No es extraño para los fans de esta saga el buscar parentescos misteriosos y orígenes ocultos de ciertos personajes. De hecho, el propio George R. R. Martin nos siembra esa duda desde el principio con uno de los enigmas más emblemáticos de su obra. Sin embargo, pocos personajes despiertan tanta unanimidad en torno a sus antecesores como el que vamos a tratar a continuación. 

Muchos son los foros y publicaciones en los que podemos ir encontrando retazos, migajas, comentarios sueltos o incluso ensayos sobre esta idea. Sin embargo, hoy, traemos el análisis más completo y fidedigno que puede encontrarse en nuestra idioma. Tras duras negociaciones, la entrega de un cofre con miles de dragones de oro y la promesa de que La Compañía Libre de Braavos se pondrá al servicio del verdadero y legítimo Rey de los Siete Reinos, Stannis Baratheon, hemos convencido a su fiel Mano, @Lord Davos, para que nos traiga lo que a continuación vais a leer. Asimismo, nos gustaría recordaros a todos que esta es su segunda colaboración, y si queréis conocer la primera, atended a la fecha en la que se publicó.


  Dragones Rojos y Dragones Negros

— Lord Davos —


Fuimos los últimos en unirnos a la causa de Robert. Teníamos que demostrar nuestra lealtad. Cuando puse aquellos cadáveres ante el trono, a nadie le cupo la menor duda de que habíamos renegado de la Casa Targaryen para siempre. Y el alivio de Robert fue palpable. Por idiota que fuera, hasta él sabía que los hijos de Rhaegar tenían que morir si quería asegurarse el trono para siempre. Pero se consideraba un héroe, y los héroes no matan niños. —Su padre se encogió de hombros—. Reconozco que hubo demasiada brutalidad. Elia no tenía por qué haber sufrido el menor daño, eso fue una estupidez. Por sí sola no era nadie. […]Lo de la violación… Espero que ni tú serás capaz de acusarme de dar aquella orden. Ser Amory fue casi igual de brutal con Rhaenys. Después le pregunté por qué habían hecho falta medio centenar de cuchilladas para matar a una niña que tendría… ¿dos, tres años? Me respondió que ella le había dado patadas y que no dejaba de gritar. Si Lorch hubiera tenido la mitad de los sesos que los dioses concedieron a un nabo, la habría tranquilizado con unas cuantas palabritas cariñosas y luego habría utilizado un cojín de seda. —Hizo una mueca de repugnancia—. Fue él el que se manchó las manos de sangre.
«Pero no tú, padre. Tywin Lannister no tiene sangre en las manos.»

Tormenta de Espadas, Tyrion VI

 

No es hasta el último libro publicado, Danza de Dragones, que George R. R. Martin introduce a un nuevo personaje que cambia totalmente la perspectiva de muchos eventos que llevábamos siguiendo desde el principio de la saga.
Ese personaje se hace llamar Griff el Joven y promete tener una importancia clave en los próximos libros. El hecho de si fue algo ideado desde el principio o una ocurrencia de última hora por parte del autor es un tema bastante discutido y no exento de polémica. Pero no es eso lo que nos trae aquí, sino que yo más bien enfoco a Griff como un gran puzzle, cuyas piezas están desperdigadas a lo largo de toda la obra (especialmente en los últimos libros) y cuya resolución desvela uno de los principales misterios de la saga.

La versión oficial

—¿Y cuando Oberyn exija la justicia que ha venido a buscar?
—Le diré que el que mató a Elia y a sus hijos fue Ser Amory Lorch —respondió Lord Tywin con calma—. Si te pregunta, tú dirás lo mismo.
—Ser Amory Lorch está muerto —señaló Tyrion.
—Exacto. Tras la caída de Harrenhal, Vargo Hoat hizo que un oso despedazara a Ser Amory. Es un detalle suficientemente macabro como para aplacar hasta a Oberyn Martell.
—Puede que a ti eso te parezca justicia…
—Es justicia. Por si lo quieres saber, fue Ser Amory el que me trajo el cadáver de la niña. La había encontrado escondida bajo la cama de su padre, como si creyera que Rhaegar aún podía protegerla. La princesa Elia y el bebé estaban en el cuarto de los niños, un piso más abajo.

Tormenta de Espadas, Tyrion VI

 

—No estoy mintiendo. Ser Amory sacó a rastras a la princesa Rhaenys de debajo de la cama de su padre y la mató a puñaladas. Lo acompañaban algunos soldados, pero no sé quiénes eran. —Se inclinó hacia delante—. Fue Ser Gregor Clegane quien destrozó la cabeza del príncipe Aegon contra una pared y violó a vuestra hermana Elia con las manos todavía manchadas de su sangre y sus sesos.
—Lo que hay que ver. Un Lannister diciendo la verdad. —Oberyn le dedicó una sonrisa fría—. Fue vuestro padre quien dio la orden, ¿verdad?

Tormenta de Espadas, Tyrion IX

 

Gregor Clegane, Elia Martell, muerte Aegon

Ser Gregor Clegane y Elia Martell

Kevan Lannister estaba allí, en aquella misma estancia, cuando Tywin Lannister depositó los cadáveres de los hijos del príncipe Rhaegar al pie del Trono de Hierro, envueltos en capas rojas. La niña seguía reconocible: sin duda era la princesa Rhaenys, pero el niño… «Un espanto sin rostro, una masa de huesos, sesos y sangre con unos cuantos mechones de pelo rubio. Ninguno de nosotros lo miró con mucha atención. Tywin dijo que era el príncipe Aegon y confiamos en su palabra»

Danza de Dragones, Epílogo

 

Esto es lo que los lectores sabíamos hasta Danza de Dragones, pero es precisamente en este último libro donde se nos narra una segunda parte de esta historia que había permanecido oculta hasta el momento: se supone que en medio del caos, Varys se las apañó para llevar a cabo un intercambio de bebés, de forma que el verdadero hijo de Rhaegar no murió aquel día en Poniente:

—¿Conocisteis a mi verdadero padre?
—Lo vi un par de veces, pero yo solo tenía diez años cuando lo mató Robert, y mi padre me tenía escondido debajo de una piedra. No, no se puede decir que conociera al príncipe Rhaegar. Quien lo conocía era vuestro falso padre. Lord Connington era el amigo más querido del príncipe, ¿verdad?
Grif el Joven se apartó un mechón de pelo azul de los ojos.
—Sirvieron juntos de escuderos en Desembarco del Rey.
—Sí, nuestro lord Connington es un buen amigo. Tuvo que serlo para guardar tanta lealtad al nieto del rey que le arrebató tierras y títulos y lo mandó al exilio. Eso sí que fue una pena. De no haber sido así, tal vez el príncipe Rhaegar habría tenido un amigo cerca cuando mi padre saqueó Desembarco del Rey para evitar que estamparan los regios sesos del adorado hijito del príncipe contra la pared.
—No era yo —replicó el chico, acalorado—. Ya os lo he dicho, era el hijo de un curtidor de Curva de Meados cuya madre había muerto en el parto. Su padre se lo vendió a lord Varys por una jarra de dorado del Rejo. Ya tenía otros hijos, pero el dorado del Rejo no lo había probado nunca. Varys entregó el bebé del Meados a mi madre y se me llevó.
—Cierto. —Tyrion movió los elefantes—Y cuando murió el príncipe del Meados, el eunuco os envió al otro lado del mar Angosto con su gordo amigo el mercachifle, que os escondió en una barcaza y buscó a un señor exiliado que os hiciera las veces de padre.

Danza de Dragones, Tyrion V

Desmontando la versión oficial

Motivos, ¿personales?

Puede resultar bastante cómodo aceptar las declaraciones de los personajes como verdades absolutas, sin embargo no hay que perder de vista que Martin intenta dotarles de conciencia propia y que las personas inevitablemente mienten algunas veces. Varys se declara un servidor del reino, sin embargo, su labor como consejero durante el reinado de Aerys me hace pensar otra cosa. No solo se dedicó a alimentar la paranoia del rey, sino que sembró la discordia entre este y su heredero, el príncipe Rhaegar, alguien que era casi unánimemente respetado y que parecía una persona sensata y preparada.

Con Varys susurrándole al oído, el rey Aerys se convenció de que su hijo conspiraba para destronarlo y el torneo de Harrenhal no era sino una estratagema, un pretexto para que Rhaegar pudiese reunirse con todos los grandes señores que acudieran. Aerys, que no había puesto un pie fuera de la Fortaleza Roja desde los sucesos del Valle Oscuro, anunció inesperadamente que acompañaría al príncipe Rhaegar a Harrenhal. A partir de entonces, todo marchó mal.

Danza de Dragones, El derrocador de reyes, Barristan Selmy

 

Por otra parte, ni Varys ni su socio Illyrio son (oficialmente) ponientis, así que “el reino” por cuyo bien dicen estar trabajando no es ni su patria ni su hogar. ¿Qué les puede importar a ellos la suerte de un reino atrasado y remoto como es el de Poniente?

Ilyrio usa un argumento aún más extravagante que el supuesto patriotismo de Varys: lo que el magister desea es ocupar el puesto de Consejero de la Moneda.

Hagamos un inciso aquí para matizar que Illyrio es enormemente rico y no tiene ninguna necesidad de conseguir dinero y que por otro lado, el puesto de Consejero de la Moneda es probablemente el puesto más ingrato de todo el Pequeño Consejo, ya que es un dato bien conocido que Los Siete Reinos se encuentran en la bancarrota y arrastran una enorme deuda económica con el Banco de Hierro. ¿Por qué este hombre, que vive plácidamente en Pentos, va a querer meterse en líos y trasladarse al otro lado del mar Angosto para “contar monedas”?

—[…]¿Por qué van a ayudar los triarcas a una reina que ha acabado con la esclavitud? —Señaló a Illyrio—. ¿Por qué vais a ayudarla vos? Puede que el comercio de esclavos esté prohibido en Pentos, pero también tenéis un dedo metido en ese negocio. Un dedo o la mano entera. Y pese a ello conspiráis a favor de la reina dragón, no contra ella. ¿Por qué? ¿Qué esperáis obtener de la reina Daenerys?
— ¿Ya volvemos a eso? Sois un hombrecito muy empecinado. —Illyrio soltó una carcajada y se palmeó la barriga—. Como queráis. El Rey Mendigo juró que yo sería su consejero de la moneda, que me nombraría señorial señor, y que en cuanto tuviera la corona me dejaría elegir el castillo que quisiera. Hasta Roca Casterly, si ese era mi deseo.
A Tyrion casi se le salió el vino por los restos de nariz.
—Mi padre se habría reído mucho.
—Vuestro señor padre no habría tenido nada que temer. ¿Para qué iba a querer yo una roca? Mi mansión es tan grande como se puede desear, y mucho más acogedora que vuestros castillos ponientis, llenos de corrientes de aire. En cambio, el puesto de consejero de la moneda... —El gordo peló otro huevo—. Me gustan las monedas. ¿Hay sonido más dulce que el tintineo de las monedas de oro al entrechocar?
«Los sollozos de una hermana.»
— ¿Estáis seguro de que Daenerys cumplirá las promesas de su hermano?
—Puede que sí y puede que no. —Illyrio partió el huevo por la mitad—. Ya os lo he dicho, mi pequeño amigo: no todo lo que hace está encaminado a sacar tajada. Pensad lo que queráis, pero hasta un viejo gordo y estúpido como yo tiene amigos y deudas de afecto.
«Mentiroso —pensó Tyrion—. De esto quieres sacar algo más que monedas o castillos.»

Danza de Dragones, Tyrion II

 

Desde mi punto de vista hay una única explicación razonable a este enigma: a Varys e Illyrio no los mueven ninguno de los motivos que ellos aducen, sino que tienen que tener motivos personales en todo el asunto para involucrarse de esa manera.

Otros aspectos de la teoría sin duda serán más especulativos, pero creo que este punto en concreto es prácticamente innegable: Varys e Illyrio han invertido una enorme cantidad de oro, esfuerzo e incluso años de su vida en poner en marcha este plan y sin embargo, no parecen dar motivos más sólidos para hacerlo que la lealtad a una tierra que no es la suya y a la que no le deben nada. Es evidente que nos están dando una visión muy parcial y sesgada de las razones que los impulsan.

Illyrio: el titiritero en la sombra

Casa de Illiryo Pentos

Casa de Illiryo Pentos, por Kimberley Pope

No me voy a ir por las ramas. Illyrio es el verdadero padre de Aegon; ese es el motivo personal que le impulsa.

En Danza de Dragones hay sutiles indicios de ello. En su jardín hay una fuente que supuestamente representa a Illyrio de joven y que lo muestra como un joven delgado y en forma que podría tener un aspecto muy parecido al de Aegon. Es un primer indicio de que la monstruosa gordura de Illyrio no lo invalida como posible padre del Joven Griff.

Y hay ropa de niño apolillada (con la que se viste Tyrion) guardada en un cajón de la mansión. Parecen ser ropajes caros (no destinados a un esclavo desde luego), y que sepamos, el magister no tiene ni ha tenido hijos. ¿Qué hace esa ropa en su casa entonces?

El magíster le había dicho que recorriera a voluntad la mansión y los jardines. En un arcón con incrustaciones de lapislázuli y madreperla había ropa limpia para él, y se la puso no sin dificultades: obviamente, la habían hecho para un niño y era de telas buenas, aunque habría sido mejor que la airearan antes de dársela. Las perneras le quedaban largas; las mangas, cortas, y si hubiera conseguido abrocharse el cuello, la cara se le habría puesto más negra que a Joffrey. También había sufrido el asedio de las polillas.

Danza de Dragones, Tyrion I

 

Esto podrían ser meras pistas falsas colocadas por el autor para despistar o simples datos sacados de su contexto, sin embargo, si nos fijamos en la forma en la que trata el propio Illyrio todo el tema, los hechos adquieren una tonalidad diferente. Illyrio es un excelente mentiroso: vemos cómo mentía a Viserys y su hermana con total naturalidad y vemos como miente a Tyrion sin pestañear; a pesar de esto, hay dos momentos en los cuales el subconsciente le traiciona. Illyrio se pone emotivo y parece hablar desde el corazón: uno de esos momentos es cuando habla de su amada Serra (de quien hablaremos a continuación) y el otro es cuando toca el tema de Aegon.

Hay que tener en cuenta que Illyrio le dice a Tyrion que su plan es mandarlo junto con Daenerys Targaryen, pues es ella a quien han estado (Varys y él) intentando colocar en el Trono. Esto es evidentemente falso, pero Illyrio mantiene esta mentira ante Tyrion todo el rato. Sin embargo, comete varios errores impropios de alguien como él al referirse a Aegon.

Desde mi punto de vista, Illyrio habla de Aegon como hablaría un padre orgulloso a la vez que preocupado y se queda sinceramente decepcionado y enfadado cuando Haldon Mediomaestre le dice que no hay tiempo para banquetes ni retrasos y que el magister se quedará sin poder encontrarse con el joven Aegon. Creo que los hechos hablan por sí solos:

—Los mercenarios no resisten el ataque de los vociferantes dothrakis, eso ya se demostró en Qohor.
—¿Ni siquiera vuestro valeroso Griff? —se burló Tyrion.
—Griff es diferente. Adora a su hijo, Griff el Joven, como lo llaman. Nunca se ha visto muchacho más noble.

Danza de Dragones, Tyrion II

 

¿Cómo se encuentra nuestro muchacho? —preguntó Illyrio mientras ataban los baúles con correas. Tyrion contó seis: eran de roble, con abrazaderas de hierro. Pato los levantaba con facilidad y se los echaba al hombro.
—Ya está tan alto como Griff. Hace tres días tiró a Pato a un pesebre.[…]
En un baúl hay un regalo para el chico: jengibre confitado. Siempre le ha gustado mucho. —Illyrio parecía extrañamente triste—. Pensé que podría seguir con vosotros hasta Ghoyan Drohe. Un banquete de despedida antes de que partáis río abajo…
—No tenemos tiempo para banquetes, mi señor —dijo Haldon—. Griff quiere que nos pongamos en marcha en cuanto regresemos. Nos han llegado noticias, todas malas. Se ha visto a dothrakis al norte del lago Daga; por lo visto eran jinetes del viejo khalasar de Motho, y Khal Zekko no anda lejos; está en el bosque de Qohor.
El gordo dejó escapar un sonido grosero.

Danza de Dragones, Tyrion III

 

—¡Os deseo buena fortuna! —les gritó Illyrio mientras se alejaban—. Decidle al chico que siento mucho no poder asistir a su boda. Me reuniré con vosotros en Poniente, lo juro por las manos de mi amada Serra.

Danza de Dragones, Tyrion III

Serra: el misterioso amor de Illyrio

Illyrio tuvo dos matrimonios, uno por interés y otro por amor. Este segundo matrimonio (con Serra) se produjo, de hecho, en contra de sus intereses políticos en la ciudad de Pentos.

The girl, the look, the Targaryens, por Ariel TW (Leira)

En teoría, conoció a Serra en una casa de placer de Lys, lugar del que también es originario Varys y donde hay una prevalencia bastante alta de personas con rasgos valyrios.

Desde mi punto de vista, si aceptamos que Illyrio es el padre de Aegon, es casi evidente que la madre debe de haber sido Serra.

Se supone que ella murió hace algunos años de enfermedad, sin embargo podemos hacernos una idea de su aspecto físico, ya que Illyrio lleva un retrato suyo en un guardapelo. Es una mujer de pelo rubio con reflejos plateados y ojos azules, rasgos no especialmente raros…. a no ser que pensemos que esos rasgos ocultan más cosas.

El propio Aegon utiliza un tinte para camuflar así el color de su pelo y de sus ojos (por el efecto óptico) y es capaz de confundir a Tyrion inicialmente, ya que en un primer momento este interpreta que sus ojos son azules, cuando son más bien liliáceos.

Griff el Joven tenía los ojos azules, pero los de su padre eran claros, y los suyos, muy oscuros. A la luz de las velas se volvían negros, y durante el ocaso parecían violeta. Además tenía las pestañas tan largas como una mujer.

Danza de Dragones, Tyrion IV

 

El pelo azul hace que vuestros ojos parezcan azules también —continuó Tyrion, haciendo caso omiso del mercenario—. Eso es bueno. Y el relato de cómo os lo teñíais en memoria de vuestra difunta madre tyroshi fue tan conmovedor que casi me hizo llorar. Pero si fuera más curioso, me preguntaría para qué necesita el hijo de un mercenario que una septa impura lo instruya en la fe, o que un maestre sin cadena le enseñe historia y lenguas. Si fuera más listo, me picaría la curiosidad el hecho de que vuestro padre os haya buscado un caballero errante para que os entrene en el uso de las armas, en lugar de mandaros de aprendiz a las compañías libres. Es casi como si quisieran manteneros oculto mientras os preparan para… ¿Para qué? Eso es lo que no alcanzo a dilucidar, pero ya se me ocurrirá algo. Eso sí, he de reconocer que tenéis unos rasgos muy nobles para ser un niño muerto.

Danza de Dragones, Tyrion V

 

El caso de Serra podría ser parecido. Tyrion no alcanza a verla en persona sino solo a través de un retrato en un guardapelo (por lo tanto, hay que pensar que debía ser más bien pequeño) y los ojos que Tyrion ve como azules podrían ser realmente morados o violetas. Ojos violetas y pelo claro son los característicos rasgos valyrios, rasgos que Aegon tiene y que pudo haber heredado de su madre.

De hecho, esto es algo que no solo le ocurre a Tyrion con Serra, sino que en los Cuentos de Dunk y Egg, a Duncan el Alto le sucede lo mismo con Egg; ya que cuando lo conoce no es capaz de interpretar sus ojos como violetas, pues al estar rapado y tomarlo por plebeyo, no esperaba encontrar unos ojos de ese color y piensa que son azules.

—¿De una doncella? Ya sé cómo son esas cosas. —Illyrio se metió la mano por la manga izquierda y sacó un guardapelo de plata. La imagen pintada era la de una mujer con grandes ojos azules y pelo rubio muy claro con mechones plateados. —Serra. La conocí en una casa de las almohadas lysena y me la llevé a casa para que me calentara la cama, pero acabé por casarme con ella. Yo, que me había casado en primeras nupcias con una prima del príncipe de Pentos. Se me cerraron las puertas de palacio, pero no me importó. Era un precio muy bajo por Serra.

Danza de Dragones, Tyrion II

Varys: el eunuco en su telaraña

—Cierto —convino Illyrio—, pero el mundo no es sino una gran telaraña, y basta con tocar un hilo para que los demás vibren.

Danza de Dragones, Tyrion I

 

Llegados a este punto podríamos preguntarnos “¿qué pinta Varys en todo esto?”. Para responder a esa pregunta sería conveniente responder primero a esta otra: “¿quién es realmente Varys?”

Según cuenta el propio Varys, nació en Lys, donde fue vendido como esclavo a una compañía de cómicos. Luego fue comprado por un brujo de Myr que lo castró para un ritual de magia y luego lo liberó. A partir de ahí inició una lucrativa carrera como ladrón y acabó en Pentos, donde entró en contacto con Illyrio Mopatis y juntos alcanzaron la gloria de los pícaros llegando a ser príncipes entre los ladrones y a controlar posteriormente un exitoso negocio de intercambio de información. Sin embargo, hay ciertas lagunas en esta historia. ¿Quiénes eran los familiares de Varys? ¿De dónde venían originariamente? ¿Cuál considera él su hogar, si es que tiene alguno?

—En Myr, Varys era un príncipe de los ladrones hasta que lo delató un rival. En Pentos lo traicionaba su acento, y cuando se supo que era eunuco no recibió más que desprecio y palizas. Nunca sabré por qué me eligió para protegerlo, pero lo cierto es que llegamos a un acuerdo. Los dos nos enriquecimos, y nos hicimos todavía más ricos cuando Varys entrenó a sus ratones. […]
Dejábamos el oro y las piedras preciosas para los ladrones vulgares, mientras que nuestros ratones robaban cartas, libros de cuentas, mapas… Se los aprendían y los dejaban donde los habían encontrado. «Los secretos valen más que la plata y los zafiros», decía Varys. Y es verdad. Me hice tan respetable que un primo del príncipe de Pentos me entregó la mano de su hija doncella. Mientras tanto, los rumores sobre las habilidades de cierto eunuco cruzaron el mar Angosto y llegaron a oídos de cierto rey. Un rey muy intranquilo que no confiaba plenamente en su hijo, en su esposa ni en su mano, un amigo de la juventud que se había vuelto arrogante y demasiado orgulloso. Me imagino que ya conocéis el resto de la historia, ¿no es así?

Danza de Dragones, Tyrion II

 

Vary, Illiryo jóvenes

Varys e Illyrio: viejos amigos, por Pojypojy

Inicialmente, el hecho de que Varys vaya siempre con la cabeza rapada pudiera ser fácilmente pasado por alto, pues es sabido que es un maestro de disfraz y esto pudiera ser solo un truco de actor para pasar luego desapercibido mediante pelucas. Sin embargo, existen precedentes que sería conveniente no perder de vista.

No se puede dejar de tener en cuenta el caso del escudero Egg, quien se revela más tarde como un príncipe Targaryen. El príncipe (cuyo nombre real es Aegon, por cierto) se rapaba la cabeza para ocultar su pelo valyrio y poder pasar desapercibido entre los plebeyos. Es difícil no establecer paralelismos entre el caso de Varys y el del príncipe Egg.

Y no solo eso, sino que el propio nombre de Varys, parece tener una clara raíz valyria. Fijémonos en los nombres de muchos de los miembros de las casas Targaryen y Velaryon, ya que un buen número de ellos terminan con el sufijo “-rys” (y también “-ys” o “-erys”): Jaehaerys, Lucerys, Viserys, Daenerys, Rhaenys, Corlys, Jacaerys, Aerys, Aenys, Maelys… Es decir, que Varys podría tener rasgos muy similares a los de Serra, además de un nombre de origen valyrio. No solo eso, sino que ambos tienen una historia personal muy similar, ya que ambos fueron vendidos como esclavos en Lys (ella a una casa de placer y él a una compañía de cómicos). Varys y Serra podrían ser hermanos e Illyrio podría haberla conocido a través de su socio, cuando este rastreaba en qué lugar de Essos podía andar su hermana.

Este sería uno de los motivos personales de Varys: Aegon no sería solo el hijo de su socio y amigo Illyrio, sino que sería además su sobrino.

Por otra parte, ya que Varys podría tener ascendencia valyria, podría incluso estar emparentado con la casa Targaryen. Entonces, ¿por qué ocultarlo si él comenzó a trabajar como consejero para un rey Targaryen? Existe un motivo que es bastante factible, a la vez que sobradamente suficiente para explicar esto: Varys y Serra no serían dragones rojos, sino dragones negros.

EL ÚLTIMO DRAGÓN NEGRO: EL DESPERTAR DE LA CASA FUEGOSCURO

Fuegoscuro

Casa Fuesgoscuro

Las Rebeliones Fuegoscuro: breve historia

Durante el reinado de Aegon IV el Indigno, tuvieron lugar una serie de hechos que desencadenarían uno de los conflictos más largos de la historia de los Siete Reinos. El rey tuvo muchas amantes y era especialmente caprichoso en asuntos de faldas, por lo tanto dejó un número significativo de bastardos. Entre esa numerosa prole ilegítima hubo cuatro de ellos que brillaron por encima de los demás y se ganaron su propio lugar de honor en la Historia de Poniente: Shiera Estrella de Mar, Brynden Ríos, Aegor Ríos y, por encima de todos ellos, Daemon Fuegoscuro.

Daemon Fuegoscuro

Daemon Fuegoscuro, por Amok

Daemon era el hijo del rey Aegon IV y su prima Daena Targaryen (una de las hermanas-esposas a las que el fanático chiflado de Baelor el Santo había encerrado en la Bóveda de las Doncellas). Ella era hija, hermana y esposa de reyes; por lo tanto, hay que entender que aunque bastardo, Daemon Fuegoscuro era genéticamente Targaryen sin ningún tipo de dudas, además de tener una parentela de lo más distinguida.

Daemon era además uno de los mejores caballeros del reino, lo cual le granjeó el respeto y admiración de muchos nobles y caballeros. En un momento dado, el rey decidió hacerle entrega de la espada Fuegoscuro, una de las dos espadas de acero valyrio de la familia Targaryen y el arma que en general se había entregado tradicionalmente al heredero designado al Trono.

Ahí debieron comenzar los primeros problemas, aunque la cosa se desmadró definitivamente cuando, en su lecho de muerte, el rey tomó la decisión de legitimar a todos sus bastardos. Esa decisión irreflexiva provocó que Daemon Fuegoscuro reivindicara el trono para sí mismo.

Muchos caballeros y nobles se pusieron de parte de Daemon Fuegoscuro, pues consideraban que sería un mejor rey que su hermano, aparentemente más débil y cercano a los dornienses.

Como todos sabemos, “el dragón negro” fracasó, pero eso no impidió que sus sucesivos descendientes siguieran intentando hacerse con el Trono por medio de todo tipo de métodos. El último de ellos fue Maelys el Monstruoso, que fue derrotado en tiempos de Jaehaerys II, dando por acabado al linaje de la familia.

Lo interesante del asunto es que Illyrio le dice a Tyrion que la dinastía Fuegoscuro se extinguió “por línea masculina”, lo cual deja más que abierta la puerta a que la casa no se extinguiera realmente, sino que pudieron quedar una o varias mujeres vivas después de Maelys. Esa mujer (o mujeres), cuya existencia pudo no ser conocida en Poniente o ser considerada irrelevante debido a su sexo, pudo haber contraído matrimonio y haber tenido descendencia. Esa descendencia no tendría en principio legitimidad para llevar el apellido Fuegoscuro, pero sí pudieron ser educados como tales, en el odio y el resentimiento hacia la casa Targaryen.

—Me había dicho que sus hijos murieron luchando por el rey.
—Así fue. El rey legítimo, Daemon Fuegoscuro. El rey que Esgrimió la Espada —al viejo le tembló el bigote—. Los hombres del dragón rojo se hacen llamar lealistas, pero en su tiempo los que elegimos al negro fuimos igual de leales. Ahora, sin embargo… Todos los hombres que marcharon junto a mí para sentar al príncipe Daemon en el Trono de Hierro se han deshecho como el rocío. Tal vez solo los soñé, aunque lo más probable es que lord Cuervo de Sangre y sus Dientes de Cuervo les hayan metido el miedo en el cuerpo. No pueden haber muerto todos.
Dunk no podía negar que era verdad. Hasta entonces nunca había conocido a ningún hombre que hubiera luchado a favor del Pretendiente. «Pero a alguno tengo que haber conocido. Eran miles. La mitad del reino estaba a favor del dragón rojo y la otra mitad del negro.»
—Ser Arlan siempre decía que ambos bandos lucharon con valentía.
Le parecía que al anciano caballero podía gustarle oírlo. Ser Eustace sujetaba la copa de vino con ambas manos.
—Si Daemon hubiera pisoteado a Gwayne Corbray… Si en vísperas de la batalla no hubieran dado muerte a Bola de Fuego… Si Hightower y Tarbeck y Oakheart y Butterwell nos hubieran aportado todas sus fuerzas, en vez de intentar tener un pie en cada bando… […] Tantos «si», ser… De haber cambiado uno solo de ellos, el desenlace habría sido distinto. Entonces se nos llamaría lealistas a nosotros y se recordaría a los dragones rojos como hombres que combatieron en vano para mantener al usurpador Daegon el Espurio en un trono robado.
—Será como usted dice, mi señor —dijo Dunk—, pero las cosas fueron como fueron. Han pasado años y a usted se le perdonó.
—Nos perdonaron, sí. Daeron perdonó a los traidores y rebeldes a condición de que hincáramos la rodilla y le entregáramos a un rehén en prenda de nuestra futura lealtad —el tono de ser Eustace era amargo—. […] La clemencia de un rey es un regalo envenenado. Daeron Targaryen me conservó la vida, pero me arrebató mi orgullo, mis sueños y mi honor —su mano tembló y derramó vino tinto en su regazo. El anciano, sin embargo, no se dio cuenta—. Debería haberme exiliado con Aceroamargo, o muerto junto a mis hijos y mi dulce rey. Habría sido una muerte digna de un león jaquelado, descendiente de tantos señores orgullosos y de tantos grandes guerreros. La misericordia de Daeron me empequeñeció.
«En su corazón no ha llegado a morir el dragón negro», comprendió Dunk.

La Espada Leal

La Compañía Dorada: el sueño de Aceroamargo

La Compañía Dorada fue fundada por Aegor Ríos, uno de los bastardos que he mencionado antes. Aegor era otro caballero legendario y fue un firme partidario de su hermanastro Daemon Fuegoscuro (con cuya hija se casó) en su lucha por el poder e incluso se dice que fue uno de los que más le incitó a luchar por el Trono. Tras la derrota y muerte de Daemon Fuegoscuro, Aegor consiguió recuperar la espada Fuegoscuro y huyó a Tyrosh con los hijos de Daemon, donde fundó la Compañía Dorada. A partir de ese día, la Compañía Dorada lucharía en favor del bando Fuegoscuro en las sucesivas rebeliones. Es probable que sean la mejor compañía de mercenarios del mundo conocido y tienen fama de no haber roto nunca un contrato. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, la Compañía ha roto un contrato.

¿Por qué? Pues resulta que se han puesto al servicio de Illyrio Mopatis para, en teoría, luchar por la causa de Aegon VI Targaryen y colocarlo en el Trono. El compromiso de la Compañía con esta tarea llega al punto de que nos enteramos de que han rechazado varias ofertas muy generosas por otros contratos y que han estado bastante tiempo en Volantis, esperando la llegada de Griff y su “hijo”.

Lo raro del asunto, cosa que Tyrion no puede dejar de notar, es que la Compañía Dorada siempre ha sido un instrumento al servicio de la casa Fuegoscuro y de sus intereses y siempre ha combatido invariablemente contra la casa Targaryen. ¿Cómo es que ahora apoyan a un candidato Targaryen al Trono?

La explicación que da Illyrio es que están hartos y lo que desean es regresar por fin al hogar. No es del todo descabellada, pero parece una explicación difícil de asimilar, teniendo en cuenta además que a estas alturas muchos miembros de la Compañía no solo no han estado jamás en Poniente, sino que ni siquiera descienden de antepasados ponientis.

Desde mi punto de vista, si la Compañía Dorada se compromete hasta ese punto con la causa de Aegon no es solo por el oro de Illyrio y las promesas de tierras al otro lado del mar, sino que algunos de ellos deben de saber que el dragón rojo por el cual están luchando es realmente un dragón negro.

—Tenía entendido que una de las Ciudades Libres había contratado a la Compañía Dorada.
—Myr. —Illyrio esbozó una sonrisa burlona—. Los contratos se rompen.
—Vaya, el queso da más dinero de lo que creía —dijo Tyrion—. ¿Cómo lo habéis conseguido?
El magíster hizo un gesto para quitar importancia al asunto.
Algunos contratos se firman con tinta, y otros, con sangre. No puedo decir más.

Danza de Dragones, Tyrion II

 

—Vuestra capacidad de persuasión es admirable —dijo Tyrion a Illyrio—. ¿Cómo habéis convencido a la Compañía Dorada para que se una a la causa de nuestra hermosa reina, cuando se ha pasado buena parte de su historia combatiendo a los Targaryen?
Illyrio hizo un gesto con los dedos para rechazar las objeciones como si fueran moscas.
Negro o rojo, un dragón es un dragón. Con la muerte de Maelys el Monstruoso, en los Peldaños de Piedra, acabó la línea masculina de la casa Fuegoscuro. —El mercader de quesos sonrió tras las puntas de la barba—. Y Daenerys hará por los exiliados lo que Aceroamargo y los Fuegoscuro no pudieron hacer: los llevará a casa.

Danza de Dragones, Tyrion II

Aegon VI Targaryen

Aegon Targaryen, por Diego Gisbert Llorens

—[…]¿Sabías que la Compañía Dorada ha roto su contrato con Myr?
—Como si fuera la primera vez que unos mercenarios rompen su contrato.
La Compañía Dorada no. «Nuestra palabra vale tanto como el oro»: es su consigna desde tiempos de Aceroamargo. Myr está a punto de entrar en guerra con Lys y Tyrosh. ¿Por qué romper un contrato que ofrecía la perspectiva de buenos salarios y saqueos abundantes?
—Tal vez Lys le ofreciera un mejor sueldo. O Tyrosh.
—No —replicó ella—. Eso me lo podría creer de cualquiera de las otras compañías libres; la mayoría cambiaría de bando por media moneda de hierro. La Compañía Dorada es diferente. Es una hermandad de exiliados e hijos de exiliados, unida por el sueño de Aceroamargo.

Festín de Cuervos, El Caballero Manchado

El dragón de los titiriteros

Las dudas, la división y la desconfianza minarán el terreno bajo los pies del niño rey mientras Aegon alza su estandarte sobre Bastión de Tormentas y los señores del reino se unen en tomo a él. […] Aegon ha sido instruido para reinar desde antes de que aprendiera a andar. Ha recibido entrenamiento con las armas, como corresponde a un caballero, pero además sabe leer y escribir, habla varios idiomas, y ha estudiado historia, leyes y poesía. Una septa lo ha instruido en los misterios de la Fe desde que tenía edad para comprender. Ha vivido entre pescadores, ha trabajado con las manos, ha nadado en ríos, ha remendado redes y se ha lavado la ropa cuando lo ha necesitado. Sabe pescar, cocinar y vendar una herida; sabe lo que es sufrir hambre y sentirse perseguido. Sabe lo que es tener miedo. A Tommen le han enseñado que ser rey es un derecho; Aegon sabe que es un deber, que un rey debe poner a su pueblo por delante de todo lo demás y vivir por él, gobernar para él.

Danza de Dragones, Epílogo

 

Hagamos un resumen de esta historia: tras la muerte de Maelys el Monstruoso, alguna o algunas mujeres Fuegoscuro debieron sobrevivir. No sabemos muy bien qué pudo pasar, pero en algún momento la familia debió caer en desgracia. Tal vez algún amigo de los antiguos socios de Maelys (los llamados Reyes Nuevepeniques) decidió cobrarse por su cuenta las promesas que este no supo cumplir. El caso es que en algún momento esos últimos descendientes Fuegoscuro acabarían siendo vendidos como esclavos. Eso explica que tanto Varys como Serra, fueran también vendidos como esclavos.

Tras conseguir la libertad, Varys conoció a Illyrio y ambos prosperaron. En algún momento, Varys decidió buscar a Serra. Illyrio se enamoró de ella y se casaron. Serra se quedó embarazada y murió después de haber tenido ese hijo o incluso en el parto , no sin antes hacerle prometer a Illyrio que colocaría al hijo de ambos en el Trono de Hierro.

Es bastante factible que Varys ya hubiese urdido un plan con el que hacer caer a la casa Targaryen, pero el nacimiento del chaval lo cambiaba todo. Ese muchacho era el último heredero Fuegoscuro (ya que Varys, al estar castrado, nunca sería un candidato viable al Trono). Seguramente, entre Illyrio y Varys urdirían el plan del cambio de bebés a partir del nacimiento de Aegon (cuya edad no conocemos a ciencia cierta, ya que podría tener un año más o menos de los que dicen que tiene).

Ilyrio tendría que renunciar a su paternidad y a tener cerca a su hijo, ya que una parte fundamental del plan era que el muchacho estuviera convencido de ser el hijo de Rhaegar. Esto explicaría por qué Ilyrio quiere un puesto en el Pequeño Consejo: lo que quiere no es “contar monedas”, sino poder estar cerca de su hijo. Y esto explicaría también por qué el magister dice que llora cuando ve esa estatua suya de joven que tiene en el jardín: no llora porque añore al joven que fue, sino porque añora al hijo al que tuvo que renunciar.

¿Y cuál sería el papel de Viserys y Daenerys? Por un lado servirían como mera distracción para tener ocupado a Robert mirando para otro lado y por el otro, servirían para reunir su propio ejército y así poder unirlo al de Aegon. Otra hipótesis es que los “titiriteros” buscaran que se produjera un desembarco dothraki en Poniente para así degradar todavía más la situación y que Aegon pudiera aparecer providencialmente como un salvador.

La conversación que mantienen ambos en el primer libro es sumamente interesante, pues se insinúan muchas de estas cosas:

Arya Desembarco del Rey, calaveras dragones

Arya en Desembarco del Rey, por Kimberley Pope

—Y cuando lo descubra, ¿qué hará? —preguntó una segunda voz, con el acento suave de las Ciudades Libres.
—Solo los dioses lo saben —replicó la primera voz.[…]—. Los muy imbéciles intentaron matar a su hijo, y lo que es peor, fueron unos chapuceros. No es el tipo de hombre que olvida esas cosas. Te lo aseguro, tanto si nos gusta como si no, el lobo y el león se van a enfrentar muy pronto.
—Demasiado pronto, demasiado pronto —se quejó la voz con acento—. ¿De qué nos sirve una guerra ahora? No estamos preparados. Retrásalo.
—Es como si me pidieras que detuviera el tiempo. ¿Me has tomado por un mago?
—Ni más ni menos —contestó el otro dejando escapar una risita.
—¿Qué quieres que haga?
—Si una Mano puede morir, ¿por qué no otra? —replicó el hombre que hablaba con acento; lucía una barbita amarilla de dos puntas—. Ese baile ya lo has bailado, amigo mío.
—Aquello fue entonces, y esto es ahora. Y esta Mano no es igual que la otra.
—Es posible —dijo el de la barba de dos puntas, que se había detenido para recuperar el aliento tras el largo ascenso—. Pero, sea como sea, necesitamos tiempo. La princesa está preñada. El khal no hará nada antes de que nazca su hijo. Ya sabes cómo son estos salvajes.
Pues si no hace algo pronto, será demasiado tarde —replicó el hombre gordo del casco de acero.

Juego de Tronos, Arya III

 

Lo cierto es que con el tiempo, Illyrio parece haber aprendido a respetar a Daenerys por sus actos y logros, pero revela que inicialmente no tenía muy buena opinión ni de ella ni de su hermano: de Viserys, dice que era un digno heredero del Rey Loco y que ya supuso que intentaría violar a su hermana el día antes de su boda; mientras que de Dany dice que inicialmente pensó en quedársela (como esclava de placer o esposa, deduzco) y que nunca pensó que fuese a sobrevivir mucho tiempo entre los dothraki. De ahí que la versión oficial de que Dany y Viserys eran la primera y única opción de Varys e Illyrio (o incluso que sean una segunda opción alternativa a Aegon aceptable para ellos) se caiga por su propio peso.

La idea en general yo creo que siempre fue provocar la caída del rey Aerys y de la dinastía gobernante en primer lugar y luego ir alimentando una serie de conflictos dentro del reino, de forma que el pueblo recibiera con los brazos abiertos a un potencial “salvador”, un tipo educado y lleno de virtudes al que pretenden hacer pasar por una versión más joven y mejorada del príncipe Rhaegar.

No hay que perder de vista que por razones diversas, parece que el plan ha ido cambiando y adaptándose a las circunstancias a lo largo de todo este tiempo; de hecho el propio Varys se describe a sí mismo como un “malabarista”.

—¿Qué plan? —interrumpió Tristan Ríos—. ¿El plan del gordo? ¿El que cambia con cada luna? Primero, Viserys Targaryen iba a acudir a nosotros respaldado por cincuenta mil aulladores dothrakis. Luego muere el Rey Mendigo y es su hermana, la voluble niña reina, quien va hacia Pentos con tres dragones recién nacidos. Pero donde aparece la chica es en la bahía de los Esclavos, habiendo dejado a su paso una estela de ciudades en llamas, y el gordo decide que tenemos que reunimos con ella en Volantis. Ahora, ese plan también se cae a pedazos.

Danza de Dragones, El caballero perdido (Jon Conington)

El papel de Jon Connington

Una de las claves del asunto está en el papel que ocupa Jon Connington en la trama. Él era amigo de Rhaegar desde hacía tiempo, fue Mano del Rey al servicio de Aerys II y era un conocido partidario de la causa Targaryen.

Varys e Illyrio necesitaban algo más que un muchacho con aspecto valyrio para convencer a Poniente de que ese joven de ojos violetas era el hijo del difunto Rhaegar. Sin duda, ese es el principal papel de Connginton en toda esta conspiración.

Connington fue desterrado durante la guerra por decidir no quemar Septo de Piedra cuando tenía a Robert Baratheon allí acorralado. Por este motivo, Connington se tortura pensando que si hubiera obrado de otra manera, su amado Rhaegar seguiría vivo y las cosas habrían sucedido de forma diferente.

En contra de lo que se piensa a veces, Connington no empezó a cuidar del joven Griff desde el principio de su exilio, sino que Varys e Illyrio acudieron a él mucho después, cuando el muchacho ya había crecido un poco. Es decir, se acercaron a un hombre torturado por sus propios remordimientos, que deseaba por encima de todo poder cambiar el pasado y resarcirse por haberle fallado a Rhaegar, y le presentaron lo que más ansiaba: una oportunidad de restaurar al hijo de su amigo y desquitarse de sus errores del pasado. Connginton vio lo que quería ver. Cuando Connington pudo haber conocido al hijo de Rhaegar, este era apenas un bebé recién nacido. Es prácticamente imposible que pudiera reconocer a ciencia cierta al hijo de Rhaegar.

Todo el mundo os dirá que soy un parricida, un Matarreyes y un mentiroso, y es verdad… Pero claro, somos un grupito de mentirosos, ¿no es así? Vuestro presunto padre, por ejemplo. Griff, ¿eh? —El enano soltó una risita—. Dad gracias a los dioses de que Varys la Araña forme parte de la trama; a ese portento sin polla no lo habríais engañado ni por asomo. «No soy ningún señor —dice su señoría—, no soy ningún caballero.» Vale, y yo no soy ningún enano. No basta con decir algo para que sea cierto. ¿Quién mejor para educar al hijito del príncipe Rhaegar que el mejor amigo del príncipe Rhaegar, Jon Connington, otrora señor de Nido del Grifo y mano del rey?
—Callaos. —La voz de Griff era insegura.

Danza de Dragones, Tyrion V

 

¿Cuál sería este papel de Connington del que hablo? Pues tendría una doble función: por un lado, dado que el propio Connington es dado por muerto en Poniente, su reaparición sirve como ejemplo de que un persona dada por muerta puede estar simplemente ocultándose; por el otro lado, al ser uno de los mejores amigos de Rhaegar y un hombre de honor, si Connington cree que ese muchacho es el verdadero hijo del príncipe, muchos darán por hecho que eso es cierto.

Jon Connington y Rhaegar Targaryen

El Príncipe plateado, por Jesterry

Los hombres de la Compañía Dorada, ante sus tiendas, mataban el tiempo jugando a los dados, bebiendo y papando moscas. Griff se preguntó cuántos de ellos sabrían quién era.
«Muy pocos. Doce años son mucho tiempo.» Ni los que habían cabalgado con él reconocerían al exiliado lord Jon Connington, el de la barba rojo fuego, en el rostro surcado de arrugas y afeitado del mercenario Griff, con su pelo teñido de azul. Por lo que a la mayoría de ellos respectaba, Connington se había matado a beber en Lys después de que lo expulsaran de la compañía, deshonrado por robar de las arcas de guerra. La vergüenza de aquella mentira aún le escocía, pero Varys se había empecinado en que era necesaria.

Danza de Dragones, El caballero perdido (Jon Conington)

Negro o rojo, un dragón es un dragón

— ¿Tan diferentes son vuestros Siete Reinos? En Poniente no hay paz, no hay justicia, no hay fe… Y pronto no habrá tampoco comida. Cuando el pueblo tiene hambre y miedo, busca un salvador.
—Puede que lo busque, pero si lo único que encuentra es a Stannis…
—No me refiero a Stannis. No me refiero a Myrcella. —La sonrisa amarillenta se hizo aún más amplia—. Hablo de alguien diferente. Más fuerte que Tommen, más afable que Stannis, con más derechos que Myrcella. El salvador llegará desde el otro lado del mar para limpiar la sangre de Poniente.
—Hermosas palabras. —Tyrion no parecía nada impresionado—. Pero las palabras se las lleva el viento. ¿Quién será ese salvador?
Un dragón. —El quesero vio su expresión atónita y se echó a reír de buena gana—. Un dragón con tres cabezas.

Danza de Dragones, Tyrion I

 

Faltaría un punto importante por aclarar. ¿Por qué tomarse tantas molestias para colocar a un candidato Fuegoscuro en el Trono si para conseguirlo tienen que hacerlo pasar por una restauración Targaryen?

Es una pregunta compleja, así que la respuesta es también compleja. No creo que haya un único motivo, pero sí una combinación de motivos que desembocan en que sea la única forma viable de llevar esto a cabo:

-No hay que perder de vista que los Fuegoscuro en el fondo son miembros de la casa Targaryen. Como ya comenté antes, Daemon Fuegoscuro era bastardo, sí, pero hijo de Targaryen tanto por parte de padre como de madre. Llegado cierto punto, la separación entre Fuegoscuro-Targaryen es más de naturaleza política y por odios enquistados que porque sean dos familias diferentes en realidad.

La causa Fuegoscuro parece apagada en Poniente. Han pasado demasiados años y a la mayor parte de la gente ni les interesa ni les dice nada atractivo el nombre “Fuegoscuro”. No solo eso, sino que el último representante de la familia, Maelys Fuegoscuro, era un hombre deforme y un “asesino de su propia sangre” que lanzó a una serie de piratas y mercenarios como si fueran una jauría contra Poniente; el recuerdo que dejó no es precisamente positivo. En cambio, la causa Targaryen aún tiene partidarios y hay nostálgicos (gente que tuvo que doblar la rodilla ante Robert, gente que añora los “buenos tiempos” de antes a la vista del caos actual….) y gente que guarda un buen recuerdo del príncipe Rhaegar (a pesar de la demonización a la cual lo sometió Robert).

-Aunque a efectos prácticos lo sean, si tenemos en cuenta que a Maelys solo le sobrevivieron mujeres, es discutible si Varys y Serra tendrían siquiera derecho a llevar el apellido Fuegoscuro, pues generalmente el apellido se hereda por vía paterna. Por tanto, incluso desde un punto de vista pro-Fuegoscuro, la legitimidad de Aegon podría ser ciertamente dudosa. Su verdadero nombre sería Aegon Mopatis, no Aegon Fuegoscuro.

-No existe una forma fácil y sencilla de explicarle al pueblo ponienti toda la historia que he relatado previamente y mucho menos de esperar que se solidaricen y le den su apoyo al chaval. Podrían pensar que se trata de un bastardo o un farsante lyseno, pues esas cosas ya han sucedido en el pasado. El hecho de ser pariente de Varys, una figura en general despreciada en Poniente, y que su madre fuera esclava de placer tampoco ayudaría mucho.

-Tras años de intentonas, es probable que esta última generación haya comprendido que esgrimiendo el estandarte del dragón negro, su lucha está abocada al fracaso. Han pasado demasiados años y las casas partidarias ya fueron castigadas y desprovistas de su poder e influencia.

Varys es el maestre de las intrigas y las apariencias, así que es razonable que su plan se base en esas características. De la misma forma que de un guerrero como Aceroamargo cabría esperar un plan de invasión militar; de un conspirador como Varys, cabe esperar un plan intricado basado en el engaño. Precisamente Varys es un personaje que mantiene un discurso que se basa en que “el poder reside donde los hombres creen que reside”. Desde el punto de vista de uno de los últimos miembros de la casa Fuegoscuro, que fue castrado y vendido como esclavo, ¿qué importancia puede tener que lo que realmente es una sustitución de una dinastía por otra se haga pasar por una restauración Targaryen? Lo importante es lo que las cosas son en esencia, no lo que la gente piensa que son. De esta manera, habrían cumplido la promesa a Serra, habrían cumplido el sueño de Aegor y se habrían vengado de los Targaryen por fin. Varys e Illyrio ocuparían sendos puestos en el Pequeño Consejo desde los que poder asesorar y proteger al joven Aegon. Un dragón negro ocuparía por fin y por primera vez el Trono. Un dragón negro pintado de rojo, pero ¿qué puede importar eso? Como dice el propio Illyrio, “negro o rojo, un dragón es un dragón”.

Rebelión Fuegoscuro, emblema Targaryen frente a emblema Fuegoscuro

Rebelión Fuegoscuro, por Narwen

El príncipe salió de la cabina con Lemore, y Griff lo examinó de pies a cabeza. Llevaba espada y puñal, botas negras relucientes y una capa negra con ribete de seda rojo sangre. Se había lavado y cortado el pelo y lo llevaba recién teñido de azul oscuro, con lo que sus ojos también parecían azules. Lucía al cuello los tres grandes rubíes de talla cuadrada engarzados en una cadena de hierro negro que le había regalado el magíster Illyrio.
«Rojo y negro, los colores del dragón.» Era perfecto.
—Tienes aspecto de príncipe —le dijo—. Si te viera tu padre, estaría orgulloso de ti.

Danza de Dragones, El caballero perdido (Jon Connigton)

 

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