Análisis del primer capítulo de la octava temporada de Juego de Tronos.
Como marca la tradición, después del visionado del primer capítulo de la octava temporada de Game of Thrones, que podéis comentar y valorar aquí, hoy es el momento de reflexionar con el análisis del mismo. De la mano de los Escribas Leales, que se ofrecieron voluntarios para llevar a cabo esta tarea, hoy damos comienzo a esta sección con nada menos que con el compañero de armas de Aegon el Dragón, que asoló Poniente en los albores de la Conquista: Balerion, el Terror Negro.
8×01: Invernalia
— Balerion —
Tras una espera bastante más larga de lo habitual, por fin ha llegado la última temporada de Juego de Tronos, y con ella la última edición de El Escriba Leal, a la que tengo el honor de dar comienzo. Lo cierto es que no esperaba este episodio con muchas ganas por eso mismo, porque es el comienzo y no era factible que fueran a pasar cosas sorprendentes, lo que me lleva a la primera sorpresa que me dio el capítulo… El primer frame.
La intro
Pensándolo a toro pasado, un cambio en la intro era inevitable; hay que llenar el tiempo que dura la canción con muchas menos localizaciones de lo normal, así que han optado por detallar el interior de las fortalezas para ganar ese tiempo.
Puede parecer bastante estúpido, pero el hecho de que hayan cambiado la mítica intro de la serie valió para mantenerme con la mirada completamente fija en la pantalla para ver qué nueva información podía proporcionar. Y la más importante, sin duda alguna, ha sido que nos marca el avance actual de los Caminantes Blancos. Va a ser bastante escalofriante ver cómo tienen cada vez más terreno.
Por cierto, como hater de la serie no puedo dejar pasar que en el 7×07 se ve claramente que el Muro se derrumbó desde donde atacó ZomViserion hasta el extremo este, no se formó ese boquete en forma de ‘U’. Otro error de coherencia interna que añadir a la lista.
Punto de encuentro, Invernalia, a las 08:01
El capítulo en sí comienza, como no podía ser de otra manera, en Invernalia. Es en este lugar donde está a punto de reencontrarse un grupo bastante grande de los personajes. La comitiva de Daenerys llega con un atronador silencio de fondo que resalta lo querida que es la casa Targaryen en estas tierras; un silencio que comparte Arya, que parece querer reunirse con Jon allí mismo, pero decide dejarlo para otro momento. Tras los tortolitos, Arya alcanza a ver a dos de los machos más machos de Poniente, Sandor “el puto perro” Clegane y Gendry “el olímpico” (medallas de oro en kayak y en triple maratón), y aunque no puede evitar sonreír al ver que sus viejos compañeros siguen vivos, ellos no se la devuelven, pues ninguno la reconoce. Sus caras serias son sin duda la expresión adecuada para la situación: están marchando para enfrentarse al apocalipsis, un hecho que no parece afectar a Tyrion, que seguirá haciendo chistes malos aunque llegue a formar parte del ejército de los muertos.
Y por último nos muestran a Missandei y Gusano Gris, a los que parecen mirar particularmente mal. Me atrevo a pensar que es por su color de piel, pero esto es sólo una hipótesis. Además, la serie no tiene minutos para ponerse a hablar de racismo.
Después de una fría marcha lo apropiado es un frío recibimiento, o eso parece. Cabe destacar que Arya no se presenta aquí; es evidente que quiere reunirse con Jon a solas. Los que sí están son Brienne y Podrick, de los que nos podemos despedir hasta la semana que viene; lo que hayan estado haciendo este episodio está abierto a la especulación. Tras el abrazo de protocolo que Jon le da a Bran, la presentación de Daenerys a Sansa es gélida. Incluso el difunto maestre Aemon podría haberla visto. Menos mal que ahí está Bran cual Nostradamus para recordar que el fin se acerca, antes de alguien diga algo subido de tono.
Algo como que los norteños no quieren jurar fidelidad alguna a los dragones, una idea que cala mucho mejor si dejas que la exprese una niña de diez años, naturalmente. Nada como que te regañe una cría para evidenciar que tus dotes para gobernar brillan por su ausencia. Me da que los norteños se han dado cuenta de algo que nosotros sabemos desde hace años: Jon Nieve es un poco corto de miras.
Y, por si esto fuera poco, el que sale a defenderle es Tyrion Lannister, que goza de una posición excelente para hacerlo, sin duda alguna. Ahora en serio, flaco favor le hace Tyrion a Jon saliendo en su defensa: que le asocien a él no hará sino empeorar su imagen para la gente del Norte.
Sansa, por su parte, hace la pregunta más inteligente de la asamblea: “¿cómo piensan alimentar a tanta gente?”. Lo que pasa es que se la hace a la persona equivocada. Es a Demente y Destructor a quien le tiene que preguntar cómo lo consiguió Daenerys durante la temporada anterior y el viaje hasta Invernalia, ya que la propia Daenerys no parece consciente del problema y no se digna a responder. El final de esta asamblea llega con el primer corte abrupto del capítulo. No se ha llegado a ninguna resolución para ningún problema planteado, pero una respuesta de badass por parte de Daenerys es suficiente para hacer una elipsis. La escena que se da a continuación es algo que muchos estábamos esperando con ganas, aunque el resultado es decepcionante. Tyrion quiere convencer a Sansa de que los soldados Lannister vienen a ayudar, cuando en realidad no van a venir; y Sansa lo sabe, al contrario que Tyrion, que se ha dejado engañar.
Pero curiosamente, antes de que acabe esta escena, tenemos el primer momento (de tres) en el que Bran aparece de la nada para mirar a alguien de forma inquietante, como si supiera dónde y cuándo debe estar para hacerlo (guiño, guiño, Tyrion Targaryen confirmed 100% real no fake).
Lo siguiente que vemos es, por fin, el reencuentro de Arya y Jon, que, sentimentalismo aparte, demuestra que Sansa se ha ganado la confianza de Arya.
Zorrerío en el Sur
Comenzamos la trama de Desembarco con lo que todos sabíamos que iba a pasar: la Compañía Dorada acude a la llamada del oro con los barcos de Euron, que ha decidido pintar un manchurrón rojo en su blasón, porque el original le parecía soso. Tras una conversación con su sobrina que nos recuerda lo imbécil que es Euron, hay una reunión con la reina en la que nos sigue recordando que es un imbécil. Pero, para sorpresa de muchos (o para mi sorpresa al menos), la estrategia funciona y Euron consigue follarse a la reina por fin.
Y como hacía mucho que no había tetas en pantalla, vamos a poner tres pares a la vez para compensar, debieron pensar en HBO. Por su parte, Bronn debe estar arrepintiéndose de haber pagado el triple para tener a tres mujeres charlando mientras que sólo puede disfrutar de una. Eso ya basta para bajarle la libido a muchos, pero por si fuera poco aparece Qyburn con una misión de la reina: en su locura, Cersei ha encargado el asesinato no sólo de Tyrion, sino también de Jaime. Se lo ha encargado a un tío que fue un buen amigo del primero y, además, ha pagado por adelantado. Me da que en cuanto Bronn vea que se le encogen los huevos del frío, va a coger un barco a Lys para no volver. Otra idea magnífica de Cersei.
Pero antes de volver al Norte queda otra hazaña por contar. Resulta que Theon (y los navy seals) se han infiltrado en el barco en el que Asha Yara está presa y la han rescatado haciendo menos ruido que Fantasma las últimas temporadas.
Lo cierto es que después de tanta vergüenza ajena, por fin los Greyjoy tienen una escena que me ha gustado. En este capítulo hay muchos reencuentros, pero también una despedida. Theon y Yara navegarán a lugares distintos; seguramente no se vuelvan a ver y lo saben.
De vuelta en Invernalia
Parece que ha pasado un tiempo, hay preparativos para la batalla por los alrededores y los tres consejeros parecen matar el tiempo hablando. Al ver a la parejita, no pueden evitar pensar que el Jonerys es real, pero algo que no pienso aguantar es que Davos se refiera a Daenerys como “una mujer justa”. Vale que Stannis le ha decepcionado (por decirlo de forma suave), pero Davos sabe lo que es un gobernante justo y no ha podido ver nada de eso en Daenerys.
Viendo una Daenerys que no duda en invitar a Jon a subirse a Rhaegal, doy por hecho que no ha leído acerca de todos los que han muerto intentando montar un dragón sin tener la sangre adecuada, o incluso teniéndola. O bien Daenerys es inconsciente de la historia de su familia, o bien es una irresponsable por arriesgar la vida de Jon. Ninguna de las dos opciones habla bien a su favor. Por no hablar del sinsentido que es que no usen una silla con sujeciones para volar. Dejando eso a un lado, la escena es sencillamente espectacular a nivel visual y aporta un poco de acción a un capítulo que estaba teniendo mucho diálogo y poco espectáculo. Además, la escena tiene un final perfecto (imagen debajo), que compensa la pésima actuación previa de Emilia Clarke con esa cara de preocupación que le dirige a una cascada.
Y seguimos sin desviarnos mucho del tema de los dragones, pues vemos a Gendry en la forja fabricando armas de vidriagón por fundición y moldeo, algo que dudo que se pueda hacer. Esto es más raro aún si uno se fija en el color y la apariencia del líquido que se está vertiendo.
Por desgracia, la atención pasa de largo de este asunto porque tanto Arya como el Perro se han pasado a saludar, uno para recoger su pedido y la otra para hacer el suyo. Viendo el boceto de Arya no se me ocurre lo que puede ser, pero seguro que será muy relevante cuando llegue la batalla.
Tras una reunión en la que Sansa le da un repaso a Jon que ya le gustaría a Lyanna Mormont, se corta abruptamente cuando Sansa hace la pregunta del millón (otra vez). Daenerys se encamina a felicitar al hombre que salvó a ser Jorah sin sospechar siquiera que lo que va a hacer es afrontar las consecuencias de su tendencia a quemar a los que no se arrodillan. Es cuando Sam se marcha, afectado por la muerte de su familia, que Bran hace su segunda aparición.
Bran, por lo que parece, ha decidido que este es el momento adecuado para decirle a Jon que en realidad es el resultado de la trama de una telenovela y que es el heredero del Trono de Hierro. Y que se llama Aegon, no olvidemos eso. Una revelación que ha perdido todo el impacto que pudiera haber tenido en su momento.
Pero ahora, al menos, puede que tenga consecuencias: Sam le insinúa a Jon que puede declararse rey de los Siete Reinos y forzar a Daenerys a renunciar a su reclamación. Nuevamente tenemos un corte antes de la respuesta de Jon, así que toca especular. Yo no creo que haga lo que Sam le insinúa, pero seguro que el buenazo de Aegon no puede evitar decirle la verdad a todo el mundo en la situación menos oportuna, provocando que los nobles lo rechacen o se aprovechen de la situación para apoyar a Jon como rey, ahora no sólo del Norte. Ni idea.
Eso sí, la actuación de John Bradley-West, tanto en su escena con Daenerys como en la que comparte con Kit Harington, es brutal. Muy fan de este hombre.
Y hablando de gente de la que soy fan, ¿conocéis a Beric Dondarrion? ¿A Tormund Matagigantes? ¿Y a Edd el Penas? Pues se reencuentran en Último Hogar acompañados de unos extras que no le importan a nadie. No me preguntéis cómo es que están vivos. Yo por mi parte me alegro; habría sido una muerte patética para estos personajes. Juntos observan uno de esos símbolos que Los Otros dejan usando cadáveres cuando sucede esto…
Después de rematar al pobre chaval, los allí reunidos deciden compartir caballos para llegar a Invernalia antes que los muertos. Son cientos de miles y tienen un explorador a lomos de un dragón. Vamos, que lo harán sin despeinarse.
Y para acabar el capítulo, volvemos a Invernalia, a presenciar la llegada del último en unirse a la fiesta, Jaime Lannister, que nada más aparecer se lleva una desagradable sorpresa: la tercera y oportuna aparición de Bran en el sitio adecuado para mirar a alguien de forma inquietante. Por desgracia, no podemos escuchar lo que ninguno de los dos tenga que decir porque nuevamente la cosa se corta antes de tiempo.
Un episodio que se me podría haber hecho aburrido, pero que se me hizo increíblemente corto. Me dejó con ganas de mucho más y supongo que a vosotros también.
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