedra, no menciona nada sobre los motivos de la pelea. Mientras que algunos sostienen que Daemon fue expulsado por el rey a instancias de la reina Alicent, el septon Eustace relata que Daemon sedujo a su sobrina, tomó su virginidad y, cuando los sorprendieron en el lecho, fueron llevados ante el rey. Rhaenyra le dijo a su padre que estaba enamorada de su tío y le solicitó permiso para casarse con él; pero Viserys le recordó que Daemon ya tenía una esposa, por lo que, en su ira, confinó a su hija en sus aposentos y exilió a su hermano, ordenándoles guardar silencio sobre lo sucedido. La historia contada por Hongo, en cambio, afirma que Rhaenyra amaba realmente a ser Criston Cole, pero el caballero era consciente de sus votos como Guardia Real y nunca correspondió su amor; por eso su tío Daemon comenzó a darle clases de seducción femenina y el arte de dar placer, aunque la princesa preservó su inocencia para ser Criston. Pero cuando por fin se acercó a su amado, el caballero blanco se horrorizó y la despreció. Pronto el rey conoció toda la historia y Daemon le pidió la mano de Rhaenyra, pero, en vez de eso, Viserys lo exilió bajo pena de muerte y Daemon regresó a los Peldaños de Piedra.

Rhaenyra Targaryen y Alicent Hightower, la Princesa y la Reina, por Douglas Wheatley

Alianza con la casa Velaryon

Corlys Velaryon

Corlys Velaryon, la Serpiente Marina

La cuestión de la elección de un consorte adecuado para Rhaenyra ya era motivo de preocupación para el rey y su Consejo Privado desde hacía bastante tiempo, pues grandes señores y caballeros de todo el reino rivalizaban por su mano. Mientras que el rey hablaba del príncipe de Dorne para acercarlo al reino, la reina Alicent proponía a su hijo Aegon, pero era un niño y ambos hermanastros nunca se habían llevado bien. «Independientemente de sus verdaderas intenciones, ese matrimtonio habría evitado mucha sangre«. Finalmente, decidieron que la mejor opción era Laenor Velaryon, pues con su unión se fortalecería el linaje de sangre real y el Trono de Hierro recuperaría la amistad de la Serpiente Marina y su poderosa flota. A pesar de las reticencias de la princesa a contraer matrimonio con un hombre poco interesado en la compañía femenina, tuvo que ceder cuando un día su padre la amenazó con desheredarla en favor de su hermanastro Aegon.

Pero esa misma noche, según dice Eustace, ser Criston Cole, ahora Lord Comandante de la Guardia Real, se introdujo en el dormitorio de la princesa y le confesó su amor, rogándole que huyera con él a Essos y donde podría ganarse la vida como mercenario. Sin embargo, ella lo rechazó porque era de la sangre del dragón y, si él dejaba de lado su juramento de guardia real, nada impedía que también violase los votos del matrimonio. En cambio, el bufón Hongo afirma que fue Rhaenyra quien se acercó a ser Criston ofreciéndole su virginidad, pero él la rechazó porque era un hombre de honor y fiel a sus votos. Despreciada y furiosa, cuando salía de la Torre de la Espada Blanca la princesa se topó casualmente con un ebrio ser Harwin Strong, de modo que él tomó su virginidad y el propio Hongo afirma haberlos sorprendido en el lecho. «Empiezo a sospechar que Hongo solo vivia para esconderse debajo de lechos ajenos. Siempre en mi equipo.«. Pero sucedió que a partir de ese día el hombre que hasta entonces había sido el protector y campeón constante de la princesa se convirtió en su peor enemigo.

Laenor Velaryon

Laenor Velaryon

En el año 114 D.C, Rhaenyra tomó por esposo a ser Laenor Velaryon en Marcaderiva y la boda se celebró con siete días de fiestas y justas, en las que ser Criston Cole, con el favor de la reina Alicent y como su protector («Vaya, vaya«), derrotó tanto a ser Harwin Strong, campeón de Rhaenyra (desde entonces apodado como Huesos rotos por Hongo), como a ser Joffrey Lonmouth, el favorito de Laenor y contra quien Cole dirigió toda su furia. Los golpes de su maza agrietaron el yelmo de Lonmouth y lo dejaron sin conciencia, lo que provocó su muerte seis días después. Mientras Laenor, dejando muchos interrogantes sobre la consumación de su matrimonio, permaneció en Marea Alta con su nuevo favorito ser Qarl Correy, su esposa regresó a la corte, rodeada de sus amigos y de ser Harwin Strong, el Machacahuesos. Y si bien es cierto que Laenor pasó la mayor parte del tiempo alejado de su esposa, pronto se anunció que estaba embarazada. A finales del 114 D.C, nació Jacaerys, un niño grande, fornido, de pelo castaño, ojos marrones y nariz chata; unos rasgos que no coincidían con la nariz aguileña, pelo plateado y ojos púrpura de Laenor. Entretanto, la reina Alicent también dio a luz a un hijo llamado Daeron, cuyos rasgos eran, a diferencia de los de Jacaerys, testimonio de su sangre de dragón. ««Toujours pur» que dicen los Lysenos».

En el año 115 D.C, Rhea Royce (o, como la llamaba su esposo Daemon, la puta de bronce) se rompió el cráneo cuando se cayó de su caballo y, después de nueve días agonizando, murió en Piedra de las Runas. «Típica muerte accidental, claro que sí«. Y aunque Daemon voló hacia el Valle para reclamar sus tierras, castillos e ingresos, su petición fue desestimada incluso por Lady Jeyne Arrryn, que le advirtió que en el Valle no era bienvenido. Pero cuando el príncipe Daemon volaba de regreso a los Peldaños de Piedra y descendió en Marcaderiva para visitar a los Velaryon, se fijó en Laena, la hija de veintidós años de Lord Corlys y Rhaenys. El príncipe vio en ella una manera de asegurar su descendencia, pues la Casa Velaryon era lo suficientemente poderosa como para desafiar tanto a los Verdes como a lo Negros, que no tenían un lugar para él. Es por eso que, cansado de los Peldaños de Piedra y viudo, Daemon pidió a Lord Corlys la mano de su hija en matrimonio. Y aunque Laena estaba prometida a un hijo del Señor del Mar de Braavos, todavía no se habían casado, de modo que, después de que Daemon se burlase de él, el braavosi se vio obligado a retarlo a un duelo. Armado con Hermana Oscura, el rival no supuso un gran problema para Daemon y, finalmente, se casó con Lady Laena Velaryon.

Laena Velaryon

Conscientes de que el rey Viserys no estaría de acuerdo con su nuevo matrimonio, Daemon y su nueva esposa decidieron alejarse de Poniente con sus dragones Vhagar y Caraxes y cruzaron el Mar Angosto hacia Pentos, Volantis, el Rhoyne, Qohor y Norvos. Luego se dirigieron nuevamente a Pentos cuando Laena se quedó embarazada y permanecieron allí hasta que, en el año 116 D.C, nacieron su dos hijas gemelas, Baela y Rhaena. Cuando Daemon y su familia se asentaron en Marcaderiva, informó a su hermano del nacimiento de sus sobrinas y pidió permiso para presentarlas en la corte y recibir la bendición real, por lo que los dos hijos de Baelon Targaryen se reconciliaron por segunda vez.

Entretanto, a finales del año 115 D.C había nacido en Poniente el segundo hijo de Rhaenyra. El niño fue llamado Lucerys y, al igual que su hermano Jacaerys, era grande, fuerte y tenía ojos marrones y cabellos castaños en lugar de los típicos rasgos Targaryen. Aunque el rey Viserys estuvo encantado cuando el niño fue presentado en la corte, su esposa no compartía ese mismo entusiasmo, empeorando las relaciones entre los Verdes y los Negros. Tal era la rivalidad que Rhaenyra se trasladó a Rocadragón con su campeón, ser Harwin Strong. En la isla-fortaleza de los Targaryen, la princesa Rhaenyra dio a luz a Joffrey, llamado así en honor a ser Joffrey Lonmouth. Del mismo modo que sus hermanos mayores, el niño no heredó los típicos rasgos valyrios de sus padres, sino otros que, en la corte de los Verdes, dieron pie a los murmullos sobre ser Harwin Strong como verdadero padre de los príncipes. A pesar de las acusaciones, Viserys mantuvo a su hija como heredera y, por decreto real, ordenó que cada uno de sus hijos fuese obsequiado con un huevo de dragón. Y aunque los que dudaban sobre la paternidad de los príncipes murmuraron que los huevos nunca eclosionarían, el nacimiento sucesivo de los dragones Vermax, Arrax y Tyraxes desmintieron sus palabras.

Rhaenyra sólo tenía veinte años, pero los partos supusieron un gran coste. La belleza de su juventud se desvanecía mientras que la de su madrastra Alicent permanecía intacta a pesar los años y los embarazos5, lo que, según Hongo, sólo sirvió para profundizar su enemistad; enemistad que se transmitió a los hijos de ambas. Los príncipes Aegon, Aemond y Daeron crecieron junto a sus sobrinos Velaryon, pero consideraban que les habían arrebatado su derecho al Trono de Hierro y se convirtieron en sus máximos rivales. Sin embargo, cuanto más despreciaba Rhaenyra a su madrastra más cariño tomaba a su tía Laena Velaryon y, dada la cercanía de Marcaderiva y Rocadragón, sus visitas fueron frecuentes, lo que supuso, con la bendición del rey, el compromiso de los príncipes Jacaerys y Lucerys con las gemelas Baela y Rhaena.

La Primavera Roja

En el año 120 D.C, nació el hijo que el príncipe Daemon tanto había deseado después de que Laena estuviese un día y una noche de parto, pero el niño era retorcido y mal formado y murió una hora después. Debilitada y consumida por el dolor, los maestres no pudieron hacer nada por Laena y falleció después de tres días de delirio. Se cuenta que, durante su hora final, Laena se levantó de la cama y salió en busca de su dragón Vhagar para volar una última vez, pero sus fuerzas le fallaron y se desplomó en las escaleras de la torre, donde murió. Luego su esposo la llevó de vuelta a su cama y la princesa Rhaenyra compartió su vigilia y lo consoló en su dolor. «Además de leer ahora también lo llaman consolar«.

Pero la muerte de Laena no fue la última tragedia que asoló a los Velaryon, pues cuando aún estaban de luto su hijo Laenor, el esposo de Rhaenyra, fue asesinado a puñaladas por su amigo y compañero ser Qarl Correy mientras asistía a una feria en Villaespecia, una ciudad portuaria de Marcaderiva. Aunque se desconocen las circunstancias de su muerte, los comerciantes de la feria afirmaron que los dos hombres habían discutido en voz alta antes de que desenvainaran las espadas. Luego Correy había huido en un barco que lo esperaba en alta mar y nunca más fue visto. Mientras que algunos defienden que Laenor fue asesinado por uno de sus caballeros después de una pelea o, según el Septon Eustace, en un ataque de celos, Hongo sugiere que Daemon pagó a Qarl Correy por el asesinato del marido de Rhaenyra y le proporcionó un barco para llevarlo lejos y luego matarlo.

«Las circunstancias del homicidio continúan siendo un misterio. El gran maestre Mellos escribe tan solo que ser Laenor murió a manos de uno de los caballeros de su casa en el curso de una riña. El septón Eustace nos proporciona el nombre del matador y declara que los celos fueron su móvil, ya que Laenor Velaryon se había hartado de la compañía de ser Qarl y se había enamorado de un apuesto escudero de dieciséis años. Champiñón, como siempre, se pone a favor de la teoría más siniestra y da a entender que el príncipe Daemon pagó a Qarl Correy para deshacerse del marido de la princesa Rhaenyra, organizó un barco que lo transportase, y luego le rebanó el gaznate y lo arrojó al mar. Correy, caballero de la casa, de cuna relativamente modesta, era célebre por tener gustos de noble y bolsa de campesino, y además era muy dado a las apuestas extravagantes, lo cual otorga cierto crédito a la versión de los hechos del bufón. Sin embargo, no hubo ni un ápice de pruebas, ni entonces ni hoy, pese a que la Serpiente Marina ofreció una recompensa de diez mil dragones de oro a cualquiera que pudiera conducirlo hasta ser Qarl Correy o entregar al asesino para la venganza de un padre».

fuego y sangre: los herederos del dragón

 

Aegon Targaryen, Daeron Targaryen y Aemond Targaryen, hijos de Alicent Hightower

Aegon, Daeron y Aemond por Douglas Wheatley

El rey Viserys y su familia viajaron con sus dragones hacia Marcaderiva para asistir al funeral de Laenor Velaryon, incluidos sus hijos. El príncipe Aegon volaba a lomos de Fuegosol, su hermana Helaena era jinete de Sueñadragón y Daeron tenía un joven dragón llamado Tessarion, aunque no lo había montado aún; pero, sin embargo, el príncipe Aemond no disponía de ningún dragón. Con la intención de proporcionarle uno, el rey propuso que después del funeral la corte se trasladase durante un tiempo a Rocadragón, ya que bajo Montedragón había una gran cantidad de huevos de dragón y también varias crías jóvenes que, en palabras del rey, el príncipe podría elegir “si el muchacho era lo suficientemente valiente”. Molesto por la burla de su padre e impaciente por conseguir un dragón adulto, el príncipe de diez años concluyó que allí mismo, en Marea Alta, moraba un dragón digno de él: Vhagar, el más viejo y grande del mundo.

Aunque fuera un hijo de la casa Targaryen, siempre era peligroso acercarse a un dragón extraño, sobre todo a uno que acababa de perder a su jinete. Aemond sabía que sus padres no le permitirían acercarse a Vhagar, de modo que, en la oscuridad de la noche y en secreto, se escapó mientras dormían y fue hasta donde lo mantenían junto a los otros dragones. En el gran patio exterior, el príncipe se aproximaba al dragón con la esperanza de montar sobre él, pero fue sorprendido por Joffrey Velaryon, que también se había escapado para ver a su dragón Tyraxes. Para evitar que diera la alarma, Aemond lo abofeteó, le gritó que se callara y lo empujó contra un montón de excrementos de dragón. Y cuando el niño de tres años comenzó a gritar, Aemond corrió hacia Vhagar y se encaramó a su lomo. El dragón rugió, se sacudió violentamente, rompió sus cadenas y voló alrededor de las torres de Marea Alta, convirtiéndose así Aemond Targaryen en jinete de dragón.

Los hijos de Rhaenyra Targaryen: Jacaerys Velaryon, Joffrey Velarion y Lucerys Velarion

Jacaerys, Joffrey y Lucerys, por Douglas Wheatley

Pero cuando Aemond descendió de las alturas, los hijos de Rhaenyra lo estaban esperando. Aunque los príncipes Velaryon eran más jóvenes que él, se habían armado con espadas de madera del patio de entrenamiento y lo atacaron, pero Aemond se defendió y, a medida que los iba venciendo, comenzó a burlarse de ellos llamándolos Strong. Jacaerys tenía edad suficiente para entender el insulto y se abalanzó sobre él, pero el hijo del rey era mayor y lo golpeó con fuerza hasta que Lucerys sacó su daga y, en defensa de su hermano, lanzó un tajo hacia el rostro de Aemond, arrancándole su ojo derecho. La reina Alicent exigió que se le arrancara un ojo a Lucerys; mientras que Rhaenyra insistió en que Aemond revelara dónde había oído que a sus hijos los llamaban Strong y, por ende, bastardos sin derecho al trono6. El rey Viserys no quiso oír más y decretó que no se arrancaría ningún ojo, pero sí la lengua de quienes llamasen Strong a sus nietos. «Insisto, es de ser inútiles lo de este hombre«.  Para evitar conflictos y acallar los rumores, el rey ordenó que la reina Alicent y sus hijos regresasen con él a la corte; mientras que la princesa Rhaenyra y los suyos volverían a Rocadragón y ser Harwin Strong a Harrenhal.

Finalmente, poco después de la llegada de Lord Lyonel Strong y su hijo ser Harwin a Harrenhal, se originó un incendio en la torre donde estaban durmiendo y ambos murieron junto con varios criados. La causa del incendio nunca se determinó, por lo que algunos lo atribuyeron a la mala suerte o a la maldición que impera en la fortaleza de Harren el Negro; pero Hongo, sin embargo, sugiere que la Serpiente Marina estaba detrás, como un acto de venganza por su hijo. Mientras que las sospechas también recayeron sobre el príncipe Daemon, ya que así eliminaba a un rival por el amor de Rhaenyra, otros murmuraron que el hijo menor de Lord Lyonel, Larys Strong el Patizambo, podría haber sido el responsable, pues se convirtió en señor de Harrenhal con la muerte de su padre. Incluso llegó a plantearse la posibilidad de que Viserys podría haberlo planeado todo para que el supuesto padre de sus nietos, si los rumores eran ciertos, no revelara su bastardía, aunque el rey no había previsto que la Mano acompañara a su hijo de vuelta a Harrenhal. «Creo que ya ha quedado demostrado que dudo mucho que el Rey tuviera esa clase de ingenio«.

La antesala del conflicto

Viserys I no gozaba de buena salud a sus cuarenta y tres años y con el puesto de Mano del Rey vacante necesitaba a alguien fuerte que pudiese aguantar la complicada tarea del gobierno. Aunque tuvo en consideración a Rhaenyra o a su hermano Daemon para el cargo, pensó que su retorno a la corte implicaría un conflicto inevitable con los Verdes. Ignorando a su Consejo, nombró Mano a un hombre capaz y digno de su confianza: ser Otto Hightower.

ser Otto Hightower, por Enife

Entretanto, en Rocadragón la princesa Rhaenyra se casó en secreto con su tío Daemon Targaryen porque sabía que su padre no aprobaría el matrimonio. Cuando la noticia llegó a Desembarco del Rey, Viserys estaba furioso y la indignación fue el sentimiento general, pues era un insulto volver a casarse cuando ni siquiera había transcurrido medio año desde la muerte de los anteriores consortes, Laenor y Laena. Hongo afirma que el motivo del casamiento era que la princesa estaba embarazada y no quería dar a luz un bastardo7. Y a finales del 120 D.C nació el príncipe Aegon, un niño pálido que, a diferencia de sus hermanos, tenía el típico pelo plateado y ojos color púrpura de los Targaryen. Aunque Daemon ya tenía un hijo de su propia sangre, dos años después nació un niño más pequeño y menos robusto llamado Viserys. «Que manía en llamar a Aegon a todo niño Targaryen vivo… ni que fueran los bufones Benioff y Weiss…«.

En la capital del reino, Viserys casó a sus hijos Aegon y Helaena siguiendo la antigua tradición de la casa Targaryen.

» El novio tenía quince años de edad; si bien haragán y algo mohíno, según nos dice el septón Eustace, poseía un apetito más que saludable. En la mesa era un glotón dado a libar cerveza y vino fuerte, y a magrear a cualquier criada que se pusiese a su alcance. La novia, su hermana, no tenía más que trece años. Aunque más regordeta y menos vistosa que la mayoría de los Targaryen, Helaena era una doncella agradable y feliz, y todos coincidían en que sería una buena madre».

fuego y sangre: los herederos del dragón

 

Un año más tarde, la princesa dio a luz a dos gemelos llamados Jaehaerys y Jaehaera. Los huevos de dragón fueron colocados en sus cunas y dos crías pronto nacieron. Sin embargo, Jaehaera era pequeña, tardaba en crecer y no actuaba como solían hacerlo los bebés; mientras que su hermano gemelo contaba con seis dedos en su mano izquierda y otros seis en cada pie. Además de otros dos hijos bastardos de Aegon, en el año 127 D.C nació el príncipe Maelor, a quien le fue entregado un huevo de dragón. Los otros hijos de la Reina Alicent también crecieron: el príncipe Aemond se había convertido en un hábil espadachín bajo la tutela de ser Criston Cole y el príncipe Daeron, el más popular de los hijos de la reina, fue enviado a Antigua para servir como copero y escudero de Lord Hightower.

Viserys I, por Amoka

En Marcaderiva, Corlys Velaryon cayó enfermo por una fiebre repentina, lo que suscitó el debate sobre la cuestión de la sucesión. Con sus hijos legítimos muertos, su heredero debía ser su nieto Lucerys, pues el príncipe Jacaerys presumiblemente sucedería a su madre en el Trono de Hierro. Pero la Serpiente Marina también tenía media docena de sobrinos, de entre los cuales ser Vaemond Velaryon reclamó su derecho a sucederle porque los hijos de Rhaenyra eran bastardos. El Príncipe Daemon le cortó la cabeza por esa acusación, pero los hermanos menores de ser Vaemond huyeron a Desembarco del Rey y reclamaron justicia al rey, que ordenó cortarles la lengua por decir mentiras. Viserys estaba tan débil y obeso que apenas podía subir hasta el trono y, al finalizar la audiencia, tropezó cuando descendía. Cuando el rey intentó aferrarse a algo, se abrió la mano izquierda y se cortó hasta el hueso con una hoja dentada que sobresalía del Trono de Hierro. Pronto apareció la fiebre y sólo la ayuda de la princesa Rhaenyra y el maestre de Rocadragón pudo salvarle la vida.

El rey Viserys nunca volvió a sentarse en el Trono de Hierro después de haber perdido los dos dedos de su mano y, a medida que su salud empeoraba, dejaba el gobierno del reino en manos de ser Otto Hightower y su Consejo. A principios del año 129 D.C, el rey se debilitó aún más y la gota, los dolores en el pecho y sus dificultades respiratorias empeoraron, obligándolo a permanecer postrado en su cama. En el tercer día de la tercera luna del 129 D.C, la princesa Helaena llevó a sus tres hijos a visitar al Rey. Mientras Maelor jugaba con su anillo, Viserys les contó a los gemelos la historia de cómo Jaehaerys I, el Viejo Rey, había volado con su dragón hacia el norte del Muro para derrotar a un enorme ejército de salvajes, gigantes y huargos. Pero el Rey estaba cansado y pidió que lo dejaran solo. Cerró los ojos y se durmió, pero nunca despertó. Viserys I tenía cincuenta y dos años de edad y había reinado sobre la mayor parte de Poniente durante veintiséis. Después de su muerte, se desató una guerra civil  y los dragones danzaron y murieron.

“Si algo hemos aprendido de todo esto es que un Rey puede ser muchas cosas, pero nunca debería ser un ínutil». Alzando la vista vi como Perestan daba por finalizada la clase y al pesado de Cormac acercándose hacia mi sitio. Con la lectura me había olvidado de él y que me tocaba trabajar con él sobre la Danza.

– Iré al grano – dijo – No estoy satisfecho con tener que trabajar contigo Brian pero no dejaré que eso manche mi buena reputación con el Archimaestre. Así que podemos hacer lo siguiente. Yo me centro en analizar a los Negros que son más difíciles, tú a los verdes y luego juntamos el trabajo. Podemos decirle a Perestan que estamos haciendo un trabajo de teoria comparativa de las crónicas de antiguos maestes. Eso le encantará.

«El muy bastardo quiere escribir él sobre los que ganan y dejarme a mi a los ‘malos del cuento’«. No tenía ni ganas de discutir con él así que me limité a asentir y a salir del aula directo hacia el comedor. Almenos el desayuno me ayudaría a bajar el gusto amargo que me había dejado la propuesta de Corm…»Un momento«. Caí en la cuenta lo que tenía en mi mano. Cormac ni sabía de la existencia del tomo del maestro Gyldayn. Si jugaba bien mis cartas era mi oportunidad para boicotearle y hundirle. «Hay que pensar bien como lo hago, pero a este tio yo me lo cargo como sea«.

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  1. Recomendamos a los leales revisar la anterior entrega de Fuego y Sangre para comprender la situación
  2. Parte del equipo de transcripción de las Crónicas de este novicio dice que «GUAPA, REINA DEL MARTES SANTO, EL BARRIO ENTERO PA TI PA SIEMPRE»
  3. Parte del equipo de transcripción de las Crónicas de este novicio niega categóricamente y condena estas afirmaciones y no dudará en presentar recurso ante el Señor del Mar por semejantes injúrias
  4. A parte del equipo de transcripción de las crónicas de Brian se le están hinchando muchisimo las virtudes y no tardará en empezar a pedir cabezas
  5. Parte del equipo de transcri… A la mierda. Soy Alicent. Dedico este párrafo al artista que dibujó tal engendro en mi retrato
  6. Pues en el patio de entrenamiento, en las cocinas, en el Septo, … hija, que precisamente no eres la reina del disimulo
  7. Casi muero ahogada del ataque de risa que me ha entrado