Regresamos de las vacaciones navideñas con la segunda entrega de esta serie de ensayos dedicada a la Casa Mormont. Como sabéis, esta es una modalidad especial de ensayo que la leal @EvaJoelMortmont ha querido traernos para expresar de un modo diferente sus pensamientos e inquietudes sobre hechos que son cruciales en la historia de los Mormont o en los que han sido partícipes o testigos. De este modo, a través de la narración, dando voz y sentimientos a algunos personajes de la saga, nos contará cómo cree que sucedió uno de los acontecimientos del pasado que Ned recuerda con gran pesar.


La loba inquieta

— EvaJoel Mormont —


Las hojas rojas brillaban con el sol; solo aquí tumbada bajo el gran arciano podía sosegarme. Acariciaba con mis manos la calidez del suelo, suspiré y cerré los ojos. En un instante mis pensamientos fluían, se los llevaba el frio viento con las hojas meciendo lentamente, poco a poco el dolor se alejaba.
Una mano se unió a la suya, cálida, amiga y también un susurro:
—Nacemos al alba —me dijo.
—Morimos al ocaso —respondí.
Nuestros rostros se encontraron con una sonrisa. La hermana que nunca pude tener y la única que me entendía; ella siempre sabia dónde encontrarme.
—¿Me buscan?
—Así es, mi señora. Estampar el libro sobre las buenas costumbres y comportamiento de una dama sobre la cabeza del Maestre Wally no es propio de lo que se espera de vos.
Su sonrisa burlona me hizo reír, las dos reímos durante un breve momento hasta que la realidad volvió a golpearme y la tristeza se apoderó de mí.
—¡Me siento como ganado al que se puede vender con un puñado de monedas! —tapé mi cara con las manos.
—Tenéis otra opción, mi señora.
—¿Cuál? —la miré con sorpresa.
—Sois una loba, ¿verdad? Pues bien, podéis comeros al venado.
—¡Cierto! ¡Me lo comeré cuando llegue! —otra vez explotamos tanto con nuestras risas que no nos dimos cuenta que un muchacho se acercaba.
—¿Lyanna?
Nos levantamos de un salto, estiramos nuestras faldas y nos sacudimos las hojas una a la otra con rapidez. El muchacho nos miraba con curiosidad.
—Así es —respondí—. ¿Quién sois? —Lo miré fijamente con dureza, pero algo en él era familiar—. ¿Ned? ¡Neeed! —corrí a sus brazos; dudó por un instante—. ¿Qué te pasa? Soy yo, ¿recuerdas? ¡No te esperábamos tan pronto!
—Esto… sí… me adelanté cuando llegamos a Puerto blanco —su rostro empezaba a ponerse rojo, miraba sobre mi hombro, sonreí.
—¡Ah! Te presento a Dacey Mormont, mi dama de compañía.
—Es un placer, Lady Mormont —contestó rígido como una vara.
—Mi señor —contestó Dacey con una reverencia—. Mi señora, si me disculpáis, iré a avisar al maestre que estáis con vuestro hermano.
Dacey nos dejó, no antes de volver a mirar a Ned con una suspicaz sonrisa. Le había hablado mucho de él y lo mucho que lo añoraba. ¡Ned seguía mirándola! Le estampé un puñetazo en el hombro.
—¡Auuu! Veo que hay cosas que no cambian.
Lo miré burlona y nos sentamos juntos delante del rostro tallado del arciano. Me cogió la mano, cerró los ojos y suspiró.
—Cuánto he echado de menos éste lugar.
No podía dejar de mirarle. Su amor por el Bosque de los Dioses era solo comparado al mío desde niños.
—Has cambiado —me dijo de repente.
—He crecido, al igual que tú.
—No es eso. Estás distinta, no sé.
—He sangrado y me crecen los pechos —su rostro volvía otra vez a ponerse rojo—. He florecido, ¿lo entiendes? Ahora ya puedo engendrar hijos. ¿Es qué en el Valle no has aprendido nada?
—Ahh… sí, ya entiendo, yo… lo siento —¿Qué le pasaba?
—¿Has visto a padre?
—Sí, en cuanto llegué pensé que se alegraría de verme después de tanto tiempo. Estaba en la biblioteca con Brandon y varios vasallos; su mesa estaba llena de mapas y pergaminos. Estaba contrariado.
—Supongo que yo tampoco ayudo a su humor. Ahora soy su mayor quebradero de cabeza.
—¿Qué has hecho, Lyanna?
—¡Nada! ¡Yo no he hecho nada! ¿Te ha enviado él? —Negó con la cabeza—. Él tomó la decisión. ¿Acaso crees que padre me consultó o me explicó sus razones?
—Padre hace lo mejor por nosotros; él nos quiere y quiere lo mejor para nosotros.
—¡Me envía a una tierra que no conozco! ¡Jamás volveré a ver la nieve! ¿Cómo voy a rezar? ¡Cortaron los árboles en el sur! —La ira ya brotaba con mis primeras lágrimas—. ¿Dices que padre me quiere y me castiga enviándome al sur? Explícamelo, Ned —me abrazó fuertemente mientras yo intentaba contener mis lágrimas de rabia.
—Hay cosas que no entiendes y que yo tampoco sé bien, pero si que he aprendido algo en el Valle: que tu compromiso, así como el de Brandon, son entre grandes familias, enlaces que nos hacen ser más fuertes en el Norte, alianzas que significan espadas.
—¿Espadas? —me separé de él y lo miré desconcertada—. ¿Estamos en peligro?
Sus manos cogieron mi rostro y besó mi frente. No obtuve respuesta. Nos quedamos en silencio; los dos buscamos con la mirada los susurros de las ramas que se mecían lentamente. La ira se había disipado otra vez. ¿Desde cuándo mi hermano se había vuelto tan mayor? Me sentí estúpida, ¡una niña estúpida! Empezaba a entender, quería entender por primera vez. La loba no corría sola, sino en manada. Ahora ya sabía cómo proceder y a quién pedirle ayuda. De repente me surgió una duda.
—Dime, ¿soy hermosa? ¿Crees que le gustaré a Robert?
—Umm… no sé —Me miró de arriba a abajo con semblante burlón.
¡Otro puñetazo salió disparado!
—¡Auuu! ¡Pues claro! —Le miré desafiante—. ¡Créeme, de verdad! Robert es un gran amigo; está deseando conocerte. ¿Iba yo hablar mal de mi hermana? —Ned nunca me había mentido—. Te amará, lo sé. Y también sé que te protegerá siempre —su sonrisa siempre había sido sincera conmigo y ahora también.
—¿Me lo prometes, Ned?

 

He aquí una propuesta divertida para describir pensamientos y teorías. Una lectura ligera para dejar fluir la imaginación, para dar voz y sentimientos a aquellos que ya no están y dar respuestas a los acontecimientos que están por venir.

Así que abrid vuestro tercer ojo y sobre todo… disfrutad o reíros de los cuentos de ésta vieja osa.

He aquí a Lady Dacey Mormont, la Joven Osa, en su presentación como dama de compañía de Lyanna y pupila de la casa Stark.

Dacey Mormont, por quickreaver

Conocemos bien las costumbres de esta época y es muy lógico pensar que Lyanna estuviera rodeada de damas de compañía, jóvenes nobles norteñas que son elegidas para recibir una mayor educación, un gran honor para sus familias, compensado con una mayor lealtad a su señor.

La hija mayor de Lady Maege era bastante atractiva: alta, espigada, con una sonrisa tímida que le iluminaba el rostro alargado.

juego de tronos, catelyn vii

 

No sabemos la edad de Dacey ni de Maege, pero sí sabemos que la Vieja Osa tiene los suficientes años para haber estado pariendo hijas desde muy joven. Es muy probable que su hija mayor fuera de la misma edad que Lyanna e incluso un poco mayor. Cat describe a Dacey atractiva y como una mujer de dos varas y un palmo de estatura (1,86 metros, aproximadamente), así que de niña ya sería más alta de lo normal.

Ahora centrémonos en los dos hermanos Stark.

La lluvia había hecho que todo el mundo se pusiera a cubierto en el interior de las casas. Caía sobre la cabeza de Ned, cálida como la sangre e implacable como los remordimientos. Por el rostro le corrían gruesas gotas de agua.
Robert jamás se quedará quieto en una cama —le había dicho Lyanna en Invernalia, en una noche ya muy lejana, cuando su padre la prometió con el joven señor de Bastión de Tormentas—. Me han dicho que ha tenido un bebé con una muchacha del Valle. —Ned había tenido el bebé en los brazos; no podía negarlo, ni tampoco quería mentir a su hermana, pero en cambio le aseguró que lo que hubiera hecho Robert antes del compromiso no importaba, que era un hombre bueno y que la amaba con todo su corazón. Ante aquello Lyanna se limitó a sonreír y a añadir—: El amor es maravilloso, mi querido Ned, pero nada puede cambiar la naturaleza de un hombre.

juego de tronos, eddard ix

 

Lyanna_Stark_septa_Lemore

Lyanna Stark por psychicyouth

Estas son las únicas frases en boca de Ned que tenemos de Lyanna en toda la saga, aparte del «prométemelo, Ned». Es una respuesta por parte de Lyanna muy madura para el tema que están tratando; no son respuestas de una niña desbocada, sino de una adolescente más adulta. Si lo analizamos bien, Lyanna ya ha conocido a Robert y ya ha sido prometida, y aunque su hermano quiere convencerla de lo mucho que la amará, ella no se deja tampoco engañar; sabe bien a qué se enfrentará y hace lo que toda dama obediente de alta cuna ha de hacer. “Lyanna se limitó a sonreír”, la sonrisa es el escudo de una dama. Lyanna sabe bien cuál es su deber para con su familia: obedecer los deseos de su padre o, mejor dicho, los deseos de su amado hermano.

Vayamos ahora al pensamiento de Ned antes del recuerdo. La sangre es una de las constantes cuando piensa en Lyanna.

[…] Caía sobre la cabeza de Ned, cálida como Lyanna e implacable como los remordimientos.

juego de tronos, eddard ix

 

Sólo cambiando sangre por Lyanna, la frase se convierte en un sentimiento de culpa. Los remordimientos que tiene al recordar esta conversación de Robert y el esfuerzo por no mentirle me lleva a pensar en la implicación de Ned en el compromiso. Le ordenaron convencer a Lyanna, domar a la loba, aun sabiendo que se la entregaba a un hombre que probablemente seguiría insultándola. Una postura bastante razonable en un muchacho de dieciocho años deslumbrado por su gran amigo Robert y que cree que cambiará, pero impensable en un Ned adulto.

—Pequeña —suspiró su padre—, presta atención. Cuando seas mayor, concertaré tu matrimonio con un gran señor que sea digno de ti, con alguien valiente, bueno y fuerte. Tu compromiso con Joffrey ha sido un gran error. Tienes que creerme, ese chico no es como el príncipe Aemon.

juego de tronos, sansa iii

 

Volvamos a la sangre como referencia a Lyanna.

Cuando dormía tenía pesadillas inquietantes; soñaba con sangre, con promesas rotas.

juego de tronos, eddard xv

 

Es verdaderamente inquietante pensar que Ned, de algún modo, no cumpliera con la promesa que prometió a su hermana. El “prométemelo, Ned” es un pensamiento repetitivo que asociamos a las últimas palabras de Lyanna, a la pena y a la desolación que le invadió al no poder salvarla. Pero creo que estas palabras que le atormentan constantemente y el no cumplirlas, son la verdadera razón de sus remordimientos.

¿Qué opináis de mi joven loba? ¿Creéis razonable la implicación de Ned en el compromiso de Lyanna? ¿Podemos pensar en que Ned no cumplió con las promesas que prometió a Lyanna?