Regresamos una semana más con otra entrega de esta serie de ensayos dedicada a la Casa Mormont. Se trata de una modalidad especial de ensayo que la leal @EvaJoelMortmont ha querido traernos para expresar de un modo diferente sus pensamientos e inquietudes sobre hechos que son cruciales en la historia de los Mormont o en los que han sido partícipes o testigos. De este modo, a través de la narración, dando voz y sentimientos a algunos personajes de la saga, nos contará que sucedió realmente en la Torre de la Alegría.


Un lecho de sangre

— EvaJoel Mormont —


La fiebre fue la causa de que no pudiéramos continuar nuestro viaje al sur; la picadura de un mosquito en Atalaya era el motivo. Cada vez estaba más enferma y el príncipe ordenó parar nuestro camino e instalarla en una torre en la marca de Dorne. Temiendo por su gravedad envió a un caballero a Campoestrella en busca del maestre y de víveres.
—¿Dónde estoy? —preguntó desorientada al despertar, intentado moverse.
—Mi señora, no os levantéis, estáis muy débil —le puse la mano en la frente, toda empapada de sudor—. Seguís teniendo fiebre, bebed, es el remedio que os dio el maestre —le acerqué el cuenco con agua y, de pronto, escuchamos una gran discusión, al pie de la torre.
—¿Qué está pasando? —dijo incorporándose —Ayúdame, levántame… acércame a la ventana.
Nuestro temor se había hecho realidad; un viejo caballero había llegado al lugar. “Son órdenes del Rey”. De algún modo, nos habían descubierto y la discusión era feroz. “Traición”, dijo el joven, y otro blandió su espadón de acero blanco. “Retirad vuestras palabras”. El príncipe se interpuso entre ellos deteniendo el enfrentamiento; no pudimos oír que parlamentaban, los tres caballeros se arrodillaron, y en silencio asintieron. Fue entonces cuando él montó en su caballo y se marchó del lugar.
—Nos han descubierto y ahora soy rehén del Rey. Estoy perdida —sus palabras eran solo un susurro—. Él prometió… Ned no podrá perdonarme —parecía desfallecer—. Mi amor, me ha… abandonado. —Lyanna se desmayó en mis brazos.
Con el paso de las semanas Lyanna mejoró poco a poco de las fiebres, pero la pena y sus lágrimas eran mucho más difíciles de curar. Yo la lavaba y sabía bien que su sangre de la luna llevaba tres retrasos sin llegar. Nuestro viaje no iba a continuar, éramos sus prisioneras, debía proteger su secreto. Sin la protección del príncipe y ante la duda de la lealtad de los caballeros, mentí, les dije que las fiebres eran muy contagiosas. Nadie salvo yo podía atenderla, rogué miel y una cabra para tener leche fresca a diario y poder fortalecerla. El viejo caballero no puso ninguna objeción a mi petición y así se respetó. “Yo mismo os lo traeré”. No me fiaba de él.
Tras pasar tres lunas más, con las noticias de la muerte del príncipe, temí por nuestra vida. El joven malhumorado caballero, al que tenía embrujado con mis besos, era el más ansioso por retornar a Desembarco, pero era el anciano quien estaba al mando. Habían hecho un juramento y no se moverían del lugar.
—No lo sabía —tocó su vientre con sus manos—. No pudo saberlo, murió sin saber que otro príncipe iba a nacer. Los dioses lo sabían. Dacey… ahora lo sé —me miró con lágrimas en los ojos–. Los dioses no mienten, ni mis sueños —me cogió las manos con fuerza—. Nadie puede saberlo, prométemelo.
El parto se adelantó una luna. Las fiebres habían vuelto con fuerza y el dolor empezó dos noches atrás. Sus gritos alertaron al viejo caballero, que entró de pronto en lo alto de la torre. Al ver nuestro engaño, sonrió. Ese maldito viejo soltó una carcajada complacido al descubrir la verdad y, sin mediar palabra alguna, se marchó; pero yo sabía bien cuál era su intención: si era varón se lo arrebatarían.
—Dámelo, quiero cogerlo —le entregué al pequeño, mientras yo me afanaba por intentar parar su hemorragia. Sangraba… demasiado, empapaba el lecho y yo… de pronto.
—¡Caballos, mi señora! —corrí hacía la ventana. Era Ned y Howland con cinco hombres más. Los dioses me habían escuchado—. ¡Es vuestro hermano! —Lyanna, pálida, sonrió y respiró aliviada; corrí hacía el lecho cada vez más ensangrentado. Tenía que pararlo y yo… yo no… entonces el acero empezó a chocar y ella empezó a gritar.
Estábamos los tres sentados alrededor de la hoguera con nuestras miradas perdidas, aturdidos en nuestro pesar. Miré la torre que ardía; yo misma, en un arrebato de ira y dolor, prendí el lugar ensangrentado. Ned miraba sus manos mientras recogían sus lágrimas. En la tierra a su lado, reposaba el gran espadón de acero blanco, ahora rojo con el reflejo de las llamas. Howland volvía a colocar su mano con una muesca de dolor sobre su vendaje. Él fue quien separó a Ned de los brazos de una Lyanna ya sin vida, mientras yo rota de dolor lloraba de rodillas con el niño en mis brazos.
Un roce me hizo volver a la realidad. El hermoso niño frotaba su pequeño rostro contra mi pecho; tenía hambre. Cogí la piel de estomago con leche de cabra reducida en agua y la chupó con ganas. Todavía no había llorado y no lloró tampoco al nacer, recordé. Es grande y fuerte, será un gran lobo, sonreí mientras le susurraba las viejas canciones del norte.
—Necesita un ama de cría, mi señor —dije de pronto.
—¿Qué? —respondió Ned frotándose el rostro.
—Necesita leche de los pechos de una mujer. ¡Miradle! Todavía no le habéis mirado —dije riñéndole.
—Yo… todavía no sé —suspiró Ned— qué hacer con él.
—Es vuestro sobrino, sangre de vuestra sangre, es un Stark —la mirada de Ned cambió de pronto, fría como el hielo, y penetró contra las palabras del lacustre.
—¿La forzó? ¡Dime! Rhaegar, ¿la obligó? ¡Contesta! —gritó; necesitaba respuestas.
—¡No! ¿Cómo podéis pensar algo así? Estuvieron solos ante los grandes Arcianos, no sé más —Howland me miró lleno de preguntas.
—Los mataron, a Elia y a los niños, y no pude salvarlos —ahogué un grito, miré al pequeño que volvía a dormir y mis ojos se llenaron de lágrimas. «nadie puede saberlo, prométemelo»—. Rhaegar juró proteger a Lyanna y yo juré protegerlos también, pasara lo que pasara. Malditos Lannister —dijo con la mandíbula en tensión—. ¡Malditos traidores! Si alguien lo descubre, si Robert lo supiera, lo matarían. No puedo… ¡No puedo permitirlo! No puede volver a pasar, no si puedo impedirlo… tendré que enviarlo lejos.
—¡Lo prometisteis! —dijo de pronto Howland sorprendido.
—Tuve que prometerle todo lo que me pidió… en su… último aliento —el dolor en su rostro ahogaba sus palabras.
—¡Miradle de una vez! Su pelo es oscuro: es más lobo que dragón —le acerqué al niño y accedió a cogerlo en sus torpes brazos. Al mirarlo su rostro cambió. Acarició con sus dedos su pelo oscuro sedoso, frunció el ceño y levantando su rostro. Miró con dureza a Howland.
—¿Qué?… yo —dijo Howland y me miró desconcertado—. Mi señor, yo…
Un crujir de una viga de madera en la torre hizo que Ned se girara; yo seguía mirando a Howland, levanté mi mano y puse un dedo sobre mis labios. Los ojos del lacustre cambiaron entonces como el reflejo de la espada; colocó sus manos en la tierra árida. Abrió su boca pero no salió palabra alguna; era el rumor de una cascada que se precipitaba lo que surgía de su garganta. A nuestra espalda la torre calló con gran estruendo.
Ned volvió a mirar al pequeño. Levantó el rostro y clavó sus ojos fríos con desprecio a Howland. Había creado una duda, que él mismo necesitaba creer; había roto su confianza, su amistad, pero tenía que hacerlo. No podía permitir su decisión.
El pequeño lacustre se levantó en silencio, ató su caballo en el carro donde yacía Lyanna en su sudario y volvió a mirar a Ned pidiendo su aprobación. Este asintió con dureza, me miró y, sin mediar palabra alguna, dejó el lugar dirigiéndose al Norte. Los dos seguimos con la mirada la triste partida del cuerpo de su hermana. Ahora estando a solas podía hablarle con libertad.
—Ned, es mi deber partir con ella también. Las hermanas silenciosas limpiarán sus huesos, nadie sabrá jamás que le pasó —le dije con tristeza. Miró entonces el espadón frunciendo el ceño y acarició la hoja blanca con su mano—. La guerra y el odio han acabado, ya has perdido demasiado. Pon fin tú también a toda venganza y resentimiento —suspiró y levantó su rostro asintiendo.
—No respondí a su carta, no podía hacer lo que me pedía. ¿Me odió por ello? —me miró lleno de culpabilidad y negué con la cabeza. Con dulzura puso su mano en mi rostro —dime que tú no me odias.
—No te odio en absoluto, Ned —le besé en los labios y luego besé al pequeño también. Me miró desconcertado—. Nadie sabe de él y los que lo sabían están todos debajo de esas piedras. Howland jamás la traicionaría. No debes deshonrar los últimos deseos de tu hermana —sus ojos empezaban a comprender.
Miré atrás cuando dejé el lugar sobre mi montura, seguía acunando al pequeño. El niño debía criarse en su hogar, como un Stark de Invernalia. Esos eran sus deseos, bajo la mirada de los antiguos dioses; son ellos los que nos guían por un propósito, pero son los hombres quienes toman un camino u otro. Ned tenía que tomar uno, aunque le hiriera, le rompa y desgarre por dentro, pero sabía que tomaría el camino correcto. Le amaba, sé que ya le amaba tanto como amaba a su hermana.

 

He aquí una propuesta divertida para describir pensamientos y teorías. Una lectura ligera para dejar fluir la imaginación, para dar voz y sentimientos a aquellos que ya no están y dar respuestas a los acontecimientos que están por venir.

Así que abrid vuestro tercer ojo y sobre todo… disfrutad o reíros de los cuentos de ésta vieja osa.

«Prométemelo, Ned» susurró la estatua de Lyanna. Llevaba una guirnalda de rosas color azul celeste, y sus ojos lloraban sangre.

juego de tronos, eddard xiii

 

Ya comentamos anteriormente la constante de la sangre en los recuerdos de Ned sobre la muerte de Lyanna, pero en la lectura siempre hay algo más. ¿Qué llora sangre en el Norte? Los Arcianos. Éste es el dicho popular de estos árboles sagrados. ¿Cuál era el ritual más extendido ante estos árboles? El sacrificio de sangre, las antiguas costumbres. Tomemos ahora esta perspectiva mucho más simbólica, pensemos en Lyanna, siendo en su lecho de sangre un sacrificio ante los dioses.

Busquemos esta apariencia en la mente de otro punto de vista que jamás conoció a Lyanna, quedando así exento de estar influenciado, como Ned y sus atormentados recuerdos.

La chica esbelta y de mirada triste que llevaba una diadema de rosas azuladas y una túnica blanca manchada de sangre solo podía ser Lyanna. Junto a ella estaba su hermano Brandon, y detrás de ambos, su padre, lord Rickard.

choque de reyes, theon v

 

Lyanna Stark, por Sandra Winther

El sueño de Theon vuelve a llevarnos al pasado. Lo más revelador es que creo que es el único personaje, aparte de Ned (corregidme si me equivoco), que vuelve a relacionar la rosas azules y la sangre con Lyanna. Perturbador, ¿verdad? Su atuendo no deja lugar a dudas al simbolismo que representa, vestida de blanco y sangrando como los arcianos. ¿Qué más nos puede decir éste sueño?

De pronto, el vino se le tornó amargo en la boca, y al alzar la vista de la copa vio que estaba compartiendo la cena con los muertos. El rey Robert estaba sentado, con una gran herida en el vientre y las entrañas desparramadas encima la mesa, y junto a él se encontraba lord Eddard, decapitado.

choque de reyes, theon v

 

Theon se ve a sí mismo compartiendo la cena con los muertos, mostrándonos a todos aquellos rostros con nombre que murieron siendo injustamente sacrificados, ejecutados y traicionados. Los Stark aquí presentes no tenemos duda de que perdieron su vida a traición y por defender férreamente el honor.

[…] y Robb surgió de lo más profundo de la noche. Viento Gris caminaba a su lado con los ojos llameantes, y tanto el hombre como el lobo sangraban por un centenar de heridas brutales.

choque de reyes, theon v

 

Si tenemos en cuenta el linaje con Euron, una gota de sangre mágica corre por las venas de Theon. Esto hace que pueda ser mucho más receptivo a recibir sueños proféticos, sueños verdes, incluso oír las palabras de Bran. Este sueño le ha sido enviado, y no es un simple sueño aterrador donde brota el remordimiento y el miedo a ser castigado; el sueño es una clara advertencia. En sí mismo simboliza las traiciones pasadas, presentes y futuras que miembros de la familia Stark han padecido o padecerán. El último en entrar en esta sala mortal es Robb, el único vivo como él, y que próximamente también será traicionado cruelmente.

El árbol de Ned Stark —pensó—, y el bosque de Stark, y el castillo de Stark, y la espada de Stark, y los dioses Stark. Este es su lugar, no el mío.

choque de reyes, theon v

 

Conocemos muy bien la lucha interna que tiene Theon con su identidad y lo fácil que cae en sus propios errores de confianza. La paradoja es que Theon también intenta desesperadamente defender su honor ante su familia. Su ego no le deja entender ni interpretar el mensaje de su sueño. El querer demostrar quién es, renegar de los Stark, de los dioses Stark, es lo que le llevará por el camino equivocado. De una manera u otra, no ve que él mismo también será traicionado; los muertos esperarán pacientemente su llegada al festín.

En el momento en que los aceros chocaron con estruendo, alcanzó a oír la voz de Lyanna, que gritaba su nombre. Una tormenta de pétalos de rosa cayó de un cielo jalonado de sangre, azul como los ojos de la muerte.

juego de tronos, eddard x

 

Una tormenta de pétalos de rosa azul, como los ojos de la muerte, cayó de un cielo jalonado de sangre. Aunque yo acabe de cambiar la frase, el significado no cambia; ahora nuestros pensamientos se dirigen en aquel peligro que acecha más allá del Muro. El enemigo que amenaza la existencia de los vivos, aquellos que llevan la fría oscuridad y la muerte en sus ojos azules. Entre los simbolismos en su apariencia con los Arcianos y ahora esta expresa conexión con los caminantes blancos, solo hace que piense que Lyanna estaba predestinada a combatir esta amenaza. Simbólicamente en su lecho de sangre ella entrega a su hijo como ofrenda ante esta amenaza, a los dioses del norte.

[…] Lloró y me miró de una manera que me hizo sentir mucha vergüenza, pero era lo que tenía que hacer, ¿verdad? Si no, la reina la habría matado.
—Era lo que tenías que hacer —le aseguró su padre—. Y hasta en aquella mentira… había cierto honor.

juego de tronos, arya ii

 

Ned nos afirma que en algunas mentiras hay cierto honor. Así es, esto no lo hace ser un mentiroso ni menos honorable, ni peor hombre; al contrario, protegiendo y permitiendo la mentira sobre su hermana ante todo protege su honor. El hombre que nos habla es un hombre racional, es sincero… nos habla con pensamiento y razón.

Eddard Stark había acariciado el pelo negro de la pequeña, lo sintió como seda entre sus dedos. […] Era su maldición. Robert juraba a las mujeres amor eterno y las olvidaba antes del ocaso, pero Ned Stark siempre cumplía sus promesas. Recordó las promesas que le había hecho a la moribunda Lyanna y el precio que había pagado por mantener su palabra.

juego de tronos, eddard ix

 

Eddard Stark

Aquí también nos muestra su verdad; afirma que él siempre cumple sus promesas, pero ¿el precio que había pagado por mantener su palabra a Lyanna? ¿A que se refiere Ned? Deshonrándose llevando un bastardo a casa, el enfado de Cat, el ocultar la verdad, las pesadillas, la tristeza… mentir. ¿Podría ser esto a lo que se refiere Ned? O puede referirse a algo mucho más profundo, el precio de “perder” a su hermano Benjen y probablemente perder la amistad con uno de sus amigos más leales, Howland.

Volvamos ahora al capítulo segundo de esta serie, “La loba inquieta” (a la sangre como referencia a Lyanna).

Cuando dormía tenía pesadillas inquietantes; soñaba con sangre, con promesas rotas.

juego de tronos, eddard xv

 

El hombre racional no puede ocultar en sueños, donde afloran nuestros mayores temores, la duda y el temor interior de haberse equivocado, de haber incumplido sus promesas, el remordimiento; probablemente haber silenciado la voz de su hermana, acallado sus últimos deseos. La verdad es que Ned sí se mantuvo firme a unas decisiones o promesas muy racionales que ciertamente ha cumplido: poner a salvo, proteger y educar a Jon como un “Stark de Invernalia”.

Al pensar en Jon, Ned sintió una vergüenza profunda y un dolor más allá de las palabras. Ojala pudiera ver al muchacho otra vez, sentarse, hablar con él…

juego de tronos, eddard xv

 

Si las hijas Mormont mantienen el apellido familiar en el Norte, ¿por qué Ned no pudo otorgarle a Jon su apellido de madre? Lo más sencillo es que tenía miedo de Robert y de su furia. Buscó un escudo perfecto para que jamás nadie dudara de la procedencia de Jon. Prevalecía proteger al niño a cualquier precio. Lo presentó ante todos como su hijo, una decisión que no podía retirar después. Darle su apellido lo pondría delante de Robb en la línea de sucesión, delante de su propio heredero. Manteniendo esta mentira, sacrificará al muchacho a llevar una lacra permanente, “el bastardo de Invernalia”, dejándolo a merced del desprecio, de la humillación, negándole su identidad, negándole la verdad, deshonra la memoria de su hermana.

Ned no supo qué responder y frunció el ceño. Por primera vez en muchos años volvió a pensar en Rhaegar Targaryen. Se preguntó si Rhaegar había sido aficionado a frecuentar burdeles. Tenía la sensación de que no.

juego de tronos, eddard ix

 

Si Ned hubiera tenido ante sí viendo crecer durante 14 años al hijo de Rhaegar, ¿creéis que no hubiera dejado de pensar en él algún día? Sinceramente, creo que Lyanna nunca le reveló quién era el padre de su hijo. A todos nos parece muy absurdo pensar que borrara de sus recuerdos todo odio y pensamiento, pero… No había ningún parecido al príncipe, solo veía en Jon el rostro de su hermana y el de él mismo. Ned jamás culpó a Rhaegar de la muerte de Lyanna, sino al lecho de sangre, a un desafortunado parto.

…Ya habían tenido noticias de todas las principales casas vasallas de los Stark, a excepción de Howland Reed, el lacustre, que no salía de sus pantanos desde hacía muchos años.

choque de reyes, bran ii

 

Después del trágico final de la Torre de la Alegría, nos encontramos que unos de los personajes presente de lo sucedido, que compartió el dolor de Ned, ha sido silenciado también. ¿No eran grandes amigos y su leal compañero en la guerra? ¿O esto es cuestionable? Siempre he pensado que Ned castigó a Howland. Que le culpara de algo relacionado estrechamente con lo sucedido a Lyanna. Que le impuso su reclusión y le hizo jurar silencio evitando así rodar su cabeza, que con el paso de los años Ned pensó en perdonar.

Su padre le enviaba cartas al señor de Aguasgrises todos los años, pero ningún lacustre llegó a visitar Invernalia.”

choque de reyes, bran iii

 

Es llamativo que Howland esté en “rebeldía con su señor”, que se atreva a rechazar año tras año su invitación y que éste no se tomara su silencio como una ofensa de lealtad, que Ned fuera tan permisivo con él. Quiere hablar, volverlo a ver, volver a retornar su amistad. ¿Por qué entonces ésta negativa de Howland? Creo que no quería volver a enfrentarse a Ned. El no querer responder a sus preguntas, a remover el pasado. No seguir mintiendo y el dolor que podrían causar sus palabras con la verdad, podría ser la causa. Es inevitable pensar que tendría que conocer al muchacho, por el que creo que mantiene una firme promesa de silencio.

—Más allá del muro. —Meera Reed se colgó la red del cinturón—. Cuando Jojen le contó a nuestro señor padre qué había soñado, nos envió a Invernalia.

choque de reyes, bran iv

 

La magia antigua es el saber de Howland; es conocedor de esta sabiduría y ha educado a sus hijos creyendo plenamente en todo ello. Al recibir Jojen el don de la vista verde se ha dedicado a instruirlo durante años, un “pequeño abuelo”, un joven que sabe demasiado que nos habla con el saber de su padre.

—Soñé con un lobo alado atado al suelo con cadenas de piedra gris —dijo—. Era un sueño verde, así que supe que era verdad. Un cuervo intentaba romperle las cadenas a picotazos, pero la piedra era muy dura y apenas si la desportillaba.

choque de reyes, bran iv

 

Con la muerte de Ned y la llegada de éste sueño, Howland toma una decisión. Lo que podíamos pensar en una enemistad contra la persona de Ned queda olvidada de pronto. Sus hijos confían plenamente en la palabra de su padre, entre ellos no hay secretos, ambos seguirán sin dudarlo el propósito de los sueños enviados. Enviará a su propio heredero sabiendo cuál será su destino, sacrificará a Jojen por el Stark alado. ¿Pero sabía Howland quién era ese lobo?

El lobo alado eres tú, Bran —dijo Jojen—. Cuando llegué no estaba seguro, pero ahora sí. El cuervo nos ha enviado para romper tus cadenas.
—¿El cuervo está en Aguasgrises?
—No. El cuervo está en el norte.
—¿En el Muro? —Bran siempre había deseado ver el Muro. Su hermano bastardo, Jon estaba allí; era miembro de la Guardia de la Noche.

choque de reyes, bran iv

 

Howland creía saber quien era el Stark del sueño, interpretó que el lobo alado, (el lobo con alas de dragón) y atado con cadenas era el hijo de Lyanna. Ahora si ha llegado el momento, el mensaje para él era muy claro. Simbólicamente es Jon quien si ha vivido siempre atado a unas pesadas cadenas, su vida de bastardo y cierto es también, que está luchando contra su linaje de sangre Warg. Podemos pensar que Howland estaba muy equivocado con Jon, pero yo creo que no, él también ha sido elegido para la gran guerra, elegido por Bran.

—No tengas miedo, me gusta la oscuridad. Nadie te puede ver, y tú los ves a todos. Pero antes tienes que abrir el ojo. ¿Ves? Así. —Y el árbol se inclinó y lo tocó. 

choque de reyes, jon vii

 

Bran Stark, posible Azor Ahai, y el cuervo de tres ojos

El lobo alado, por swadeys en Tumblr

Abrir el tercer ojo no es solo exclusivo de Bran; en términos generales es abrir el ojo de la magia, aceptar los dones que te han sido otorgados, no rechazarlos, seguir el camino mostrado. En este sueño de lobo de Jon, Bran no tiene problemas para meterse en Fantasma cuando la mente de Jon está en él, le lee los pensamientos e interactúa con él. Para mí es una demostración del gran poder de Bran y lo fácil que le podría ser meterse en un cuerpo de otro cambiapieles, en su campeón.

Y acabaré con esta cita tan certera sobre los Caballeros de la Guardia Real.

Barristan Selmy no era aficionado a las letras, pero había hojeado el Libro blanco, donde se recordaban las hazañas de sus predecesores. Algunos habían sido héroes; otros, peleles, cobardes o bellacos. Casi todos habían sido simples hombres: más fuertes y rápidos que la mayoría, más hábiles con la espada y el escudo, y no obstante, presas del orgullo, la ambición, la lujuria, el amor, la ira, los celos, la codicia, el hambre de poder y los demás defectos que aquejaban al común de los mortales. Los mejores habían superado sus debilidades, cumplido con su deber y muerto con la espada. Los peores…
«Los peores eran los que jugaban al juego de tronos.»

danza de dragones, el guardia de la reina

 

¿El sueño de Theon le ha sido enviado? ¿Creéis posible que Ned nunca supiera la verdad sobre el padre de Jon? ¿Por qué creéis que Howland le niega la palabra a Ned? ¿Esperó Howland durante años una señal? ¿Será Jon el campeón de Bran?