Nuevo capítulo y, como de costumbre, nueva reseña del Sacerdote del Hierro. Y es que para botín de guerra, el que nos regala @Gonzalo Greyjoy con su pluma —¡esto sí es un presente y no un par de gusanas de la arena! A diferencia de sus anteriores aportaciones, en esta ocasión el artículo no cuenta con enlaces… pero conserva como siempre lo mejor de todos y cada uno de ellos.
7×04: Botines de Guerra
— Gonzalo Greyjoy —
Pasamos ya el ecuador de la temporada. Ya sólo quedan 9 (¡¡nueve!!) episodios para que termine la serie. La reina de la ficción catódica está acelerando y simplificando tramas a la vez que reagrupando las mismas para darnos el final de lo que sería “Juego de Tronos” y encarrilar la verdadera batalla: Hielo contra Fuego.
Y ahora, a desgranar las tramas (y sí, hay spoilers. Y, aunque dijese que no los hay, ya digo que Ned Stark está muerto).
Si hay caballos, entonces es un western
Empezamos el capítulo con una pequeña escena a las afueras de Altojardín. Vemos de manera explícita los botines de guerra que se nos menciona como el título del episodio elegido. En la misma, vemos por primera vez esta temporada —bueno, salió un par de fotogramas en el anterior— a Bronn. Negociaciones de castillos y el oro que cagó Khal Drogo. Espectacular el paraje de Cáceres. Aparecen los Tarly (Randyll y Dickon) poniendo la caravana en marcha rumbo a Desembarco. Igual hay negociación de la quita de la deuda en Desembarco.
Así que pasamos a una pequeña escena en Desembarco: la Reina Cersei Lannister (no Baratheon) continúa sus negociaciones con Tycho Nestoris, a la vez que saca pecho de las recientes victorias en la guerra.
No admitas nada en tu vida que no puedas dejar en 30 segundos si Arya te pisa los talones
Para empezar con toda la trama de Invernalia: escena de Bran con el Lord Supremo del Tridente. Tenemos este atípico encuentro, sincretismo de dos visiones del mundo totalmente antagónicas: la lucha por el Trono de Hierro desde una estrategia terrenal como uso del tiempo como variable innegociable, frente a la lucha del Bien contra el Mal desde una perspectiva en la que el tiempo se ha transformado en una mera magnitud cuasi—espacial (dándole un valor como de cuarta dimensión). Y es esa capacidad en construcción de Bran Stark la que va a tener con el devenir de la historia y (si se atreviesen) trastocar el pasado.
Volviendo a Tierra, Meñique le regala el puñal de acero valyrio con el que un sicario intentó callar a Bran el incesto de los hermanos Lannister (la de vueltas que ha dado la cosa desde entonces) y Bran acepta el regalo con un chaos is a ladder. Si bien, usar el recurso de la frase en sí, es un tanto efectista y facilón, sirve al espectador para ver que Meñique no está tan seguro en Invernalia (y más cosas aparte, claro).
Poco después, aparece Meera Reed, compañera de fatigas desde la tercera temporada, y que viene a anunciar su (¿definitiva?) despedida. Ella tan alterada por el cambio de estado emocional que ha experimentado Bran (sumido en una apatía fruto de sus muchas horas de vuelo de cuervo de tres ojos), por lo que se cabrea con él (normal) por todo lo que ha hecho por él (como para no estarlo). Así que nada. Solo decir que si vuelve Meera, que tenga un propósito en la historia y si no, que se quede ella tranquila en la misteriosa Fortaleza Flotante (y que no hagan de ella como con Theon, por ejemplo).
Los aproximadamente 50 minutos se concentran en pocas tramas, por lo que da como resultado, escenas extensas de las mismas a lo largo del episodio. Permitiendo pivotar sobre las historias más candentes actualmente (con el rabillo del ojo puesto más allá del muro con los Caminantes Blancos y Euron y su flota, que esta vez no hace acto de presencia). Así pues, observamos un plano general de Invernalia. Una panorámica imponente (ya llevamos un montón a lo largo de la serie).
Ya tenemos a Arya de vuelta y la reunión de los tres Stark sobrevivientes a tanta historia de matanza y persecución de la casa del huargo. Tras un homenaje —otro— a la primera temporada con los guardias, tenemos ese reencuentro entre las chicas Stark en las criptas. Contemplando la estatua de su padre mal manufacturada (todos los que conocían su cara están muertos; nosotras no) y bajo la luz tenue y silencios que dicen mucho (la omisión, al menos en pantalla, de Sansa dándole la noticia de la muerte de Rickon). Uno podría esperar con agrado un episodio exclusivo de estas dos Stark (el tercero está demasiado afectado del coco) hablando y contándose todas las aventuras y desventuras que han pasado a lo largo de seis temporadas.
Y volviendo a Meñique, haría bien en coger las maletas y largarse de allí lo antes posible. Si no quiere tener problemas. Y eso es algo que el de las cuatro primeras temporadas (y el de los libros) seguramente hubiera hecho. Más tras observar en zona de palco vip como Arya se maneja con Aguja frente a Brienne. ¡Vamos Meñique! ¿A qué esperas?
When Harry met Sally
Las playas vascas bajo un manto nublado le da una atmósfera sin parangón a Rocadragón (vaya, pareado y todo). Uno puede sentir la arena bajo los pies, el olor a salitre y la brisa marina viendo los planos que conforman todas las secuencias de Rocadragón en este episodio.
Missandei informa a la reina Targaryen de que hace tiempo de que no tienen noticias de los Inmaculados por lo que más tarde Daenerys va a necesitar tomar la decisión de ir con todo (y sus dragones) a intentar dar la vuelta a una guerra que se ha puesto muy cuesta arriba.
La marea está baja, así que de los recovecos que deja a la vista el mar, hay una cueva grande (señores HBO, pasaos por Ribadeo, Lugo). Jon Nieve aparece de la nada —así de repente: ¡CHAS!— y se la enseña a Daenerys —recordando la cueva de la tercera temporada con Ygritte. El resumen de la escena viene a ser: si te gusta una chica, llévatela a ver pinturas rupestres. Por cierto, eché en falta alguna nave espacial o algo fuera de lugar. ¿Qué pasa, los Niños del Bosque no dibujaban pollas en la piedra?
Por último, hay chiste—lección de gramática de Davos y reaparición de Theon volviendo a las playas de Rocadragón. Esta vuelta deja claro que los guionistas que no saben qué hacer con el Greyjoy de las Tierras Verdes. Y es un elemento molesto que atenúa el efecto sorpresa que podía tener la larga secuencia final que ahora voy a desgranar.
The Raid
Ya estamos a poco de llegar a Desembarco. La verdad, este paraje que asemeja de forma descarada al Monument Valley de Arizona es un buen lugar para abrevar los caballos. Tomarse un descanso y soltar un par de chistes sobre el nombre de Dickon Tarly…
Bronn, con sus instintos aprendidos en sus expediciones con los Pies Negros le permite sentir la llegada del caballo de metal venido del infierno. Ante esto, decide alertar al general Jaime Lannister y éste en un plis plas organiza una defensa mínima para proteger las provisiones y botines.
Salvajes dothrakis con cánticos cual indios en las películas del western (o mejor aún, como los árabes que se abalanzaban contra los otomanos en Lawrence de Arabia) cargan brutalmente contra los piqueros Lannister. Por si fuera poco, oímos un rugido poco común por esas tierras. No, no es un león. ¡¡Es un dragón!! (¿Y por qué uno si tiene tres?). La cara que ponen Jaime y Bronn es impagable (y quizá la mejor mueca que haya puesto un personaje al ver un reptil alado de éstos).
El comienzo de la batalla parece que terminará con victoria aplastante de la Targaryen: rememorando viejas glorias pasadas (Batalla del Fuego de la Conquista de Aegon —habría estado curioso ver que quemasen a los Tarly cual Gardener tres siglos atrás). Por lo que en vez de una masacre tenemos una batalla que va de menos a más en intensidad e implicación del espectador poniéndole, como pocas veces, ante la tesitura de no tener un bando favorable definido (nos encontramos ante la situación de perder algún personaje querido: Jaime, Bronn, Dany o incluso Drogon).
Dracarys, Lannister quemados, dothrakis haciendo cabrioladas y la sobrada esa de los bárbaros saliendo de entre las llamadas (¿qué coño?) más algunos incendios provocados en la meseta castellana (para que luego digan de los incendios en España), observamos que la tecnología evoluciona también en Poniente.
Y al final, tras un claro dominio en la primera parte del encuentro de las tropas de Daenerys, son los Lannister liderados por un inspirado Bronn quienes empiezan a ver un hueco en el lateral derecho de los dothrakis.
Ocasiones de Bronn para derribar a Drogon con el escorpión, contraataque de éste destruyendo la mortífera arma de asedio creada por Qyburn.
Nos acercamos al final, Drogon y Daenerys están embotellados ahora. Pero los Lannister están exhaustos. Cualquier error puede ser fatal. Pero es Jaime, valiente y decidido como un león quien decide coger el cuero en forma de lanza. Se acerca a la meta…
¡¡AY-MI-MADRE EL BICHOOOOO!!
¡¡¡UY!!! ¡¡¡ROZANDO EL PALO!!!
Alguien ha salvado a Jaime de la ocasión de convertirlo en cenizas. Y el partido concluye con tablas en el marcador (a pesar de un arreón final, la mojigatería de los místers, D&D, en un planteamiento cobarde —nadie importante muere— se ha impuesto al jogo bonito).
Recordemos: el dothraki #15234 se perderá el encuentro de vuelta por acumulación de amonestaciones y los muertos en campo contrario valen doble.
Y de propina…
Y ahora vamos a la post-batalla a ver qué opina Kristofer “pSoria-grís” Velaryon, pro defensor de los Targaryen, que a pesar del resultado favorable no sale especialmente contento:
-¿Kris, la batalla que te pareció?
-¡Kris! Que te llamas como él. Jajajaja.
-KV: ¿La batalla? La batalla, la batalla… Tú te has visto el capítulo y dormido tranquilamente ¿no? O lo habrás visto a una hora cómoda. Porque yo no he pegado ojo en toda la noche. La Khaleesi, ¡Ay, La Khaleesi! La Khaleesi…
»Que no se puede, que no. Que no se puede salir allí al campo de batalla. Que el bando Targaryen lleva toda la temporada con un problema de identidad: que no sabe si va o viene. No sabe lo que quiere.
-Bué. Lo había recuperado al principio…
-KV: No sabe si quiere tomar Desembarco o quiere pegar bocaos. No puede ser… En la batalla, ¿cómo puede tirar con la mano esa de metal Jaime al dothraki? ¡¿CÓMO PUEDE TIRAR CON LA MANO JAIME AL DOTHRAKI?! ¡PÉGALE SEIS TAJÁS CON EL ARAKH! El bando de la Khaleesi que pierde la identidad. ¡Que te estás jugando una Guerra de Conquista a las puertas de Desembarco! ¡Y te va tirar el Manco con la Mano!
-Claro, y en el movimiento clave.
-KV: ¡¡Por Dios!! Saca el codo, métele un bocao aquí en el cuello. Y el tío no sale vivo de allí. Y no que: La Khaleesi sí, La Khaleesi, el Khaleesismo. ¡¡A LA HORA DE LA VERDAD QUIERO YO VER KHALEESI!! ¡¡Y A LA HORA DE LA VERDAD QUIERO YO VER A LOS KHALEESISTAS!!
»¿Ahora qué dice? ¿En la vuelta? ¿En la vuelta en Desembarco? ¡Pega seis chillidos en el descanso y dile a Tyrion que qué tiene la oportunidad de su vida! ¡Y dile a Drogon que le pegue seis bocaos más a Bronn! ¡Seis bocaos! Sí, que es lo que le tiene que pegar. Y no venir ahora y decir: ¡No, en la vuelta! ¡Hay que creer! ¡El que no crea que no vaya!
»¡Ay Khaleesi! ¡Ay Khaleesi! ¡Qué disgusto me diste en este último capítulo la madre que me parió! ¡Qué disgusto!
»¿Y ahora qué? ¿A rezar en Sandor Clegane? ¿Ahora a rezar en Sandor Clegane, no? ¿Khaleesi? ¡Ay, qué disgusto! ¡Qué noche!
¡Y ahora a aguantar aquí al personal del Chiringuito de Leones!
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