Análisis de Arya IX con el saldo de la deuda de Jaqen en Harrenhal y encuesta de Sansa

Una semana más volvemos con otra edición de El Campeón del Torneo. Una vez los leales habéis votado cuál es el mejor capítulo de Arya en el primer torneo de Choque de Reyes, hoy toca elegir el de su hermana mayor. Así, después de dar por iniciado el segundo Torneo de la Compañía, votaremos el mejor capítulo de Sansa en la segunda entrega de la saga. Asimismo, recordamos a los nuevos reclutas que el objetivo de esta sección consiste en encontrar el capítulo mejor valorado de Canción de Hielo y Fuego por la comunidad.

Arya IX, Choque de Reyes

Aunque en la pasada edición el mejor arco argumental consiguió una victoria acomodada, esta vez el capítulo ganador ha obtenido una mayoría arrolladora respecto al resto de opciones. De este modo, Arya IX se ha impuesto con el respaldo de dos tercios de la comunidad. Ni siquiera la suma del resto de opciones puede hacer sombra a la sopa de comadreja. Como siempre, la primera parte de la entrada la dedicaremos al análisis del capítulo ganador y luego comenzará el torneo del segundo contendiente.

El capítulo comienza con Arya en las cocinas de Harrenhal acompañada de Pastel Caliente. Arya había aprendido a moverse por la enorme fortaleza como un ratón, siguiendo las enseñanzas de Syrio Forel de hacerse amiga de la oscuridad. Una recomendación que también recibiría su hermano Bran en Danza de Dragones. Mientras habla con su amigo sobre la posibilidad de escapar, el cuerno de guerra retumba dos veces. Harrenhal volvía a abrir sus puertas desde la marcha de Tywin Lannister y recibe la visita de Vargo Hoat y sus Titiriteros Sangrientos, que regresan de saquear las Tierras de los Ríos.

Además de un enorme oso negro enjaulado, la Compañía Audaz trae consigo cien prisioneros de guerra. De entre ellos, Arya se fija en el señor que encabeza la fila, que no es otro que Robett Glover. También lo acompañan Aenys Frey y otros tantos soldados norteños que portan blasones familiares para Arya. Después de que ser Amory Lorch, el nuevo castellano de Harrenhal, ordene encarcelarlos en la celda común de la Torre de la Viuda, Arya se escabulle antes de que Ojorrojo, el sustituto de Weese, la vea. Es la oportunidad que estaba esperando durante mucho tiempo, pero Arya mantiene la cautela.

En la inmensidad de la fortaleza de Harren el Negro, Arya oye el sonido del silencio entre sus enormes torres. La guarnición del castillo se había reducido a un centenar desde la partida de Tywin y puede deambular con cierta libertad. Después de que Gendry rechace ayudarla, Arya piensa en Jaqen y las artes oscuras que podría haber utilizado para matar a Weese, devorado por su perra. Aún le debe una muerte, pero teme toparse con él y lo evita. Sin saber adónde ir, Arya se dirige al bosque de dioses para practicar los ejercicios de Syrio. Entre los árboles practica con un palo de madera hasta que divisa las ramas blancas del árbol corazón.

«Desde aquí parece igual que el que hay en Invernalia.» Deseaba que lo fuera. Entonces, cuando bajara, estaría en casa, y tal vez encontrara a su padre sentado bajo el arciano, como tantas otras veces.
Se colgó la espada del cinturón y fue deslizándose de rama en rama hasta llegar al suelo. La luz de la luna teñía de plata la corteza del arciano mientras se acercaba a él, pero las hojas rojas de cinco puntas seguían negras en medio de la noche. Arya contempló el rostro tallado en el tronco. Era una cara temible, con la boca torcida y los ojos llameantes de odio. ¿Serían de verdad así los dioses? ¿A los dioses se les podría hacer daño, igual que a las personas? «Debería rezar», pensó de repente.
Arya se puso de rodillas. No sabía muy bien por dónde empezar. Entrelazó las manos.
«Ayudadme, antiguos dioses —rezó en silencio—. Ayudadme a sacar a esos hombres de la mazmorra para que podamos matar a Ser Amory, y llevadme a mi casa, a Invernalia. Haced de mí una danzarina del agua, una loba, y que no vuelva a tener miedo nunca más.»
¿Bastaría con aquello? A lo mejor tenía que rezar más rato para que los antiguos dioses la oyeran. Recordó que a veces su padre se pasaba mucho tiempo rezando. Pero los antiguos dioses nunca lo habían ayudado. Al acordarse de aquello se puso furiosa.
—Tendríais que haberlo salvado —le recriminó al árbol—. Os rezó muchas veces. A mí qué me importa si me ayudáis o no. Seguro que aunque quisierais, no podríais.
Uno no debe burlarse de los dioses, niña.

Choque de Reyes, Arya IX

 

Arya Stark y Jaqen

El fantasma de Harrenhal, por milulya

Es entonces cuando Jaqen H’ghar la sorprende en medio de la oscuridad. Le recita todos los nombres que ha adoptado a lo largo de su periplo, incluso el real. Arya piensa que los dioses se lo han enviado como respuesta a sus plegarias, así que le pide ayuda para sacar a los prisioneros de la mazmorra. Para poder liberarlos deben morir varios guardias, pero el lorathi le responde que sólo le queda un tercer nombre para saldar su deuda. Al dios le fueron arrebatadas tres vidas y tres vidas hay que pagarle, ni más ni menos. Jaqen insiste en no burlarse de los dioses y Arya se aprovecha de ello, demostrando una gran perspicacia.

 

—Al dios le fueron arrebatadas tres vidas. —El hombre la miraba sin compasión—. Tres vidas hay que pagarle. Uno no debe burlarse de los dioses.—Tenía una voz de seda y acero.
—Yo no me he burlado. —Meditó un instante—. ¿Puedo decir cualquier nombre, el que sea? ¿Y lo matarás?
—Uno ya te lo ha dicho —contestó Jaqen H’ghar con una inclinación de la cabeza.
¿Cualquiera, cualquiera? —insistió—. ¿Un hombre, una mujer, un bebé, o Lord Tywin, o el Septon Supremo, o tu padre?
El padre de uno murió hace mucho, pero si viviera, y si tú dijeras su nombre, moriría porque tú lo has ordenado.
Júramelo —dijo Arya—. Júramelo por los dioses.
Lo juro por todos los dioses del mar y del aire, y hasta por el dios del fuego. —Puso una mano en la boca del arciano—. Lo juro por los siete nuevos dioses, y por los innumerables dioses antiguos.
Lo había jurado.
—Aunque dijera el nombre del rey…
—Di el nombre y morirá, mañana, o dentro de una luna, o dentro de un año. Uno no vuela como los pájaros, pero mueve un pie, y luego otro, y un día uno llega, y el rey muere. —Se arrodilló a su lado de manera que los dos rostros quedaron a la misma altura—. La niña puede susurrar, si le da miedo decirlo en voz alta. Susurra el nombre. ¿Es Joffrey?
Arya le acercó los labios a la oreja.
Es Jaqen H’ghar.

Choque de Reyes, Arya IX

 

Jaqen lo ha jurado ante los dioses y su rostro de horror habla por sí solo. Aunque saca un pequeño cuchillo, llega a un acuerdo con Arya. Si la ayuda a liberar a los prisioneros, ella retirará su nombre. Incluso admite que no podrá descansar tranquilo hasta que se desdiga. Jaqen abandona el bosque de dioses para cumplir su nueva obligación, pero se replantea lo que está haciendo. Insiste en que Arya retire su nombre antes de que los dioses se den un festín de sangre, pero ya no hay marcha atrás. En este sentido, lo verdaderamente sorprendente es que los designios de Arya prevalezcan sobre los del dios. ¿Qué poder tiene una niña sobre la vida o la muerte? Aun así, Arya también deberá mancharse las manos de sangre, de modo que Jaqen la envía a las cocinas a por caldo. Mientras espera allí removiendo la sopa, el asesino aparece acompañado por Rorge y Mordedor.

Los cuatro cargan con cuatro grandes pucheros llenos de caldo hirviendo hasta la Torre de la Viuda. Ya dentro acceden a la húmeda cripta donde están encarcelados los prisioneros, aunque los vigilan ocho guardias. Cuando consiguen atraerlos a todos, vierten el caldo sobre ellos. Algunos consiguen zafarse, pero los rematan y liberan a los cautivos. La impresión de Arya es que no están tan malheridos como aparentaron al llegar a Harrenhal. Y a pesar de ser norteños vasallos de su hermano, Arya evita desvelar su verdadera identidad. En el exterior, los guardias que custodiaban la Torre de la Viuda yacen muertos en el suelo, como si su huida ya estuviese planeada de antemano. También se oyen combates tanto en la torre de entrada como en el cuartel.

—¿La niña no entiende?
—Sí que entiendo —dijo, aunque la verdad era que no comprendía nada. El lorathi lo debió de leer en su rostro.
—Una cabra no tiene lealtad. Creo que pronto ondeará aquí el estandarte del lobo. Pero antes uno quiere oír cómo retiras cierto nombre.
Retiro ese nombre. —Arya se mordió el labio—. ¿Todavía me queda la tercera muerte?
La niña es codiciosa. —Jaqen tocó a uno de los guardias muertos y le mostró los dedos ensangrentados—. Aquí tienes al tercero, ése es el cuarto y hay ocho cadáveres más abajo. La deuda está saldada.
—La deuda está saldada —reconoció Arya de mala gana. Estaba un poco triste. Volvía a ser un simple ratón.
El dios ha recibido lo que le correspondía. —Jaqen H’ghar esbozó una sonrisa extraña—. Y ahora, uno debe morir.
¿Cómo que morir? —replicó ella, confusa. ¿Qué quería decir con aquello?—. Pero si he retirado el nombre. Ya no tienes que morir.
Sí. Ha llegado mi hora. —Jaqen se pasó una mano por la cara, desde la frente hasta la barbilla, y allí donde se rozaba con los dedos su rostro cambiaba. Las mejillas se rellenaron, los ojos se juntaron; la nariz se engarfió, y en la mejilla derecha, limpia hasta aquel momento, apareció una cicatriz. Y, cuando sacudió la cabeza, la cabellera lacia, mitad roja y mitad blanca, desapareció para dejar paso a una mata espesa de rizos negros.
Arya se quedó boquiabierta.

Choque de Reyes, Arya IX

 

Arya Stark Vallar Morghulis

La moneda de Arya, por Yui Martinez

Hasta tal punto llega la sed de sangre de Arya que, después de todo, pregunta si aún le queda la tercera muerte. Esto evidencia una vez más que el camino de Arya no solo no tiene punto de retorno, sino que está consumida por el deseo de venganza. La pequeña de los Stark está sedienta de sangre y, quién sabe con qué propósitos, Jaqen ha contribuido a aumentarla. Por otro lado, el lorathi se descubre ante el lector como un hombre sin rostro y adopta un nuevo nombre, que destaca por llevar un diente de oro. Aunque Arya quiere aprender a hacerlo, para ello tiene que acompañarlo al otro lado del Mar Angosto. Pero él tiene deberes que cumplir y Arya quiere regresar a Invernalia, así que le da una moneda de hierro de gran valor. Entregando esa moneda y pronunciando las palabras adecuadas a quien corresponde, Arya llegaría a la ciudad libre de Braavos.

Entonces, ¿de qué me sirve?
Igual podrías preguntar de qué sirve la vida, o de qué sirve la muerte. Si llega un día en que quieras verme de nuevo, entrega esa moneda a cualquier hombre de Braavos y dile estas palabras: valar morghulis.
Valar morghulis —repitió Arya. No era difícil. Apretó la moneda en el puño. Al otro lado del patio se oían los gritos de los moribundos—. Por favor, Jaqen, no te vayas.
—Jaqen está tan muerto como Arry —replicó con tristeza—, y debo cumplir algunas promesas. Valar morghulis, Arya Stark. Repítelo otra vez.
Valar morghulis —dijo una vez más.

Choque de Reyes, Arya IX

 

Pronto Shagwell el bufón difunde por toda la fortaleza el historia de la “sopa de comadreja” haciendo ventriloquia con las cabezas de dos caballeros. Incluso los guarecidos en la fortaleza lanzan miradas extrañas a Arya, conocida en Harrenhal por el nombre de Comadreja. No es hasta que Roose Bolton llega a la fortaleza cuando Shagwell la señala públicamente como la comadreja que preparó la sopa. El señor de Fuerte Terror, que ahora también gobierna Harrenhal, le pregunta cómo se llama en realidad. Después de recordar sus numerosos nombres, Arya dice llamarse Nymeria (o, para acortar, Nan), como su loba. Así, Bolton decide acogerla como copera durante su estancia en Harrenhal. Finalmente, una vez retirados los estandartes del león y la mantícora, los blasones de Stark y Bolton ondean en la fortaleza. Y mientras Nan le sirve vino a su nuevo señor y a Vargo Hoat, ve cómo ser Amory Lorch es empujado al pozo donde un enorme oso negro lo despedaza vivo.

«El oso es negro —pensó Arya—. Como Yoren.» Llenó la copa de Roose Bolton y no derramó ni una gota.

Choque de Reyes, Arya IX

 

Sansa, Choque de Reyes

En la tribuna, con una sedosa túnica violeta y una redecilla de adularias, tan hermosa como sola y triste, se encuentra la nueva protagonista de nuestro particular torneo. El sol brilla en la armadura del caballero que va a luchar por ella, pero cuando se oculta entre las nubes podemos apreciar la verdad. La sombra nos permite ver una armadura gris deslucida y un rostro espantoso. De hecho, el justador ni siquiera es un caballero. Sansa Stark ha descubierto amargamente que las canciones no existen en la realidad. ¿O sí?

Retrato de Sansa Stark, por nicolaiov

Y es que, si en el arco de Juego de Tronos Sansa veía cómo se destruían su sistema de creencias y su conocimiento del mundo, erigidos sobre la verdad del bardo, el lector asiste en Choque de Reyes a una subversión de la veracidad de las canciones. El desarrollo de esta deconstrucción se lleva a cabo mediante dos personajes tan fundamentales en su arco como la propia Sansa. La verdad del bardo, en Choque de Reyes, se hace carne a través de ellos. Es decir, pierde su condición ideal y se acomoda en la realidad de Sansa de forma humana, brutal. Es una canción desafinada, cantada por beodos que desentonan y que habla de lo que nadie está dispuesto a escuchar. Si las canciones se tornan reales, lo harán con el claroscuro característico de la narrativa de Martin. De modo que si Florian, el caballero bufón de los cuentos, trasciende la fantasía, lo hará como el peor caballero y como un cómico no mucho mejor. Eso sí, será un borracho sin igual.

Pero el ejemplo más claro de todo esto lo encontramos en otra figura. Nos referimos a la de ese caballero que no es caballero que protege a los débiles —y, para él, Sansa es la débil. Pero no solo no es caballero, sino que a lo largo del arco trata de convencer a la muchacha de que deje de pensar en espadas que solo se desenfundan por honor y justicia. Sin duda, la suya, y no precisamente la de acero, no quiere desenfundarse por eso. Por supuesto, Sandor ha desarrollado una fijación insana con la joven, porque así es la realidad del mundo de Martin. No obstante, mientras los verdaderos caballeros la golpean y la humillan por su rey, el Perro, uno de los seres más despiadados de la saga, se muestra clemente ante Sansa. De hecho, aunque de palabra siempre recurra a la agresividad y al cinismo, a la verdad del mundo en definitiva, en el contacto físico nos encontramos con una sutileza inesperada. Cuando Sansa termina de cantar —y quizá Martin quiso decirnos algo al no hacerlo por la Doncella, sino por la Madre—, Sandor deja su capa blanca en el dormitorio de la joven antes de huir. En efecto, la canción sobre ser el caballero blanco de la joven había terminado. Sansa, acostumbrada a analizar la realidad desde los parámetros de la verdad del bardo, no puede, sin embargo, asimilar un final tan anticlimático. Ella no conoce ningún cuento tan cruel y descarnado. Por eso, más adelante, adornará la historia como lo hacen los juglares. Con ese famoso beso que nunca se dio.

De este modo, los capítulos de Sansa nos muestran cómo serían las canciones si estas fueran verdad. Sansa, mientras tanto, continuará en su limbo, entre fantasía y realidad. Algo incluso entendible ahora, dada su situación. Ella es el pajarito encerrado en la jaula de los Lannister, lo que agrava esta polaridad. Y es que Sansa ya no puede refugiarse en sus fantasías, sino que vive una horripilante en la que no puede dejar de contar cuentos. Obligada a mentir continuamente para seguir viva, ella misma está interpretando un papel en esta cruda Canción.

A continuación, como es costumbre, encontraréis un breve resumen de los capítulos de Sansa en Choque de Reyes. Si no fueran suficiente, contáis con las extensas sinopsis de la Hielo y Fuego Wiki, aunque lo más interesante sería releer los capítulos durante esta semana. La fidelidad de esta trama en Game of Thrones y las razones de los compañeros facilitarán la decisión de los fans de la serie.

  • sansa i: Sansa acude al torneo organizado con motivo del día del nombre del rey. La liza se emplaza en la Fortaleza Roja por la llegada masiva de campesinos que huyen de la guerra. Carece de caballeros de renombre y de la pompa y el boato del celebrado en honor de su padre. Es el día de su prometido, sin embargo, y Sansa se ve obligada a acudir. Para ello ha tenido que maquillarse y ocultar los hematomas del maltrato que sufre. El torneo finaliza sin ganador, ya que ser Dontos Hollard aparece borracho, colmando la paciencia de Joffrey. Este lo sentencia a muerte y Sansa, gracias a las mentiras del Perro, le salva el pellejo al sugerirle al rey que lo convierta en su bufón. Acto seguido llega Tyrion a la ciudad. Se muestra amable y cortés con Sansa, pero ella desconfía de todos los leones.

  • sansa ii: Si queréis volver a casa, id esta noche al bosque de dioses. Antes de tirarla al fuego, Sansa lee esa carta que encontró en su dormitorio varias veces. Sopesa si puede ser una trampa, añorando a Dama, su loba huargo, que podía oler la falsedad. Finalmente decide ir. Lo consigue gracias a la algarada que se forma a las puertas de la Fortaleza Roja. Una vez en el bosque de dioses, Sansa descubre apesadumbrada que su salvador es Dontos y accede a su propuesta. Sansa se encuentra al volver con Sandor, quien la acompaña borracho hasta su dormitorio. Este, con su radical sinceridad, le dice que los caballeros no existen y que es mejor ser un perro, como lo demuestran los orígenes de la Casa Clegane. El perro le pide una canción a Sansa y le promete que algún día cantará para él, quiera o no. Sansa, tan cortés como siempre, dice que lo hará encantada; pero este confiesa que los perros olfatean las mentiras. 

  • sansa iii: Clegane va a buscar a Sansa a su dormitorio. El rey la reclama para castigarla por la victoria de su hermano en Cruce de Bueyes. Después de humillarla, Joffrey ordena a ser Boros y a ser Meryn que la desnuden y la azoten. La paliza es brutal y solo el Perro intenta detenerlos. No osbtante, quien lo consigue es Tyrion. Sandor ofrece su capa blanca para tapar la desnudez de la chica, gesto que ella agradece. El enano se lleva a Sansa a la Torre de la Mano y duerme allí unas horas. Cuando despiertan, Tyrion le señala que el matrimonio entre ella y Joffrey ya no puede resolver prácticamente nada. Además, la invita a descansar en sus aposentos, pero Sansa puntualiza que no puede permanecer tranquila en el lugar donde fue asesinada su familia. El Gnomo entiende la reacción, sin saber que Sansa solo piensa en llegar al bosque de dioses para volver a verse con Dontos.

  • sansa iv: Sansa recibe de su Florian nuevas sobre la ofensiva de Stannis. Hablan también sobre la fecha de su partida, que debe esperar a la resolución de la batalla en la capital, y descubre que será en barco. Cuando regresa a su dormitorio, recordando cómo Sandor la salvó de la turba ocasionada durante la despedida de Myrcella, este se topa con ella. De nuevo, la brutal sinceridad del Perro le hace ver el mundo tal y como es. No existen los verdaderos caballeros, del mismo modo que no existen los dioses. Sansa despierta a la mañana siguiente como una doncella florecida. Trata de quemar las sábanas para evitar que la reina y Joffrey lo descubran, pero todo es en balde y encima pierde buena parte de sus apreciados vestidos. Cuando Cersei se entrevista con ella, le cuenta la historia del nacimiento de Joffrey y le dice que, aunque nunca lo ame, sí amará a los hijos que tengan en común. La charla concluye con una pizca de sabiduría femenina: el amor es un veneno, un veneno dulce, sí, pero un veneno que mata

  • sansa v: Stannis ha llegado a la capital. Joffrey reclama a Sansa para que bese su nueva espada, Comecorazones, antes de partir a la batalla. Tyrion le dice que después de rezar debe guarecerse en el Torreón de Maegor. Allí se encuentra el resto de damas de alta cuna. El enano lamenta no haberla sacado de la ciudad junto con Tommen y Sansa luego se acuerda de él, así como de su familia y el Perro, en sus plegarias. Cuando acude al torreón Sansa charla con Cersei. Esta le dice que la justicia del rey está allí presente para acabar con los traidores.

  • sansa vi: en Maegor, Sansa continúa hablando con Cersei. La reina le comenta que observe bien lo que ella hace, pues será su deber si algún día llega a ser reina. Su labor es entretener a las damas, agasajándolas con bardos, viandas y elogios vacuos. De cuando en cuando llegan noticias sobre el devenir de la batalla. La última que reciben es que Tyrion está al frente de los hombres. Cersei, viendo el cariz de los acontecimientos, solicita al capitán de su guardia personal que acompañe a Joffrey al castillo. Asimismo, acusa a Sansa de tracionar a los Lannister al ir a rezar al bosque de dioses por su familia todas las noches. Le revela que Ilyn Payne está allí para matarlas antes de que Stannis asalte el torreón y que, por tanto, debe rezar por la victoria de Joffrey. Si Desembarco cae, también lo hará ella.

  • sansa vii: Lancel recrimina a Cersei haber impedido que Joffrey siguiera al frente de los hombres, lo que ha provocado una huida generalizada de las fuerzas de la ciudad. No se sabe nada del paradero de Tyrion, ni tampoco del Perro. La situación es desesperada y, mientras la reina huye, Sansa se hace cargo de la desazón de las damas. Cuando vuelven a estar entretenidas, la joven se escabulle a su dormitorio. Allí se encuentra con Sandor Clegane. Borracho, el Perro le cuenta que va a escapar de la ciudad y que si va con ella la protegerá de quien sea. Por un momento, Sandor la agarra y Sansa piensa que va a besarla. Pero, acto seguido, le exige su canción. Sansa entona unos versos dedicados a la Madre, lo que hace que Sandor acabe llorando. Al final el Perro abandona el dormitorio tras dejar allí su capa blanca. A la mañana siguiente, todas las campanas de la ciudad resuenan. Dontos le cuenta que Stannis ha sido derrotado por la ofensiva sorpresa de Lord Tyrell y Tywin. Incluso el fantasma de Renly llegó para combatir frente a su hermano, derrotando al que otrora portara la capa verde de su Guardia Arcoiris, Guyard Morrigen, capitán de los ejércitos de Stannis que asediaron Desembarco.

  • sansa viii: tras la victoria, toca el reparto del botín. Tywin entra en el Salón del Trono a caballo, y Joffrey lo nombra Salvador de la Ciudad y Mano del Rey. A continuación, el rey recompensa a los Tyrell. Loras, el benjamín, consigue una capa blanca. El padre, Mace, un puesto en el consejo. Garlan solicita que el rey se case con Margaery, su hermana, y Joffrey accede presionado por Cersei y el Septón Supremo. Petyr, artífice de la unión entre la rosa y el león, es premiado con Harrenhal. Además, el rey lo condecora como Señor Supremo del Tridente. La reunión continúa premiando a los leales con las propiedades de los traidores y con un recuento de los prisioneros obtenidos. Por la noche, en el bosque de dioses, Sansa comparte con Dontos su felicidad por la anulación de su matrimonio con Joffrey, lo que no había podido demostrar en la corte. El bufón, sin embargo, le hace saber que así simplemente se convertirá en una de las concubinas del rey. Acto seguido le dice que la huida tendrá lugar el día de la boda de Joffrey y que deberá vestir la redecilla de amatistas negras de Asshai que le entrega.

La encuesta permanecerá abierta durante una semana, así que podéis tomaros vuestro tiempo para madurar la decisión. En catorce días sabremos qué capítulo ha sido el ganador y continuaremos con el torneo de Tyrion Lannister.

¿Qué opináis del capítulo ganador de Arya? ¿Mandó matar a las personas indicadas? ¿A quién habríais elegido vosotros en su lugar? ¿Por qué Jaqen cumple sus deseos y mata a más de tres personas? ¿Por qué normas se rigen los Hombres sin Rostros para decidir quién muere? Y que no se nos olvide… ¿Tienes ya claro cuál es tu capítulo favorito de Sansa Stark en Choque de Reyes?

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