En el quinto de aniversario de esta nuestra humilde comunidad os trasladamos una actividad que propuso uno de los leales, @Carnicero Fuegoscuro. Su idea, que nos encantó, consistía en crear una sección dedicada en exclusiva a que distintos leales escribiesen ensayos relativos a uno u otros aspectos de Vientos de Invierno, mientras esperamos a que George R.R. Martin publique el sexto libro de la saga, como una cuenta atrás hasta que finalmente salga. Una sección donde los leales pueden expresar qué esperan en el desarrollo de las tramas de Vientos de Invierno, siempre basándonos en las datos que tenemos y teorizando en base a ellos.

La actividad del aniversario fue «Una carta a Santa«, en la que cada leal escribe una carta hablando de los temas o momentos –por ejemplo, una escena o diálogo– que espera leer en el sexto libro de la saga en base a lo que ya sabemos, para después analizar cada uno de ellos, en concreto, en su propia entrada de Mientras llegan los Vientos. Para ello, podéis enviar un cuervo a nuestra dirección. Basta que deis una idea general (o ser prolijos y extenderos, como prefiráis) de lo que queréis hablar o, si no sabéis muy bien cómo, mandar los datos suficientes para poder exponer la idea. ¡Esperamos vuestros deseos para Vientos de Invierno!


Jaime en Vientos de Invierno

— LadyKiller Tyrell —

Con todo lo que se ha especulado y debatido sobre las mil y una tramas que nos esperan en Vientos de Invierno, siempre me ha llamado la atención las poquísimas teorías que existen sobre el futuro de uno de los personajes que más relevancia ha cobrado en la saga conforme ha ido avanzando la historia. Hablo, como no, de Jaime Lannister, el Matarreyes.

Sin ir más lejos, en esta nuestra Compañía, votamos el arco de Jaime como el mejor de Tormenta de Espadas. En un increíble giro de los acontecimientos, un personaje al que habíamos decidido claramente situar en el lado “malo” de la historia, pasa a convertirse en un hombre con el que es muy difícil no empatizar y al que resulta muy fácil justificar. El Matarreyes se convirtió para nosotros en Jaime Lannister. No así para el resto de Poniente. Exceptuando a la buena de Brienne de Tarth, que vivió el cambio con la misma estupefacción que los lectores, para el resto el Lord Comandante de la Guardia Real seguirá siendo para siempre el Matarreyes. El propio Jaime lo tiene muy claro:

—De hoy en adelante, todos os llamarán Manodeoro, mi señor —le aseguró el armero la primera vez que se la puso en la muñeca.
«Se equivocaba. Me llamarán Matarreyes hasta el día de mi muerte

festín de cuervos, jaime iii

 

Y precisamente de eso vamos a hablar a continuación: de la muerte del Matarreyes en Vientos de Invierno.

Crónica de una muerte anunciada

Aventurarse a decir que Jaime va a morir en el próximo libro no es una apuesta muy arriesgada, lo reconozco. Por un lado tenemos la aparición repentina de Brienne en su único capítulo de Danza de Dragones con lo que parecen unas intenciones muy poco halagüeñas; por otro, el hermetismo del propio autor con respecto a esta trama. Martin ha dado pistas sobre otros personajes e incluso ha adelantado capítulos enteros, pero en cuanto al futuro de Brienne y Jaime el silencio es tan aterrador como el barco capitaneado por Euron Greyjoy. Y digo aterrador porque en este caso la falta de información nos hace entrever que algo gordo se cuece con estos dos.

En todo caso, la muerte de Jaime ya se nos anunció en Tormenta de Espadas de una forma bastante directa. En el sueño que tiene cuando se queda dormido sobre un tocón de arciano las pistas parecen muy evidentes:

«Tengo que ir hacia arriba —se dijo—. Hacia arriba, no hacia abajo. ¿Por qué estoy bajando?»
Bajo la tierra lo aguardaba la muerte, lo sabía con la certeza que sólo se tiene en los sueños; allí moraba algo oscuro y terrible, algo que lo esperaba.
[…]
—Las llamas arderán mientras vivas —oyó decir a Cersei—. Cuando mueran, tú también morirás.
[…]
—¿Qué guardan aquí abajo, un oso? —Brienne se movía, espada en mano, lenta, cautelosa. Daba
un paso, se volvía, escuchaba. Cada pisada era un pequeño chapoteo—. ¿Un león cavernario? ¿Lobos huargos? ¿Algún oso? Decidme, Jaime, ¿qué habita aquí? ¿Qué habita en la oscuridad?
La muerte. —Nada de osos, lo sabía. Nada de leones—. Sólo muerte.
[…]
Las llamas que recorrían la hoja de la espada se estaban apagando, y Jaime recordó lo que había
dicho Cersei. «No.» El terror le atenazó la garganta como un puño. De pronto, la espada se le quedó a oscuras, sólo la de Brienne ardía, y los fantasmas se cernieron sobre ellos.

tormenta de espadas, jaime vi

 

Una vez leído todo lo que hemos leído hasta la fecha, es fácil adivinar el contexto. Bajo la tierra lo aguarda la muerte, porque es el lugar que utiliza la Hermandad sin Estandartes para esconderse. La presencia de Brienne cobra sentido, ahora que sabemos que ella decidió pronunciar la palabra espada. Eligió entregar a Jaime, tal y como Lady Corazón de Piedra le exigía para probar su lealtad, y salvar así su propia vida y la de Podrick Payne y Hyle Hunt. Las espadas llameantes son una referencia clara a la fe de R’hllor, y más concretamente a los juicios que bajo las premisas de esta fe suele practicar la Hermandad. Es también un guiño muy evidente que Brienne nombre a los lobos huargos. Catelyn Stark estará allí presente, con ellos, ajusticiando al hombre que ella cree responsable de la traición a su familia.

Pocas veces Martin nos ha anunciado algo con tanta claridad, sin demasiados subterfugios que den lugar a múltiples lecturas. Martin habla directamente de muerte, sin más. No es una señal de peligro, no es una advertencia. El autor se da el lujo de plantarnos delante de la cara la solución al devenir de Jaime sin más contemplaciones: Jaime Lannister morirá.

Ya dije antes que no era una apuesta muy arriesgada. Es ni más ni menos que la crónica de una muerte anunciada. Jaime y Cersei no morirán juntos, tal y como se nos ha repetido varias veces a lo largo de la saga, Jaime no se reencontrará con Tyrion, Jaime no será el Valonqar de la profecía… Toca, por lo tanto, descartar muchas de las teorías que teníamos con este personaje. O no.

La muerte ya no es lo que era

Y llegados a este punto es donde toca subir la apuesta, así que sin más rodeos vamos a teorizar con la posibilidad de que la muerte de Jaime no sea algo definitivo, porque efectivamente la muerte ya no es lo que era. No lo digo yo, lo dice Jeyne Heddle, una muchachita que forma parte de la Hermandad sin Estandartes.

La muerte es como la inmunidad de los huéspedes —murmuró Jeyne Heddle, la Larga—. Ya no es lo que era.

festín de cuervos, brienne viii

 

Para empezar es inevitable que esta idea no nos recuerde a lo que va a suceder con Jon. Y sí, una vez más parece que los dos Lord Comandantes de Poniente podrían tener el mismo destino. Hace tiempo ya comenté en una consulta a los fuegos la gran cantidad de paralelismos que existían entre Jon y Jaime. Dos personajes muy alejados y que sin embargo en los últimos tiempos han vivido acontecimientos demasiado similares. Evidentemente no podemos sustentar algo así simplemente pensando que lo que le sucede a uno le sucede al otro también, por eso vamos a indagar un poco más en los detalles.

Jon muere acuchillado en su último capítulo de Danza de Dragones. El jóven Lord Comandante ha colmado la paciencia de sus hermanos juramentados, que desde hace tiempo venían cuestionando sus decisiones, incluso acusándolo de traidor. Tras recibir la Carta Rosa, Jon anuncia que va a intervenir personalmente en el conflicto de Invernalia, tomando partido y rompiendo así sus votos. Él mismo es muy consciente de este quebrantamiento, por eso no obliga a ningún miembro de la Guardia a seguirlo, pero esta decisión es la gota que colma el vaso para parte de sus hermanos, y antes de que su líder pueda partir rumbo al sur, acaban con su vida. Mientras lo hacen, el mensaje que le transmiten es muy claro:

«Me ha herido.» Cuando se llevó la mano al cuello, la sangre le corrió entre los dedos.
—¿Por qué?
—Por la Guardia.
`[…]
De pronto apareció Bowen Marsh frente a él, con las mejillas llenas de lágrimas.
—Por la Guardia. —Apuñaló a Jon en el vientre.

danza dragones, jon xiii

 

No vamos a hacer un juicio de valor sobre si Jon es un rompejuramentos, porque ese no es el tema que nos ocupa, lo que sí queda bastante claro es que para algunos de sus hermanos lo es. Antes de morir, Jon es muy consciente de que para ellos es un traidor, alguien que ha quebrantado el vínculo sagrado que los conforma como hermandad y así se lo hacen saber. El rechazo de los suyos es evidente.

Ahora, volvamos por un momento a Jaime. En el sueño del tocón, cuando es anunciada y detallada su muerte, existe una parte que podríamos catalogar como muy “random”, si se me permite la expresión.

No tenía sentido. Pero los dos jinetes se acercaban a lomos de sus caballos claros, ellos llevaban armaduras y sus monturas iban protegidas para la batalla. Emergieron de la oscuridad a paso lento.
[..]
Cinco habían sido sus hermanos. Oswell Whent y Jon Darry. Lewyn Martell, un príncipe de Dorne. El Toro Blanco, Gerold Hightower. Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer. Y junto a ellos, coronado de niebla y dolor, con la larga cabellera ondeando a la espalda, cabalgaba Rhaegar Targaryen, príncipe de Rocadragón y heredero legítimo del Trono de Hierro.
[…]
—Era vuestro rey —dijo Darry.
—Jurasteis protegerlo —dijo Whent.
—Y también a los niños —apuntó el príncipe Lewyn.
—Dejé en vuestras manos a mi esposa y a mis hijos. —El príncipe Rhaegar ardía con luz fría,
blanca, roja y oscura alternativamente.
—Jamás pensé que les haría daño. —La luz de la espada de Jaime era cada vez menos brillante—.
Yo estaba con el rey…
—Matando al rey —dijo Ser Arthur.
—Cortándole el cuello —dijo el príncipe Lewyn.
—El mismo rey por el que juraste que darías la vida —dijo el Toro Blanco.
Las llamas que recorrían la hoja de la espada se estaban apagando, y Jaime recordó lo que había dicho Cersei. «No.» El terror le atenazó la garganta como un puño. De pronto, la espada se le quedó a oscuras, sólo la de Brienne ardía, y los fantasmas se cernieron sobre ellos.
—No —dijo—. No, no, no, ¡nooo!

tormenta de espadas, jaime vi

 

El Matarreyes, por Michael Kormarck

El propio Jaime lo expresa muy bien: No tenía sentido. Justo antes de que su espada se apague, sus hermanos de la Guardia Real aparecen para reprocharle el quebrantamiento de sus juramentos. Una vez más, como hicimos con Jon, no vamos a entrar a valorar si los actos de Jaime estaban o no justificados, lo importante aquí es que en esta representación onírica de su muerte, inmediatamente antes de que esta tenga lugar, aquellos que fueron sus hermanos juramentados aparecen para manifestar su rechazo hacia él.

Llegados a este punto para mí es inevitable establecer un nuevo paralelismo: Jon y Jaime son rechazados por sus hermanos juramentados y acto seguido, mueren.

Y por supuesto que soy consciente de que si finalmente Jaime y Brienne se enfrentan en un juicio en Vientos de Invierno, la Guardia Real de Aerys no va a aparecer para recriminarle al Matarreyes por su traición, pero entiendo que su aparición en ese sueño visionario tiene que significar algo, tiene que representar algo, y el parecido con la situación de Jon se me hace muy evidente.

No quiero tampoco pasar por alto la aparición estelar de Rhaegar en este sueño. Lo cierto es que no es la única vez que el príncipe parece querer comunicarse con Jaime:

En el suelo había un desgastado mosaico que representaba al dragón de tres cabezas de la Casa Targaryen, en baldosines rojos y negros.
«Te conozco, Matarreyes —parecía decirle la bestia—. Siempre he estado aquí, esperando tu llegada.» Y a Jaime le había parecido reconocer aquella voz, el tono férreo que había tenido la voz de Rhaegar, príncipe de Rocadragón.

festín de cuervos, jaime i

 

Pero dejemos a un lado a los Targaryen (de momento) para centrarnos en aspectos más terrenales, por así decirlo.

Hay dos personajes que pasan a tener una gran relevancia cuando hablamos de resurrecciones: Melisandre y Thoros de Myr.

En cuanto a la bruja roja, su presencia en el muro es muy sospechosa. En ningún momento deja de creer que Stannis es Azor Ahai renacido, incluso en su capítulo con punto de vista se reafirma en esta idea, por eso cuesta tanto entender por qué decide abandonarlo a su suerte y quedarse en el muro. Independientemente de cuales sean las razones que llevaron a Melisandre a permanecer en el Castillo Negro, su presencia podría cobrar una gran relevancia si pensamos en el futuro de Jon.

«Muerte —pensó Melisandre—. Las calaveras significan muerte.»
Las llamas chisporrotearon, y Melisandre oyó en aquel sonido el nombre susurrado de Jon Nieve. Su rostro alargado flotó ante ella envuelto en lenguas rojas y anaranjadas; apareció y desapareció una y otra vez, como una sombra apenas entrevista tras una cortina agitada por el viento. Era un hombre; luego, un lobo; luego, un hombre otra vez.

danza de dragones, Melisandre

 

No es muy difícil establecer el papel que puede jugar aquí Melisandre, y tal vez esta visión en los fuegos le haga entender que Jon debe volver a la vida y la haga actuar para que la resurrección del Lord Comandante sea posible en su forma humana.

Pero desde luego si nosotros como lectores pensamos que Melisandre podría resucitar a Jon es porque ya vimos a Thoros de Myr, otro sacerdote rojo, hacerlo con anterioridad. Los rumores en Choque de Reyes y al comienzo de Tormenta de Espadas sobre las andanzas de Beric Dondarrion y la incapacidad de todo el mundo para atraparlo son constantes. Incluso le llegan a Jaime Lannister al poco de ser liberado de su cautiverio en Aguasdulces:

—¿Y quién es ese señor del relámpago? —preguntó Ser Cleos Frey.
—Lord Beric, si así os gusta más, ser. Lo llaman así porque golpea con mucha celeridad, como un relámpago que cae de un cielo sin nubes. Se dice que es inmortal.
«Todos mueren cuando se los atraviesa con una espada», pensó Jaime.

tormenta de espadas, jaime ii

 

En ese momento era difícil no estar de acuerdo con la reflexión de Jaime, pero más adelante pudimos comprobar por nosotros mismos que a veces los rumores que se extienden por el pueblo llano no están tan alejados de la realidad. Beric Dondarrion no era inmortal, por el contrario había muerto varias veces, y varias veces había sido resucitado por Thoros de Myr.

En el capítulo donde el señor del relámpago se enfrenta con El Perro, lo primero que se nos describe de él es lo siguiente:

Al otro lado del fuego las raíces formaban una especie de escalera hacia una hondonada en la roca donde había un hombre sentado, casi perdido entre la maraña de raíces del arciano.
Lim le quitó la capucha a Gendry.
—¿Qué sitio es éste? —quiso saber el muchacho.
—Un lugar antiguo, profundo y secreto.

tormenta de espadas, arya vi

 

Es inevitable que esta descripción no nos recuerde a Brynden Ríos, y esto hace que relacionemos todo este proceso no solo con R’hllor, si no también con los Antiguos Dioses, que parece claramente que están jugando su papel. Beric es quien decide dar el beso de la vida precisamente a Catelyn Stark después de que Thoros de Myr se niegue a hacerlo.

—¿Podríais devolver la vida a un hombre que no tuviera cabeza? —le preguntó—. Sólo una vez, no seis. ¿Podríais?
—No hago magia, pequeña. Yo sólo rezo. Aquella primera vez, su señoría tenía un agujero que lo atravesaba y la boca llena de sangre, y supe que no había ninguna esperanza. De modo que, cuando su pecho herido dejó de moverse, le di el beso del buen dios para enviarlo hacia él. Me llené la boca de fuego y le insuflé las llamas, le llené con ellas la garganta, los pulmones, el corazón y el alma. Es lo que llaman «el último beso», más de una vez vi a los viejos sacerdotes dárselo a los siervos del Señor cuando morían. Yo mismo lo había dado un par de veces, como corresponde a todo sacerdote. Pero jamás hasta entonces había sentido a un hombre muerto estremecerse cuando el fuego lo llenaba ni abrir los ojos de nuevo. No fui yo quien lo trajo de vuelta, mi señora. Fue el Señor. R’hllor aún tiene planes para él. La vida es calor, y el calor es fuego, y el fuego es de Dios, sólo de Dios.

tormenta de espadas, arya vii

 

Hay varias cosas a destacar en esto que nos explica Thoros de Myr. Para empezar ese “último beso” como ellos lo llaman, responde a una especie de ritual de despedida típico de la fe de R’hllor. El propio Thoros confirma que lo hizo por costumbre, sin intención alguna de resucitar a Beric. También explica que ya lo había hecho con anterioridad, es decir, que lo que hizo con Beric no fue exclusivo o puntual, y además remarca que es algo que corresponde a todo sacerdote. Sería como ver a un cura católico hacer la señal de la cruz sobre un muerto: un ritual, un hábito adquirido, algo que hacen por costumbre en determinadas circunstancias. Por eso no podemos descartar que Thoros pueda volver a repetirlo en algún momento. De hecho, el propio Thoros está convencido de que no es él quien decide la resurrección, es R’hllor el que lo hace si todavía tiene planes para esa persona, porque el fuego es de Dios.

Pero es que además con Thoros de Myr está pasando algo. El último capítulo de Brienne en Festín de Cuervos está lleno de detalles, no solamente se trata del reencuentro entre Catelyn Stark y Brienne, si no que nos sirve para ver cómo funciona la Hermandad por dentro ahora que Beric se ha ido para siempre, y desde luego nos muestra que no todo el mundo está tan contento con su nueva líder.

Para empezar Thoros confiesa que él nunca quiso darle el beso de la vida a Catelyn, y no lo hizo por mucho que le suplicaron:

—Y así fue —aseguró Thoros de Myr—. Los Frey le rebanaron el cuello de oreja a oreja. Cuando la encontramos junto al río llevaba tres días muerta. Harwin me suplicó que le diera el beso de la vida, pero había pasado demasiado tiempo. No quise hacerlo, así que fue Lord Beric quien puso los labios en los suyos, y la llama de la vida salió de él para entrar en ella. Y… se levantó. El Señor de la Luz nos ampare. Se levantó.

festín de cuervos, brienne viii

 

Por algún motivo el sacerdote myriense se negó a hacerlo. Tal vez fue solamente una cuestión de escrúpulos, ya que besar un cadáver que lleva varios días muerto no creo que resulte muy agradable para nadie, aunque no nos consta que Thoros sea una persona especialmente escrupulosa. Tal vez pensó que si funcionaba y Catelyn regresaba, al haber pasado tanto tiempo muerta volvería en una forma muy alejada a lo que fue en vida, y no tenía demasiado sentido hacerlo, o incluso que resultaría peligroso. Sea como fuere, la cuestión en que el sacerdote rojo nunca estuvo de acuerdo con ello.

Pero es que además en este capítulo el desánimo de Thoros con los nuevos derroteros que ha tomado la Hermandad es palpable.

—¿Qué creéis que he hecho? —preguntó—. ¿Quiénes sois?
—Al principio éramos hombres del rey —le respondió—, pero los hombres del rey necesitan un rey, y nosotros no lo tenemos. También éramos monjes, pero ahora se ha roto la cofradía. Si queréis que os diga la verdad, no sé quiénes somos ni hacia dónde vamos; sólo sé que el camino es turbulento. Los fuegos no me han mostrado qué hay al final.
[…]
—¿Y justicia? ¿Hay justicia en las cuevas?
—Justicia. —Thoros esbozó una sonrisa débil—. Recuerdo la justicia. Tenía un sabor grato. La justicia era nuestra meta cuando nos mandaba Beric, o al menos eso nos decíamos. Éramos hombres del rey, caballeros, héroes… Pero algunos caballeros son oscuros y están poblados de terrores, mi señora. La guerra nos convierte a todos en monstruos.
[…]
—¿Es verdad? —Thoros dejó escapar un gemido de desaliento—. ¿Llevas el yelmo de un muerto? ¿Tan bajo hemos caído?

festín de cuervos, brienne viii

 

En la conversación que mantiene con Brienne, el desánimo de Thoros es evidente. Parece un hombre que añora los tiempos pasados donde la Hermandad sí tenía un propósito de justicia y que en la actualidad simplemente se está dejando llevar por los nuevos derroteros que ha tomado la organización. Es muy significativo que sea precisamente el sacerdote rojo el que parece más descontento con la nueva situación. A pesar de que se supone que R’hllor ha devuelto a la vida a Catelyn Stark y él entiende que esta es la voluntad de su Dios, no se siente agusto ni parece respaldar del todo lo que les ha traído esta nueva etapa. Sus fuegos tampoco lo están ayudando, no le están mostrando nada.

Thoros de Myr, por Matt Olson

¿La frustración de Thoros de Myr es una prueba evidente de algo? No, por supuesto. Pero igualmente es algo muy significativo. Me parece que el autor está abriendo un camino, plantando una de sus semillas para que en un futuro, si el sacerdote decide actuar por su cuenta o tomar sus propias decisiones al margen de Lady Corazón de Piedra no nos sorprenda tanto, porque ya nos está avisando de que Thoros no está contento con la situación actual.

Al margen de especulaciones, lo que sí es un hecho es que los dos únicos sacerdotes rojos de Poniente, ya que no nos consta que haya más a este lado del Mar Angosto, están situados donde Jon ha muerto y donde Jaime va a morir. No creo en las casualidades tan casuales. Melisandre ya ha recibido una visión bastante clara en sus fuegos, esperemos que sepa interpretarla. En cuanto a Thoros, tal vez decida tomar otro camino, tal vez vea por fin algo en sus fuegos, tal vez crea la versión de Brienne y Jaime, o tal vez simplemente ejerza de buen sacerdote como lo hizo con Beric.

Planes para Jaime

Hay algo muy importante que Thoros destaca sobre la resurrección: No fui yo quien lo trajo de vuelta, mi señora. Fue el Señor. R’hllor aún tiene planes para él. 

¿Quedan todavía planes para Jaime? Como recordábamos en un principio, tenemos grandes teorías para él. Sin ir más lejos, como también manifestamos en esta nuestra Compañía, el Matarreyes es nuestro candidato favorito para convertirse en el Valonqar de la profecía de Cersei. Pero realmente al margen de nuestras conjeturas personales, ¿existe alguna pista que nos haya dejado Martin para hacernos entender que el Matarreyes todavía tiene algún papel que jugar?

Volvamos al sueño del tocón, justo a su comienzo, una parte en la que no hemos reparado nunca demasiado:

Estaba desnudo, solo, rodeado de enemigos, con altas paredes de piedra que se cernían sobre él.
«La Roca», supo al instante. Sentía el inmenso peso del castillo sobre la cabeza. Estaba en casa.
[…]
A su alrededor había una docena de figuras altas y oscuras; llevaban túnicas con capuchas que les cubrían los rostros y lanzas en las manos.
—¿Quiénes sois? —les preguntó con tono imperioso—. ¿Qué hacéis en Roca Casterly?
No le respondieron, sino que lo aguijonearon con las puntas de las lanzas. No tuvo más remedio que empezar a descender. Bajó por un pasadizo serpenteante, por escaleras angostas talladas en la roca, abajo, cada vez más abajo.
[…]
La escalera terminaba bruscamente en una oscuridad llena de ecos. Jaime percibió la vastedad del espacio que lo rodeaba. Se detuvo en seco al borde de la nada. Una punta de lanza le pinchó la base de la espalda, empujándolo hacia el abismo.
[…]
—¿Qué lugar es éste?
—Tu lugar. —La voz retumbaba. Era un centenar de voces, mil voces, las voces de todos los Lannister desde Lann el Astuto, que había vivido en el amanecer de los tiempos.

tormenta de espadas, jaime vi

 

Unas extrañas figuras que apremian a Jaime para que siga avanzando como si lo estuvieran guiando a su destino; la certeza de que se trata de su casa; las voces de los reyes Lannister que se unen para indicarle cual es su lugar; la referencia a que estos reyes habían estado ahí desde el amanecer de los tiempos…¿No os recuerda tremendamente a otro famoso “sueño”?

A lo largo de los muros había fantasmas, ataviados con vestimentas descoloridas de reyes. Tenían en las manos espadas de fuego pálido. Los cabellos eran de plata, o de oro, o de platino, y los ojos de ópalo y amatista, turmalina y jade.
—¡Más deprisa! —le gritaban—. ¡Más deprisa, más deprisa! —Siguió corriendo, sus pies derretían la piedra que tocaban—. ¡Más deprisa! —gritaron los fantasmas con una sola voz, y ella gritó a su vez, y se lanzó hacia adelante.
Un cuchillo de dolor le rajó la espalda, sintió que se le abría la piel, le llegó el hedor de la sangre al arder, y vio la sombra de las alas. Y Daenerys Targaryen voló.
—… despertar al dragón…
La puerta se alzaba ante ella, la puerta roja, tan cercana, tan cercana, […]
Podía oler el hogar, podía verlo, estaba allí, al otro lado de la puerta, campos verdes y grandes casas de piedra, y brazos que le darían calor. Abrió la puerta…
—… al dragón…
Y vio a su hermano Rhaegar, a lomos de un corcel tan negro como su armadura. Dentro de su yelmo, a través de la estrecha hendidura para los ojos, el fuego ardía.

juego de tronos, daenerys ix

 

El sueño de Jaime parece un calco del que tiene Daenerys en Juego de Tronos. Figuras que la guían y la apremian gritando a una sola voz hasta que finalmente se lanza; las referencias continuas al hogar, a lo que Dany considera su casa; la mención a los reyes, con una descripción que nos recuerda tanto al Imperio del Amanecer, que también se menciona en el sueño de Jaime. Incluso tenemos espadas de fuego pálido y como no, la aparición de Rhaegar. Daenerys no lo ha visto nunca, pero aún así sabe que es él.

Ni que decir tiene que el otro personaje de la saga que sueña con su hogar, con Invernalia, y más concretamente con sus criptas y con los reyes que allí habitan es Jon. De momento sus sueños han sido mucho menos detallados, pero sí reiterados.

La conclusión de todo esto es que hay un patrón claro. Sabemos que Daenerys será un personaje importante para la historia, nos atrevemos a vaticinar que Jon también, pero pocas veces hemos barajado la posibilidad de que Jaime también sea clave, incluso cuando el propio autor parece querer establecer un vínculo claro entre los tres. Siempre hemos pensado en el Matarreyes como alguien que pertenece a la parte del Juego de Tronos, pero al mismo tiempo es el propio Martin quien nos deja pistas para que entendamos que tiene planes para Jaime igual que para los otros dos.

La vida se paga con la muerte 

Llegados a este punto voy a seguir subiendo la apuesta, y probablemente a quedarme sin un solo dragón de oro. Y es que de dragones precisamente vamos a hablar ahora, aunque cabría preguntarse si hemos dejado de hacerlo en algún momento.

Con la resurrección de Beric Dondarrion se abre ante nosotros un nuevo mundo de posibilidades. Si bien Martin es un autor que muy pocas veces deja lugar a una situación de confort, la vuelta a la vida de los personajes era algo revolucionario incluso dentro de su propia obra. La pregunta es: ¿fue la de Beric la primera resurrección que vimos en la saga? Yo digo que no.

—Lo tenéis delante de vosotros —declaró Melisandre—, aunque vuestros ojos no lo saben ver. Stannis Baratheon es Azor Ahai revivido, el guerrero de fuego. En él se cumplen las profecías. El cometa rojo surcó los cielos para anunciar su llegada y esgrime a Dueña de Luz, la Espada Roja de los Héroes.

tormenta de espadas, samwell v

 

Siempre me ha llamado poderosamente la atención que en la profecía de Azor Ahai se utiliza el término renacido o revivido. Melisandre usa los dos indistintamente. Desde luego puede hacer referencia a una reencarnación del mítico héroe en alguno de los personajes de la saga, como si su espíritu volviese a nacer dentro de ellos, pero ¿y si hace referencia a algo más literal? ¿Y si el personaje que será el Azor Ahai de nuestra época tiene literalmente que revivir? Desde luego si esto es así, eso implicaría que el elegido tendría que morir primero.

Ya hemos hablado de Jon y Jaime, ya hemos especulado con lo que puede pasar con ellos, pero también hemos establecido un vínculo con una tercera en discordia: Daenerys Targaryen. ¿Es posible que Daenerys ya haya muerto y revivido?

—No se trata de oro ni caballos. Esto es magia de sangre, mi señora. La vida sólo se puede pagar con la muerte.

juego de tronos, daenerys viii

 

Mirri Maz Duur, a pesar de sus pérfidas intenciones, es bastante clara con Daenerys cuando esta le pide ayuda para salvar a Khal Drogo. Es magia de sangre, solo la vida puede pagar la muerte, pero ojo, no cualquier vida.

—Las sombras también os tocaron a vos, Ser Jorah —le dijo. El caballero no respondió. Dany se volvió hacia la esposa de dios—. Me dijiste que sólo la muerte puede comprar la vida. Pensé que te referías al caballo.
—No —replicó Mirri Maz Duur—. Eso fue una mentira que os dijisteis. Sabíais cuál era el precio.
¿Lo había sabido? ¿Lo había sabido?
«Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida.»

juego de tronos, daenerys ix

 

Mirri Maz Duur juega con Daenerys desde un principio. Cuando pide que se mate al caballo de Drogo parece que este será el precio a pagar por la vida del Khal, pero ¿es realmente un caballo, por muy magnífico que sea, un sacrificio por la vida de un esposo querido? ¿Quién no estaría dispuesto a pagar ese precio por mantener con vida al ser amado? Es una decisión muy sencilla.

Aquí Daenerys aprendió una lección muy valiosa, aunque es posible que ya la intuyese de antes, como ella misma se cuestiona: el sacrificio requiere la renuncia a algo muy querido, algo que realmente suponga una pérdida, un sufrimiento, una decisión difícil de tomar: ¿La vida de un esposo o la de un hijo no nato?

Pero, ¿qué fue lo que sacrificó Daenerys en la pira? Khal Drogo ya estaba muerto, ella misma lo asfixió con una almohada, aunque podemos afirmar que lo que había ahí ya no era Drogo, era una carcasa vacía. Su amado esposo ya se había ido mucho antes, cuando la maegi lo dejó en estado catatónico. Se mató un caballo para que pudiera acompañarlo como manda la tradición Dothraki. Y por supuesto, lo que le hizo a Mirri Maz Duur no era ningún sacrificio, era un castigo. Dany la habría mandado ejecutar igualmente. Tal vez sólo necesitaba unas palabras que sólo la maegi conocía y que ella sabía que acabaría pronunciando. Pero nada de lo que Daenerys estaba entregando ahí suponía realmente un sacrificio. Nada salvo una cosa, su propia vida. Es más, la pregunta que habría que hacerse es ¿Por qué entra Daenerys en la pira? Si realmente hubiese bastado con lo citado anteriormente, ¿qué sentido tiene que ella misma se entregue a las llamas? ¿Por qué no esperar fuera con el resto? Melisandre nos lo explica:

—Es de la sangre de vuestro hermano —dijo Melisandre—. La sangre de un rey. Sólo la sangre de un rey puede despertar al dragón de piedra.
Stannis rechinó los dientes.
—No quiero oír una palabra más. No hay dragones. Los Targaryen trataron de devolverles la vida media docena de veces, y en todas las ocasiones hicieron el ridículo o acabaron muertos.

tormenta de espadas, davos iv

—Nueve magos cruzaron el mar para empollar la reserva de huevos de Aegon III. —Lord Stannis le lanzó una mirada sombría—. Baelor el Santo rezó más de medio año sobre el suyo. Aegon IV construyó dragones de hierro y madera. Aerion Llamabrillante bebió fuego valyrio para transformarse. Los magos fracasaron, las plegarias del rey Baelor quedaron sin respuesta, los dragones de madera se quemaron y el príncipe Aerion murió entre gritos de dolor.
Ninguno de ellos era el elegido de R’hllor. —La reina Selyse se mantenía firme—. No hubo ningún cometa rojo que cruzara los cielos para anunciar su llegada. Ninguno esgrimía la Dueña de Luz, la Espada Roja de los Héroes. Y ninguno de ellos pagó el precio. Lady Melisandre te lo ha dicho, mi señor. Sólo la muerte puede comprar la vida.

tormenta de espadas, davos v

 

Solo la muerte puede comprar la vida, hay que pagar el precio y la sangre de rey tiene poder. Las mismas consignas que Melisandre repite una y otra vez. Sólo así se despertará al dragón de piedra.

—¿Qué son? —preguntó, maravillada.
—Huevos de dragón, de las Tierras Sombrías que están más allá de Asshai —dijo el magíster Illyrio—. Se han convertido en piedra con los eones, pero conservan el fuego y la belleza.

juego de tronos, daenerys ii

 

¿Pero por qué los Targaryen acaban muertos cuando lo intentan, como apunta Stannis? ¿Qué pasó en Refugio Estival, donde un incendio se cobró la vida de varios miembros de la casa Targaryen, entre ellos el propio rey Aegon V? ¿Qué estaban intentando hacer allí? ¿Algún sacrificio a cambio de dragones? Recordemos una vez más que sólo la muerte puede comprar la vida, y que sólo la sangre de rey puede despertar al dragón de piedra. Pero es que hasta la propia Daenerys lo tiene claro cuando entra en la pira:

Oyó un crujido, el sonido de la piedra al quebrarse. La plataforma de madera, hierbas y hojas se estremeció y empezó a derrumbarse. Le cayeron encima brasas y cenizas, como una lluvia. Y también algo más, algo que rodó hasta ella y fue a detenerse a sus pies: un trozo de roca redondeada, color crema con vetas de oro, humeante. El rugido llenó el mundo, pero, entre la lluvia de fuego, Dany alcanzó a oír los gritos maravillados de mujeres y niños.
«Sólo la muerte puede pagar el precio de la vida.»

juego de tronos, daenerys x

 

Pero ella ya había soñado antes lo que tenía que hacer, ya conocía lo que tenía que sacrificar:

Un cuchillo de dolor le rajó la espalda, sintió que se le abría la piel, le llegó el hedor de la sangre al arder, y vio la sombra de las alas. Y Daenerys Targaryen voló.
—… despertar al dragón…

juego de tronos, daenerys ix

 

¿Por qué Daenerys triunfó donde otros fracasaron? Pues porque ninguno de ellos era el elegido, como apunta Selyse en palabras de Melisandre, o visto de otra forma, porque ella era la destinada a cumplir la profecía. Los que lo habían intentado antes no estaban llamados a revivir, o renacer, por eso simplemente murieron cuando lo intentaron, y además sin conseguir dragones.

Nacimiento de dragones, por GVArt

Por todo esto yo mantengo que la primera resurrección que vimos en la saga fue la de Daenerys, pero hay algo más. Antes establecíamos un paralelismo entre Jon y Jaime antes del momento de su muerte cuando hablábamos del rechazo que sufren por parte de sus hermanos juramentados. En el caso de Jon de facto, y en el caso de Jaime de forma onírica a través de las revelaciones de su sueño. ¿Qué sucede justo antes de que Dany entre en la pira?

—. Jhogo, a ti te entrego el látigo con mango de plata que fue mi regalo de novia, y te nombro ko, y te pido tu juramento de que vivirás y morirás como sangre de mi sangre, que cabalgarás a mi lado y me librarás de todo mal.
Jhogo cogió el látigo que le tendía, pero parecía confuso.
—Khaleesi —dijo, titubeante—, las cosas no son así. Para mí sería una vergüenza ser el jinete de sangre de una mujer.
[…]
—No puedo pronunciar esas palabras —dijo Aggo, mientras aceptaba el arco con la mirada baja—. Sólo un hombre puede dirigir el khalasar, y nombrar a un ko.
[…]
—Eres la khaleesi —replicó Rakharo al tiempo que cogía el arakh—. Cabalgaré a tu lado hasta Vaes Dothrak, bajo la Madre de las Montañas, y te libraré de todo mal hasta que ocupes tu lugar entre las ancianas del dosh khaleen.

juego de tronos, daenerys x

 

Los Dothraki tienen su propia organización juramentada, el Khal y sus jinetes de sangre. Daenerys decide por su propia cuenta que tras la muerte de Drogo ella será la nueva líder del khalasar y entrega a Jhogo, Aggo y Rakharo tres objetos que fueron regalos de su boda, los nombra sus “jinetes de sangre” y pide su juramento como tal. Lo que recibe a cambio es el absoluto rechazo. Sabemos que más adelante se arrodillarán y la llamarán “sangre de mi sangre”, pero reniegan de ella justo antes de entrar en la pira, algo que parece que a Daenerys no le importa en absoluto, pues ni se inmuta, simplemente asume de forma natural que ellos son sus elegidos y que lo seguirán siendo más adelante.

Y es así como volvemos a ese mismo patrón que ya se daba con Jon y con Jaime y que explicamos al principio. El rechazo por parte de sus hermandades y la muerte, algo que está vinculado en los tres casos.

Pero aquí la cuestión es: Si Daenerys es Azor Ahai o el Príncipe que fue Prometido, términos que también utiliza Melisandre para referirse a lo mismo, ¿qué pintarían Jon y Jaime en todo esto?
Rhaegar, ese hombre que se aparece en los sueños proféticos y que parece querer llamar a Jaime desde el más allá justo cuando pasa por encima del dragón de tres cabezas, nos lo explica:

—Ya tiene una canción —replicó el hombre—. Es el príncipe que nos fue prometido, suya es la canción de hielo y fuego. —Al decir aquello alzó la vista, sus ojos se encontraron con los de Dany, y fue como si la viera al otro lado de la puerta.—. Tiene que haber uno más —dijo, aunque no sabía si hablaba con ella o con la mujer de la cama—. El dragón tiene tres cabezas.

choque de reyes, daenerys iv

 

Volviendo a Jaime

Pero no solamente la unión que Jaime puede tener con Jon o Daenerys nos hace presagiar que podría volver del más allá. Para empezar hay un vínculo muy fuerte entre Jaime y las Tierras de los Ríos. En Harrenhal fue nombrado caballero de la Guardia Real, un detalle que a menudo pasa desapercibido entre los muchos acontecimientos que suponemos que sucedieron en el torneo. Es curioso pensar que con ese nombramiento Aerys estaba sentenciando su propia vida. El rey Aerys nombra a Jaime caballero de la Guardia Real en Harrenhal, y tiempo después es asesinado por él. Jaime regresa a Harrenhal a buscar a Brienne, tras el sueño en el tocón de arciano, sin entender muy bien cual es el mensaje que le están mandando los dioses, pero sería poético que muriese a manos de la moza, que realmente la misión que tenía Brienne y que Jaime no logró comprender en su momento no fuese otro que el de matar a Jaime.

Pero hay algo muy curioso en todo esto. Cunado Jaime despierta del sueño, lo primero que hace es preguntar lo siguiente a Qyburn:

—¿Creéis en los fantasmas, maestre? —preguntó a Qyburn.
Una expresión extraña pasó por el rostro del hombre.
—Una vez, estando en la Ciudadela, entré en una habitación desierta y vi una silla vacía. Pero supe que allí había habido una mujer hacía tan sólo un momento. El cojín conservaba la huella de su cuerpo, la tela aún estaba tibia y su perfume permanecía en el aire. Si al abandonar una habitación dejamos en ella nuestro olor, sin duda parte de nuestra alma debe permanecer aquí cuando abandonamos la vida, ¿no os parece? —Qyburn extendió las manos—. Pero a los archimaestres no les gustaban mis ideas. Bueno, a Marwyn sí, pero era al único.

tormenta de espadas, jaime vi

 

Jaime despierta y pregunta a Qyburn si cree en fantasmas. Los fantasmas son tan importantes a lo largo de la historia… El Fantasma de Invernalia, el Fantasma de Alto Corazón, donde precisamente se habla de que Erreg el Matarreyes acabó con los niños del bosque, el lobo huargo de Jon, Fantasma, donde aventuramos que pasará una temporada antes de volver a la vida como humano , el Fantasma de Harrenhal…

Pero hasta Cersei ve a Jaime como un fantasma:

—¿Dorada? Más bien plateada. —Cersei le arrancó un pelo de la barbilla y lo alzó. Era una cana—. Se te está escapando todo el color, hermano. Te has convertido en un fantasma de lo que eras, en un tullido pálido. Y sin sangre, siempre de blanco.

festín de cuervos, jaime iii

 

Creo que ni siquiera hace falta que mencione el sueño que Jaime tiene en Aguasdulces y que tantas veces hemos comentado. Otro más, en el que se cuestiona realmente qué es Jaime, quién es, cuál es su papel. ¿De verdad Martin nos está planteando todo esto sin ningún motivo? Al final de ese sueño Jaime ve una cosa: Nieve…

Es difícil pensar que todas estas referencias y estos giros poéticos que se dan justamente en este personaje no nos estén anunciando un futuro más místico para él. Y volviendo a lo que comentábamos al principio de este escrito, en Vientos de Invierno morirá el Matarreyes, el sobrenombre con el que él muy bien sabe que lo conocerán hasta el día de su muerte, pero no morirá Jaime Lannister. Por el contrario, revivirá, renacerá.

Y hasta aquí llega mi apuesta por el momento, no quiero perder más dragones. Soy perfectamente consciente de que la idea no es muy original, y de que debería de estar acompañada de muchas otras teorías iniciales que pudiesen sustentar parte de lo dicho aquí, pero igualmente me apetecía crear algo donde se pudiese ver el planteamiento de una forma más entrelazada y mezclarlo con alguna hipótesis de cara a lo que podemos esperar en “Vientos de Invierno”. Si finalmente nada de esto se cumple, o se acerca a lo que Martin tiene en su cabeza, al menos que nos sirva para comentar y compartir en este tiempo de larga espera, pero para mí desde luego los detalles están ahí, y ya sabemos que “el diablo está en los detalles”.