Volvemos con otra entrega de esta serie de ensayos dedicada a la Casa Mormont, ya la séptima edición. Se trata de una modalidad especial de ensayo que la leal @EvaJoelMortmont ha querido traernos para expresar de un modo diferente sus pensamientos e inquietudes sobre hechos que son cruciales en la historia de los Mormont o en los que han sido partícipes o testigos. De este modo, a través de la narración, dando voz y sentimientos a algunos personajes de la saga, nos revelará más secretos sobre la casa de los osos después del secuestro de Lyanna Stark.


Alas negras, palabras negras

— EvaJoel Mormont —


Había esperado mi llegada antes de proceder a las acusaciones. Qué mejor lugar en el sur que Árbol de los Dioses, ante la fe de nuestros Antiguos dioses. Ahí estaba Lord Stark delante del inmenso arciano muerto. De pie con los ojos cerrados y apoyándose en la gran Hielo, rezaba… ¿Qué tenían que perdonarle los grandes Dioses del Norte?
Estábamos los tres solos y como únicos testigos solo un centenar de cuervos descansando en la ramas secas, que nos observaban muy quietos. Parecían aguardar también; el silencio era abrumador sin hojas que pudieran susurrarnos.
Miré a mi hijo: sus ojos eran de perdón pero firmes en su mirada. Recordé las palabras de mi hermana, su advertencia estúpida, como podía yo saber que…
Lord Rickard se giró lentamente, por fin la espera había acabado. Nos miró con aspereza y Jorah hincó las rodillas sobre la tierra húmeda. Mi corazón empezó a latir con fuerza.
—Yo, Rickard Stark, Señor de Invernalia y Guardián del Norte, acuso de traición a Jorah Mormont. Te sentencio a muerte, que los dioses se apiaden de tu alma —no podía permitirlo, mi mano blandió a Garra con fuerza.
—¡No! Mi señor —Planté mi rodilla y lancé a Garra a sus pies, sin perder su mirada.
—¿Acaso crees que miento, Jeor? Delante de nuestros dioses. Somos familia, nuestra sangre se unió una vez. Jorah tenía la obligación de protegerla, de custodiar a mi hija hasta Aguasdulces y vuestra sobrina ha desaparecido también. ¡Traición! —dijo con rabia.
—Vuestra hija huyó en la noche y Dacey hizo lo que se le ordenó: proteger siempre a su señora. Donde esté vuestra hija estará mi sobrina —Lord Rickard dudó por un momento.
—¡Mientes! —dirigió su mirada hacia mi hijo.
—No, mi señor, jamás ante los dioses —respondió Jorah—. Tengo en mi poder una carta para vos que Lady Lyanna dejó antes de huir.
—¡Entrégasela! —dije, fue como si Garra le hubiese atravesado su corazón de Hielo.
Cogió la carta y enseguida reconoció la escritura. Ahora si: ¡el Hielo estalló en mil pedazos! Arrugó la carta en su puño y la lanzó delante nuestro con rabia, un temblor en sus labios
—Tenéis ya la verdad, mi señor —dudaba, tenia la verdad y seguía dudando. ¿Era por honor o era su orgullo quien no le dejaba pensar?
Porque Brandon mentía. ¡Qué o quién le había engañado!
Lord Stark no iba a dejarlo pasar. Sus manos sostenían con fuerza su espadón, sus ojos fijos en mi le delataban, quería un culpable…ahora era el momento.
—Yo, Jeor Mormont, señor de la Isla del Oso, asumo las faltas de mi hijo también.
—¡Padre, no! —gritó Jorah sobresaltado.
—No, hijo, no voy a permitir que se ensucie nuestro nombre —clavé mi mirada fijamente en el lobo—. Mi señor, hoy tendrá dos cabezas de oso que cortar y es mi última palabra —rugió mi corazón. De pronto, un estruendo ensordecedor. Los cuervos graznando al unísono, Stark se giró y miró al gran arciano. Sopesaba su decisión. Sabia bien que estábamos a las puertas de una gran guerra y no podía perder a los hombres de la casa Mormont. Sin su señor no acudirían a la leva. De pronto se volteó elevando a la poderosa Hielo de acero Valyrio delante de mi rostro.
—Juraréis las palabras, perderéis vuestra Isla, vuestra familia y vuestra espada. Vestiréis el negro a cambio de la cabeza de vuestro hijo. ¡Juradlo!
—¡Que así sea! ¡Lo juro! —Los Dioses habían hablado.

 

He aquí una propuesta divertida para describir pensamientos y teorías. Una lectura ligera para dejar fluir la imaginación, para dar voz y sentimientos a aquellos que ya no están y dar respuestas a los acontecimientos que están por venir.

Así que abrid vuestro tercer ojo y sobre todo… disfrutad o reíros de los cuentos de ésta vieja osa.

Jeor Mormont, el Viejo Oso y guardián del Muro, como Lord Comandante de la Guardia de la Noche. Considerado un líder fuerte, un guerrero y comandante en batalla formidable, decidido y audaz ante las adversidades. Respetado entre sus hombres y, sobre todo, un guía a seguir.

El Lord Comandante era viejo, pero seguía teniendo la fuerza de un oso.

juego de tronos, tyrion iii

 

Jeor Mormont, por Manzanedo

Conocemos a Jeor como un hombre de 69 años que en algún momento, antes de la rebelión de Robert, entre el 281- 282 d.C., con poco más de 50 años, “en la flor de la vida” decide vestir el negro y entregar su señorío sin ningún motivo evidente; sólo el parecer de favorecer a su hijo. Aunque Jorah todavía no tenga ningún heredero.

No me quedaré aquí sentado tranquilamente, a esperar las nieves y los vientos helados. Tenemos que averiguar qué sucede. Esta vez, la Guardia de la Noche cabalgará como un ejército: se enfrentará al Rey-más-allá-del-Muro, a los Otros y a quién haga falta. Yo mismo iré al mando.

juego de tronos, jon ix

 

Sabemos que en las costumbres norteñas en los duros inviernos, los hombres ancianos de las aldeas deciden ir a cazar al bosque y no volver, para que haya una boca menos que alimentar. El no se siente así y por eso no se quedará sentado esperando a la muerte, las nieves y los vientos helados; si ha de morir, preferirá hacerlo como un gran guerrero, luchando.

Envuelto en pieles y con la cota de malla, el Lord Comandante parecía inmenso. Los ojos le relampagueaban tras el visor de hierro.

tormenta de espadas, samwell i

 

Sus ojos resplandecían en el fragor de la batalla en el Puño de los Primeros hombres. Jeor tiene los ojos oscuros y lleva un visor de hierro; en realidad es imposible ver con claridad con la ventisca de nieve, o Sam le echa mucha imaginación “o” sus ojos cambiaron porque utilizaba algún tipo de fuerza ancestral, la fuerza de un oso.

“Morir con las botas puestas” o “Retirada y un cuerno” son las típicas frases que conocemos de nuestra historia. De aquellos que no se acobardan ante una gran batalla, que prefieren morir por su deber y honor. No creo que Jeor se sintiera tan viejo para decidir vestir el negro; es un hombre muy inteligente y debía saber bien que se estaba tramando antes que estallara la Rebelión de Robert. Lord Rickard confiaba plenamente en la lealtad de la casa Mormont. No me imagino a Jeor perdiéndose un gran concilio o una posible guerra; es más, iría en vanguardia. Qué mayor honor puede esperar un guerrero como él si no es morir en el campo de batalla. Y si tenía planeado vestir el negro en favor de su hijo, podría haberlo hecho mucho después.

—¿Qué será de él, mi señor? ¿lo matarán?
—Eso tampoco lo sé, muchacho. Voy a enviar una carta. En mi juventud conocí algunos de los consejeros del rey: el viejo Pycelle, lord Stannis, ser Barristan…No importa qué haya hecho tu padre; es un gran señor. Deberían permitirle vestir el negro y unirse a nosotros. Los Dioses saben que necesitamos hombres del talento de lord Eddard.

juego de tronos, jon vii

 

Jeor rápidamente piensa en salvar la vida de Ned, en proponer que vista el negro. Intentará por el único medio que tiene, la palabra, que ésta reclamación sea escuchada en Desembarco y no desacierta en su proposición. Ese era el plan. Pero lo más fascinante es la honradez de Jeor. Querer aceptar al hombre que ha dictado sentencia de muerte contra su hijo en el Muro dice mucho de él. No hay ningún odio hacía Ned, no hay ninguna venganza personal en pensar que vista el negro; al contrario, desea salvarle la vida, admira y conoce muy bien al hombre. Jeor sin duda es un hombre de honor. Parece que cuantos más lobos tenga a su lado mejor se siente, sigue siendo guiado por sus viejos huesos (sueños).

—El usurpador está muerto.
—Pero su hijo reina en su lugar —Ser Jorah levantó la vista y clavó los ojos oscuros en los de ella— Un hijo obediente paga las deudas de su padre. Hasta las deudas de sangre.

tormenta de espadas, daenerys ii

 

En el caso de Jorah podemos decir que no es un hijo obediente. No tuvo honor suficiente para enfrentarse al juicio, pero si se hubiera arrodillado, Ned le hubiera concedido vestir el negro. Jorah luchó en Pyke, fue nombrado caballero por Robert, un orgullo para el norte y para Ned, su mejor hombre. Si le cortaba la cabeza, tendría que castigar también aquellos que se saltan las leyes, como el derecho de pernada, y esas son muchas cabezas nobles a cortar, que evidentemente podían desestabilizar la unión del norte. La deuda de Jorah con su padre es vestir el negro y en algún momento tendrá que saldar esa deuda.

La respiración era muy tenue; la voz, apenas un susurro -. Díselo a mi hijo, Jorah. Dile que vista el negro. Mi último deseo antes de morir. (…)
—No hay maíz —dijo Mormont, débil—. Dile a Jorah que lo perdono, Mi hijo. Por favor. Vete.

tormenta de espadas, samwell ii

 

Y porque no poneros sus últimas palabras, sus últimos deseos, sus últimos pensamientos de perdón al hijo que tanto ama y porque no pensar que ese es el destino del Oso Negro.

Hablaré de Garra, el arma ancestral de la casa Mormont que lleva en la familia cinco siglos. Es cien años más antigua que el espadón Hielo. Creo que es importante que solo conozcamos dos casas norteñas con un arma así, sabiendo el poder que tienen contra los caminantes blancos, y no creo que sea una casualidad que los Osos hayan tenido una tanta tiempo en su poder. En mi opinión, Jon la que empuña es “sin duda” Hermana Oscura. Supongo que os preguntáis qué pruebas tengo, aparte de pensar que Garra es un bien de un gran valor y que pertenece al linaje de la familia Mormont. Pues he encontrado una conexión con Jon muy sutil e interesante:

Una espada regalada, aunque fuera tan bella como Garra, no hacía de él un Mormont. Tampoco era Aemon Targaryen.”

juego de tronos, jon ix

 

Garra es Hermana Oscura

Garra es Hermana Oscura

No creo que Jon piense en el maestre, que nunca empuño una espada, sino en otro príncipe, al que él fantaseaba jugando de niño.

Cuando luchaban no eran niños pequeños, sino caballeros y héroes poderosos.
—¡Soy el príncipe Aemon, el Caballero Dragón! – gritaba Jon.

tormenta de espadas, jon xii

 

El príncipe Aemon Targaryen tenía tal destreza con la espada que llegó a ser digno de portar la espada Hermana Oscura. Aquí la pequeña trampa intencionada en los nombres.

Si Jon hubiera recibido una espada Targaryen desde el principio a manos de un viejo maestre príncipe Aemon, hubiéramos atado cabos muy pronto sobre su linaje. ¿No creéis? Sabemos muy bien quién fue el último que empuñó dicha espada, Brynden Ríos, un bastardo digno de portar Hermana Oscura. ¿Veis la conexión? También sabemos que la espada estuvo perdida varios años en el Ojo de Dioses. Si ha sido forjada con magia antigua, porque no pensar que ha absorbido parte de un poder muy antiguo también, en un lugar que concentra probablemente una gran fuerza con los antiguos dioses.

¿Sabremos la verdad sobre Garra? La persona ideal para descubrir el engaño es Alys Mormont, quien se dirige actualmente al Muro. Sinceramente, creo que Garra está en la Isla del Oso, esperando el retorno de su legítimo portador, Jorah.

¿Jeor viste el negro solo por favorecer a Jorah? ¿Podemos pensar que Sam si ve algún poder antiguo en Jeor? ¿Garra es Hermana Oscura? ¿Qué pensáis en que Hermana Oscura estuviera perdida en un lugar tan relacionado con los Antiguos Dioses?