Tras el final de Tormenta de Espadas, los fans prácticamente perdimos la cuenta de las desgracias y muertes acontecidas a los personajes de nuestra saga favorita. Sin embargo, hubo dos sucesos independientes que muchos encontraron interesante y adecuado relacionar: la muerte de lord Tywin Lannister y la estancia con trágico final del príncipe Oberyn Martell en la capital del reino. Pero ¿fue realmente así? ¿Estaba igualmente condenado Tywin a morir en corto plazo de no haberse encontrado con un virote de ballesta de su hijo Tyrion? ¿O hubo algo más? En una obra llamada Canción de Hielo y Fuego, hay lugar para todo tipo de venganzas; y si existen las de fuego no hemos de olvidar que las de hielo también están ahí, esperando su momento.


Tywin Lannister: Historia de una venganza

— Wilma Deering —


Pongámonos en situación. Todos recordamos la muerte del patriarca Lannister, ¿verdad?

Tyrion apretó el dedo. La ballesta se disparó justo mientras Lord Tywin empezaba a levantarse. El dardo se le clavó en la ingle y se volvió a sentar con un gruñido. El dardo se había hincado profundamente, hasta las plumas. La sangre manaba a borbotones en torno al asta y le salpicaba el vello del pubis y los muslos desnudos.
—Me has disparado —dijo con incredulidad y los ojos vidriosos por la conmoción.
—Siempre has sido único a la hora de analizar una situación de crisis, mi señor —dijo Tyrion—. Seguro que por eso eres la Mano del Rey.
—No… No eres… hijo mío.
—En eso te equivocas, padre. De hecho, soy tu viva imagen. Anda, hazme un favor y muérete deprisa. Me está esperando un barco.
Por una vez en su vida, su padre hizo lo que Tyrion le pedía. La prueba fue el hedor repentino cuando se le aflojaron los intestinos en el momento de la muerte.
«Bueno, al menos estaba en el lugar adecuado», pensó Tyrion. Pero la peste que llenó el excusado fue prueba fehaciente de que el chiste acerca de su padre que se repetía tan a menudo era una mentira más.
Obviamente, Lord Tywin Lannister no cagaba oro.

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No pocos han querido ver en las circunstancias, digamos, fisiológicas de Tywin una causa no natural. Oberyn Martell es un personaje de corto recorrido en la saga; hace su aparición y muere en unos pocos capítulos de Tormenta de Espadas. Pero justo es reconocer que al dorniense no le hizo falta más para ganarse el corazoncito de los fans. Corazoncito, por cierto, que quedó destrozado con su desaparición justo cuando por fin parecía saborear la por tan largo tiempo esperada venganza contra el asesino de su hermana Elia, ser Gregor Clegane. Mientras, el verdadero responsable de todo lo ocurrido durante el saqueo de Desembarco del Rey al final de la Rebelión de Robert, lord Tywin Lannister, parecía escapar de rositas. Por fortuna, un detalle vino a consolar a los fans de esta nueva pena: el príncipe Martell era conocido con el apodo de la Víbora Roja gracias a su maestría en la fabricación y uso de venenos. Y es precisamente durante el juicio de Tyrion por el asesinato de Joffrey que el Gran Maestre Pycelle parece iluminarnos con su testimonio.

—Setagrís —dijo con voz temblorosa—. Se extrae de hongos venenosos. Solano, sueñodulce, danza del diablo… Esto es ojociego. A esto lo llaman sangre de viuda, por el color. Una pócima muy cruel, hace que a la víctima se le cierren la vejiga y los intestinos hasta que se ahoga en sus propios venenos. Esto es matalobos, esto veneno de basilisco, esto son lágrimas de Lys. Sí, los reconozco todos. El Gnomo Tyrion Lannister los robó de mis habitaciones cuando me hizo encerrar con falsos cargos.

tormenta de espadas, tyrion xi

 

Así que, a partir de entonces, para muchos el veredicto fue claro: Tywin Lannister estaba siendo envenenado por Oberyn Martell con sangre de viuda. De no haber intervenido Tyrion, hubiese muerto igualmente poco tiempo después en una agonía mucho más lenta. Además, ciertos sucesos desagradables durante el funeral de Tywin parecían venir a corroborar que había algo más en su muerte que un simple ballestazo.

—Madre. —Tommen le tironeó la manga—. ¿Qué es eso que huele tan mal?
«Mi señor padre».
—La muerte.

festín de cuervos, cersei ii

 

El primer personaje en expresarlo en voz alta fue Tommen pero, desde ese momento, se irán desarrollando toda una serie de escenas en el funeral que harán hincapié en la veloz, por inesperada, corrupción del cuerpo de Tywin. El punto culminante llegará tras la vigilia de una noche de Jaime en el gran septo de Baelor:

El amanecer pilló a Jaime casi desprevenido. Cuando el cristal de la cúpula empezó a iluminarse, las paredes, suelos y columnas se cubrieron de pronto con multitud de dibujos irisados y bañaron el cadáver de Lord Tywin con un halo multicolor. La Mano del Rey se pudría a ojos vistas. Su rostro había adquirido un tono verdoso y tenía los ojos muy hundidos, como dos pozos negros. Se le habían abierto grietas en las mejillas, y un asqueroso líquido blanco manaba por las juntas de su espléndida armadura dorada y carmesí para convertirse en un charco bajo el cuerpo.

festín de cuervos, jaime i

 

Llegados a este punto, nos podemos preguntar: ¿Realmente puede ser esta situación producto de un veneno? Porque no es el primer personaje de la saga en morir envenenado. Otros, como Jon Arryn o Joffrey, cayeron a causa de ellos y en ningún momento se nos ha hecho saber que sus funerales fueran tan accidentados. Entonces, ¿qué pudo pasar realmente?

Las hermanas silenciosas habían vestido a Lord Tywin como si fuera a luchar en una última batalla. Llevaba su mejor armadura, de grueso acero esmaltado de carmesí oscuro, con incrustaciones de oro en las canilleras y la coraza. Los ristres eran soles dorados; tenía un león al acecho en cada hombro, y la cimera del yelmo colocado junto a su cabeza tenía la forma de un león de larga melena. Le habían puesto sobre el pecho una espada larga con la vaina recubierta de oro e incrustaciones de rubíes, y tenía las manos cerradas en torno al puño, envueltas en guanteletes de metal dorado.
«Hasta muerto tiene un rostro noble —pensó—, pero la boca… —Las comisuras de los labios de su padre se curvaban ligeramente hacia arriba; daba la sensación de que algo le resultaba divertido—. No debería estar así». La culpa la tenía Pycelle; tendría que haberles dicho a las hermanas silenciosas que Lord Tywin Lannister no sonreía jamás. «Ese hombre es más inútil que los pezones en una coraza». En cierto modo, aquel atisbo de sonrisa hacía que Lord Tywin pareciera menos temible, igual que el hecho de que tuviera los ojos cerrados. Los ojos de su padre siempre habían sido turbadores, de color verde claro, casi llameantes, con destellos dorados. Eran ojos que veían por dentro, que veían lo débil, lo indignas, lo feas que eran las personas en su interior. «Cuando miraba a alguien, lo sabía».

festín de cuervos, cersei ii

 

—No os atreváis a hablarme a mí de valía, y menos después de la chapuza hedionda que hicisteis con el cadáver de mi padre.
—Alteza, no podéis decir en serio… —Alzó una mano llena de manchas, como para protegerse de un golpe—. Las hermanas silenciosas evisceraron a Lord Tywin, le drenaron la sangre… Tomaron todas las precauciones… Le rellenaron el cuerpo con sales y hierbas aromáticas…
—Ahorradme los detalles asquerosos; ya olí el resultado de vuestras precauciones.

festín de cuervos, cersei iv

 

Cersei no hace más que culpar a Pycelle de todos sus males. Pero la realidad está ahí, una vez quitado el velo de los prejuicios de la leona. ¿Quiénes preparan los cuerpos de los difuntos? Las Hermanas Silenciosas. ¿Quiénes pudieron llegar a manipular el cuerpo de Tywin para que en su funeral todo fueran risitas y burlas solapadas? Ellas, solo ellas. Es más, recordad el detalle, que pasa casi desapercibido, de la expresión sonriente de un Tywin todavía majestuoso en su funeral porque más adelante esto cobrará mucho más sentido. Pero volvamos primero con las hermanas silenciosas:

Hermanas Silenciosas, por Tristan Denecke. FFG

Se volvió hacia la mujer que estaba junto al carro. Vestía de gris, y tenía el rostro oculto, sólo se le veían los ojos. Las hermanas silenciosas preparaban a los hombres para la tumba, y mirar el rostro de la muerte era un mal presagio.

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Con estas sencillas palabras se nos presenta a las hermanas silenciosas en la saga. Por su trabajo, a menudo se las conoce también como esposas del Desconocido. Las rodea el misterio y el temor a la muerte y a la frialdad de la tumba. Muchas historias se cuentan sobre estas mujeres, con frecuencia se amenaza a las niñas pequeñas con enviarlas con ellas si se portan mal.

Las hermanas silenciosas no hablan —dijo Podrick—. Se dice que no tienen lengua.
El septón Meribald sonrió.
—Las madres llevan asustando a sus hijas con ese cuento desde que yo tenía tu edad. No era verdad entonces, ni lo es ahora. El voto de silencio es un acto de contrición, un sacrificio con el que demostramos nuestra devoción a los Siete. Para un mudo, hacer voto de silencio sería como que un hombre sin piernas renunciara a bailar.

festín de cuervos, brienne vi

 

—Hay que ser imbécil para violar a una hermana silenciosa —estaba comentando Ser Creighton—. Hasta para ponerle las manos encima. Se dice que son las novias del Desconocido, y que tienen las partes femeninas frías y húmedas como el hielo. —Miró de reojo a Brienne—. Eh… Perdonadme.

festín de cuervos, brienne i

 

—Las hermanas silenciosas siempre acogen a las viudas —le dijo—. Llevan una vida serena, una vida de plegarias, meditación y buenas obras. Dan consuelo a los vivos y paz a los muertos.
«Y no hablan». No podía permitir que aquella mujer fuera por los Siete Reinos revelando secretos peligrosos.

festín de cuervos, cersei vii

 

Frialdad, silencio, ropajes grises, rostros ocultos, … Servir al Desconocido no es un trabajo fácil. De hecho, y aunque todavía no lo hemos visto por lo menos de manera directa en la saga, Martin ha confirmado que este es, frecuentemente, el equivalente a vestir el negro para las mujeres ponientis:

Le preguntaron a George qué opciones tienen las mujeres criminales para evitar una ejecución. No pueden vestir el negro pero ¿hay algo aceptado que puedan hacer en cambio? George mencionó que había “varias” órdenes femeninas de septas y similares para después centrarse particularmente en las hermanas silenciosas, de las que específicamente dijo que eran una “orden mística” que hacía voto de silencio y atendía a los difuntos.

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Es más, si nos fijamos en los detalles, ahora que por fin nos hemos percatado de su discreta presencia, vemos que incluso el fantasma de Joanna que se manifiesta en un sueño de Jaime, en Aguasdulces, viste como tal:

Aquella noche soñó que estaba aún en el Gran Septo de Baelor, todavía velando el cadáver de su señor padre. El septo estaba oscuro y silencioso, hasta que una mujer salió de entre las sombras y caminó muy despacio hacia el féretro.
—¿Hermana? —llamó.
Pero no era Cersei. Se trataba de una hermana silenciosa, toda de gris. La capucha le ocultaba el rostro, pero Jaime veía la danza de las velas en los estanques verdes de sus ojos.
—Hermana —dijo—, ¿qué quieres de mí?
La última palabra resonó por todo el septo, mimimimimimimimimimimimimimí.
—No soy tu hermana, Jaime. —Alzó una mano pálida y suave, y se echó la capucha hacia atrás—. ¿Me has olvidado?
«¿Cómo voy a olvidar a alguien a quien no he conocido?».
Las palabras se le atravesaron en la garganta. La había conocido, pero hacía tanto, tanto tiempo…
—¿También vas a olvidar a tu señor padre? Aunque dudo que lo conocieras de verdad. —Tenía los ojos verdes y el cabello de oro hilado. No habría sabido decir cuántos años tenía. «Quince, o tal vez cincuenta». La mujer subió por los peldaños que llevaban al féretro—. No soportaba que se rieran de él. Era lo que más odiaba en el mundo.

festín de cuervos, jaime vii

 

Muchos os estaréis preguntando: ¿Pero por qué iban a querer las hermanas silenciosas vengarse de Tywin? ¿Qué motivación especial podrían llegar a tener para eso? ¿Quizás fue alguna mujer condenada a vestir el gris por su culpa? En ese caso, ¿quién? Lo cierto es que, hasta que no se empezó a hablar de la publicación de El Mundo de Hielo y Fuego, muy pocos indicios había que nos pudieran hacer relacionar a las hermanas silenciosas con la idea de venganza. Bueno, si exceptuamos a la Lady Venganza por antonomasia de la saga, claro:

Lady Stoneheart, por Kay Huang

Al otro lado de la cueva, en un saliente de roca, había una mesa de caballetes. Detrás estaba sentada una mujer vestida completamente de gris, con capa y capucha. Tenía en las manos una corona, una diadema de bronce con espadas de hierro. La contemplaba y pasaba los dedos por las hojas para comprobar el filo. Sus ojos centelleaban bajo la capucha.
El gris era el color de las hermanas silenciosas, las siervas del Desconocido. Brienne sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Corazón de Piedra.

festín de cuervos, brienne viii

 

Corazón de Piedra viste como una de ellas pero no es una de ellas. El misterio seguía sin resolverse y así continuó hasta que George R. R. Martin realizó la lectura de un fragmento de El Mundo de Hielo y Fuego con motivo de su próxima publicación en la convención de ConCarolinas 2014. El fragmento en cuestión trataba sobre la historia del Occidente y, entre sus detalles, se encontraba una muy interesante narración de la Rebelión Reyne-Tarbeck. Sí, la fuente de inspiración para las famosas Lluvias de Castamere. Llegados a este punto, he de hacer una aclaración. Si alguno de vosotros consulta un ejemplar de El Mundo de Hielo y Fuego encontrará que el capítulo en cuestión es un poco diferente al fragmento leído en la ConCarolinas 2014. Las diferencias para el caso que nos ocupa son mínimas pero interesantes y hacen referencia precisamente a los detalles de la vida de las dos hijas que Ellyn Reyne tuvo con Walderan Tarbeck. Podemos comparar ambas versiones, ya que existe una copia de la versión original de la misma en la propia web de Martin: WORLD OF ICE AND FIRE SAMPLE, The Westerlands

Ellyn Reyne, convertida en lady Tarbeck, abandonó Roca Casterly con su esposo; nunca regresaría, pero la rivalidad entre lady Jeyne y ella no acabó ahí, sino que se intensificó con lo que lord Sapo llamó la Guerra de los Vientres. Lady Ellyn no había sido capaz de darle un heredero a ser Tion, pero demostró ser más fértil con Walderan Tarbeck, quien, cabe señalar, tenía ya un buen número de descendientes de sus dos primeros matrimonios. En el 240 le dio una hija a la que llamó Rohanne. En el 241 le dio otra, Cyrelle. Según señala el maestre Belden, los dos nombres fueron cuidadosamente elegidos. “Dagas dirigidas al corazón de lord Gerold”, los llama. En el 242 lady Tarbeck tuvo un hijo, un vigoroso muchacho pelirrojo al que llamó Tion. Ese mismo año, sin embargo, lady Jeyne respondió con un hijo propio que recibió el nombre de Tywin y que, según la leyenda, le mordió un dedo a su abuelo lord Gerold cuando le revolvía el cabello dorado.

concarolinas 2014

 

Ellyn Reyne, convertida en lady Tarbeck, abandonó Roca Casterly con su esposo; nunca regresaría, pero la rivalidad entre lady Jeyne y ella no acabó ahí, sino que se intensificó con lo que lord Sapo llamó la Guerra de los Vientres. Lady Ellyn no había sido capaz de darle un heredero a ser Tion, pero demostró ser más fértil con Walderan Tarbeck, quien, cabe señalar, tenía ya un buen número de descendientes de sus dos primeros matrimonios. Le dio dos niñas y un niño, a los que lady Jeyne respondió con sus propios vástagos. El primero fue un varón que recibió el nombre de Tywin y que, según la leyenda, le mordió un dedo a su abuelo lord Gerold cuando le revolvía el cabello dorado.

emdhyf, los siete reinos, las tierras del oeste

 

Ellyn Reyne y Jeyne Marbrand, por Magali Villeneuve

La casa Tarbeck fue la primera en sentir la ira de ser Tywin. Seguro de su propia fuerza y la de sus numerosos amigos y aliados, a menudo se había oído alardear a lord Walderan de no tener «miedo a los cachorros de león». Pero la hueste de los Lannister atacó con tanta rapidez que sus vasallos y partidarios no tuvieron tiempo de reunirse con él. De forma necia, su señoría cabalgó para encontrarse con la hueste de ser Tywin con solo los caballeros de su casa a su lado. En una corta y brutal batalla, los Tarbeck fueron destrozados y masacrados.

Lord Walderan Tarbeck fue herido y capturado vivo, con dos de sus hijos de su segundo matrimonio (el único hijo sobreviviente de su primer matrimonio había muerto durante la batalla). «Bien, nos tienes, muchacho», le dijo lord Tarbeck a ser Tywin cuando fue llevado ante él. «Valemos un buen rescate, como estoy seguro sabes. Pide lo que quieras, mi señora esposa lo pagará».

«Con nuestro propio oro», respondió ser Tywin. «No, mi señor. Creo que no». Entonces dio una orden y miró con ojos fríos cómo lord Tarbeck y sus hijos eran decapitados, junto con sus sobrinos y primos, los maridos de sus hijas y cualquier hombre que luciera sobre su escudo o sobrevesta la estrella de siete puntas en azur y plata para alardear de sangre Tarbeck. Cuando la hueste de los Lannister reanudó la marcha hacia Torre Tarbeck, las cabezas de lord Walderan y sus hijos abrían la comitiva, ensartadas en lanzas.

Al ver que se acercaban, lady Ellyn Tarbeck cerró las puertas del castillo y mandó cuervos a Castamere para convocar a sus hermanos. Cuando ser Kevan Lannister se acercó bajo un estandarte de paz para exigir su rendición, ella se rió de él y dijo: «No sois los únicos leones en el oeste, ser. Mis hermanos están llegando, y sus garras son tan largas y afiladas como las vuestras».

Su desafío estaba fuera de lugar. Torre Tarbeck era un castillo antiguo y la mayoría de sus defensores habían entrado en batalla con lord Walderan, por lo que o estaban muertos o habían huido. Los que permanecieron se sintieron intimidados por el tamaño de la hueste de los Lannister y consternados al ver las cabezas de su propio señor y sus hijos empaladas bajo sus estandartes. (Puede ser también que algunos de los que estaban dentro fueran sobornados por oro Lannister, ya que Twyin Lannister no era un hombre que dejara el resultado de una batalla al azar, como demostrarían las décadas siguientes).

Confiando en sus murallas, sin duda Lady Tarbeck anticipaba un largo asedio pero ser Tywin envió sus hombres de armas a avanzar con escaleras, ganchos y arietes en su lugar. La lucha duró menos de una hora, según concuerdan todos los informes. Cuando el ariete se estrelló contra las puertas principales del castillo, se abrieron otras dos puertas desde adentro y los Lannisters las cruzaron como un enjambre. Los que huyeron se salvaron; aquellos que lucharon fueron pasados a cuchillo. La propia Ellyn Tarbeck fue tomada con sus hijos y arrojada desde la ventana de la torre más alta del castillo para morir estrangulada balanceándose al final de una soga. Su hijo Tion el Rojo la precedió en la muerte, reducido en la lucha a las puertas principales. Tenía diecinueve años cuando murió, la misma edad que Tywin Lannister. Sus hijas Rohanne y Cyrelle, cuyos maridos habían sido decapitados con lord Walderan, fueron capturadas vivas y pasaron el resto de sus vidas con las hermanas silenciosas (las versiones difieren en cuanto a si ser Tywin llegó a arrancarles primero la lengua).

La hija mayor de Lady Ellyn, Rohanne, era madre de un hijo de tres años, recordado en las canciones como «el último lord Tarbeck». El niño desapareció el día de la batalla, para no ser visto nunca más. Aquellos de inclinación romántica creen que fue sacado a escondidas del castillo en llamas disfrazado, creció hasta la edad adulta al otro lado del Mar Angosto, y se convirtió en un bardo famoso por sus tristes baladas. Informes más confiables sugieren que ser Amory Lorch lo arrojó a un pozo, aunque si esto se hizo por orden de ser Tywin o sin su conocimiento permanece en disputa.

concarolinas 2014

 

La casa Tarbeck fue la primera en sufrir la ira de ser Tywin. La hueste de los Lannister atacó con tanta rapidez que lord Walderan no tuvo tiempo de reunir a sus vasallos. En un acto temerario, lord Walderan presentó batalla con el único apoyo de los caballeros de su casa y, en una lucha corta pero feroz, los Tarbeck terminaron derrotados y masacrados. Lord Walderan y sus hijos fueron decapitados, así como sus primos y sobrinos, los esposos de sus hijas y cualquiera que luciera en el escudo o la sobrevesta la estrella de siete puntas azur y plata. Cuando la hueste de los Lannister reanudó la marcha hacia Torre Tarbeck, las cabezas de lord Walderan y sus hijos abrían la comitiva, ensartadas en lanzas.

Al ver que se acercaban, lady Ellyn Tarbeck cerró las puertas del castillo y mandó cuervos a Castamere para convocar a sus hermanos. Confiaba en la muralla y esperaba un largo asedio, pero ser Tywin preparó las máquinas en un día y la muralla no sirvió de mucho cuando una roca enorme pasó por encima y derribó el viejo torreón del castillo. Lady Ellyn y su hijo Tion el Rojo murieron en el derrumbe.

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Caballería Lannister, por Stefan Kopinski

Como puede verse, el sentido de la historia es el mismo y tan solo se eliminan algunos detalles sobre la vida y destino final de las hermanas que, la verdad sea dicha, y como sucede con la primera versión de la caída de Torre Tarbeck, quizás no fueran los más indicados de incluir en un libro de historia escrito desde el punto de vista de un maestre interesado en ganarse el favor del rey Robert y los Lannister. Pero no me digáis que no es un dato de lo más revelador. Hubo dos supervivientes a las Lluvias de Castamere. Dos figuras que seguramente fueron consideradas peones insignificantes, la razón última por la que debieron permitirles salvar la vida. Pero, como bien decía Meñique, en el juego de tronos incluso las piezas más humildes pueden llegar a tener voluntad propia. La Rebelión Reyne-Tarbeck tuvo lugar en el 261 AC. Tywin falleció en el 300 AC. Las hermanas hubieron de esperar casi cuarenta años antes de que el destino les ofreciera la oportunidad de un desquite. Pero la tuvieron. ¿Os acordáis del detalle que os comenté más arriba? ¿La sonrisa de Tywin?

¿Es verdad que Tywin sonreía en su féretro?
—Se estaba pudriendo en su féretro. Se le retorció la boca.
—¿Sólo era eso? —Pareció entristecida—. Todos decían que Tywin no había sonreído nunca, pero sonreía cuando se casó con tu madre, y también cuando Aerys lo nombró Mano. Tyg juraba que también sonrió cuando Torre Tarbeck se derrumbó encima de Lady Ellyn, aquella zorra intrigante. Y sonrió cuando naciste, Jaime, eso lo vi yo misma. Cersei y tú, tan rosados, tan perfectos, idénticos como dos gotas de agua… Bueno, excepto entre las piernas. ¡Vaya pulmones teníais!
—Oye mi Rugido. —Jaime sonrió—. Ahora me dirás cuánto le gustaba reírse.
—No. Tywin no confiaba en la risa. Había oído a demasiada gente reírse de tu abuelo.

festín de cuervos, jaime v

 

Por mi parte, seguiré esperando más detalles sobre la vida de las dos hermanas en Vientos de Invierno. Seguro que algunos datos que a Martin se le hubieron de quedar en su día en el tintero pueden finalmente salir a la luz cuando nos lleve de visita al Occidente y Roca Casterly.

Lord Tywin Lannister había llegado a la ciudad a lomos de un corcel, con la armadura de esmalte carmesí bruñida y deslumbrante, centelleante de gemas y filigrana de oro. La abandonaba en un carromato alto cubierto de estandartes también carmesíes, acompañado de seis hermanas silenciosas a caballo que velaban por sus huesos.

festín de cuervos, jaime ii

 

¡Ah! Por cierto, ya que estamos. ¿Qué tipo de venganza preferís vosotros? ¿La de fuego o la de hielo?

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