De entre todas las profecías que podemos encontrar en Canción de Hielo y Fuego hay una que parece un tanto peculiar o diferente al resto. Conocemos varias que nos permiten especular sobre el futuro de la saga y a las que les podemos encontrar conexiones más o menos cercanas entre sí. No es raro ver debates entre los fans que discutan, por ejemplo, si el Príncipe Que Fue Prometido y Azor Ahai Renacido serán o no encarnados por el mismo personaje o si se referirán a héroes relacionados pero diferentes.

Hoy, sin embargo, @Wilma Deering trae a la Compañía un análisis sobre una que parece separada del resto tanto por la función del héroe profetizado como por lo aislado y peculiar del pueblo que espera su llegada e, incluso podríamos añadir, porque parece que aquel al que buscaban murió justo antes de nacer y de manera temprana durante el primer libro de la saga. Hablamos, cómo no, del Semental que Monta el Mundo profetizado por el pueblo dothraki.


El príncipe cabalga, y será el semental que montará el mundo

— Wilma Deering —


La primera vez que oímos hablar de él es durante la visita de Daenerys a Vaes Dothrak, la ciudad sagrada de los dothraki. Tras su boda con Khal Drogo, debe cumplir con una serie de rituales entre los que destaca el ser presentada al dosh khaleen, un consejo de ancianas formado por las viudas de los khals que vive permanentemente en el recinto sagrado. Estas también se encargan de profetizar el futuro que le espera al todavía no nacido hijo de Drogo y Daenerys, Rhaego.

Por fin, la vieja abrió el ojo y alzó los brazos.
—He visto su rostro, he oído el trueno de sus cascos —proclamó con voz débil.
—¡El trueno de sus cascos! —corearon las demás.
—Veloz como el viento cabalga, y tras él su khalasar cubre la tierra, hombres incontables, los arakhs les brillan en las manos. Fiero como la tormenta será este príncipe. Sus enemigos temblarán ante él, las esposas de los que se le enfrenten llorarán lágrimas de sangre y se desgarrarán las carnes. Las campanas de su pelo anunciarán su llegada, y los hombres de leche en las tiendas de piedra temerán su nombre. —La anciana empezó a temblar, y miró a Dany casi como si le tuviera miedo—. El príncipe cabalga, y será el semental que montará el mundo.

juego de tronos, daenerys v

 

Tendrá que ser el propio Ser Jorah Mormont quien, poco después, dé explicación del significado de estas palabras, que parecen despertar expectación entre todos los dothraki presentes:

—¿Qué significa eso? Todos lo gritan sin parar, pero no lo entiendo.
—El semental es el khal de khals, el que anuncian las antiguas profecías, niña. Unirá a los dothrakis en un khalasar, y cabalgará hasta los confines de la tierra, según las leyendas. Todos los pueblos del mundo serán su manada.

juego de tronos, daenerys v

 

Pero pongamos un poco de orden a la historia antes de proseguir. ¿De dónde puede surgir esta profecía del Semental que Monta el Mundo? ¿Qué esperan los dothraki de él y por qué es tan importante? La realidad es que en los libros de la saga todavía no nos han dado mucho detalle pero, con la llegada de El Mundo de Hielo y Fuego, algunos enigmas sobre el origen parecen más o menos resueltos:

Sin embargo, hoy el Reino de Sarnor ha caído en el olvido: cada vez menos ponientíes, ni siquiera los estudiantes de la Ciudadela, conocen su larga y orgullosa historia. Las torres han caído, las ciudades son ruinas abandonadas y la mala hierba crece donde antaño había granjas, campos y ciudades. Las tierras que gobernaron apenas están pobladas y solo las atraviesan los khalasares dothrakis, así como las caravanas a las que los khals permiten emprender la larga travesía desde las ciudades libres hasta Vaes Dothrak y la Madre de las Montañas.
Los viajeros llaman a la zona las Tierras Encantadas, por sus numerosas ciudades en ruinas, o la Gran Desolación, porque está desierta, pero el nombre con el que mejor se conoce es el de mar dothraki. Esta denominación, sin embargo, es relativamente reciente, ya que los dothrakis son un pueblo joven. Además, los khalasares no consiguieron el dominio de estas tierras hasta que la Maldición destruyó Valyria; fue entonces cuando partieron del este para arrasar la región a sangre y fuego, conquistar y destruir las antiguas ciudades y esclavizar a sus habitantes.
Los grandes reinos sarnoreses tardaron menos de un siglo en caer. Mientras las ciudades libres del oeste se enzarzaban en una lucha encarnizada durante el periodo recordado como Siglo Sangriento, en las praderas también estalló la guerra. Durante los años que siguieron a la Maldición, los jinetes de las estepas orientales, hasta entonces divididos en decenas de tribus en guerra perpetua entre sí, se unieron bajo el mando de un solo líder, un khal dothraki llamado Mengo. Siguiendo el consejo de su madre, la reina bruja Doshi, Khal Mengo obligó a los pueblos nómadas a aceptar su autoridad, aniquilando o esclavizando a los que se negaban.
Más tarde, ya viejo, dirigió la mirada al oeste.

el mundo de hielo y fuego, más allá de los reinos del ocaso, más allá de las ciudades libres, las praderas

 

Es muy curioso que, en sus inicios, los dothraki no tuvieran ningún interés en el mundo exterior a sus praderas y que se dedicaran a guerrear tan solo entre sí. Pero la Maldición de Valyria, algo aparentemente tan lejano y diferente a su entorno, acabó por tocarles de la manera más inesperada posible: en forma de profecía. Khal Mengo, tras doblegar a su pueblo a su autoridad, dará comienzo al estilo de vida dothraki que conocemos de luchas y pillajes con los pueblos vecinos. Varios reinos cayeron ante ellos pero el gobierno por un único khal duró muy pocas generaciones. Como en la actualidad de la saga, pronto se escindieron de nuevo en khalasares que se enfrentaban entre sí. Pero ya nada volvió a ser como antes. Vaes Dothrak sobrevivió y hay que reconocer que ya en Juego de Tronos nos dan la clave para darnos cuenta de que la creación de una ciudad, por parte de un pueblo que se mantiene nómada en todo lo demás, es una rareza. Una rareza relativamente reciente.

—No hay dos casas iguales —dijo.
—En eso a vuestro hermano no le faltaba razón —reconoció Ser Jorah—. Los dothrakis no construyen. Hace mil años, para hacer una casa se limitaban a excavar un agujero en el suelo y cubrirlo con un techo de paja trenzada. Los edificios que veis los erigieron esclavos capturados en las tierras que habían saqueado, y claro, los construyeron al estilo de sus respectivos pueblos. —Muchas edificaciones, incluso algunas de las más grandes, parecían desiertas.
—¿Dónde están los que viven ahí? —preguntó Dany.
En el bazar había visto multitud de niños que correteaban y de hombres que pregonaban a voces sus mercancías, pero en el resto de la ciudad sólo había unos cuantos eunucos dedicados a sus asuntos.
—En la ciudad sagrada sólo residen de manera permanente las viejas brujas del dosh khaleen, junto con sus esclavos y sirvientes —respondió ser Jorah—, pero en Vaes Dothrak habría sitio para alojar a todos los hombres de todos los khalasars, por si los khals quisieran regresar a la vez a la Madre. Las viejas brujas han profetizado que eso sucederá algún día, así que Vaes Dothrak debe estar en condiciones de acoger a todos sus hijos.

juego de tronos, daenerys iv

 

¿Pudo tener relación la profecía de Doshi, la madre de Khal Mengo, con las visiones de Daenys la Soñadora, hija de Aenar Targaryen? Según se cuenta, Daenys profetizó la caída de Valyria doce años antes de la Maldición, cosa que provocó que los Targaryen, junto a familias cercanas como los Velaryon y Celtigar, abandonaran Valyria para asentarse en Rocadragón y alrededores. Por lo tanto, nos encontramos ante dos profecías muy cercanas en el tiempo aunque nacidas en pueblos a todo un mundo de distancia y de estilo de vida el uno del otro. Sin embargo, podemos inferir que la profecía de Doshi existió y caló hondo entre los dothraki. De hecho, el nombre de dosh khaleen parece relacionado con el propio nombre de Doshi. ¿Fue ella la fundadora de este concilio de viudas?

Los señores de los caballos solo cuentan con un asentamiento permanente: la “ciudad” de Vaes Dothrak, sita a la sombra de un pico solitario al que llaman Madre de las Montañas, junto a un lago sin fondo que llaman el Vientre del Mundo. Los dothrakis creen que su raza nació allí. Vaes Dothrak no es una verdadera ciudad, pues no tiene calles ni muralla; los caminos de hierba están flanqueados por dioses robados, y los palacios se erigen con hierba trenzada.

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Vaes Dothrak casa de los Dothraki

Vaes Dothrak

Es decir, Vaes Dothrak se construyó cercana a un lugar que previamente ya era sagrado para los dothraki. Pero las leyendas, como suele ocurrir, parecen incurrir en una pequeña contradicción en este punto pues parece que otras historias relatan un pasado distinto, el de la huida desde el lejano este de un grave peligro. Uno tan grande que ha dejado marcado para siempre el continente de Essos con una enorme cicatriz que lo cruza de norte a sur: los Huesos.

Al este, más allá de Vaes Dothrak y la Madre de las Montañas, las praderas dan paso a bosques y extensas llanuras, la tierra se torna dura y pedregosa bajo los pies del viajero y comienza a ascender. Las colinas son cada vez más agrestes y empinadas, y a lo lejos asoman las montañas: los picos parecen flotar en el cielo oriental como gigantes de color gris azulado, tan imponentes, escarpados y amenazadores que incluso Lomas Pasolargo, el viajero intrépido (si algo hubiere de cierto en lo que cuenta), se desanimó al verlos y creyó que al fin había llegado a los confines de la tierra.
Los ancestros de los dothrakis y los demás pueblos de los caballos que habitaban las praderas sabían que no era así, pues algunos recordaban haber cruzado las montañas desde el otro lado. ¿Viajaron al oeste con la esperanza de hallar campos más generosos y abundantes? ¿O en busca de conquistas? ¿Huían acaso de algún enemigo cruel? Los relatos se contradicen, así que tal vez nunca se sepa, pero sí quedó constancia de que pagaron un precio caro, pues dejaron un rastro de huesos: los pasos de esos picos agrestes abundan en huesos de hombres, caballos, gigantes, camellos y bueyes, y en todo tipo de bestias, pájaros y monstruos.
De ahí el nombre de la cordillera: los Huesos. Es la más alta del mundo conocido, desde el mar del Ocaso hasta Asshai de la Sombra, y discurre entre el mar de los Escalofríos y el mar de Jade, formando un muro de rocas retorcidas y afiladas de cien leguas de este a oeste y más de quinientas de norte a sur.

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Parece que el enigma dothraki se nos complica por momentos. Los numerosos restos óseos que dieron nombre a la cordillera apuntan más bien a una importante catástrofe en la zona. Incluso podríamos llegar a preguntarnos si los Huesos tiene realmente un origen natural o bien fue creada para levantar un muro del que defenderse del horror del otro lado. En esta saga, no sería la primera vez que ocurre algo así, ¿verdad? Bien, esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿qué había al otro lado?

Según los sacerdotes escriba de Yin, al principio toda la tierra que se extendía entre los Huesos y el gélido desierto Gris, desde el mar de los Escalofríos hasta el mar de Jade y la isla sagrada de Leng, constituía un único reino gobernado por el Dios en la Tierra, el único hijo del León de la Noche y la Doncella de Luz, que recorría sus dominios en un palanquín tallado a partir de una única perla y que portaban cien reinas, sus esposas. Durante diez mil años, el Gran Imperio del Amanecer disfrutó de paz y prosperó bajo su protección, hasta que ascendió a las estrellas para reunirse con sus ancestros.

el mundo de hielo y fuego, más allá de los reinos del ocaso, los huesos y más allá, yi ti

 

El Dios en la Tierra ascendió a las estrellas con su palanquín de perla y, tan importante fue, que a día de hoy los hombres todavía pueden verlo cada vez que miran al cielo. ¿O acaso ese palanquín formado por una única perla no es la mismísima luna? Sea o no de agrado esta interpretación yitiense, hay un pueblo que estaría más o menos de acuerdo y es, de nuevo, el pueblo dothraki.

Cuando muere un señor de los caballos, se mata también a su caballo para que cabalgue orgulloso hacia las tierras de la noche. Los cadáveres se queman bajo el cielo, y el khal se eleva en su corcel llameante para ocupar su lugar entre las estrellas. Cuanto más haya ardido el hombre en su vida, más brillante será su estrella en la oscuridad.

juego de tronos, daenerys x

 

Otros que parecen seguir un ritual similar ante la muerte son los propios Targaryen. Ellos lo justifican de manera diferente pero el resultado final es el mismo.

Baelor de la casa Targaryen, príncipe de Rocadragón, mano del rey, protector del reino y heredero al Trono de Hierro de los Siete Reinos de Poniente, ardió en una pira en el patio del castillo de Vado Ceniza, en la orilla norte del río Sulcos. Otras grandes casas preferían enterrar a sus muertos en la negra tierra o que los engullera el frío mar, pero los Targaryen eran de la sangre del dragón, y las llamas marcaban su final.

el caballero errante

 

Sin embargo, los dothraki tienen una opinión algo distinta, aunque tampoco mucho, sobre la luna.

—Una vez, un mercader de Qarth me dijo que los dragones venían de la luna —comentó la rubia Doreah mientras calentaba una toalla ante el fuego.
Irri y Jhiqui tenían más o menos la edad de Dany, eran chicas dothrakis tomadas como esclavas cuando Drogo destruyó el khalasar de su padre. Doreah era mayor, de casi veinte años. El magíster Illyrio la había encontrado en un lupanar de Lys.
—¿De la luna? —Dany volvió la cabeza con curiosidad, y los mechones húmedos, blancos como la plata, le cayeron sobre los ojos.
—Me dijo que la luna era un huevo, khaleesi —asintió la joven lysena—. Antes había dos lunas en el cielo, pero una se acercó demasiado al sol, y con el calor se cascó. De ella salieron mil millares de dragones, y bebieron el fuego del sol. Por eso los dragones respiran llamas. Algún día la otra luna también besará el sol, se romperá, y volverán los dragones.
Las dos chicas dothrakis se echaron a reír.
—Eres una esclava tonta con pelo de paja —dijo Irri—. La luna no es ningún huevo. La luna es una diosa, la esposa del sol. Lo sabe todo el mundo.
—Lo sabe todo el mundo —corroboró Jhiqui.

juego de tronos, daenerys iii

 

Los dothraki creen y saben muchas cosas. Incluso cuando no son conscientes de ello.

Los dothrakis creían que las estrellas eran caballos de fuego, una gran manada que galopaba por los cielos durante la noche.

juego de tronos, daenerys v

 

Un caballo de fuego que galopa por los cielos… Es una imagen que recuerda sospechosamente a un dragón. ¿Pero puede estar el Gran Imperio del Amanecer también relacionado con los dragones?

—¿Habéis visto alguna vez un dragón? —preguntó mientras Irri le enjabonaba la espalda y Jhiqui le quitaba arena del pelo.
Había oído decir que los primeros dragones llegaron procedentes de oriente, de las Tierras Sombrías más allá de Asshai y las islas del mar de Jade. Quizá allí vivieran todavía, en reinos extraños y salvajes.
—Ya no quedan dragones, khaleesi —dijo Irri.
—Murieron todos —corroboró Jhiqui—. Hace ya mucho, mucho tiempo.
Viserys le había dicho que los últimos dragones targarienses habían muerto hacía un siglo y medio, durante el reinado de Aegon III, al que llamaban el Veneno de Dragón. A Dany no le parecía tanto tiempo.
—¿En todas partes? —preguntó decepcionada—. ¿Incluso en oriente?
La magia había muerto en occidente cuando cayó la Maldición sobre Valyria y las Tierras del Largo Verano, y ni el acero fraguado con hechizos, ni los bardos de tormentas, ni los dragones pudieron recuperarla, pero Dany siempre había oído decir que en oriente las cosas eran de otra manera. Según las leyendas, en las islas del mar de Jade había mantícoras, los basiliscos infestaban las selvas de Yi Ti, y los recitadores de hechizos, los brujos y los aeromantes practicaban sus artes abiertamente en Asshai, mientras que en lo más oscuro de la noche los portadores de sombras y los magos de sangre ejecutaban conjuros horripilantes. ¿Por qué no podía haber también dragones?
—No hay dragones —insistió Irri—. Los hombres valientes los matan, porque son bestias espantosas. Lo sabe todo el mundo.
—Lo sabe todo el mundo —corroboró Jhiqui.

juego de tronos, daenerys iii

 

Dragones

Dragones

De hecho, hay otro personaje en la saga que ha visto dragones en el lejano oriente. Eso sí, en una visión de la que todavía no sabemos si es el pasado, presente o futuro. Pero al que sin duda hay que tener muy en cuenta. Es Bran, durante el coma, en una visión que le proporciona el Cuervo de Tres Ojos.

Alzó la vista y miró hacia la otra orilla del mar Angosto, hacia las Ciudades Libres y el verde mar dothraki y aún más allá, hacia Vaes Dothrak bajo su montaña, hacia las tierras fabulosas del mar de Jade, hacia Asshai de la Sombra, donde los dragones se movían bajo la luz del sol al amanecer.

juego de tronos, bran iii

 

Pocos más datos podemos aportar sobre este tema en concreto. ¿Fueron realmente los valyrios el primer y único pueblo que consiguió montar dragones? Las historias y leyendas en ese punto se vuelven especialmente oscuras.

Como se aprecia en ciertos fragmentos conservados de la Historia antinatural, el septón Barth estudió varias leyendas sobre los orígenes de los dragones y cómo los valyrios llegaron a domarlos. Estos afirmaban que los dragones nacieron de las Catorce Llamas, mientras que los relatos de Qarth cuentan otra historia: hace tiempo había una segunda luna en el cielo, y un buen día el sol la abrasó; se rompió como un huevo y un millón de dragones salieron del cascarón. Las leyendas de Asshai son muchas y confusas, pero ciertos textos -todos increíblemente antiguos- aseguran que los dragones llegaron desde la Sombra, un lugar del que no tenemos conocimiento alguno, y que un pueblo tan antiguo que ni siquiera tenía nombre domó a los dragones en la Sombra y los llevó a Valyria, donde enseñó sus artes a los valyrios antes de desaparecer de la historia.

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Podríamos especular que este pueblo antiguo y misterioso fueran, al menos en parte, habitantes del Gran Imperio del Amanecer. De hecho, se nos dan pistas que parecen relacionar claramente a los Targaryen con sus míticos monarcas.

A lo largo de los muros había fantasmas, ataviados con vestimentas descoloridas de reyes. Tenían en las manos espadas de fuego pálido. Los cabellos eran de plata, o de oro, o de platino, y los ojos de ópalo y amatista, turmalina y jade.

juego de tronos, daenerys ix

 

Esto nos lleva al siguiente punto en la historia. Uno con el que vamos a empezar a cerrar un círculo y un viaje. Pues se nos cuenta que fue precisamente la Larga Noche la causante de la caída del Gran Imperio del Amanecer.

Nadie sabe cuánto duró la oscuridad, pero hay consenso en que esta no remitió hasta la llegada de un gran guerrero conocido con los nombres de Hyrkoon el Héroe, Azor Ahai, Yin Tar, Neferion y Eldric Atrapasombras. Él infundió valentía a los hombres y guio a los virtuosos al combate con su espada llameante, Dueña de Luz; gracias a él la luz y el amor volvieron al mundo.
Pero el Gran Imperio del Amanecer no renació, pues en el nuevo mundo, fragmentado, cada tribu siguió su camino y temía a las demás; la guerra, la lujuria y el asesinato han continuado hasta nuestros días. O así lo creen los hombres y mujeres del Oriente Más Lejano.

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Esta parte ya nos es más familiar, ¿verdad? Mucho se ha discutido, en la saga y en el fandom, sobre la verdadera naturaleza de este héroe y su misteriosa espada. Nosotros mismos hemos empezado nuestro viaje con él. Todo lector conoce a la perfección la historia de Dueña de Luz.

¿Conocéis la leyenda de la forja de Portadora de Luz? Os la contaré. Hubo un tiempo en que la oscuridad cubría el mundo con un manto pesado. Para enfrentarse a ella, el héroe necesitaba una espada de héroe, sí, una hoja como no se había visto jamás. Así que durante treinta días y treinta noches, Azor Ahai trabajó en el templo sin descanso, forjando una espada en los fuegos sagrados. Calentaba, martilleaba, plegaba, calentaba, martilleaba, plegaba… y así hasta que tuvo la espada. Pero, cuando la metió en agua para templar el acero, saltó en pedazos.
»Como era un héroe y todo eso, no podía encogerse de hombros y marcharse a comer unas uvas tan deliciosas como éstas, de modo que empezó de nuevo. La segunda vez tardó cincuenta días y cincuenta noches, y la espada parecía aún mejor que la primera. Azor Ahai capturó un león para templar la hoja clavándola en el corazón rojo de la fiera, pero una vez más, el acero se quebró. Grande fue su pesar y mayor aún su pena, porque comprendió lo que debía hacer.
»Cien días y cien noches trabajó en la tercera espada, y brillaba al rojo blanco en los fuegos sagrados cuando llamó a su esposa. «Nissa Nissa —gritó, porque tal era su nombre—, desnuda tu pecho y recuerda que te amo por encima de todo lo que hay en este mundo.» Ella obedeció, no sabría deciros por qué, y Azor Ahai le clavó en el corazón palpitante la espada al rojo. Se dice que el grito de aflicción y éxtasis de Nissa Nissa abrió una grieta en la cara de la luna, pero su alma, su fuerza y su valor pasaron al acero. Tal es la historia de la forja de Portadora de Luz, la Espada Roja de los Héroes.

choque de reyes, davos i

 

Pues bien, aunque pueda sonar extraño, parece que los dothraki también guardan cierto recuerdo sobre el poder de los hechizos que dieron lugar a la forja de Dueña de Luz. A su tosca manera, de acuerdo, pero la similitud es demasiado grande como para tratarse, de nuevo, de una simple casualidad.

El corazón humeaba en el aire fresco del anochecer. Khal Drogo lo puso ante ella, crudo y sangriento. Tenía los brazos rojos hasta el codo. Tras él, sus jinetes de sangre estaban de rodillas en la arena ante el cadáver del semental salvaje, con los cuchillos de piedra todavía en las manos. La sangre del caballo parecía casi negra a la luz anaranjada de las antorchas que bordeaban las altas paredes calizas del pozo.
Dany se tocó la suave hinchazón del vientre. El sudor le perlaba la piel y le corría por el entrecejo. Sentía las miradas de las ancianas, las viejas de Vaes Dothrak, de unos ojos que brillaban negros como el pedernal en los rostros arrugados. No debía titubear, ni parecer asustada. «Soy de la sangre del dragón», se dijo al tiempo que cogía el corazón del semental con las dos manos, se lo llevaba a la boca y clavaba los dientes en la carne dura y fibrosa.
La sangre caliente le llenó la boca y le corrió por la barbilla. El sabor estuvo a punto de provocarle arcadas, pero se obligó a masticar y a tragar. El corazón de un semental haría que su hijo fuera fuerte, rápido y arrojado, o eso creían los dothrakis. Pero sólo si la madre se lo conseguía comer entero. Si se atragantaba con la sangre o vomitaba por la carne, los presagios no serían tan favorables. El niño podría nacer muerto, o débil, o deforme, o hembra.

juego de tronos, daenerys v

 

Danerys comiendo corazón de semental

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Daenerys consiguió comer el corazón del semental entero, es cierto. El dosh khaleen profetizó que su futuro hijo sería el Semental que Monta el Mundo, correcto. Pero, o la magia dothraki no funciona como debiera, o aquí hay algo que se nos escapa porque Rhaego sabemos que nació muerto.

—¿Débil? Estoy fuerte, Jorah. —Para complacerlo, se recostó sobre un montón de cojines—. Decidme cómo murió mi hijo.
—No llegó a vivir, princesa. Las mujeres dicen… —Se quedó sin voz. Dany se dio cuenta de que había perdido mucho peso, y de que cojeaba al andar.
—Contádmelo. Contadme lo que dicen las mujeres.
Dicen que el niño era… —Él apartó la vista. Tenía una expresión atormentada en los ojos.
Dany aguardó, pero Ser Jorah no podía pronunciar las palabras. Tenía el rostro ensombrecido por la vergüenza. Él también parecía casi un cadáver.
Monstruoso —terminó en su lugar Mirri Maz Duur. El caballero era un hombre poderoso, pero Dany comprendió en aquel momento que la maegi era más fuerte, más cruel e infinitamente más peligrosa—. Retorcido. Yo misma os lo saqué. Tenía escamas como de lagarto, sin ojos, un muñón de cola, y alitas de cuero, como las de un murciélago. Cuando lo toqué, la carne se le desprendió del hueso, y por dentro estaba lleno de gusanos y apestaba a podredumbre. Llevaba años muerto.
«Oscuridad», pensó Dany. La terrible oscuridad que la perseguía para devorarla. Si volvía la vista atrás estaría perdida.

juego de tronos, daenerys ix

 

De alguna manera, Dany había llegado a vislumbrar esto incluso antes de recuperarse lo suficiente como para despertar. Mientras estuvo inconsciente, los delirios por la fiebre o las visiones provocadas por la magia, según se mire, le mostraron lo sucedido realmente con Rhaego.

—… no querrás despertar al dragón…
Sentía el calor en su interior: era un ardor espantoso en el vientre. Su hijo era alto y orgulloso, con la piel cobriza de Drogo, el pelo como oro blanco de su madre, y los mismos ojos color violeta, pero almendrados. Sonrió, y tendió los brazos hacia ella, pero cuando abrió la boca sólo salió fuego. Vio que el corazón le ardía dentro del pecho, y al instante desapareció, convertido en cenizas, como una polilla que se hubiera acercado demasiado a una llama. Lloró por su hijo, por la promesa de una boca dulce sobre el pecho, pero las lágrimas se convirtieron en vapor en cuanto le tocaron la piel.
—… querrás despertar al dragón…
A lo largo de los muros había fantasmas, ataviados con vestimentas descoloridas de reyes. Tenían en las manos espadas de fuego pálido. Los cabellos eran de plata, o de oro, o de platino, y los ojos de ópalo y amatista, turmalina y jade.
—¡Más deprisa! —le gritaban—. ¡Más deprisa, más deprisa! —Siguió corriendo; sus pies derretían la piedra que tocaban—. ¡Más deprisa! —gritaron los fantasmas con una sola voz, y ella gritó a su vez, y se lanzó hacia adelante.
Un cuchillo de dolor le rajó la espalda; sintió que se le abría la piel; le llegó el hedor de la sangre al arder, y vio la sombra de las alas. Y Daenerys Targaryen voló.
—… despertar al dragón…
La puerta se alzaba ante ella, la puerta roja, tan cercana, tan cercana; el pasillo era una sombra borrosa a su alrededor, el frío quedaba atrás. Y de pronto, la piedra había desaparecido, de pronto volaba sobre el mar dothraki, cada vez más alta. La hierba verde se mecía bajo ella, y todo lo que vivía y respiraba sentía pánico al ver la sombra de sus alas. Podía oler el hogar, podía verlo, estaba allí, al otro lado de la puerta, campos verdes y grandes casas de piedra, y brazos que le darían calor. Abrió la puerta…
—… al dragón…
Y vio a su hermano Rhaegar, a lomos de un corcel tan negro como su armadura. Dentro de su yelmo, a través de la estrecha hendidura para los ojos, el fuego ardía.
El último dragón —susurró lejana la voz de Ser Jorah—. El último, el último.
Dany levantó el visor negro. El rostro que vio tras él era el suyo propio.
Después, y durante largo rato, sólo hubo dolor, fuego y susurros procedentes de las estrellas.

juego de tronos, daenerys ix

 

La imagen de la visión de Rhaego como adulto es muy esclarecedora. Vemos cómo, de alguna manera, su corazón ha sido devorado por la magia y entregado al fuego. Vemos también que el sueño de Daenerys sobrevolando el mar dothraki se parece sospechosamente a la visión de la profetisa del dosh khaleen que recordábamos al inicio de este viaje. Mirri repite con insistencia que sólo la muerte puede pagar el precio de la vida. Pero intentando evitar el cumplimiento de una profecía no sabía que, en realidad, la estaba ayudando a nacer. Rhaego murió y su aspecto, según cuentan quienes lo vieron, era el de una criatura que llevara años muerta. En cambio, el nacimiento de los dragones estaba cada vez más cerca. El precio necesario para que esto sucediera estaba próximo a quedar liquidado.

Dany dio un paso hacia el fuego, y se dio cuenta de que había presentido la verdad desde hacía mucho tiempo, pero el brasero no había sido suficiente. Las llamas bailaban ante ella como las mujeres que habían danzado el día de su boda: giraban, cantaban, movían sus velos amarillos, naranjas y rojos, temibles pero hermosas, muy hermosas, con la vida del calor. Dany les abrió los brazos; su piel se sonrojó, brilló.
«Esto también es una boda», pensó. Mirri Maz Duur ya no gritaba. La esposa del dios la consideraba una niña, pero los niños crecen, y los niños aprenden.
Un paso más, y Dany sintió el calor de la arena en las plantas de los pies, incluso a pesar de las sandalias. El sudor le corría por los muslos, entre los pechos, y se deslizaba por sus mejillas, donde antes había habido lágrimas. Ser Jorah gritaba a su espalda, pero ya no le importaba; lo único que importaba era el fuego. Las llamas eran hermosas; eran lo más bello que había visto jamás; cada una de ellas parecía una hechicera con túnica amarilla, naranja y roja, cada una con su capa de humo. Vio leones de fuego rojo, y grandes serpientes amarillas, y unicornios de color azul pálido; vio peces, zorros, monstruos, lobos y pájaros brillantes, y árboles en flor, cada uno más bello que el anterior. Y vio un caballo, un gran semental gris de humo; sus crines eran un halo de llama azulada.
«Sí, mi amor, mi sol y estrellas, sí, monta, cabalga ya».
El chaleco empezaba a humear, de manera que Dany se lo quitó y lo dejó caer al suelo. El cuero pintado ardió, mientras ella seguía avanzando hacia el fuego, con los pechos desnudos iluminados por las llamas e hilillos de leche fluyendo de los pezones rojos e hinchados.
«Ahora —se dijo—. Ahora». Por un momento vio a Khal Drogo ante ella, a lomos de su semental de humo, con un látigo de fuego en la mano. Él sonrió, y lo hizo restallar siseante contra la pira.
Oyó un crujido, el sonido de la piedra al quebrarse. La plataforma de madera, hierbas y hojas se estremeció y empezó a derrumbarse. Le cayeron encima brasas y cenizas, como una lluvia. Y también algo más, algo que rodó hasta ella y fue a detenerse a sus pies: un trozo de roca redondeada, color crema con vetas de oro, humeante. El rugido llenó el mundo, pero, entre la lluvia de fuego, Dany alcanzó a oír los gritos maravillados de mujeres y niños.
«Sólo la muerte puede pagar el precio de la vida».

juego de tronos, daenerys x

 

Durante buena parte de Juego de Tronos, vimos a Daenerys poner los huevos de dragón sobre las ascuas del brasero en su tienda dothraki. Ahora, releyendo el pasaje de la pira de la que nacieron finalmente los dragones, nos damos cuenta de que todo en este viaje nos llevaba inexorablemente hasta justo este final. La pira era una boda. La unión entre la magia de la vida y la magia del fuego. Los dothraki lo recuerdan aunque ya no sepan el porqué y por eso todavía entregan al fuego a los señores de los caballos; los Targaryen lo sabían pero olvidaron el significado último del ritual. ¿Qué otras sorpresas nos aguardan tras estas historias?

La procesión aguardó en la orilla cubierta de hierbas, mientras Dany se despojaba de las ropas manchadas. Caminó desnuda hacia las aguas. Irri le había dicho que el lago no tenía fondo, pero ella sintió el lodo blando entre los dedos de los pies al avanzar entre los juncos altos. La luna que flotaba sobre las aguas se rompió y volvió a rehacerse con las ondas concéntricas.

juego de tronos, daenerys v

 

La luna Daenerys se rompió en el mar dothraki al contacto con el fuego de la pira de su sol y estrellas, Khal Drogo. De su unión nacieron los dragones. Drogon, el mayor de ellos y montura de su madre, será el Semental que Monta el Mundo.

—El khalasar de Drogo se ha marchado —dijo.
—Un khal que no puede cabalgar no es un khal —dijo Jhogo.
—Los dothrakis sólo siguen a los fuertes. Lo siento, princesa; no pudimos retenerlos. Ko Pono fue el primero en marcharse, después de nombrarse a sí mismo Khal Pono, y muchos lo siguieron. Jhaqo no tardó en hacer lo mismo. El resto se fueron yendo noche tras noche, en grupos grandes o pequeños. En el mar dothraki hay una docena de khalasars nuevos que han sustituido al de Drogo.
—Se han quedado los viejos —dijo Aggo—. Los cobardes, los débiles y los enfermos. Y los que juramos lealtad. Nos hemos quedado.

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Los dothrakis ya lo saben. La historia del alumbramiento fabuloso de la khaleesi de Drogo, del bebé con escamas de lagarto, muñón de cola y alitas de cuero, se extiende por el mar dothraki gracias a las mujeres del khalasar que un día perteneció a su padre. Como las ancianas y sabias del dosh khaleen no pueden errar en su predicción, para ellas, para este pueblo nómada y supersticioso, la profecía se habrá cumplido cuando vean a Daenerys en su montura: El Príncipe cabalga, será el Semental que Montará el Mundo y su nombre es Drogon.

Drogon dragón Daenerys

Drogon, por Iren Bee

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