Como cada semana, volvemos con otra edición del Sacerdote Ahogado al Habla, donde Gonzalo Greyjoy (en Twitter @viachesl4v) nos ofrece su visión particular sobre el sexto episodio de la séptima temporada de Game of ThronesMás Allá del Muro. Otra vez nuestro hijo del hierro continúa con el buen humor que le caracteriza y nos trae una reseña repleta de guiños cinematográficos y deportivos. 


7×06: Más Allá del Muro

Gonzalo Greyjoy —


Venga, que ya queda menos. Esta vez analizo el 7×06 con spoilers. Es el episodio más largo de duración (y, ¡ay si se nota!) y posiblemente el más espectacular visualmente –que no épico– hablando. Sin embargo, nos encontramos con un episodio que languidece en la creación de una base creíble para los acontecimientos presentes. Sí, el guion no hay por dónde cogerlo, pero qué narices.

Mujercitas

Empezamos con lo más flojo del capítulo en cuestión: Invernalia.

Nada. Da igual. Está todo tan mal hilvanado y forzado que la creación de este nudo norteño provoca estupor y sonrojo. De una forma descarada los guionistas van a enfrentar a las hermanas Stark para generar un conflicto y así violentar la trama de una forma burda para poder acabar con Meñique. Hay formas y formas de llegar a ese punto, pero lo de aquí es, salvando las distancias, similar a aquella lejana conversación entre Stannis y Shireen. Humo. Y para provocar el golpe de efecto. Aunque a diferencia de aquel, no tiene pinta de que vaya a haber una falta de moral en el relato. Todo muy mal construido.

Sin embargo, si podemos destacar algo de toda esa trama es el buen trabajo tanto de Maisie Williams (aunque su soliloquio primerizo casi declamando queda bastante forzado) y Sophie Turner.

Pero es que, a pesar de los dolores y desventuras y que psicológicamente ambas deberían llegar muy maltrechas hasta este punto de la historia, a ese enfrentamiento se le ven las costuras. Casi diría que las escenas que comparten las hermanísimas parecen más sacadas de un proceso de cásting que de un guion definitivo de la serie.

Tras reproches y “toma-y-dacas” dialécticos, Sansa decide acudir al consejo de Meñique. Un personaje que antaño fue de lo mejor de toda la serie y que ahora queda relegado a un villano ramplón y con una sesera similar al ideólogo de esa marcha más allá del Muro de la que pronto comentaré. En resumen: una parodia de sí mismo.

«Petyr, ¿se puede saber qué haces detrás de la cortina de la ducha?»

Luego, tras poner la carta de Brienne sobre la mesa, Sansa aprovechará a partir de una carta venida de Desembarco escrita por Meñique y proporcionada por el Maestre Wolkan, para que se largue. Y con ella Podrick. ¡Largo! Puestas las piezas como les gustaría a los guionistas, ya tenemos ese enfrentamiento entre Arya y Sansa. La pelirroja descubre que Arya esconde una mochila -¿y eso? ¿Llegaría más tarde con Seur?- y unas caretas. Habría sido original que una de ellas fuese ya la de Meñique. Pero nada. En el próximo capítulo saldremos de dudas aquí.

Por cierto, si cada vez Sansa actúa más de la forma de Catelyn, estos brotes psicóticos de Arya se asemejan, por el contrario, a los de su tía Lysa. Sólo que con caretas para cambiarse.

Y oye, ¿dónde andaba Bran? ¿Acaso su actor Isaac Hempstead-Wright murió y lo están sustituyendo por un holograma? ¿Quién sabe? Porque parece que al departamento de CGI se le fue el presupuesto de las manos y le están haciendo un Fantasma.

A partir de aquí, desgrano las escenas de más allá del Muro junto con las de Rocadragón, puesto que están intrínsecamente relacionadas entre sí.

Malditos Bastardos

Ya tenemos en marcha a la expedición de ‘Los 12 del patíbulo’. Y toda esta trama se resume en la conversación que tienen Tormund y Jon sobre Gendry:

“Este no parece muy inteligente.”

“Davos dice que es un luchador fuerte, eso es bueno.”

Eso es más importante que ser inteligente. La gente lista no viene aquí buscando a los muertos.”

En torno al entorno inefable de los glaciares islandeses y con largas e impresionantes tomas de planos generales en las que vemos a nuestro grupo de héroes frente a ese vasto páramo desértico en busca de una locura. Unas imágenes que nos dejan al espectador frente a la desoladora nada o, peor, ante el infierno blanco que se les aproxima.

La expedición es una locura y un sinsentido. Pero no desentona dentro de las operaciones planeadas por Jon Nieve. Y sí, eso de ir a por un espectro es una locura y una estupidez supina. ¡¿Qué pasa?! ¿Ninguno de los que estaba el otro día en Rocadragón se había leído los libros de Canción o qué? ¿Qué le ocurrió a ser Alliser Thorne cuando bajó a Desembarco?

«Así que con la bruja, ¿qué tal?» «¿Te refieres a Cersei o a la pelirroja?»

La Cosa

Una ventisca acojonante en la que no se ve apenas nada más allá de 3 metros. Y de pronto: una silueta con sus ojos azules en la penumbra. Un Oso de las Nieves, de esos que ya dábamos por muertos que, junto con la escena final del episodio, nos da esperanza de que salga algún otro bicho de la fauna extravagante de Canción de Hielo y Fuego.

Pues andábamos con el oso, una escena que es una mezcla de aquel ataque a Luke Skywalker en Hoth (El Imperio Contraataca, 1980) con el del oso de El renacido (2015). Así, tras matar a un explorador de la Guardia -¿o es un salvaje?- y herir de gravedad a Thoros, el grupo debe darse prisa si quiere llegar a tiempo al concierto de Manowar.

«¡Espabila Favila Thoros que viene el oso!»

Más diálogos de camaradería entre los integrantes: Jorah con Thoros sobre el asalto a Pyke durante la Rebelión Greyjoy o Tormund y El Perro sobre Brienne. Grupo que de haber tenido un desarrollo menos precipitado y más calmado en el guion habría fortalecido los lazos de amistad e incluso fraternidad y así conseguir involucrar más al espectador en este viaje de supervivencia hacia una trampa mortal. Aun así muy bien el «colegueo» que desprenden los personajes.

El Sur

Cortamos la conexión con más allá del Muro para venirnos a más acá del Muro. Concretamente, a Rocadragón. Allí están Tyrion y Daenerys conversando con unas copillas de vino si a la khaleesi le gusta Jon (o viceversa) y ella que no, que no es su tipo. Que si es demasiado pequeño para ella. Reprimenda de Tyrion y blablablá y tararí que te vi.

«A ver cuándo ponen una cristalera o algo, que aquí hace una rasca de cuidao»

Ahora Tyrion sale por la tangente sacando a relucir el tema de designar un sucesor, ya que Daenerys (evitaré por todo lo posible llamarla por su diminutivo) no puede engendrar descendencia. Pues nada, entre ruedas, Rhaegar y Sucesores Designados uno se pregunta que para esta conversación por qué no se fue Daenerys en el anterior episodio a establecer su base de operaciones en Guardiaoriente (del Mar). Que por muy rápido que pueda volar un dragón sin hacer paradas, el tiempo que tarda en establecerse la comunicación y acudir al rescate debería ser mayor a un día. Pero de esto último ya me extenderé cuando toque.

Infierno Blanco

Aquí todos volamos de una parte a otra. Incluidos los espectadores. Así que ya estamos de vuelta en esa Montaña que en el primer capítulo ya vio El Perro.

Un pelotón de muertos vivientes merodea la zona, comandados ellos por un Caminante Blanco. Así que, sangre caliente y hogueras de por medio, Jon y los suyos les tienden una emboscada, Jon mata con Garra al Caminante y con ello a todos los espectros. Menos a uno: el espectro «empanao». Este no se entera de qué va la jugada. Le hacen una encerrona y entre todos: voilà! Ya tenemos lo que queríamos, así que podemos volvernos tranquilos. Y aquí parece que se acaba esta expedición.

Pero no: al puñetero espectro le da por pegar un chillido que ni un Nâzgul, oye tú. La llamada de socorro a la que deciden acudir el resto de zombies helados y Tormund mandando a Gendry que salga corriendo y sin maza.

Así que tenemos a Jon y compañía corriendo sobre una frágil placa de hielo de un lago, cosa totalmente estúpida. Yo recomiendo, si algún fan de Jackass y Juego de Tronos desea hacerlo, que mejor lo haga tumbado (más puntos de apoyo, mayor superficie, menor presión, menor probabilidad de romper el hielo –para mal–) y no esa locura sin pensar con dedos de frente: muy Jon, claro está. Pero bueno, entrando los Caminantes (y conociendo que traen el frío), pues esas placas de hielo por el contrario deberían solidificarse con mayor rapidez (cosa que nos llevará a otro punto más adelante en el episodio).

«El ejército de las tinieblas mentales»

Luego de esta carrerita, Jon, Jorah, Tormund, Thoros (malherido), Beric y El Perro ya están subidos a una colina, a la espera de que comience ese concierto de Manowar con Children of Bodom de teloneros. La espera resulta bastante aburrida. Por lo visto, el concierto queda provisionalmente suspendido y la tropa decide echarse las mantas y dormirse. Que ahí es otra: no sé cómo nadie sufre de hipotermia severa (más allá del moribundo Thoros) o una neumonía del copón. Absolutamente nada creíble, oiga.

Un tiempo indeterminado después, que debe ser una tarde y una noche (joder, aquí hace bastante calor, pero solo de pensar en cómo es esa noche ya empiezo a notar que se me duermen los dedos de las manos), Gendry llega al Muro. Vale: a estas alturas no deben andar demasiado lejos del Muro y éste se debe ver a una distancia considerable. Pero… ¡Joder, que ahí debe pegar una rasca que ni en Siberia!

Gendry llega al punto del Muro del que partió (esa es otra) y Davos sale en su rescate; todo ello para mandar un cuervo. Y volvemos a lo de antes: ¿dónde andaba Bran? Cómo es que no se usa el comodín que tiene este chico para haber resuelto la situación con antelación. Pídele que te mande un cuervo que vuele a Guardiaoriente y que estos manden otro a Rocadragón. Y asunto zanjado.

Amanecer de los muertos

El Perro es el primero en sentirse decepcionado por la cancelación del concierto de Children of Bodom: patalea el cuerpo del espectro y se dedica a lanzar pedradas con el resto de fans. Muy macarra. Y claro, hay trifulcas y peleas: que si el Black Metal es lo mejor y el Doom Metal es una basura creada por las multinacionales de los Caminantes y vendedores de amplificadores… Empiezan a lanzar botellas de J&B, baquetas, platos de baterías, decorado, etc. Es Tormund quien peor lo pasa, llegando al punto de que se ve inevitable su muerte hasta que sale El Perro (o es Jorah) en su rescate. Todo está perdido…

Hasta que Sergio Ramos marca gol en el descuento –y el estadio grita y provoca un estruendo–. ¿Oye, pero esto no era un concierto cancelado de alguna banda nórdica? “¿Piri isti ni iri in kincirti kincilidi di ini bindi nirdiki?”.

Drogon, Viserion y Rhaegal echando fuegodragón por la boca. Daenerys ha llegado justo a tiempo y se carga a medio ejército de espectros. Salva a todos –los que importan– y espera a que suba Jon. Pero no, Jon decide alejarse y echarle una mirada desafiante al Darth Maul de la serie. Mientras Daenerys y el resto de integrantes con algo de sesera se entretienen con el equipaje, El Rey de la Noche pilla una jabalina y prepara su lanzamiento.

«White Dragon derribado»

Lo que empezó siendo un concierto de heavy cancelado y evolucionó en un partido de fútbol ha terminado siendo un libérrimo homenaje a los Juegos Olímpicos de Helsinki 52 y a esa gran tradición de lanzadores de jabalina nórdicos: Andreas Thorkildsen o Piotr Pitkämäki. Lanzamiento al blanco y muerte al Dragón Viserion: tanto para El Mal. Y oye, llamándose como su hermano, el Príncipe Mendigo, este Viserion no era de mucho fiar. Y tenemos dragón de hielo como muchos vaticinaban. Eso sí, ¿de dónde se sacaron las cadenas esas?

Ante esta situación, Daenerys debe salir pitando de allí. Jon, al haberse alejado del dragón, muere arrastrado por los espectros sin capacidad para encontrar la salida del hielo. El Rey de la Noche con sus superpoderes ha vuelto a subir el punto de congelación del agua y evitado que Jon pudiese salir. Ahora nadie podrá resucitar a Jon. Bueno, sí: el Rey de la Noche. No ha empezado la última temporada y ya va ganando El Mal por 2 a 0. Villarato dirán algunos. Fin del episodio.

Lamentablemente, aquello que usted vio: Jon saliendo del agua, «Onkel Bunyen» rescatándole, el Jonerys, “Dany”, es simple y llanamente producto de su imaginación. O de la de D&D.

Amanda [Peet]: pídele el divorcio a tu marido, anda.

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