Regresamos una semana más con otra entrega de esta serie de ensayos dedicada a la Casa Mormont. Se trata de una modalidad especial de ensayo que la leal @EvaJoelMortmont ha querido traernos para expresar de un modo diferente sus pensamientos e inquietudes sobre hechos que son cruciales en la historia de los Mormont o en los que han sido partícipes o testigos. De este modo, a través de la narración, dando voz y sentimientos a algunos personajes de la saga, nos revelará qué sucedió entre Lyanna y Rhaegar en la Isla de los Rostros.


El Juicio

— EvaJoel Mormont —


El oso gruñó durante toda la noche, pero sucumbió al fin a mi decisión. Temía las palabras de los dioses, pero más temía ser castigado por incumplir su juramento. Pesaba su deuda con su padre, siendo yo la culpable; pero le prometí que jamás Ned le castigaría injustamente. Le encomendé a Dacey una difícil misión, viajar a Rocadragón. Con su astucia y la comprensión de Elia, entregaría un mensaje en mi nombre. Si el príncipe enviaba hombres a capturarme demostraría su traición. No tenía miedo. La isla me protegía; jamás había sido profanada. Aquí estaba segura. Si venia solo respondería ante mí y ante los dioses.
Mientras esperábamos mis sueños se iban sucediendo cada noche; soñaba siempre con enredaderas de rosas invernales. Crecían en lugares que yo nunca jamás había visitado, se enredaban en una torre blanca con un mar de arena, trepaban hacia el cielo sobre un muro de hielo, pero el peor, el que no podía soportar, era aquel que crecía en mi vientre, clavándome sus espinas con tanto dolor, sangraba, gritaba y me despertaba.
—Mi señora —desperté de mis pensamientos ante la hoguera—, teníais razón: él ha llegado solo, como bien creíais. Cruza el lago —sonrió Howland.
—Llévalo al claro —miré a mi lado: en el suelo esperaba mi pequeño puñal de obsidiana que el bosque me había entregado. No dudé en cogerlo, si mentía nadie me pararía.
Me acerqué sigilosamente escondiéndome entre los árboles. Ahí estaba de pie, observando los grandes arcianos. De pronto, llevó sus manos a su cabeza con gritos de dolor. Sonreí por un instante, lo estaban castigando, el juicio había empezado. Pero una duda cayó sobre mí. No eran sus dioses y le hablaban. ¿Por qué? Empecé a acercarme y me quedé en frente de él; tenía sus ojos abiertos pero no me veía. Me acerqué más, sus ojos… de pronto calló desplomado.
—¿Crees que podrá despertar? —pregunté a Howland.
—Lleva un día durmiendo, fijaos en sus ojos —le levantó el párpado— vuelven a ser violetas. Seguid vos empapando sus labios con agua y miel, iré a por más.
Asentí, cogí el cuenco y el paño y mojé sus labios con resignación. Por primera vez estudié su hermoso rostro, su mandíbula, su pelo, sus largas pestañas… un pequeño parpadeo me puso en alerta.
—Mi señor, mi príncipe —susurré—, tenéis que empezar a despertar, abrid los ojos.
—¿Sois vos, Lyanna? —dijo abriendo poco a poco los parpados e incorporándose con dificultad.
—Sí, soy yo. Os desmayasteis en el bosque —quise recordarle.
—Delante de vuestros dioses, lo sé —me miró, con toda bondad, pero no iba a engañarme.
—Decidme, ¿qué os pasó? —quería respuestas. Su rostro cambió, ahora era de temor.
—Un gran dolor sentí dentro de mi cabeza, luego empecé a ver. Estaba de pie viendo a mi madre gritar, mientras yo surgía entre sus piernas —miraba sus manos temblorosas al recordar—. Las llamas consumían el castillo, los gritos eran insoportables… era… tan real —dijo aturdido.
—Son reales, mis dioses no mienten —mi puñal seguía escondido en mi manga—. Os castigaron por vuestras mentiras —dije muy seria y su rostro entonces se endureció.
—Os juro por mis hijos que jamás he querido perjudicaros —dijo enérgicamente.
—Entonces, si no fuiste vos, ¿quién? —dije desafiante.
—Es mi padre quien, en su locura, duda de mí y de todos. Él me obligó a partir a Rocadragón, sin dejar poder defenderme ante vuestro hermano. Estáis en peligro, Lyanna. Bajo mi protección…
—¿Fue idea de vuestra esposa? ¿Intentáis engañarme? —dije furiosa.
—¿Mi esposa? ¿Qué queréis decir…? —dijo con rostro sorprendido.
—Me hizo llegar una carta, ofreciéndome entrar en vuestra corte, en el lugar de la dama Dayne. ¿Qué respuesta tenéis ahora? —su rostro era ahora de perplejidad.
—La indiscreción del embarazo de Ashara fue lo que obligó a Elia enviarla de vuelta a su hogar. Ella os aprecia… —endureció la mandíbula—. Espías me rodean y rodean a mi esposa, se mueven los hilos del Rey y la araña sobre las arenas del desierto. Otro arduo movimiento para separaros de vuestro prometido, siendo rehén de la corona para controlar a vuestro padre. Al no conseguir su propósito, vino la mentira sobre vuestro secuestro. ¡Provocada por vuestra infantil desaparición! ¿Antes de la boda de vuestro hermano? ¡Estúpida decisión! —Gritó. Me quedé sin palabras, paralizada. Vio en mi rostro la sombra de la culpa que me atormentaba y que no podía ocultar. Mis ojos se empezaban a llenar de lágrimas. Suspiró entonces—. De algún modo, mi padre quiere ver destruido el reino en llamas, antes de que lo destruyan a él. Vuestros dioses me lo han mostrado y vuestros dioses no mienten —me desafiaba con mis propias palabras.
Me levanté nerviosa, caminaba de un lado a otro, las dudas sembraban mis pensamientos y él me seguía con la mirada. ¿Y si decía la verdad? Mi padre era tan culpable como el suyo… ¿Tenía yo entonces derecho a rebanarle el cuello a traición? Había venido solo aún temiendo ser atrapado. Jorah se lo entregaría a Ned con gusto como rehén, si se lo ordenaba. ¿Y si de algún modo él podía detener la guerra, la locura y toda la destrucción?
—No me creéis, lo sé. Lo veo en vuestros ojos. —se levanto, decidido—. Si respondo delante de vuestros dioses, ¿me creeríais?
No lo dudé, me giré y salimos los dos. Quería volver y eso era lo que más me preocupaba. ¿No tenía miedo? ¿No había recibo bastante castigo? Llegamos al claro y, ante mi sorpresa, nuestras manos, en algún momento que no recordaba, se habían entrelazado. El silencio se imponía ante los grandes Arcianos, una tenue brisa susurró a través del bosque y las hojas rojas crujieron murmurando. “Príncipe”, giré mi rostro con curiosidad para encontrarme con el de Rhaegar. Sus lágrimas brotaban de sus parpados cerrados. Fue entonces cuando agarró mi cintura y la acercó a la suya, tan fuerte que me dejó sin aliento. Abrió sus ojos y me miró con determinación.
—Creéis que —besó mis labios a traición; intenté zafarme— con vuestra aprobación —volvió a besarme– o por el destino —otro beso aturdidor—, ¿os entregaríais a mí? Aquí, ahora, ante vuestros dioses.
Ante mi asombro no podía moverme. ¿Por qué?… Tenia mi puñal, éste era el momento ahora podía matarle, pero estaba aturdida, confusa, perdida… todo mi cuerpo quedó inerte de toda respuesta.
—Dime, Rosa de Invernalia. ¿Qué responden los antiguos Dioses del Norte?
Entonces el viento trajo un “Sí” y, sin voz en mi garganta, con mis ojos llenos de lágrimas como los de él, hice lo último que hubiera deseado hacer. Besé sus labios perdiéndome en una cálida oscuridad.

 

He aquí una propuesta divertida para describir pensamientos y teorías. Una lectura ligera para dejar fluir la imaginación, para dar voz y sentimientos a aquellos que ya no están y dar respuestas a los acontecimientos que están por venir.

Así que abrid vuestro tercer ojo y sobre todo… disfrutad o reíros de los cuentos de ésta vieja osa.

Solo un hombre entre mil nace cambiapieles —le dijo un día Lord Brynden, después de que Bran aprendiera a volar—, y solo un cambiapieles entre mil nace verdevidente.

danza de dragones, bran iii

 

Creo que no tenemos duda alguna de que para poder llegar a la sabiduría de los arcianos y nacer verdevidente como humano, con una vida mucho más corta y no un cantor, has de tener primero el don de cambiapieles.

El suelo del túnel estaba cubierto de huesos de pájaros y otros animales. Pero también había otros, algunos tan grandes que por fuerza tenían que ser de gigante, y otros pequeños que podrían corresponder a niños. Bran vio una calavera de oso y otra de lobo; media docena de calaveras humanas y otras tantas de gigantes. Las demás eran pequeñas y de forma extraña. Todas estaban rodeadas y atravesadas por raíces.”

danza de dragones, bran ii

 

Huesos de cambiapieles humanos con los huesos de sus monturas animales también. Pero solo un oso y un lobo, parece una alusión a los Mormont y a los Stark como línea de sangre con un gran poder.

El pueblo libre tiene miedo de los cambiapieles, pero también nos honra. Al sur del muro, los arrodillados nos dan caza y nos sacrifican como a cerdos.

danza de dragones, prólogo (varamyr)

 

Sabemos que los antiguos Reyes del Invierno Stark lucharon contra ellos ferozmente por el territorio. Con el cambiapieles Gaven Lobogrís y contra el Rey Cambiapieles en Punta Dragón Marino. El posible cruce de la sangre con las mujeres que tomaron como botín, podría haber traído una maldición aquellos que nacieran con el don, y haber sido sacrificados durante generaciones debilitando el linaje.

—Cambiapieles —dijo Jojen Reed.
—¿Qué? —Bran lo miraba con los ojos muy abiertos.
—Cambiapieles. Demonio. Multiforme. Hombre bestia. Esto es lo que te llamarán si se enteran de tus sueños de lobo.
—¿Quién me llamará esas cosas? —Aquellos nombres le hacían sentir miedo.
—Tu pueblo. Por temor. Si se enteran de qué eres, muchos te odiarán. Algunos incluso querrán matarle.

choque de reyes, bran v

El don era fuerte en Nieve, pero no había recibido entrenamiento y aún se debatía contra su naturaleza en lugar de enorgullecerse de ella.

danza de dragones, prólogo (varamyr)

 

Algunos portadores Stark ocultarían y renegarían en silencio de su potencial, como si fuera una lacra durante siglos. La referencia del linaje de los primeros hombres por las venas de los Stark al que se refiere Jeor y la Vieja Tata es: Su sangre recuerda, la sangre Warg. Siglos después llegaríamos a la línea de sangre actual, que se vuelve a cruzar con fuerza con una mujer Mormont, la esposa de Alaric Stark.

Te he observado durante mucho tiempo; te he observado con mil ojos y uno más. Presencié tu nacimiento, y el de tu señor padre antes que el tuyo. Presencié tu primer paso, oí tu primera palabra, formé parte de tu primer sueño. Te vi caer. Y ahora por fin, has venido a mí, Brandon Stark, aunque has tardado.

danza de dragones, bran ii

 

Sabemos por Varamyr que lo más común es escoger monturas de lobos. Si quieres activar el don en los Stark, qué mejor plan que enviar su mayor baluarte, la protección de los huargos, tu mejor opción para que sean aceptados como en la antigüedad. Con los Stark a Brynden le ha tocado literalmente la lotería, no solo vigilaba la llegada de Bran, sino que vigiló también a los posibles cambiapieles potenciales de sus hermanos, incluyo a Jon; es más, vigiló atentamente la anterior camada para evaluar a sus candidatos también.

—¿Esto me convertirá en verdevidente?
—Es tu sangre la que te hace verdevidente —dijo Lord Brynden.

danza de dragones, bran iii

 

Brynden Rios o Cuervo de Sangre

Brynden Ríos, por Alex Oksana en ArtStation

Brynden no solo vigila a los Stark, sino otras posibles líneas de sangre. “Mil ojos y uno más” de líneas temporales en el tiempo, otros potenciales candidatos como, por ejemplo, Euron. Unos no aceptaran abrir su tercer ojo, otros serán desviados por otras creencias y probablemente otros mueren sin llegar a su destino. Aunque el último verdevidente quiera guiarlos hasta él con los sueños, son los hombres quienes finalmente toman sus decisiones y escriben su camino.

[Brynden] Siempre ha habido Targaryens que soñaban con lo que nos depara, desde mucho antes de la Conquista.

el caballero misterioso

 

Un hecho que también tenemos que tener en cuenta son los cruces de sangre entre los Targaryen + Blackwood, ese es el linaje de Brynden y el linaje de Rhaegar también. Al igual que Bran, buscó primero la añoranza de su familia e intentó intervenir en el pasado, arduo trabajo inútil cuando no tienes el poder de la palabra con los Arcianos cerca. Después investigó a los potenciales portadores de su mismo don. A diferencia de Bran, que es un niño al que cree poder instruir con facilidad, Brynden es un hombre adulto y viejo de 77 años cuando decide abrazar su poder. Su pasado no es de ser un santo, ni beato; todo lo contrario: es un guerrero con carácter fuerte, con un oscuro pasado y con algunas actitudes drásticas de pensamiento, que probablemente marcaron algunas de sus decisiones como verdevidente. El poder puede llegar a consumir a los hombres, y la magia en manos inadecuadas puede llevar a medrar el caos en una dirección totalmente equivocada a la esperada. Brynden, cuando fue juzgado por Aegon, se defendió diciendo que “había sacrificado su honor por el bien del reino”.

Invernalia —susurró Bran.
Su padre miró hacia arriba.
—¿Quién anda ahí? —preguntó mientras daba la vuelta…y Bran se retiró, asustado.
[…]
—¡Pero me ha oído! —protestó Bran.
—Un susurro en el viento, el crujir de las hojas.

danza de dragones, bran iii

 

Imaginaos por un momento que tu joven aprendiz, en su primera toma de contacto, demuestra un aprendizaje o poder mayor ante su maestro, y que su primera intención es destruir (salvar) aquello que llevas vigilando, manipulando o guiando sutilmente durante años para que Bran llegue ante ti. Evidentemente no puedes permitirlo. “El pasado sigue en el pasado. Podemos aprender de él, pero no cambiarlo”. Así es, la historia actual no puede cambiarse; si no, Bran no estaría en el lugar donde está. Aunque el joven es muy inquieto, demasiado para no seguir su intuición, al igual que le gustaba escalar las torres y explorar túneles secretos en Invernalia, ¿qué nos hace pensar que no querrá explorar su nuevo don sin supervisión? Su inquietud interior no tarda mucho en hacerlo.

[…] …y, sin saber cómo, había vuelto a Invernalia, al bosque de los dioses y estaba mirando a su padre. Lord Eddard parecía mucho más joven. Tenía el pelo castaño, sin rastro de canas, y la cabeza inclinada.
—Que crezcan unidos como hermanos y que solo haya amor entre ellos – rezaba -, y que mi esposa encuentre el perdón en su corazón…
Padre —La voz de Bran era un susurro en el viento, un crujir de hojas—. Padre, soy yo, soy Bran. Brandon.
Eddard Stark levantó la cabeza y, con el ceño fruncido, miró fijamente el arciano, pero no habló.

danza de dragones, bran iii

 

Solo algunas palabras humanas llegan a través de los arcianos, entre el viento y el crujir de las hojas, pero las palabras que han de llegar han de ser las correctas, en el momento temporal indicado. Si son erróneas, caerán en el olvido o en la confusión para el receptor. Si fueras Ned en la época que es, diecisiete años atrás, y llegaran a ti “Padre” o “Brandon,” ¿en quién pensarías?

Theon retrocedió, y Ramsay y la novia se cogieron de la mano y se arrodillaron con la cabeza inclinada. Los ojos rojos tallados en el arciano los miraron desde arriba, por encima de la gran boca roja abierta que parecía a punto de echarse a reír. En las ramas más altas graznó un cuervo.1
[…]
—Theon —pareció susurrarle una voz.
Levantó la cabeza de golpe.
—¿Quién ha dicho eso?
A su alrededor solo había árboles semiocultos por la niebla. Había sido una voz débil como el crujido de las hojas, fría como el odio.

danza de dragones, el príncipe de invernalia

 

Aunque no tengamos más capítulos de Bran, solo tenemos que esperar muy poco para ver los avances y como vuelven a repetirse las palabras “crujido de hojas” en la percepción de los sonidos que llegan a los oídos de Theon, y el rencor al ser pronunciadas por Bran.

No soplaba el viento, y la nieve caía recta de un cielo negro y seco, pero las hojas del árbol corazón crujían su nombre.
Theon —parecían susurrar—. Theon.
Son los antiguos dioses —pensó—. Saben quien soy. Conocen mi nombre. Fui Theon de la casa Greyjoy. Fui el pupilo de Eddard Stark, amigo y hermano de sus hijos.
—Por favor. —Se dejó caer de rodillas. —Lo único que pido es una espada. Permitid que muera como Theon, no como Hediondo. —Las lágrimas cálidas le corrieron por las mejillas —. Era un hijo del hierro. Era hijo de Pyke, de las islas.
[…]
Bran —murmuró el árbol.

danza de dragones, un fanstasma de invernalia

 

Y con éste repetitivo crujir de hojas, nuestro inquieto joven viajero en el tiempo ya sabe como llegar al presente, interactuar con él y escoger las palabras. Locura o no, visión o solo fantasía en la mente de Theon, él se ha enfrentado a sus miedos con solo dos palabras y, buscando el perdón, deja atrás a Hediondo.

Bran siente que todavía es un Stark, no intentará modificar el pasado, pero sí quiere saber, mirar y curiosear que está pasando. Decidirá tomar parte e intervenir, quiere recuperar su hogar, quiere venganza y utilizará todos los medios posibles que pueda obtener de su nuevo don para conseguirlo. Pero un gran poder lleva una gran responsabilidad, un hecho que Bran todavía no está preparado para asumir.

«Bran Stark», ilustración por aprilis420

El verdevidente es el vigía o guardián de la historia de los hombres, pero han de ser los hombres guiados por la sabiduría del guardián quienes acaben con la gran amenaza, la rueda que vuelve a repetirse. Miremos como lo miremos, para ganar a la Larga Noche con la ayuda del guardián, Brynden necesitaba el poder de un Rey para unir a los hombres bajo el trono de hierro y su primer paladín era Rhaegar. Pero ni Brynden ni Bran son omnipresentes; saben que las líneas temporales van cambiando y no todo depende de ellos. Ahora Brynden ya tiene a su primer campeón, Bran, su sucesor, para que llegara a él a utilizado todos sus trucos, activar el poder cambiapieles, los sueños, enviar a los Reed para que lo guíen hacía él… Pero sigue necesitando a su segundo campeón, alguien más. Pero como ya he comentado antes, el camino de los elegidos (plural) es muy difícil y lleno de decisiones equivocadas, muerte y obstáculos, provocados por el caos de los hombres.

Y que puedo contaros del carácter de mi Lyanna que no sepáis y leído ya; solo el expreso deseo del escritor al compararla con Arya.

Se sentó junto a la ventana sollozando. Odiaba a todo el mundo, pero sobre todo se odiaba a sí misma. Todo era por su culpa; todo lo malo que pasaba era por su culpa.

juego de tronos, arya ii

 

¿El poder de un don mágico corrompe a aquel que lo utiliza? ¿Brynden intervino en la historia que conocemos? ¿Mil ojos y uno más creéis que son las líneas temporales?

  1. Sólo grazna un cuervo de los muchos que hay posados