Análisis del capítulo 1×01 de House of the Dragon.

La última llamada del Titán ha surtido efecto y, para esta nueva misión, estamos muy orgullosos de contar en primera línea de batalla con nuestra «Hoja» pródiga Ashara Brox. Nuestra compañera recibió el encargo de realizar el análisis del primer capítulo de House of the Dragon y, por tanto, la difícil tarea de quitar el precinto a este nuevo show. Ella aún no lo sabe, pero, cuando firmó el contrato, no leyó la letra pequeña en la que se comprometía a una colaboración más allá de esta entrada —inserte aquí la risa malvada de Rhaenys—. No nos enrollamos más y damos paso a la visión particular y mordaz de la primera Escriba Leal.

 


House of the Dragon

1×01: Los Herederos del Dragón 

— Ashara Brox —


Quién nos iba a decir años después que estaríamos aquí reunidos para comentar un nuevo capítulo sobre las aventuras acontecidas en Poniente. Bueno, el conocimiento popular de que hay que explotar toda franquicia de éxito, claro. Lo importante es que aquí estamos de nuevo, quejándonos lunes a lunes de comernos spoilers sobre la última aparición o muerte. Y, cabe decir, con ganas renovadas. Lo que ha destruido D&D que lo reconstruya de nuevo su ausencia.

Y sin más dilación, demos al play y pongámonos a tono con el sonido de tele sin sintonizar y “ooooooohhhhhh” que nos prepara el cuerpo para una hora de epicidad (a no ser que estés viendo las últimas temporadas de Juego de Tronos pero, por suerte, no es el caso). Me hubiera gustado dividir la review por tramas, pero como de momento es todo bastante lineal, me temo que tendrá que ser un batiburrillo cronológico.

Empezamos en Harrenhal durante el Gran Consejo del año 101 d.C. (después de la Conquista de Aegon I), el cual sentará la base principal para el conflicto venidero. En esta votación excepcional se pretendía resolver el problema de sucesión, pues el rey Jaehaerys ya no contaba con herederos directos. Con una mayoría aplastante, se ignoró el reclamo de Rhaenys Targaryen, la hija de su primogénito, pasando a ser conocida como “la reina que nunca fue” y se votó masivamente por la posición de su primo Viserys como heredero. Esto sentaba un precedente para los temas de sucesión futuros.

Hasta ahora, tan solo habíamos visto Harrenhal ligeramente desde vista aérea, pero más en detalle tan solo en sus patios o pequeñas salas de reuniones. La recreación que se nos presenta en House of the Dragon con su salón del trono principal es bastante impresionante, y recoge de forma magistral el tamaño y grandeza de la fortaleza así como la tragedia que la rodea. Es hermosa y tétrica a partes iguales, siendo un gran acierto como primera imagen de esta nueva serie

Salón del Trono en Harrenhal

Mucho hablar de la maldición de Harrenhal pero bien que se celebran allí todos los «saraos»

Este flashback nos viene narrado por Rhaenyra Targaryen, haciendo por lo tanto de ella nuestra protagonista principal en la historia, lo que podría también implicar un posicionamiento por parte de los creadores destacando al bando de “los negros” como la causa justa. O también podría indicar que yo pienso apoyar a Rhaenyra pase lo que pase y no pienso aceptar posiciones contrarias, una de las dos.

Es cuando acaba esta introducción al conflicto cuando llega la primera decepción. Y es que cuando suena lo que parece ser la nueva sintonía de la serie con la música característica de Ramin Djawadi, todos nos preparamos para un opening épico y sin precedentes. Sin embargo, no tenemos más que el blasón de los Targaryen dorado girando en pantalla. Lo cual no carece de sentido por diversos motivos. En primer lugar, en los últimos años cada vez se ven menos openings extensos y elaborados, siendo en la mayoría de los casos un par de segundos con el nombre en pantalla. Por otro lado, hay que reconocer que la intro de Juego de Tronos es una de las mejores hechas en televisión, tanto visual como musicalmente. Era muy difícil estar a la altura, y a la vez era demasiado pobre simplemente copiar la idea cuando quieres dejar claro que esto es otra serie. Pero que sea entendible no lo hace menos decepcionante.

Si no mencionan a Daenerys les da un soponcio

Quien diga que la escena de Syrax, dragón de la princesa Rhaenyra Targaryen, sobrevolando Desembarco del Rey no le ha puesto los vellos como escarpias, miente como un vil bellaco. Aunque suena el tema principal de los Targaryen de la serie original, algo también se denota nuevo y distinto. Podemos reconocer la capital, y sin embargo de solo un vistazo también sabemos que no estamos en la misma época. A nivel general, esto es un punto que personalmente me generaba bastante miedo pero que, considero, se ha resuelto muy bien. La serie tiene ese olor a Juego de Tronos que nos recuerda que se trata del mismo universo, pero sin embargo también consiguen generar la sensación de que no estamos en la misma época.

Rhaenyra y Syrax sobrevolando Desembarco del Rey

Además, aunque no veamos a otro dragón en movimiento hasta el final del capítulo, cabe mencionar que estos diseños suponen una mejora a sus antecesores, a los que llamaré “los trillizos” debido a su falta de homogeneidad. Los dragones en House of the Dragon tienen distintos tamaños, colores y características físicas; lo cual los dota de mucha más personalidad. En este piloto tan solo conocemos a Syrax y Caraxes (dragón de Daemon Targaryen, hermano del rey), pero ambos son perfectamente reconocibles por sí solos.

Se nos presenta nada más comenzar la historia el que seguramente sea el mayor cambio con respecto a la historia escrita de la Danza de los Dragones: la edad de Alicent Hightower y su amistad con Rhaenyra. Como recordatorio, House of the Dragon no está basado en un libro de ficción como tal, sino en lo que sería más bien un libro de la historia de Poniente, simulando ser escrito por un maestre. Básicamente, una serie de artículos al nivel de Wikipedia, por lo que la veracidad y profundidad de lo que se cuenta es bastante cuestionable.

No es la primera vez que se cambia considerablemente la edad de un personaje para que su trama tenga más sentido en pantalla. Sin embargo, los que conocemos los acontecimientos sabemos que esta decisión tiene un peso emocional y dramático, y bajo mi punto de vista es muy correcto. No es que falte salseo a lo largo de la Danza de los Dragones, ni mucho menos; pero frente a tanto conflicto político y bélico, se agradece que se añadan conflictos sentimentales. Hacer a Alicent y Rhaenyra amigas de la infancia hace que los eventos por venir tengan mucho más peso sobre ellas y duelan más al espectador, sin realmente afectar a la historia general.

Prométeme que nunca un tío se va a interponer entre nosotras

Tras conocer a la reina Aemma y su estado, pues el inminente nacimiento del posible heredero marcará todo el episodio, entramos al primer Consejo Real. En él, empiezan a aflorar las primeras tensiones. Corlys Velaryon, consejero naval, trata de llamar la atención sobre un conflicto en las Ciudades Libres, donde se ha formado una Triarquía que amenaza al comercio marítimo. Como parece ser la norma en Poniente, nadie parece tomarse en serio aquellas advertencias que no se suceden en el continente principal, por lo que sabemos que tenemos que anotar esta información para que estalle y sea relevante en el futuro.

Aunque Corlys Velaryon, también conocido como la Serpiente Marina, no tiene muchas apariciones, sí que es cierto que se come todas las escenas en las que aparece. Y hay que reconocer que, pese a las controversias relativas a su color de piel para interpretar a alguien de origen valyrio, es en quien menos artificial se ve el pelo platino. Porque los escenarios son deslumbrantes, sí… pero las pelucas blancas están al nivel de aquel flashback de Rhaegar Targaryen en Juego de Tronos. Que se sabe que no es fácil conseguir que una tonalidad tan extrema parezca real, pero también sabemos que se ha hecho mejor. Y que algo habrá que criticar, porque la verdad es que poca miga nos han dejado para ello al menos en este comienzo.

Solo lo quiero incluir porque dos escenas y ya es mi personaje favorito <3

Y por fin llegamos a dos de los momentos más esperados, y encima en la misma escena: la presentación del príncipe Daemon Targaryen y del nuevo Trono de Hierro. Empecemos por lo segundo.

La sala del trono, aunque la misma a la que estamos acostumbrados, es muy distinta, mucho más austera. Diversos detalles alrededor, como escaleras y material de trabajo, nos indica que aún está en obras, quedando bastante hasta asemejarse a la lujosa misma sala que más adelante (o más atrás, menuda paradoja temporal) se ve en Juego en Tronos. Pero lo más importante: por fin podemos ver el verdadero trono de hierro imponente y terrorífico descrito en los libros, ese trono forjado con todas las espadas de los enemigos caídos ante Aegon el Conquistador y no aquella silla de metal a la que estábamos acostumbrados. El trono en House of the Dragon sí que grita el “fuego y sangre” Targaryen. Queremos pensar que 172 años después, las hojas simplemente se han ido erosionando. Aunque la verdad es que pedimos que HBO se haga un George Lucas y modifique todas las antiguas apariciones con versiones mejoradas con CGI (y que le salga mejor, eso también).

El tiempo todo lo lima

Sobre Daemon Targaryen, me temo que voy a ser la nota discordante. Considero que a nivel guion está muy bien construido como personaje, y creo que va a ser uno de los más interesantes de la serie. Sin embargo, me han sorprendido bastante los aplausos ante la interpretación de Matt Smith como el príncipe, porque personalmente no lo compro. Primero he pensado que mi cerebro no puede separarlo de su entrañable Doctor Who, pero la realidad es que he visto a Smith en otros papeles, incluido de villano, y no me ha chocado tanto. Noto que a este Daemon le falta “un algo”, una chispa, porque veo que me están queriendo vender a un príncipe cruel, ambicioso y con sed de poder; pero no termino de verlo en la actuación de Smith. Por supuesto, esto es solo un capítulo y queda mucha serie por delante para terminar de convencerme, pero de momento es mi gran decepción.

Volviendo al personaje, la escena entre Daemon y Rhaenyra es muy potente pues nos presenta por un lado sus tensiones de poder a la vez que la calidez de su relación entre tío y sobrina. Lo cual, viniendo de la familia que vienen, puede ser a su vez bastante turbio. Algo que veremos tanto en esta escena como en otras venideras, y posiblemente a lo largo de la serie, es la incursión del idioma alto valyrio entre los Targaryen, asumiendo su identidad cultural valyria a pesar de llevar más de un siglo asentados en Poniente.

Otro detalle del lore que se incorpora al universo audiovisual es el rechazo del trono a un rey poco digno. Independientemente de su final (queremos pensar que esto no es spoiler ya que es de sobra conocido que la trama de la serie es la guerra de sucesión iniciada tras la muerte del rey Viserys), nunca se había hecho mención a Viserys I siendo herido usualmente por el trono, señal de que no es un legítimo (o más bien digno) rey. Que esto suceda a lo largo de su vida y no únicamente al final, cuando ya hace mucho que no presta atención a sus obligaciones reales, pudiera ser otro posicionamiento de parte de los creadores. Al no considerar digno a Viserys, nos están diciendo que la candidatura legítima era la de Rhaenys, la reina que nunca fue, hija del primogénito y ahora esposa de Corlys Velaryon.

Presenciamos a continuación el nacimiento de los Capas Doradas, pues fue Daemon Targaryen quien como lord Comandante vistió a la Guardia de la Ciudad con esta característica indumentaria. Con su nuevo puesto, el príncipe decide emprender una redada en el Lecho de Pulgas para castigar cruelmente a todos los supuestos malhechores sin ningún tipo de juicio. Se cortan las cabezas a los asesinos, brazos a los ladrones y miembros viriles a los violadores.

Queríamos menos tetas así que nos dieron huevos mutilados

Esto enfurece al Consejo y crecen las tensiones entre éste y Daemon, pues lo consideran una falta de respeto y autoridad; pero el rey, alejándose de los conflictos como acostumbra, sigue defendiendo a su hermano y le ofrece otra oportunidad. Hay que reconocer que el hombre mucha sangre tampoco es que tenga.

Uno de los mejores momentos de todo el episodio y algo que, pese a ser muy común en los libros no se mostró apenas en la serie original, es el torneo, en este caso celebrado en honor al próximo heredero a punto de nacer. La verdad es que este torneo es perfecto, nos da todo lo que podíamos pedir: cotilleos entre susurros, juegos de poder enmascarados, falsas simpatías, justas medievales y violencia producto del mal perder de los caballeros. Nos gusta además poder ver los coloridos blasones de conocidas Casas de Poniente para que los más detallistas puedan detenerse un rato. Además, el torneo sirve como presentación para uno de los grandes jugadores de la temporada: Criston Cole. Aunque poco conocido, el joven Cole desmonta a caballeros mucho más experimentados e incluso vence ante el mismísimo Daemon Targaryen, tras lo cual pide los favores de la princesa Rhaenyra.

Por supuesto, en este punto tenemos que hacer mención a… los cascos. Por un lado, se agradece que se respeten los yelmos estrambóticos que nos describe Martin. Por otro, el resultado es, a falta de una mejor palabra, bastante cutre. Entendemos que era imposible hacerlos de verdadero metal por la comodidad de los actores, y la verdad es que personalmente prefiero dejar pasar el aspecto pero mantener estos visuales de producto de fantasía antes que mantener la estética medieval clásica del mundo real. Lo que sí que quiero pensar es que la falta de visera en el yelmo de Daemon es una elección personal producto de la arrogancia.

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Durante el torneo, se pone de parto la reina Aemma en lo que se convierte en una de las escenas más complicadas de ver de ambas series. Con la vida de la madre en riesgo, hay una posibilidad de salvar al bebé mediante lo que hoy en día conocemos como una cesárea, pero sin los avances que hacen segura una cesárea. El rey Viserys decide sacrificar a su esposa para traer al mundo a su posible heredero; y, a pesar de que la violencia del torneo es brutal, es precisamente esta intervención lo que hace que no quieras seguir mirando. El terror de la reina al darse cuenta de lo que va a pasar y su posterior resignación se unen al convencimiento del espectador que la barbaridad y tragedia que están aconteciendo son en vano, pues sabemos que no puede haber un pequeño heredero. El intercalar el torneo con el parto no hace más que recordarnos que la violencia más cruel no es necesariamente la más directa.

A continuación, la serie nos mete de lleno en el funeral de la difunta reina y el pequeño heredero, asistiendo así por primera vez a los ritos de los jinetes de dragón. Es precisamente uno de ellos quien se encarga de prender la pira. Gracias a esta escena, podemos vislumbrar cómo de profundo es el vínculo entre un dragón y su jinete, pues incluso tras dar Rhaenyra la orden (Dracarys!), Syrax parece estar también sufriendo. Quiero entender que no es tanto que el dragón sienta la pérdida por sí mismo, sino que siente las mismas emociones que su compañera. Este detalle sigue aportando bastante personalidad a los dragones y seguramente dé pie a escenas bastante interesantes en el futuro de la serie cuando los dragones entren al campo de batalla.

Tras esto, el Consejo Real debe reunirse de nuevo para desagrado del rey Viserys, pues la problemática de la sucesión sigue estando vigente. Las tensiones aumentan aún más entre los consejeros, destacando especialmente de nuevo a Corlys Velaryon quien parece el único, junto al rey, dispuesto a seguir apoyando a Daemon como heredero. Sin embargo, no tarda en sacar a relucir a su esposa Rhaenys, la reina que nunca fue, cuyo hijo varón ya podría ser un válido pretendiente para el trono de hierro, el varón más cercano al rey actual por detrás del controvertido príncipe y lord Comandante de la Guardia de la Ciudad.

Es curiosamente la Mano del Rey, Otto Hightower, quien propone saltarse el resultado del Gran Consejo obtenido una década antes y nombrar como heredera a la joven Rhaenyra, de forma que siga el linaje del rey Viserys sin tener que ofrecer la corona a su hermano. Y digo “curiosamente” precisamente por la siguiente escena, en la cual el propio Hightower pide a su hija Alicent consolar al rey. Tanto el espectador como la joven entendemos perfectamente las intenciones de la Mano, sobre todo al proponer que use un vestido de su madre, implicando que quiere que se vea menos infantil y más madura.

La joven Alicent se resigna a la petición de su padre y acude a las habitaciones privadas del rey, sentando las bases de un acercamiento entre el afligido rey y la hija adolescente de su Mano. Cabe destacar la actuación de la actriz Emily Carey, quien sin ningún diálogo nos hace ver todos los pensamientos que se le están pasando por la cabeza a la menor de los Hightower: la tristeza por el recuerdo de la muerte de su madre, la empatía por su amiga, la sorpresa y también repulsión ante la petición de su padre, la resignación a cumplir su deber como hija y la incomodidad al llevar a cabo un plan con el que no empatiza.

Cuando te arreglas para tu mozo pero él solo quiere pintar Warhammers

Mientras en la Fortaleza Roja reina un ambiente triste, el príncipe Daemon Targaryen se encuentra celebrando en sus tugurios habituales de lo más bajo de Desembarco del Rey. Al no sobrevivir el bebé de la reina Aemma, él sigue siendo el primero en la línea de sucesión a pesar de saber de primera mano que nadie en el Consejo le apoya. Estos festejos llegan a oídos de su hermano el rey, quien, dolido con los comentarios burlescos del príncipe hacia su difunto hijo, llega a su límite y convoca a Daemon para expulsarlo de la Corte, mandarlo al Valle con su esposa y despojarle de su título como heredero. Es en estos momentos de dolor e incertidumbre cuando realmente el rey Viserys se comporta de forma apropiada a su título y crea una brecha entre ambos hermanos.

Tras esto, veremos a Daemon embarcarse en su dragón Caraxes. Sin embargo, la compañía de su amante Mysaria nos hace entender que no planea seguir las órdenes de su rey e irse al Valle junto a su esposa sino que probablemente, siga haciendo alarde de su espíritu ambicioso y rebelde.

Finalmente, parece que el rey Viserys por fin pone solución al conflicto de su sucesión y convoca a su hija Rhaenyra a las catacumbas junto al cráneo de Balerion, el que fuera el dragón más grande conocido y responsable de la Conquista de Poniente. En el tramo final del episodio, veremos a las grandes Casas de Poniente arrodillarse ante la nueva heredera y princesa de Rocadragón para jurarle lealtad, a la vez que el rey transmite a la joven Targaryen mucho más que su simple posición. Y es aquí donde más podemos empezar a teorizar, con lo que nos gusta a nosotros eso.

En primer lugar, un detalle igual pasado por alto pero bastante relevante es la declaración de que la caída (o maldición) de Valyria vino propiciada por los dragones. Teniendo en cuenta que Martin supervisa House of the Dragon y que esta información no aparece en ninguna de sus enciclopedias, no parece que sea algo que tomar a la ligera. Tampoco creo que se mencione tan ligeramente algo de tanta importancia para el universo y su historia si no es algo que se vaya a explorar en el futuro. Por supuesto, esto tiene muchas interpretaciones: el cataclismo pudo haber sido provocado directamente por los dragones, o quizás por los humanos intentando apropiarse de la magia. Sea como fuere, nos han dado un punto bastante interesante sobre el que reflexionar.

Y, por último, esa frase. Sí, LA frase. Esa que todos sabemos que han metido para el fan service y que seguramente a la mayoría nos ha hecho rechinar los dientes. Porque seamos sinceros, que existía una profecía sobre la Larga Noche no nos pilla tan de sorpresa. Sabemos que Rhaegar Targaryen dio con unos escritos que le hicieron obsesionarse y llevar a cabo una serie de actos que ahora mismo no vienen a cuento. Pero sí, no es para nada descabellado que los Targaryen, o algunos de ellos, estuvieran al tanto de una profecía de tal calibre. Lo que seguramente sea menos probable es que se pasara de rey a heredero de viva voz durante tantas generaciones, seguramente por lo cual esa información acabaría perdida y Rhaegar tendría que haber descubierto casualmente. Pero lo que era completamente innecesario era llamar a esa profecía, o sueño, Canción de Hielo y Fuego. Está tan hecho para que te sorprendas y señales la pantalla como si te hubiera explotado la mente que acaba teniendo el efecto contrario.

Alegre porque hay un súper cameo de LA daga de Bran y Arya pero no mucho porque recuerda el final de los Otros y qué bajón de nuevo

También es cierto que dar tanta importancia a esta profecía precisamente en el universo de la serie pierde todo su peso cuando ya tenemos el final de Juego de Tronos. En realidad, para acogerse al canon actual, lo que el rey Viserys tendría que haber dicho sería:

La destrucción del mundo de los hombres comenzaría con un crudo invierno procedente del lejano Norte… a ver, crudo para el norte realmente, de las Tierras de los Ríos para abajo nada se vería afectado. Aegon vio la oscuridad más absoluta, lo que habitase ahí destruiría el mundo de los vivos… bueno, en realidad solo destruiría las fortalezas más cercanas al Muro pero tú me entiendes. Cuando llegue el Gran Invierno, Rhaenyra, todo Poniente deberá enfrentarse a él… aunque esto es una forma de hablar, con que los norteños se movilicen y suban un par de personajillos del resto del mapa será más que suficiente. Y para que el mundo sobreviva, un Targaryen debe ocupar el trono de hierro… o realmente no, no te creas que influye en nada, pero estaría feo que se nos arrebatara el trono a los hijos del dragón, así que mejor que estemos nosotros, pero por estar más que nada.

 

Sinceramente, creo que esta versión sí que uniría mejor ambas series pero como a mí no me pagan como guionista pues eso que se pierden.

Realmente, y como conclusión, el hecho de tener que echar mierda a la antigua Juego de Tronos porque en House of the Dragon no hay mucho que criticar es algo maravilloso para los fans. Porque la realidad es que muchos habíamos perdido el interés por este universo, pero este inicio nos lo ha devuelto y multiplicado enormemente. Tampoco hay que adelantarse demasiado, todo puede empeorar y aún se pueden venir sorpresas más y menos agradables. Pero, en base a lo que tenemos, hay una propuesta muy interesante con una base sobre la que ser bastante flexibles sin cabrear a los fans lectores y con una producción mayormente de lujo. Se nota la subida de presupuesto y la verdad es que si eso va a significar más dragones, podemos conformarnos con pelucas y yelmos sacados del todo a 100 de la esquina.