Análisis de Eddard X con la Torre de la Alegría y encuesta de Jon
Por fin es jueves y en esta ocasión volvemos a encontrarnos con una nueva edición de El Campeón del Torneo. Como ya sabéis, en esta sección estamos eligiendo cada uno de nuestros capítulos favoritos por personaje y libro. Poco a poco vamos consiguiendo más votos y esta ha sido la encuesta que más participación ha conseguido. Seguramente será cosa de Eddard Stark pero aun así… ¡¡muchas gracias por vuestra participación!!
Como de costumbre, vamos primero al capítulo ganador. Esta vez el resultado ha estado mucho más ajustado que en otras ocasiones, pero el favorito ha sido Eddard X. En este capítulo se relata, de forma onírica y por primera vez, parte del evento con el que concluyó la rebelión de Robert: el combate en la Torre de la Alegría entre los restos de la Guardia Real de Aerys II y los norteños de Ned Stark. Se trada sin duda de una las escenas más míticas y misteriosas y, a su vez, es un episodio que todavía guarda una increíble trascendencia de cara a los futuros libros. De hecho, el pasaje, que alberga una promesa que veinte años más tarde seguimos sin conocer (y la serie ha avanzado lo mínimo en este sentido), sigue despertando diferentes interpretaciones entre el fandom.
Tras resultar herido en la emboscada de Jaime Lannister, que había decidido vengarse por su cuenta del secuestro de su hermano Tyrion, la debilidad de Ned para acudir a la convocatoria del rey hace que tanto este como la propia reina se presenten en sus aposentos cuando despierta. La conversación que mantienen resulta muy interesante para la construcción de los tres personajes que participan en ella. En lo referente a Eddard, no podemos dejar pasar un detalle que confirma su torpeza en el juego de tronos, por ser fiel a sí mismo y anteponer el honor a cualquier otro precepto. Así, decía Sun Tzu que el arte de la guerra es el arte del engaño, pero Ned muestra aquí sus cartas cuando por justificar su salida de un burdel dice, delante de Cersei, que su propósito fue conocer a la hija bastarda del rey. Ya debió darse cuenta de que algo no cuadraba cuando le relatan que Meñique, en lugar de excusar esa visita, dio una respuesta ambigua.
Por otra parte, Robert y Cersei nos dejan ver claramente su relación matrimonial. El rey, que antaño fue hábil para la resolución de conflictos y proclive al perdón, es consciente de lo poco conveniente que sería un enfrentamiento con su familia política e intenta calmar las aguas pidiendo a Ned que libere al enano y que tanto él como su cuñado den por zanjado el asunto. Atosigado en parte por su mujer, le dice que no está ejerciendo correctamente de Mano, pues en lugar de traer la paz al reino está provocando un grave conflicto. Pero muy lejos de conformarse, la reina sigue azuzando a su marido hasta llegar incluso a humillarlo, recibiendo por esto un bofetón. Cersei, a la que ya empezamos a ver como una leona, saca a colación el honor delante de Eddard Stark como respuesta, para que el golpe le duela tanto a ella como a Robert.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que te calles, mujer? —El rostro de Robert estaba desfigurado por la ira.
—Los dioses jugaron con nosotros dos —dijo Cersei, en su rostro se reflejaba un mundo de desprecio—. Yo debería vestir una cota de mallas, y tú llevar faldas.
El Rey, rojo de ira, le asestó un violento golpe con el dorso de la mano. Cersei Lannister se tambaleó contra una mesa y cayó al suelo, pero no dejó escapar ni una lágrima. Se llevó los finos dedos a la mejilla magullada, donde la piel blanca empezaba ya a enrojecerse. Al día siguiente el moretón le cubriría la mitad del rostro.
—Luciré esto como símbolo de honor —anunció.
—Pues lúcelo en silencio, o te honraré de nuevo —juró Robert. Llamó al guardia a gritos. Ser Meryn Trant, alto y sombrío en su armadura blanca, entró en la estancia—. La Reina está cansada. Acompáñala a su dormitorio.
Juego de Tronos, Eddard X
Si ahondamos un poco en la figura de Robert, podemos constatar que nada quedó en su matrimonio de aquel rey que era capaz de convertir a sus enemigos en amigos. La razón se encuentra en la obsesión que tiene con la que debió ser su mujer, Lyanna, en contraposición con lo que siente por la que finalmente lo fue, Cersei. Sin embargo, el mayor de los Baratheon se engaña a sí mismo: está aferrado a una idea utópica de lo que hubiera sido su relación con la hermana de Ned. Con la muerte de Lyanna también murió aquel joven valiente que se enfrentó a todo un reino por su amada. Esa pérdida se convertirá en el comienzo de su decadencia y en el pretexto para refugiarse en la bebida y el menosprecio al gobierno de sus reinos y a su mujer, con la que, tras varias torpezas por su parte, abrió una brecha en su matrimonio imposible de reparar.
—Ya has visto lo que me hace esa mujer, Ned. —Robert cogió la jarra, volvió a llenarse la copa y se sentó, con la copa de vino en la mano—. Mi querida esposa. La madre de mis hijos. —La ira se había esfumado. Ned vio en sus ojos tristeza y miedo—. No debería haberla golpeado. No ha sido… no ha sido propio de un rey. —Bajó la vista y se examinó las manos como si se las viera por primera vez—. Siempre he sido fuerte… nadie podía conmigo, nadie. Pero, ¿cómo se pelea con alguien si no lo puedes golpear? —El Rey sacudió la cabeza, confuso—. Rhaegar… maldita sea, Rhaegar venció. Yo lo maté, Ned, le traspasé la armadura negra hasta su negro corazón, murió a mis pies. Se compusieron canciones sobre aquello. Pero, aun así, venció. Ahora él tiene a Lyanna, y yo la tengo a ella. —Vació su copa.
Juego de Tronos, Eddard X
Lyanna, todo se remonta a Lyanna. Incluso los tormentos de Ned, pues la leche de la amapola le llevó a recrear en sus sueños una pesadilla que deja entrever un asunto desagradable y no resuelto.
Dividamos el sueño en dos partes para examinarlas por separado: lo que sucede fuera de la Torre de la Alegría y lo que ocurre luego en su interior.
Por un lado tenemos las incógnitas que se derivan del enfrentamiento entre Ned y los seis hombres del Norte que lo acompañaron y los tres Guardias Reales que se hallaban a las puertas de la torre. La primera curiosidad es el número de participantes: siete contra tres; no solo porque los bandos estuvieran descompensados, sino porque también los números siete y tres (este último referido sobre todo a la dinastía Targaryen) son una constante en la saga. Pero yendo al meollo del asunto, Ned mantiene una conversación con los guardias en la que no hace más que intentar averiguar por qué éstos no han estado en ninguno de los frentes que se han abierto durante la rebelión y cómo es posible que, después de que tanto su rey y el primogénito hayan muerto, no hayan acompañado a la reina y sus hijos en la huida. He aquí uno de los grandes interrogantes que se nos plantea. El Lord Comandante de la Guardia Real sostiene que hicieron un juramento y este detalle es fundamental. ¿Se refiere al juramento que hicieron al convertirse en miembros de la Guardia Real o quizá sea a uno nuevo? En la torre que custodiaban no había ningún miembro de la familia real, ¿o sí?
—Os busqué en el Tridente —les dijo Ned.
—No estábamos allí —replicó Ser Gerold.
—De haber estado el Usurpador lloraría lágrimas de sangre —dijo Ser Oswell.
—Cuando cayó Desembarco del Rey, Ser Jaime mató a vuestro rey con una espada dorada. ¿Dónde estabais entonces?
—Muy lejos —dijo Ser Gerold—. De lo contrario Aerys seguiría ocupando el Trono de Hierro, y nuestro falso hermano ardería en los siete infiernos.
—Bajé a Bastión de Tormentas para levantar el asedio —les dijo Ned—. Lord Tyrell y Lord Redwyne rindieron sus pendones, y todos sus caballeros se arrodillaron para jurarnos lealtad. Estaba seguro de que os encontraría entre ellos.
—No nos arrodillamos tan fácilmente —señaló Ser Arthur Dayne.
—Ser Willem Darry ha huido a Rocadragón con vuestra reina y con el príncipe Viserys. Pensé que habríais embarcado con ellos.
—Ser Willem es un hombre bueno y honesto —dijo Ser Oswell.
—Pero no pertenece a la Guardia Real —señaló Ser Gerold—. La Guardia Real no huye.
—Ni entonces ni ahora —dijo Ser Arthur. Se puso el yelmo.
—Hicimos un juramento —explicó el anciano Ser Gerold.
Los espectros de Ned se situaron junto a él, con espadas de sombras en las manos. Eran siete contra tres.
—Y esto va a empezar ahora mismo —dijo Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer. Desenvainó a Albor y la sujetó con ambas manos. La hoja era blanca como el vidrio lechoso; la luz hacía que pareciera tener vida.
—No —dijo Ned con voz entristecida—. Esto va a terminar ahora mismo.
Juego de Tronos, Eddard X
Y, aunque lo hubiera, el pasaje es francamente contradictorio. ¿Cómo sacar a relucir los juramentos y su lealtad cuando las circunstancias invitan a pensar que los han roto, que su lealtad ha pasado de Aerys a Rhaegar? No podemos olvidar que, cuando Rhaegar parte de la Torre de la Alegría, Aerys II seguía vivo.
Sea como fuere, el cierre de esta cita ya parece ponernos sobre aviso de lo que vendrá después:
—Y esto va a empezar ahora mismo —dijo Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer. Desenvainó a Albor y la sujetó con ambas manos. La hoja era blanca como el vidrio lechoso; la luz hacía que pareciera tener vida.
Juego de Tronos, Eddard X
Y es que, realizando una doble lectura sexual sobre este extracto, no es complicado ver algunas alusiones que no tienen que ver con espadas de metal pero sí con la batalla, en cuanto que el parto es otro tipo de guerra. Albor es llamada Dawn en la versión original, una palabra sinónima de nacimiento o alumbramiento. La propia espada, como ya hemos visto en los juegos de palabras de Jaime con Renly y Loras o de Lady Dustin con Brandon Stark, remite al falo; mientras el blanco como el vidrio lechoso lo hace al esperma. Por si no fuera suficiente, Martin nos menciona también la luz y la vida.
Se comparta o no esta puntualización, existe consenso a la hora de interpretar como un parto la alusión al lecho de sangre en el que Ned encontró a Lyanna. En el sueño de Ned, justo cuando las espadas de los contendientes se cruzaron, escuchó la voz de su hermana que le llamaba mientras llovían rojos pétalos de rosa sobre un cielo azul como los ojos de la muerte. Peculiar comparación si tenemos en cuenta que finalmente Lyanna murió y que solo sobrevivieron a esa lucha Eddard Stark y Howland Reed. Sabemos por anteriores recuerdos que Ned entró en la torre a tiempo para poder cruzar con su hermana algunas palabras y, antes de que esta falleciera, hacerle aquella famosa promesa, uno de los mayores misterios de la saga.
Posteriormente, se nos relata en el capítulo que se derribó la Torre de la Alegría, denominada así por el mismísimo Rhaegar aunque para Ned sería ya símbolo de recuerdos amargos. Tal destrucción nos permite extraer dos nuevas observaciones: la primera, que el sueño de Eddard no es una reproducción literal de lo que sucedió en esa torre ya que sería bastante complicado que solo dos hombres pudieran enterrar a todos los muertos y derrumbar la construcción. La segunda, que si bien lo más fácil sería pensar que dicha destrucción se debió a la frustración y el enfado de Ned, también podemos deducir que quiso eliminar cualquier prueba que revelase lo que aconteció en aquella estancia. Y, para rematar, tenemos una excelente metáfora del coste que todo aquello supuso: la reutilización de las piedras ensangrentadas de la desmoronada torre para erigir, en aquel mismo emplazamiento, las tumbas de los fallecidos excepto la de Lyanna, cuyos restos fueron llevados de vuelta a Invernalia.
Tendría que ser junto a su abuelo, porque el padre de Jory estaba enterrado mucho más al sur. Martyn Cassel había perecido, junto con todos los demás. Después Ned había derribado la torre, y con sus piedras ensangrentadas había alzado ocho túmulos sobre el risco. Según se decía, Rhaegar llamaba a aquel lugar la «torre de la alegría», pero para él sólo tendría ya siempre recuerdos amargos. Habían sido siete contra tres, pero sólo dos de su grupo sobrevivieron el propio Eddard Stark y el menudo lacustre, Howland Reed. Volver a tener aquel viejo sueño tras tantos años no era un buen presagio.
Juego de Tronos, Eddard X
Lo hayan querido los antiguos dioses o sea una simple casualidad, el siguiente POV en aparecer es Jon Nieve, personaje con el que cruzamos el ecuador de Juego de Tronos, el primer libro de Canción de Hielo y Fuego. Para refrescar lo que sucede en cada uno de sus capítulos, os dejamos más abajo breves resúmenes que podéis ampliar con la enciclopedia de referencia sobre la saga, la Wiki de Hielo y Fuego. No obstante, os animamos a leer los capítulos del bastardo, ya que tenéis toda una semana para votar por vuestro campeón.
El arco de Jon Nieve en Juego de Tronos consiste, fundamentalmente, en encontrar su lugar en el mundo. Tiene una condición diferente, un lobo diferente y un destino diferente, cosas que hacen que el lector pronto lo aprecie como un personaje extraordinario. Además, la empatía se genera rápido con él, pues como casi todos busca su identidad y un lugar en el que encajar, sufriendo lo que ello conlleva. Jon debe asumir su nueva vida adulta, que por supuesto no es tal y como él esperaba que iba a ser. Este proceso no es sencillo para él e irónicamente pasar de ser un bastardo a ser un lord será una de las lecciones más dolorosas. El joven se ve obligado a madurar de golpe, a aprender a ver las cosas desde otra perspectiva y, para ello, la ayuda de sus amigos —como es costumbre en la juventud— es fundamental.
Este sentimiento típico de la adolescencia se ve acrecentado en su figura al ser el hijo ilegítimo de Ned Stark. A pesar del amor que siente por su padre y sus medio-hermanos, el mismo respeto que les brinda le lleva a ser consciente de que jamás formará parte de esa familia de manera oficial y es por esto que decide incorporarse a la Guardia de la Noche, una institución que fue grande en el pasado pero que al tiempo de la saga está en franca decadencia. La idea romántica de vestir el Negro que tiene el chico pronto se le hará pedazos cuando se encuentre con la cruda realidad. Una vez ha prestado el juramento que le une a la Guardia de por vida, Jon descubre la ejecución de su padre y por primera vez sus votos entran en conflicto: se le presenta el dilema de desertar para ayudar en la venganza a su querido hermano Robb o ser un hombre de honor y cumplir el juramento que ha tomado. Al final Jon comprende que su nueva familia es ahora otra; sus nuevos hermanos, los vigilantes del Muro.
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Jon i: en el festín de bienvenida al rey, su bastardía hace que no pueda compartir mesa con su familia, pero aquello tiene sus ventajas: puede beber cuanto quiere y se le permite llevar a Fantasma. Su tío Benjen se le acerca y hablan de la incomodidad de Ned y la reina en el banquete, que Jon atribuye a la visita del rey a las criptas. Por esa observación Benjen le dice que necesita gente como él en el Muro. Aunque Jon quiere ir, su tío piensa que es joven y que debe entender primero a lo que renuncia al ingresar en la Guardia. Jon sale al patio y se encuentra con Tyrion, quien muestra interés por su huargo y, tras una breve charla, le aconseja que haga de la debilidad que le supone su bastardía una coraza.
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Jon ii: antes de partir al Muro, Jon va a ver a Bran por última vez a su habitación, donde también está Catelyn. El joven señala las ganas que tenía Bran de viajar a la capital y Cat dice que ella prefería que no hiciera ese viaje y que al parecer lo ha conseguido, reconociendo que hubiese preferido que el bastardo ocupara el estado de Bran. Ya en el patio se despide con un abrazo de Robb y va a buscar a Arya para entregarle un regalo: un pequeño estoque, Aguja.
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Jon iii: ya en el Castillo Negro, Jon se percata de que Benjen Stark, quien pronto desaparecerá en una misión Más Allá del Muro, es en la guardia un hermano más, pero no su tío. Entranado en el patio, Jon le parte la muñeca a un recluta llamado Grenn. Más tarde, en la armería, varios chicos se pelean con él hasta que llega Donal Noye, el armero, para imponer la calma. Noye le indica a Jon que el resto de chicos no tuvieron un maestro de armas y que no debe humillarlos. El Lord Comandante recibió un cuervo desde Invernalia e informa a Jon de que Bran ha despertado, aunque se ha quedado tullido. Con la euforia de la noticia Jon pide perdón a Grenn y le dice que le ayudará a mejorar en los entrenamientos.
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Jon iv: Sam Tarly, un chico sureño y muy gordo, es el nuevo recluta. Ser Alliser Thorne lo humilla y Sam es golpeado hasta que Jon interviene. Tras la cena, Jon y Sam entablan amistad y en lo alto del Muro el norteño le cuenta los sueños que tiene sobre Invernalia en tanto que Sam le explica por qué su padre lo envió a la Guardia. De vuelta en el salón, Jon convence a sus amigos de no golpear a Sam, asegurándose por medio de un Fantasma amenazador que todos cumplirán su palabra.
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Jon v: con motivo de la llegada de nuevos reclutas, Alliser Thorne tiene que promover a Jon y varios compañeros, entre los que no se encuentra Sam. Los chicos debaten sobre las asignaciones que les tocarán, pero Jon está preocupado por su amigo y sale a dar un paseo en el que sopesa si quedarse o no en la Guardia porque tras pronunciar el juramento ya no hay marcha atrás. Jon decide volver y va a hablar con el maestre Aemon para que interceda por Sam. Argumenta que, a pesar de que no sea apto para luchar, es válido para otras cosas y que sería de gran ayuda al maestre.
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Jon vi: Sam informa a Jon de que también lo han promocionado: será el mayordomo del maestre Aemon. Ambos eligen hacer los votos frente a los Antiguos Dioses en vez de en el septo pero antes de cruzar el Muro se reparten los cargos y la decepción de Jon es mayúscula, ya que ha sido enviado al gremio de los mayordomos y no al de los exploradores. Cuando Sam le hace ver lo que realmente significa eso, Jon aprende por la vía dolorosa otra lección, avergonzándose de su comportamiento pueril. Tras realizar el juramento frente a los arcianos, Fantasma aparece con una mano negra en las fauces.
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Jon vii: en una expedición enviada para averiguar de quién es la mano que encontró Fantasma, los exploradores hallan los cuerpos de dos de los seis hermanos que acompañaban a Benjen Stark. Dado que las evidencias de la muerte de los cadáveres son muy contradictorias, se llevan los cuerpos para que Aemon pueda examinarlos. Ya en el Muro, los cuerpos se dejan en un almacén y Jon descubre que su padre ha sido encarcelado por traidor y que Catelyn ha secuestrado a Tyrion. El bastardo se va a dormir y se despierta ante la alerta de Fantasma, en medio de un frío antinatural. Sube a la habitación de Mormont y descubre que los cuerpos hallados se han levantado y están atacando al Viejo Oso, deteniéndolos con ayuda del huargo y el fuego. Su mano derecha recordará siempre el incidente.
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Jon viii: aunque Jon sabe que Mormont le está ocultando información al respecto de su familia, el Lord Comandante le entrega la espada de acero valyrio de su casa, Garra, con un nuevo pomo en forma de cabeza de lobo blanco por su valerosa actuación con los espectros. También le comenta que envió a Alliser Thorne a Desembarco con la mano de un espectro para conseguir la atención de la Corona. Después visita al maestre Aemon, quien le explica por qué la Guardia de la Noche no toma partido en los asuntos del reino a pesar de existir momentos en los que la elección de ser imparcial se vuelve difícil, poniéndose él, el último Targaryen legítimo que queda en Poniente, como ejemplo.
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Jon ix: tras la noticia de la ejecución de su padre, Jon huye del Castillo Negro a pesar de la oposición de Sam. Se detiene tras pasar Villa Topo y el resto de sus compañeros lo rodean, le hacen entrar en razón y vuelve con ellos al Muro. Al día siguiente Mormont le confiesa que imaginaba que intentaría huir, pero que sabía que el honor lo haría regresar. Además, el Lord Comandante le hace saber las sospechas que tiene de que algo importante se está fraguando más allá del Muro y que cree que el destino del joven es estar allí, en la Guardia de la Noche. Jon, tras considerarlo y pese a sus sentimientos, reconoce que el Lord Comandante tiene razón y acepta que este es su lugar.
La encuesta permanecerá abierta durante una semana, así que podéis tomaros vuestro tiempo para madurar la decisión. En catorce días sabremos qué capítulo ha sido el ganador.
¿Cómo interpretáis lo sucedido en la Torre de la Alegría? ¿Veis sencillo que Martin pueda hacer encajar todas las piezas? ¿Cómo creéis que desvelará lo que allí pasó? ¿Os había sugerido la última referencia a Arthur Dayne este tipo de doble lectura? Y, por supuesto… ¿tienes ya claro cuál es tu capítulo favorito de Jon Nieve en Juego de Tronos?
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