El ensayo de hoy no analiza ni un personaje ni un suceso, sino una temática. La usuaria @liesandarbor (en Reddit @zombie-bait), una de las ganadoras del Best of 2018 del subreddit dedicado a Canción de Hielo y Fuego, ve un punto en común entre tres personajes relacionados entre sí: Sandor Clegane, Sansa y Arya Stark, ensayo que podréis encontrar en su web dedicada a la saga.

La piedad, tanto la enseñanza de ella como su forma de vivirla, parecen marcar fuertemente cómo va a desencadenarse el futuro de todos ellos. El autor cree que las lecciones que cada uno se han llevado del otro tendrán un impacto esencial en el final de la historia, aunque de distintas maneras. Por supuesto, todo esto consiste en teorías y elucubraciones, así que no dudéis en dejar en los comentarios vuestra opinión al respecto.


Piedad, piedad, piedad: sobre Sansa, Sandor y Arya

— Liesandarbor —


Qué hacen los perros a los lobos

El regalo de la misericordia. Lo oímos a lo largo de los libros, pero donde más lo escuchamos es en los arcos de Sandor Clegane, Arya Stark y Sansa Stark. Las dos niñas Stark se embarcan en sus verdaderos desarrollos de personaje al final de Juego de Tronos. Sin padre y privadas de las lecciones que ambas necesitan desesperadamente; un golpe de realidad en ambos extremos del espectro. Donde Ned Stark dejó la crianza de sus hijas —Sansa, políticamente blanda e incapaz de ver entre las mentiras; Arya, incapaz de distinguir que las cosas no son siempre blancas o negras, buenas o malas—, Sandor llega a sus tramas como una figura pseudopaternal, enseñándoles duras lecciones y protegiéndolas a su tosca manera.

—¿Qué… qué quiere? Decídmelo, por favor.
—Quiere que sonriáis, que oláis bien y que seáis su dama —gruñó el Perro—. Quiere oíros recitar todas las palabras bonitas que os enseñó la septa. Quiere que lo améis… y que lo temáis.

juego de tronos, sansa vi

 

El tropo del capullo con un corazón de oro queda atrás, a menudo destruyendo las fantasías de Sansa de un «verdadero caballero» durante Juego de Tronos y Choque de Reyes, preparándola para el mundo real en el que vive, donde los caballeros blancos pegan a niñas de 12 años con los guantes puestos. Ofreciéndole un pañuelo y una triste palmadita en la espalda, Sandor ve en Sansa lo que solía creer, antes de que su cara fuera ofrecida al fuego.

—Los verdaderos caballeros protegen a los débiles.
—No hay verdaderos caballeros —soltó el Perro con un bufido—, igual que no hay dioses. Si no puedes protegerte a ti misma, muérete y aparta del camino de los que sí pueden. Este mundo lo rige el acero afilado y los brazos fuertes; no creas a quien te diga lo contrario.

choque de reyes, sansa iv

 

Explorar la ingenuidad de Arya mientras la saga progresa es igual de interesante. Mientras que Sandor le cuenta a Arya que pensó que su hermana era la que tenía la cabeza llena de canciones románticas, Arya tiende a ir hacia el otro lado de la escala de ingenuidad.

«Es de la Guardia de la Noche», pensó mientras lo oía cantar sobre una dama idiota que se tiraba de una torre idiota porque el idiota de su príncipe había muerto. «Lo que tendría que hacer la dama era matar a los que asesinaron a su príncipe. Y el bardo tendría que estar en el Muro.»

festín de cuervos, gata de los canales

 

Donde Sansa es una soñadora en Juego de Tronos en el sentido romántico, Arya tiende a negarse a creer que nada pueda ser más complicado que blanco o negro, rechazando la idea de que quizás las cosas en la vida sean más complicadas que hacer constantemente «lo correcto». Sandor le da a la trama de Arya en Tormenta de Espadas profundidad y le introduce la idea de que ser una buena persona no siempre es fácil y que, a veces, lo mejor que puedes hacer es sobrevivir.

Además, apestaba. «Huele como un cadáver». El hombre les suplicó un trago de vino.
—Si tuviera vino, me lo bebería yo —le replicó el Perro—. Os puedo dar agua y el don de la piedad.
El arquero lo miró bastante rato antes de responder.
—Sois el perro de Joffrey.
—Ahora soy mi propio perro. ¿Queréis el agua?
—Sí. —El hombre tragó saliva—. Y la piedad. Por favor.

[…]

Cuando regresó, el arquero alzó el rostro y ella le derramó el agua en la boca. El hombre la tragó tan deprisa como pudo, y lo que no consiguió tragar le corrió por las mejillas y hacia la sangre seca de los bigotes, de manera que pronto tuvo la barba cubierta de lágrimas rosadas. Cuando se acabó el agua, agarró el yelmo y lamió el acero.
—Qué buena —dijo—. Pero ojalá hubiera sido vino. Quería vino.
—Yo también.
El Perro clavó la daga en el corazón del hombre casi con ternura; el peso de su cuerpo hundió la punta a través del jubón, la cota de mallas y el protector acolchado. Al sacar la hoja y limpiarla en la ropa del muerto miró a Arya.
—Ahí es donde está el corazón, niña. Así se mata a un hombre.

tormenta de espadas, arya xii

 

Sandor le enseña a Arya a matar, y le enseña que hay diferentes formas de matar: que la vida, como las historias que estamos leyendo, está escrita en tonos de gris, no siempre en blanco y negro.

«Madre gentil, fuente de toda piedad»

La voz ronca fue perdiendo fuerza. Se quedó ante ella, en silencio, acuclillado. No era más que una forma grande, la noche lo envolvía e impedía ver otra cosa. Sansa oyó su respiración trabajosa. Se dio cuenta de que ya no sentía miedo. Sentía compasión.
El silencio se prolongó largo rato, tanto que empezó a tener miedo una vez más, pero temía por él, no por ella. Le puso una mano en el hombro gigantesco.
—No era un buen caballero —susurró.
El Perro echó la cabeza hacia atrás y lanzó un rugido. Sansa retrocedió tan bruscamente que estuvo a punto de caerse, pero él la sujetó por el brazo.
—No —dijo—. No, pajarito, no era un buen caballero.

juego de tronos, sansa ii

 

Dejando la relación de Sansa y Sandor ligeramente platónica por el bien de esta entrada, descomponemos la idea de que Sansa Stark, una joven y delgada niña loba, puso a un hombre maduro, corpulento y emocionalmente desgarrado de rodillas por cantarle una canción. Y no cualquiera canción. Una canción sobre piedad.

—Yo cuidaría de ti para que no te pasara nada —dijo con voz áspera—. Todos me tienen miedo. Nadie volvería a hacerte daño, o los mataría. —La atrajo hacia sí, y durante un momento, Sansa pensó que iba a besarla. Era demasiado fuerte; no podría resistirse. Cerró los ojos ansiando que todo acabara pronto, pero no pasó nada—. Sigues sin poder mirarme, ¿eh? —le oyó decir. Le retorció el brazo hasta obligarla a darse la vuelta, y la empujó contra la cama—. Quiero mi canción. La de Florian y Jonquil, me dijiste. —Había desenvainado el puñal y se la puso en la garganta—. Canta, pajarito. Canta si quieres seguir con vida.

El miedo le había hecho un nudo en la garganta, y de repente no recordaba ninguna de las canciones que había sabido toda su vida. «Por favor, no me matéis —habría querido gritar—, por favor, no.» Notó cómo movía la punta, cómo se la hundía, y estuvo a punto de cerrar los ojos de nuevo, pero en aquel momento se acordó. No era la canción de Florian y Jonquil, pero al menos era una canción. Su voz le sonó aguda, fina, trémula.

Madre Gentil, fuente de toda piedad,
salva a nuestros hijos de la guerra y la maldad,
contén las espadas y las flechas detén,
que tengan un futuro de paz y de bien.
Madre Gentil, de las mujeres aliento,
ayuda a nuestras hijas en este día violento,
calma la ira y la furia agresiva,
haz que nuestra vida sea más compasiva.

choque de reyes, sansa vii

 

shippeos en juego de tronos

El invierno, tu enemigo, tu amigo por LadyTP

Mientras que Sandor pasa a ser una especie de figura parental en algunas de las lecciones más duras de Sansa y Arya, las dos niñas Stark sorprendentemente enseñan a Sandor un par de lecciones propias. Sansa, mostrándole empatía: que aunque haya ira, guerra y muerte también hay cosas preciosas, y formas de ser amable. Le canta sobre la piedad, sobre encontrar una mejor forma. Siempre puedes volver.

—¿Recuerdas dónde está el corazón? —preguntó el Perro.
Arya asintió. El escudero puso los ojos en blanco.
—Piedad.
Aguja se deslizó entre sus costillas y se la concedió.

tormenta de espadas, arya xiii

 

La piedad que Sandor le enseñó a Arya era una piedad física, una muerte, enseñándole que a veces la muerte es mejor que la vida para aquellos en agonía (y no la última vez que vamos a ver eso representado en los arcos de estos personajes). Es la primera piedad en abrir los ojos de Arya para ver el mundo a su alrededor. Con la guerra por todos lados, el terreno plagado de gente muerta, larvas a cada paso del camino, Jon introdujo lo de clavar la espada con la parte puntiaguda, pero Sandor introdujo el por qué.

Y el pajarito, tu hermana, tu preciosa hermana… me quedé allí, con mi capa blanca, y dejé que la golpearan. Yo le arrebaté aquella canción de mierda, no me la dio. Y me la habría llevado a ella. Me la tendría que haber llevado. Me la tendría que haber follado hasta matarla, le tendría que haber arrancado el corazón antes de dejarla para ese enano. —Un espasmo de dolor le retorció el rostro—. ¿Qué quieres, loba, que te lo suplique? ¡Vamos! El don de la piedad… venga a tu amigo Michael…
—Mycah. —Arya se alejó de él—. No te mereces el don de la piedad.
El Perro la observó con los ojos brillantes de fiebre mientras ensillaba a Gallina. En ningún momento intentó levantarse para detenerla.
Una loba de verdad remataría a un animal herido —le dijo cuando la vio montar.

tormenta de espadas, arya xiii

 

El código moral de Arya cambia de este momento en adelante. Le lleva entrar en una Casa de Blanco y Negro literal para empezar el camino de asumir que la moralidad no es una simple respuesta de sí o no. Aunque aún no ha perfeccionado la lección (como sabemos por el destino de Dareon y los destinos de muchos por venir), todavía está en proceso en el tema, tanto como Sansa está actualmente en el camino de volverse políticamente inteligente.

—Habláis como si lo compadecierais —dijo Brienne.
—Así es. Vos también os habríais compadecido de él si lo hubierais visto en sus últimos momentos. Lo encontré junto al Tridente; sus gritos de dolor me llevaron a él. Me suplicó el don de la misericordia, pero he jurado no volver a matar. Le lavé la frente febril con agua del río, le di a beber vino y le puse una cataplasma en la herida, pero todo fue inútil; llegaba demasiado tarde. El Perro murió allí, en mis brazos. Tal vez hayáis visto el corcel negro que tenemos en los establos. Era su caballo de guerra, Desconocido. Un nombre blasfemo. Preferimos llamarlo Pecio, ya que lo encontramos abandonado junto al río. Mucho me temo que compartía la naturaleza de su difunto amo.

festin de cuervos, brienne vi

 

El arco de Sandor refleja grandes temáticas de Canción de Hielo y Fuego: la piedad, reclamar la identidad y la resurrección. El sacar a Sandor de la página y meterlo en Isla Tranquila le da a George tiempo para desarrollar la caracterización de Sandor de forma creíble sin malgastar páginas en ello. En la exposición que ofrece el progreso de la trama de Brienne también se nos cuenta dónde ha ido Sandor y qué está haciendo allí.

Cantó implorando misericordia, tanto para los vivos como para los muertos, para Bran, para Rickon, para Robb, para su hermana Arya y para su hermano bastardo Jon Nieve, que estaba tan lejos, en el Muro. Cantó por su madre y por el padre de su madre, su abuelo Lord Hoster, por su tío Edmure Tully, por su amiga Jeyne Poole, por el viejo rey Robert, siempre borracho, por la septa Mordane y Ser Dontos y Jory Cassel y el maestre Luwin, por todos los valientes caballeros y soldados que iban a morir aquel día y por los hijos y esposas que los llorarían, y por último, ya casi al final, cantó incluso por Tyrion el Gnomo y por el Perro.

choque de reyes, sansa v

 

Cuando Sansa rezó por Sandor, su oración fue respondida: a Sandor se le dio literalmente un lugar para morir, para reclamar su identidad en resurrección y un lugar para sanar.

—Mi señor habla con sabiduría —dijo Thoros a los demás—. Un juicio por combate es sagrado, hermanos. Todos me oísteis pedir a R’hllor su intervención, visteis cómo su mano quebró la espada de Lord Beric justo cuando iba a matarlo. Parece que el Señor de la Luz aún tiene planes para el Perro de Joffrey.

tormenta de espadas, arya vii

 

Thoros nos lo dice literalmente: El Señor de la Luz no ha terminado aún con Sandor. Se entrega a Sandor a Isla Tranquila, en preparación de su rol en las guerras venideras, cuales sean.

El monstruo de Frankenstein: dormir al perro

Deseé poder pasar mi vida en esa roca inhóspita, extenuante, es cierto, pero sin ser interrumpido por ningún golpe repentino de miseria. Si volviera, sería para ser sacrificado o para ver a aquellos a quien más quería morir bajo las garras de un demonio que yo mismo había creado.

frankenstein

 

Pretendía explorar a Frankenstein y su monstruo en relación a Sandor matando al creador que lo hizo así, pero los paralelismos de Qyburn creando a Ser Robert Strong sirven igual. Mientras que a Sandor Clegante se le da una oportunidad de resurrección, una segunda vida, para cambiar sus formas, Gregor Clegane nos muestra que a veces, en tal villanía, no hay forma de volver atrás. Gregor ha hecho cosas terribles, es reducido a una concha lamentable de ser, un monstruo sin oportunidad física de volver y abrazar la humanidad.

Sus extremidades estaban proporcionadas, y había seleccionado sus facciones igual de bonitas. ¡Precioso! ¡Por el amor de Dios! Su piel amarillenta apenas cubría el trabajo de los músculos y arterias; su pelo era de un negro lustroso y fluido; sus dientes de un blanco perla. Pero estas exuberancias tan solo formaban un contraste más horrible con sus ojos acuosos, que parecían casi del mismo color que las cuencas blanco pardo donde estaban colocados, su complexión marchita y sus labios negros y rectos.

frankenstein

 

¿Quién podría tener piedad del monstruo en que se ha convertido Gregor Clegane? Incluso antes de la necromancia, las incontables violaciones, asesinatos, torturas… solo porque podía. Nadie le paró. Se despertó un día lo bastante grande para empujar la cabeza de su hermano al fuego, y nadie le paró. Su padre lo protegió. Quería y tomaba. La misteriosa hermana Clegane, muerta. El padre, muerto. Y nadie le paró. Sandor, un hombre joven, dejando su hogar para encontrar un lugar al que pertenecer y donde sobrevivir, antes de ser el siguiente. Sandor expresa mejor el ascenso al poder de Gregor: nadie podía oponérsele. Así que, de nuevo, ¿quién podría tener lástima del monstruo en que se ha convertido?

ser Robert Strong, por sprrow

Mientras que los fans de la Cleganebowl aclaman y alzan sus grandes dedos de espuma, llegamos a un punto importante: el Perro no puede matar a la Montaña, porque el Perro y la Montaña están muertos.

Sandor no puede vencer a su hermano, porque no hay forma de batir a un zombie triste, patético y vacío. Estos no son el Perro y la Montaña. Nadie está tan maldito como el matarreyes, y nunca debería ser fácil matar a un familiar. Mientras que matar a Gregor era sido el sueño del Perro un año atrás, el Perro acabó muerto. Sandor le dará a su hermano el regalo de la piedad, enseñada por las dos niñas pequeñas que le han llegado bien dentro.

«Piedad, piedad, piedad», cantó con tristeza

Cuando lo consiguió arrastrar hasta el barro uno de sus hermanos pequeños se acercó con la lengua fuera. Tuvo que espantarlo de un gruñido para que no se alimentara. Sólo entonces hizo una pausa para sacudirse el agua del pelaje. La cosa blanca yacía de bruces sobre el lodo, con la carne muerta arrugada y pálida, con un reguero de sangre fría que le salía de la garganta.
«Levántate —pensó—. Levántate y ven aquí a comer y a correr con nosotros».

tormenta de espadas, arya xii

 

«Piedad, piedad, piedad». Las dos niñas Stark cantan sus canciones de piedad. Arya ha dedicado mucho tiempo en la Casa de Blanco y Negro preparando y lavando cadáveres, cambiando de piel y soñando con lobos, pero su trama seguramente la lleve de vuelta a Poniente. Y en sus sueños, sabemos que ha estado en las Tierras de los Ríos.

«A lo mejor te encuentran lobos de verdad —pensó Arya—. A lo mejor les llega tu olor cuando se ponga el sol». Así aprendería qué les hacían los lobos a los perros.
—No me tendrías que haber pegado con el hacha —dijo—. Tendrías que haber salvado a mi madre.
Hizo dar la vuelta a la yegua y se alejó de él sin volver la vista atrás.

tormenta de espadas, arya xiii

 

El problema de la moralidad blanca y negra de Arya no ha llegado aún a su clímax. Pero lo hará. Porque, como sabe la audiencia, salvar a la madre de Arya no habría pasado. No es tan fácil, loba. Y la misma Arya tendrá que aprender eso cuando vuelva a Poniente, cuando llegue a las Tierras de los Ríos y cuando se enfrente cara a cara con la mismísima Madre Sin Piedad. Aunque la sacó del arroyo y se le devolvió la vida, Arya será la que devolverá al pez al agua. Piedad, piedad, piedad: una loba de verdad remataría a un animal herido.

La trama de Sansa tiene correlación directamente con la de Ned, entre su ejecución en Desembarco del Rey bajo la orden de su «prometido», pasando por las garras del hombre que aseguró esa muerte; y, por supuesto, acabando donde su padre creció: el Nido. Pero la trama de Arya se ha forjado en las Tierras de los Ríos, y tiene tareas pendientes con su madre.

El sinsonte

«El Perro tenía razón —pensó—. No soy más que un pajarito que repite las palabras que me han enseñado». El sol se había puesto tras el muro oeste, y las piedras de la Fortaleza Roja tenían un brillo oscuro como la sangre.

juego de tronos, sansa vi

—Tenéis muy buen corazón, mi señora —le dijo a Sansa—. Pocas doncellas llorarían así por el hombre que las rechazó y las casó con un enano.
«Muy buen corazón. Tengo muy buen corazón». Una carcajada histérica le subió por la garganta, pero Sansa la consiguió reprimir.

tormenta de espadas, sansa v

 

Arya ha pasado tiempo aprendiendo a dar y mostrar piedad, y pasamos libros con Sansa donde ha dado demasiada. Donde Arya blande una espada, Sansa blande su cortesía, su arsenal de apariencia suave.

Pero estas armas cambiarán también. Mientras Sansa gana representación el Valle, aprendiendo a ser la señora de una Casa, empieza a despertar ante la traición de aquellos que la manipulan para ganancias políticas, especialmente Petyr Baelish.

—¿Si Lord Nestor valora más el honor que el provecho? —Petyr la rodeó con un brazo—. ¿Qué pasará si quiere la verdad, si quiere justicia para su señora asesinada? —Esbozó una sonrisa—. Conozco bien a Lord Nestor, cariño. ¿Crees que voy a permitir que le haga daño a mi hija?
«No soy tu hija —pensó—. Soy Sansa Stark, hija de Lord Eddard y Lady Catelyn, de la sangre de Invernalia.» Pero no lo dijo.

festin de cuervos, sansa

—Chica lista. —Sonrió con los finos labios teñidos de rojo por las semillas de granada—. Cuando el Gnomo despidió a los guardias de la reina ella hizo que Ser Lancel contratara mercenarios. Lancel dio con los Kettleblack, cosa que a vuestro pequeño esposo le pareció excelente, ya que estaban a sueldo de él a través de Bronn. —Dejó escapar una risita—. Pero había sido yo quien dijo a Oswell que enviara a sus hijos a Desembarco del Rey cuando descubrí que Bronn estaba buscando espadas. Ahí tenéis, Alayne, tres dagas escondidas en el lugar perfecto.

tormenta de espadas, sansa vi

 

Mientras que Meñique tiene sus dagas, Sansa habrá aprendido para mitad de Sueño de Primavera que tiene sus propias dagas escondidas, perfectamente colocadas. Jeyne Poole, Sandor Clegane y los Royce, para empezar. Jeyne, traficada sexualmente por el trono, quien sufrió abuso por sus órdenes. Sandor Clegane, quien estaba presente en la sala del trono el día que Petyr traicionó a Ned. Y los Royce, que recuerdan.

Estas dagas pondrán sin duda de rodillas a Meñique, llorando, en frente de los señores del Valle, los señores norteños y,  por supuesto, Sansa: quien no le mostrará ni una sola gota de piedad.

Fuente original: Mercy, mercy, mercy: on Sansa, Sandor and Arya

Traducción por: Ashara Brox

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